ZAMA
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
EL CINE ESPIRITUALIZADO
Zama,Argentina-España-Francia-Holanda-EstadosUnidos-Brasil-México-Portugal-Líbano-Suiza, 2017.
Escrita y dirigida por Lucrecia Martel
**** Obra maestra
En la cuarta película de su carrera, Martel abandona Salta y el tiempo presente y viaja a otro siglo. En esta versión alucinada del Virreinato del Río de la Plata, los clásicos temas de las asimetrías sociales y el deseo en el cine de Martel persisten, y a su vez la realizadora profundiza la poética de su cine.
En el capítulo 11 de Zama, la magistral novela de Di Benedetto publicada en 1956, se puede leer: “Yo, en medio de toda la tierra de un Continente, que me resultaba invisible, aunque lo sentía en torno, como un paraíso desolado y excesivamente inmenso para mis piernas”. Un poco después, Zama dice: “Estaba espiritualizado”.
En el párrafo precedente se abrevia la clave poética que Lucrecia Martel pone en funcionamiento para filmar una novela escrita como un interminable soliloquio pródigo en descripciones endemoniadamente precisas y razonamientos abstractos sobre la conciencia y sus padecimientos, un tipo de enunciación infilmable. El propósito es el siguiente: materializar la incompatibilidad entre el personaje y el territorio (simbólico); denotar sin voz en off alguna la experiencia subjetiva de Don Diego de Zama, un corregidor de la Corona española emplazado en la aridez de un orden civilizado apenas en ciernes que desea regresar a Buenos Ayres para ver a su esposa y sus hijos y volver al viejo continente.
Martel se concentra aún más en lo esencial de lo esencial de la prosa perfecta de Di Benedetto, exenta de artificio y desvíos gratuitos. La espera del personaje es evidente desde el majestuoso plano general de inicio en el que aguarda una embarcación; el reclamo del instinto, única expresión de su conducta que lo liga al presente, también se acredita en la escena siguiente: Zama espía a varias mujeres desnudas, españolas y autóctonas, entre ellas, Luciana, una mujer que le suscita una irrefrenable fantasía.
Todo el film evoluciona intensamente hacia un estado de conciencia en el que Zama habrá de renunciar a la espera y el deseo, disolviéndose en un discreto sentido de supervivencia. Mientras atiende algunas cuestiones vinculadas a las rutinas de su oficio, su última aventura pasará por atrapar a un bandido llamado Vicuña Porto. Los movimientos narrativos se atienen a las peripecias de la conciencia y las acciones específicas de un oficio ingrato.
Lo extraordinario de Zama reside en la concentración de cada plano, que remite a la exigencia de cada página de su origen literario. Como si estuviera filmada directamente en 1790, la cámara atestigua las costumbres, el orden social, las creencias, el cuerpo de los hombres, la singularidad del ecosistema. Cualquier escena tomada al azar transmite la distancia y la rareza de otro tiempo. En una reunión de Zama con su superior, una llama entra en escena y el comportamiento del cuadrúpedo parece ser el apropiado a la cotidianeidad de ese mundo. Es un ejemplo de interacción propio de otro mundo.
Martel ha insistido en que su película tiene como eje un dilema de identidad. Cuando la presencia de los originarios de América se vuelve manifiesta en el relato, el contrapunto entre Zama y los otros es puesto en primer plano. El trance antropológico para el personaje ya es absoluto; está espiritualizado. Pero no solo él. En esos últimos minutos la experiencia cinematográfica, firme y sujeta a un concepto sonoro de una magnitud desconocida y de un sistema de encuadres meticuloso, alcanza su apoteosis. Se espiritualiza el cine, se transporta (en canoa, como Zama) a otro mundo y se libera de la esclavitud de las convenciones que ha mutilado el asombro.
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Posdata:
Después de algunas afirmaciones tempranas que expresé en distintos lugares sobre Zama, algunos colegas afilaron sus garras y empezaron a repartir golpes e invectivas directas e indirectas sobre mis declaraciones, que sentí pasar como si yo hubiera adquirido la velocidad de un practicante avanzado de aikido. Mal que les pese, todavía puedo decir con absoluta tranquilidad que Zama es el mejor film argentino de este joven siglo.
A mis colegas, a quienes suelo considerar con sincero cariño, ya sea que pertenezcan a la secta del perro, a la escuela literaria reduccionista de Córdoba o a la gran secta anárquica de la boloñesa con distintas sedes en el país, les cuento que he decidido escribir un pequeño libro sobre Zama. Tal vez entonces pueda llegar a desplegar del todo lo que creí ver la primera vez que me enfrenté al film de Martel y las cinco veces posteriores que lo vi.
Esto explica que no me haya extendido en demasía en esta crítica que publiqué en otra ocasión para un diario argentino.
No me sonrojo ni vacilo al reafirmarlo: Zama es la mejor película argentina del siglo, una anomalía absoluta para todo el cine argentino (y latinoamericano).
*Esta crítica fue publicada en otra versión por el diario La Voz del Interior en el mes de septiembre de 2017.
Roger Koza / Copyleft 2017
que sea la mejor peli argentina del siglo no quiere decir que sea buena
Lo que dice no tiene sentido, con todo respeto. Saludos.
Celebro que un critico se disponga a pensar y reflexionar sobre una película, lentamente nos hemos acostumbrado a que la critica cinematográfica se limite a unos pocos comentarios sobre el Film. Por suerte hay excepciones. Espero ansioso ese pequeño libro sobre Zama. Saludos.
Muchas gracias por su comentario. R
Acaso lo del anónimo se pueda expresar mejor así: que Zama sea la mejor película argentina del siglo no implica que sea una obra maestra. Sino que aun con sus problemas está muy lejos del resto de sus contemporáneos, sobre todo regionales. Pero que sea una anomalía absoluta habla mal del resto, sin que sea necesario canonizarla. Sea como sea, ojalá solo sea la excusa para ese libro necesario sobre el cine latinoamerocano.
Esto me suena muchísimo mejor; algo así es lo que pienso; un oxímoron: una obra maestra fallida… Quizás. Saludos. R
Estimado Roger,
No alcanzo a entender por qué una obra maestra sería fallida. Vi Zama un par de veces y la considero una obra extraordinaria. ¿Obra maestra? Por qué no. ¿Cuáles serían esas obras maestras indiscutibles, e indiscutibles para quienes? Me recuerda el libro de Clarke. Más difícil aún, ¿cuáles –podríamos afirmar hoy– son obras maestras indiscutidas del siglo XXI? Creo que es suficiente con decir que no hay otro film de esta magnitud en la Argentina en este siglo (y posiblemente tampoco en las cinematografías vecinas, ¿y en el mundo, cuántas?). Desde una perspectiva crítica cualitativa, ¿qué resulta fallido del film? Vengo escuchando a varios colegas de la Academia hablando de una obra «demasiado perfecta», lo cual es, para ellos, un demérito. No entiendo. Me parece que habla más de una posición impertérrita de los críticos que del film mismo.
«Fallida» en un sentido que no lo es, o en tanto que le cuesta a muchos verlo así. Por mi parte, no tengo la menor duda, pero me llama la atención la recepción del film. Lo que usted dice es exactamente lo que pienso. R
Me parece que hay algún desconcierto con Zama, como si la película no hubiera respondido a ciertas expectativas que son por otra parte diversas y difíciles de precisar, pero que tal vez pasaban por la idea de que iba a estar más cerca de La mujer sin cabeza, una película más precisa y más fácilmente conceptualizable.
Tal vez en este sentido Zama se parezca un poco a La niña santa, la directora va en busca de algo que está más allá de la percepción corriente y lo hace atreviéndose a explorar el lenguaje del cine incluso más allá de su propia seguridad. Me parece un contrasentido hablar aquí de una obra perfecta o pensarle en esos términos, creo que es la más libre y la más arriesgada película de Lucrecia Martel y que sería muy bueno esperar que su influencia se empezara a percibir en el curso del tiempo más que en la recepción inmediata. Zama es difícil de agarrar, difícil de encerrar, incluso las mejores críticas se hacen cargo de esta cualidad de la obra. Juzgo en este sentido el desconcierto de cierta crítica como otra señal del valor de la obra.
Saludos
Estimado Marcelo: cuando la vi supe de inmediato que se trataba de algo extraordinario y libre. Nadie había escrito nada por ese entonces, porque no se había estrenado. He escrito cuatro textos y le dediqué un programa de televisión y otro de radio. Yo creo que es la película más arriesgada de Martel, y comparto que asume los riesgos de La niña santa, pero aquí la cosa va más allá. A su vez no quiero esperar la cómoda distancia que prodiga el tiempo para pensarla y proponer una lectura. Quiero pensarla ahora y decir todo lo que en el tiempo de su aparición se pueda decir. Lo que me molesta de la crítica contemporánea es su falta de atrevimiento, o su cómodo conservadurismo. Asumir el riesgo de proponer algo, cuando así se cree, y entonces decirlo, aunque los colegas protesten y te adjudiquen cualidades negativas. Las grandes afirmaciones de hoy están siempre situadas en el pasado. Intento pensar en el presente sobre el presente. Es, sin duda, lo más difícil. Saludos. R
Leo los comentarios y me atrevo a decir una cosa: Zama es grande -siendo perfecta o imperfecta, da igual- porque la esencial de su conjuro, está en la mezcla de hierbas que Martel utiliza para que una película en clave de pasado, nos atice y punce con mayor fuerza en el presente; tanto así, que deja desorientado a todo mundo, sobre todo a los latinoamericanos. Suerte Roger, espero leer ese libro.
Me parece que el debate de este post se torna confuso porque van superpuestos varios ejes de discusión: la relación de la película con la novela, las ambiciones de la película, sus logros, la afirmación de Roger de que es la mejor película argentina del siglo y la recepción crítica que la película tuvo. Si bien todos estos ejes se pueden cruzar, también se pueden discutir por separado. Por ejemplo: Yo puedo estar de acuerdo con la siguiente afirmación: «El propósito es el siguiente: materializar la incompatibilidad entre el personaje y el territorio (simbólico); denotar sin voz en off alguna la experiencia subjetiva de Don Diego de Zama, un corregidor de la Corona española emplazado en la aridez de un orden civilizado apenas en ciernes que desea regresar a Buenos Ayres para ver a su esposa y sus hijos y volver al viejo continente». O en este otro: «Lo extraordinario de Zama reside en la concentración de cada plano». O en este: » En esos últimos minutos la experiencia cinematográfica, firme y sujeta a un concepto sonoro de una magnitud desconocida y de un sistema de encuadres meticuloso, alcanza su apoteosis». Y sin embargo no infiero de ahí que sea la mejor película argentina del siglo, así como tampoco que sea la mejor de Martel. Al contrario, acuerdo con los párrafos arriba citados, pero creo que, pese a sus altas ambiciones artísticas, es la primera película fallida de Martel.
No leí el libro así que no lo tomo como base para pensar la película: está claro que es posible hacer esto con cualquier película que remite a un precedente literario: tener en cuenta la novela es tan lícito como no tenerla en cuenta y de ahí se pueden escribir muchos ensayos sin que uno invalide a otro.
Por otro lado, está la cuestión de la recepción crítica. Leo reiteradamente que la obra produce perplejidad. Yo no percibo que la recepción sea de perplejidad, sino más bien de discrepancias: para algunos, como Roger, es una obra maestra, para otros no, alguno puede detestarla y otros valorarla con reparos. Como son distintos puntos de vista, eso no produce ninguna perplejidad sino diversas valoraciones.
Es claro que la premisa de la que parte Roger es fuerte: la mejor película argentina del siglo. Convengamos que una afirmación tan categórica está expuesta a generar discrepancias, porque muchos otros pueden preferir otras películas de este período (de hecho, alguna de las otras de Martel, por ejemplo) sin que eso implique descalificar la tesis de Roger. Creo que en la postdata Roger se refiere a comentarios maliciosos referidos a su audaz tesis de la superioridad comparativa de Zama con el resto de las películas argentinas de este siglo. Para mí está claro que uno también puede discrepar respecto de esa supremacía sin malicia.
Es muy bueno que la controversia estimule a que Roger escriba el libro: quizás un análisis más detallado pueda destacar aspectos que hasta ahora no se tuvieron en cuenta; incluso el libro es probable que sea muy bueno sin que necesariamente uno se convenza de la tesis «fuerte» de Roger.
Yo escribí un texto breve sobre Zama y por ahora no se me ocurre agregar más nada porque la película no me apasionó, ni para exaltarla ni para demolerla. Podría decir que concuerdo con la interpretación que Roger hace, pero la película no me despierta su entusiasmo. Eso no me pone perplejo, sino más bien distante de la película e interesado por leer el libro que Roger escriba.
Muchas gracias, de todo corazón, por el comentario que has dejado. Quisiera poder responderlo ya, pero, nunca tuve menos tiempo para hacerlo que en el día de hoy y los próximos veinte días. No puedo, empero, leer y no decir nada, porque te has tomado un buen tiempo para leer y responderme. Leí tu nota ni bien se publicó, y me pareció una de las lecturas más sólidas sobre Zama. Discrepar en este caso me ayudará -personalmente- a ir a fondo con lo que creí ver. Lo mismo me pasó con la nota de Nicolás Prividera, en la que se nota menos la decepción; algunas otras, no muchas más, están entre las que me han servido para poner en duda mis argumentos y percepciones (me interesó lo que ha dicho Emilio Bernini y, en cierta medida, y también para mi sorpresa, lo que publicó Quintín en Perfil, cuya tesis más fuerte y a favor en ese texto es un poco lo que quise decir por otros medios en los 4 textos que he escrito sobre el film al día de la fecha). De todas formas, tomaré los buenos argumentos y los no tan razonados pero sí apasionados (y en ocasiones con ostensibles objetivos maliciosos, que tampoco siento la necesidad de descalificar), pues todo me ayudará a esclarecer si lo que pienso del filme es posible de ser sostenido y defendido. Sobre todo lo que he leído trataré de responder en este potencial libro, el que quisiera empezar a escribirlo en enero. Seguramente, si logro hacerlo (y estar a la altura de mi deseo), será una abierta polémica con muchos colegas, más allá que no es ese el objetivo central al que deseo encaminarme. Un gran abrazo. R
Algo más, Oscar: no dejes de leer las tres novelas de la espera de Di Benedetto. Lo que sucede con el lenguaje en esos textos es digno de admiración y sorpresa. Pocas veces leí a un escritor con tanto interés y perplejidad. Se trata de una forma de escritura que exige una peculiar atención y sensibilidad de la inteligencia.
Asimismo, quisiera agradecer a los otros lectores que han dejado aquí sus comentarios, y a los que le debo una mejor respuesta en cada caso.
Muchas gracias.
R
Aquí se puede leer el texto de Cuervo: http://tallerlaotra.blogspot.com.ar/2017/10/todos-tienen-algo-que-decir-de-zama-y.html
Aquí se puede leer el texto de Quintín: http://www.perfil.com/columnistas/lucrecia-martel-autora-del-quijote.phtml o https://lalectoraprovisoria.wordpress.com/2017/10/15/lucrecia-martel-autora-del-quijote/
Aquí se puede leer el texto de NP: http://www.conlosojosabiertos.com/presente-extraviado-zama/
Aquí se puede leer el texto de Bernini: http://kilometro111cine.com.ar/el-hundimiento/
Muchas gracias, Roger. Seguiremos conversando sobre Zama (la película y la novela, en cuanto pueda leerla). Y esperando tu libro (en consonancia con las novelas de espera…)
un gran abrazo
oscar
A mí me pasó que ver esa película me causó algo como un asombro. Entendí algo que decía Jean-Claude Bernardet de las películas de Glauber Rocha y de Rogerio Sganzerla: son febriles, delirantes. Tienen fiebre. Sentí eso viendo Zama. No entendía mucho, pero querría estar ahí, sentir eso oler a vómito. Fue grandioso verla y me tocará una vez más.
¿Dónde quedó el susodicho libro, estimado Roger? Como espectador primario de la película, recién lector de la novela, sólo puedo enunciar la intriga que suscitas con dicho anuncio suelto en los andares de 2017.
¡Saludos desde México!