Starlet

Por Roger Koza

La llegada de la presidenta Cristina Fernández (en principio por el II Encuentro Nacional de Comunicación Audiovisual, y después por la proyección del documental sobre Néstor Kirchner) trastocó la calma primaveral del Hotel Provincial, donde se hospeda la mayoría de la prensa nacional e internacional. Hasta ahora la 27 edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata parecía aislada de la controversia política que se vive día a día en el país. Más de 40 custodios vestidos de negro se entremezclaban con los participantes del festival. Un nuevo paisaje, un cambio de ritmo: de aquí en adelante, el festival adquirirá mayor visibilidad que nunca.

Pero no sólo llegaba una figura estelar de la política; también llegaba la bellísima y talentosa actriz Sandrine Bonnaire. La estrella francesa, lógicamente, no necesitó guardaespaldas, pero para el festival no deja de ser una noticia importante. Es una figura rutilante del cine europeo, un ícono del cine francés de los últimos años.

Sin figuras y con no mucho presupuesto, Starlet, interpretada por una actriz (aún) ignota, Dree Hemingway (hija de Mariel Hemingway y bisnieta del famoso escritor), puede ser uno de los filmes ganadores, un título arriesgado en la competencia. El tema, sin duda, le interesará a uno de los miembros del jurado, el director Bertrand Bonello; la bella intérprete bien podría haber salido de L’Apollonide, el último filme de Bonello, sobre los prostíbulos crepusculares del siglo XIX.

Con la presencia del director, Sean Baker, el programador que presentó el film advirtió que “tenía escenas de sexo explícito”. Si uno se guía por el relato, la escena aludida es imprevisible. Dos chicas jóvenes y un chico de la misma edad viven en un departamento en Los Ángeles. No se sabe muy bien de qué viven, pero les alcanza para alquilar y tener un auto, entre otras cosas. El secreto de sus economías se revelará más tarde. De casualidad, Jane (Hemingway) le comprará un termo a una anciana en una feria callejera. Lo que ella confunde con un florero vendrá con un regalo: 10.000 dólares. Esto llevará a una relación entre la joven y la anciana, que arranca bajo la desconfianza y termina con un posible viaje a París.

Starlet es un interesante y preciso retrato de la banalidad y economía estadounidenses sin el desprecio característico del cine indie a la hora de centrarse en el microcosmos de una clase media trabajadora a la deriva. Baker no es el gran John Cassavetes, pero su película en ciertos pasajes remite al genio de Faces, sobre todo porque Baker no juzga nunca a sus personajes, incluso si las chicas son estrellas de películas condicionadas.

Starlet puede ser la gran sorpresa del festival y una ganadora inesperada, aunque la rumana Beyond The Hills, de Cristian Mungiu, empieza a ser la favorita de todos. Un filme sobre la fe y/o la locura (según cómo se conciba e interprete el exorcismo en pleno siglo XXI) parece más apropiado que uno sobre la ternura inesperada entre una actriz porno y una anciana solitaria.

Roger Koza / Copyleft 2012