35 RHUMS
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Escrita y dirigida por Claire Denis
*** Hay que verla
Una obra supuestamente secundaria en la obra de Denis, una película secretamente extraordinaria.
En ciertas ocasiones, sobre todo cuando se trata de grandes cineastas, el plano inicial es una revelación de la película completa, un holograma del porvenir. Aquí se ven un par de planos generales de las afueras de París al anochecer: los trenes van y vienen mientras suenan los tersos acordes de Tindersticks. Sobre esas imágenes se podrán leer los nombres de todo el elenco al unísono. Es un signo del film, su secreto sociológico.
Sucede que 35 rhums no es un filme de individuos aislados, algunos de ellos descendientes de inmigrantes africanos y todos proletarios, sino el retrato amoroso de una comunidad mínima en la que existe entre sus miembros un cuidado tácito. Hay aquí un modelo social a contracorriente: el egoísmo brilla por su ausencia, la solidaridad es un ethos.
El drama es mínimo. La cotidianidad de Lionel, un maquinista de un tren público, y su hija mayor, Joséphine, que estudia sociología, las apariciones ocasionales de un posible pretendiente, Noé, que vive en el piso de arriba, y una vecina que vive sola y trabaja en un taxi, Gabrielle, y que está enamorada del maquinista. No son precisamente las condiciones necesarias para el escándalo y la explosión dramática, pero habrá un compañero de trabajo de Lionel que sí tomará una decisión extrema. Jubilarse no siempre significa un tiempo de júbilo.
Como en Bella tarea y Chocolate, Denis retoma discretamente la diáspora africana en el viejo continente y la inviste, oblicuamente, de una lectura política sobre el orden mundial, lo que se explicita en una clase universitaria y en una protesta posterior. La novedad aquí pasa por sugerir un modelo elástico de familia, más allá de los vínculos sanguíneos, aunque Edipo es una presencia diluida pero tangible. Denis, en ese sentido, tan sólo insiste en la extrema cercanía entre un padre y una hija, y un viaje que Lionel y Joséphine harán a Alemania aportará un nuevo elemento simbólico que explica en parte esa relación amorosa que jamás posee un rasgo perverso (incluso ayuda a descifrar algunas actitudes de Joséphine como estudiante y el sentido de sus intereses académicos).
Muchos dirán que 35 rhums es un film menor de Denis, aunque una mirada más atenta descubrirá que esta obra es ocultamente magistral y soberbia. La dignidad con la que se presenta a los trabajadores ferroviarios y los placeres de quienes simplemente se limitan a cumplir un horario es extraña al cine. Más inusual aún resulta filmar el ejercicio mismo del afecto, incluso como si se tratara de una fuerza de resistencia frente a la injusticia de todos los días.
Esta crítica fue publicada en otra versión por el diario La voz del interior en el mes de junio 2012
Roger Koza / Copyleft 2012
Coincido plenamente en el enfoque que hacés de esta película. Sobretodo en el último párrafo y en esa frase que habla de una directora que muestra los placeres de esta gente. Yo disfruté con todos los sentidos, la escena del bar, luego de la lluvia y el coche averiado. Me hizo recordar esos huevos fritos mañaneros en Big Night, otro momento de disfrute.
Abrazo.
Para mí la película podría haber sido excelente, y es sólo muy buena, por la innecesaria inserción de las escenas universitarias y de protesta. En esos momentos el film deja de sugerir y se vuelve enfático. Una lástima esa concesión innecesaria al tercermundismo de exportación.
Por lo demás, White Material (la película siguiente de Denis) me pareció la más fallida de su carrera.
Saludos,
L.
L: es cierto que la protesta sobre todo parece estar de más, pero es cierto también que forma parte de la vida de J. De los otros vemos algo, excepto de Noé. White Material, por otra parte, mejora en un segundo visionado. Saludos. RK
En todo caso, el modo como muestra esa parte de la vida de J no me interesó, la película pierde el tono en esas escenas, como si desafinara.
La vi dos veces: para mí empeora.
Saludos,
L.
Me interesa el concepto: desafinar. Creo que allí la nota está al limite pero sigue en tono melódico. No te podré convencer sobre WM. Podría insistir: ¿la viste en cine? Saludos. RK
No, WM a vi en mi casa. De todos modos, descreo de ese falso axioma según el cual una película «mejora en el cine»; se la ve -quizá- mejor, se pueden apreciar más lgunas cosas (o peor, si son esos cines de arte pésimos como el de Belgrano que acaba -con mucha razón- de cerrar), pero nada -para mí- mejora o empeora en el cine.
En cuanto a la desafinación, hay películas que hacen bien en desafinar en algún momento -o quizá con más precisión, no desafinar sino apartarse por un rato del tono preponderante. Por ejemplo, la excelente Carancho se va de tono en la fiesta de 15 años, y eso está bien porque le da aire a la película; por el contrario, Elefante blanco no deja ni un segundo de atosigar visual, sonora y argumentalmente al espectador; nunca desafina, y eso la hace (entre otras cosas, acaso más importantes) fallida. Me fui por las ramas.
Saludos,
L.
A mí en el cine me gusta cualquier cosa! ayer nomás me metí a ver Blancanieves!! (que le pasa al reseñista de Pag/12??? que droga esta tomando?) por suerte me dormí en las casi cómodas butacas. Y me llamó la atención la textura del maquillaje palido de Charlize Theron y la cara de Paleta de Kristen Stewart con los dos dientes de conejo siempre en 1º plano!! Los yankees estan entronizando a todo redneck/white trash que se les cruce, son sus potenciales guerreros en la guerra santa que estan diseminando por el mundo.
Vuelvo a la discusión que se había iniciado sobre la escena de la protesta en el puente en 35 RHUMS. Yo la encuentro pertinente por dos motivos: 1) en algún momento tenía que expresarse una postura diferente, más rebelde digamos, al conformismo y pasividad de los personajes (y a la frialdad con la que se habla de la deuda de los países del sur en la clase en la universidad); 2) hacía falta un fuerte rival para que Josephine dude si quedarse o no con Noé. Cuando vuelvan a ver la película, fíjense que esa escena está expuesta de manera muy poco realista (con los manifestantes quietos y expectantes, en silencio, hasta que repentinamente avanzan). Un reclamo estudiantil no es una concesión for export, forma parte de la vida universitaria.
Saludos.
Sí, estoy completamente de acuerdo contigo. RK
Fernando (para continuar el intercambio iniciado en tu «espacio»): A mí me parece que la manera de filmar la escena de la protesta, tal como la describís: quietud, expectativa y luego avance, tiene que ver, en general, con cómo está concebida la película (de ahí la modalidad Ozu, por decirlo así). Quiero decir: es como si todos pasaran por esa secuencia que mencionás. Josephine en muchos momentos está como quieta, expectante y luego avanza (con el padre, por ejemplo, en su cuidado hacia él, lo observa y actúa [interesante lo de la olla de arroz); el padre y cómo va testeando a Noé (quietud, observación y avance [ingreso al depto de este). Gabrielle que fuma y espera y avanza (va a la casa del padre de J., insiste pero con cautela). El empleado ferroviario que toma la drástica decisión: se queda quieto también, expectante y luego «avanza» frente a las vías que ya lo habían matado simbólicamente, etc. Y lo de Ozu lo sostengo por la cámara fija frente a marcos, pasillos, mientras van y vienen, salen de y entran a campo los personajes (quietud y avance, avance y quietud). Así que diría que no sé si se trata de una modalidad poco realista la forma en que se muestra la manifestación estudiantil.
Un plus: bella la escena de los nenes alemanes con los faroles. Nada de noche americana. Filmación con la poca luz natural que queda.
Saludos.
Ema
Interesante lo que decís, Ema, pero yo veo al joven negro que encabeza la manifestación mucho más decidido y enérgico que el resto de los personajes de la película, que no parecen tener muy claro qué quieren o qué hacer con sus vidas. Y una cosa es que estén quietos para después avanzar, y otra que estén en silencio y luego avancen sin cantar ni gritar consignas. Es una escena resuelta de manera extraña, tal vez por eso me gusta.
Me pareció una película por la mitad. Se queda a media agua, a medio trayecto. Parece que va explorar un recorrido detenido y casi estático de la vida de un grupo de personas enamoradas, sus idas y vueltas, sus pequeñas grandes crueldades, sus deseos no expresados, lo que sería interesante y novedoso, y de repente empieza a jugar con la construcción convencional del cine de todos los días. Todo se vuelve una especie de alarde narrativo -por lo que oculta y deja afuera y no dice- que no llega a inquietar porque se revela como pura manipulación y capricho. En fin, me decepcionó, me hubiera gustado algo que empujara los límites, que se decidiera por la vida.