AMERICAN SNIPER (01)
LA LEY DEL MÁS FUERTE
Por Nicolás Prividera
Un guerrillero iraquí mata a un niño indefenso taladrándole la cabeza. El soldado Chris Kyle respira aliviado cuando el que tiene en su mira arroja su arma. Pero no le tiembla el pulso cuando debe dispararle a uno (al que su propia madre le da una granada en plena calle…), como en esa primera escena rota por un largo flashback donde se nos expone la moral guerrera: “hay lobos, hay ovejas, y hay guardianes de ovejas”. Ya sabemos a qué está llamado el buen Kyle, y a qué se siente llamado Eastwood al firmar una película como American Sniper, basada en “hechos reales”. Pero no se trata de un desvío en su carrera, y mucho menos una película neutral, tibias defensas que los acríticos ensayan para defender la evidente fe de otra exitosa película de reclutamiento, ya no en el estilo westerniano de Wayne en The Green Berets, claro, sino con el aparente distanciamiento de Bigelow en The Hurt Locker. Pero no se trata de meras elecciones personales, así en la guerra como en el cine.
La película de Eastwood permite ver con claridad aquello que Bigelow intentaba velar: el neo film de guerra como último estadío del héroe quebrado del poswestern. Ese pistolero traumado es la contribución post-Corea y Vietnam al cine bélico: de The Deer Hunter (curiosamente bautizada entonces como la ahora llamada Francotirador) a Saving Private Ryan, pasando por Platoon. Del profético Elias de Stone al profesoral capitán de Spielberg, el cine bélico pasó por el deshielo del western a mediados de los años sesenta. El mismo Eastwood había explicitado esa deriva en Unforgiven, haciendo emerger lo que se perfilaba con en los últimos westerns de Ford y los primeros de Peckinpah. Eastwood parecía alejarse allí del maniqueísmo wayneamo de Heartbreak Ridge, y haberlo enterrado definitivamente en su díptico sobre la segunda guerra mundial (Flags of Our Fathers y Letters from IwoJima), donde echaba una mirada impiadosa sobre la impostura y piadosa sobre los vencidos. Pero entre una y otra estaban también Mystic River y Gran Torino, en las que volvía a primer plano la moral del western más conservador, con su elíptica postulación de la ley del más fuerte.
No se trata sin embargo de una contradicción, y aquí está American Sniper para probarlo: hacia el final de su carrera, Eastwood reúne esas miradas aparentemente divergentes en la misma película, y una se impone claramente sobre la otra (ese es, postulamos, su eje central: la vieja asunción de la necesariedad de la guerra). Mientras todos a su alrededor parecen no terminar de entender su misión (no solo su esposa, sino también ese soldado que según Kyle muere “por dudar”), el American Boy que encarna Bradley Cooper tiene todo claro desde que su padre le enseño la citada frase en la infancia. Así, cada atentado a los Estados Unidos que ve por TV le sirve (como a la película misma) para reafirmar su vocación. Kyle no duda nunca (suda, suspira, pero nunca vacila) como queda claro en la escena donde le dice al psicólogo que lo que lo atormenta no es haber matado sino “no haber salvado más vidas”. A la inversa que en Fury (la otra maquinaria bélica del año), donde se relata el aprendizaje en maquina de matar de alguien que se resiste a la guerra, en American Sniper Kyle no aprende nada: somos nosotros los que, una y otra vez confrontados a su convicción (a su punto de vista, que es el que Eastwood sigue a pie juntillas), terminamos por aceptar su simplista visión sobre ovejas, lobos y buenos guardianes.
Desde ya, American Sniper elude (con la irritada modestia de Kyle) aquello que Fury ni siquiera problematiza (porque nadie discute que se mate a un nazi por la espalda…), pero su justificación moral no es mucho más sutil, como tampoco lo es su retrato del enemigo. Esto no solo se ve claramente en el modo en que deja de lado toda precisión sobre la guerra y ese otro indiferenciado que solo puede ser victima o victimario, sino en el modo mismo en que presenta la silenciosa figura del francotirador iraquí, Némesis de Kyle eliminado limpiamente en un duelo final con música de Morricone. Se trata de la encarnación culposa de la ley del más fuerte: Eastwood nos muestra a quien podría haber sido el protagonista de una película simétrica que nunca veremos, porque el poder de fuego (bélico-cinematográfico) iraquí está muy lejos de Hollywood. Tanto como los blancos anónimos que mueren como en un videojuego. El público que convirtió American Sniper en un éxito en los Estados Unidos lo comprende mejor que la mayoría de los críticos locales, que asumen sin problemas el punto de vista que Eastwood exhibe sin ambages.
No es casual entonces que no haya sido ningún crítico sino Seth Rogen (que no es precisamente Michael Moore…) quien entrevea que “Amerian Sniper recuerda la película de propaganda nazi que Tarantino mostraba en Inglourius basterds”. Lo notable es que muchos pretendan confundir esa ceguera con una supuesta “suspensión del juicio moral” que películas como la de Eastwood presupondrían, como si no fuera más que otra versión de La libertad (simplemente cambiando un hachero en el campo por un soldado en el frente). Lo que demuestra una vez más que no hay nada más ideológico que la presumida pureza “aideológíca” que intentan leer en todo cine (salvo en el que les molesta ideológicamente…), enmascarada con el argumento idealista de que sería posible una mirada despojada de punto de vista. Esa excusa en el puro goce narrativo, que es precisamente el fantasma ideológico que Hollywood ha insuflado al cine desde The Birth of a Nation, haría posible disfrutar de esa misma película (o El triunfo de la voluntad, por poner otro ejemplo problemático) sin estremecimiento, aunque no imagino a ningún crítico defendiendo esa gozosa visión. No se trata de un límite extra-artístico impuesto desde un presunto exterior (cosa que el cine de Hollywood conoce bien), sino de que toda estética implica una ética. Lo contrario es el viejo futurismo fascista de Marinetti y el finísimo filonazismo de Jünger. O, para ser actuales, la renovada propaganda y sus avatares posmodernos.
“Este es el mejor trabajo del mundo”, dice Brad Piit en un repetido dictum de Fury (título jungerianament traducido como Corazones de acero): podría referirse a ser astro de Hollywood, pero en la ficción se refiere a ser soldado y “patearle el culo” a los malos. Con la misma simpleza texana de Kyle, el personaje de Pitt recita que “las ideas son pacíficas pero la historia es violenta”: Esa visión desideologizada de la violencia (inversión de la película de A History of Violence de Cronenberg) es todo lo contrario de la asunción marxiana de la violencia como “partera de la historia”, y se relaciona más con las estetización nazi de la violencia (que Tarantino reproducía literal y ciegamente en Inglourius basterds). No en vano se trata de personajes que ya no pueden defender una versión heroificada de la Historia (como la del cine bélico clásico) y asumen la violencia como redención mesiánica (nada benjaminiana, por cierto): la justificación final del argumento se encuentra en la propia muerte, si bien Eastwood se cuida de mostrarla en pantalla (porque no es un enemigo extraño el que acaba con la vida del buen soldado, sino uno de esos hombres quebrados que él insiste en representar). Se trata del cinismo que bajo la bandera del deber hacia los muertos reivindica la necesidad de la guerra, no de la épica homérica del vencido.
Como dice Hanna Arendt, “es de decisiva importancia que el canto homérico no guarde silencio sobre los vencidos (…) Esta gran imparcialidad de Homero yace en el comienzo de toda historiografía” y “se nos presenta ya claramente dividido en la polis misma entre las competiciones –las únicas ocasiones en que toda Grecia se juntaba para admirar la fuerza desplegada sin violencia– y los debates y discusiones inacabables”. Sería imposible resumir aquí los múltiples argumentos que la filosofa alemana esboza en su inconcluso ¿Qué es la política?, pero recordemos que “es bien sabido que los esfuerzos griegos por transformar la guerra de aniquilación en una guerra política no fueron más allá de esta salvación retrospectiva de los aniquilados que Homero poetizó, y fue esta incapacidad lo que llevó finalmente al derrumbe de las ciudades-estado griegas”. Para Arendt la clave de la política es precisamente la capacidad de incluir al otro, aun no perteneciendo a la misma polis: “Por eso es tan importante que la guerra de Troya, a la que el pueblo romano remontaba su existencia política e histórica, no finalizara a su vez con una aniquilación de los vencidos sino con una alianza y un tratado. (…) Lo que aconteció cuando los descendientes de Troya llegaron a suelo italiano y fundaron Roma fue, ni más ni menos, que la política surgió precisamente allí donde esta tenía su límite para los griegos y acababa, esto es, en el ámbito no entre ciudadanos de igual condición de una ciudad sino entre pueblos extranjeros y desiguales entre sí que solo la lucha había hecho coincidir”. Escrito en plena guerra fría, bajo el temor de la guerra total y definitiva, el texto de Arendt concluía asumiendo que “si las guerras son otra vez de aniquilación, entonces ha desaparecido lo específicamente político de la política exterior desde los romanos, y las relaciones entre los pueblos han ido a parar a aquel espacio desprovisto de ley que destruye al mundo y engendra el desierto. Pues lo aniquilado en este tipo de guerra es mucho más que el mundo del rival vencido: es sobre todo el espacio entre los combatientes y entre los pueblos, espacio que en su totalidad forma nuestro mundo sobre la Tierra”.
Nicolás Prividera / Copyleft 2015
Una corrección: el actor es Bradley Cooper, no Chris Cooper, que es bueno.
Gracias por señalarme el error. No pude mirar a fondo y corregir la nota de NP; estaba a punto de entrar a una película. Muchas gracias RK
Un agradecimiento profundo por estas palabras , Nicolás. Es de agradecer otra visión del contenido de esta problemática película, que la acostumbrada por otros críticos del país, de críticos de renombre, por cierto. Solo una aclaración: no es irakí, sino iraquí.
El error es mío porque se me pasó a mí al subir el artículo. Sospecho porque estoy en el extranjero y no estoy utilizando mi lengua. Ya lo cambié y gracias. RK
Muy esclarecedor el artículo, lo único que no me queda claro es la referencia a la película de Alonso.
Agradezco las correcciones… seguramente habrá más. No me detengo demasiado en ellas porque para mi estos textos no dejan de ser borradores, aun cuando no tengan otro destino. No dejo de repensar lo dicho a cada nuevo paso. Aquí va ya un agregado posible, en respuesta a comentarios dejados en twitter (espacio que termina siendo un modo de escapar de todadiscusión argumentada, que aquí reponemos):
Me resulta curioso ver que hay críticos que se enojan más con la “objeción” en un blog que ante una película que PARTICIPA de la guerra… Aunque la «ironia» de uno de ellos sobre que “alguien debe defender a la civilizacion occidental” deja todo claro: hay un problema peor que críticos que no saben reconocer una pelicula de reclutamiento, es que hay crítios a los que les encantan las películas de reeclutamiento.
No deja de ser curioso, cuando el mismo Clint quiere salir a aclarar que su película es sobre las “consecuencias” de la guerra o su estrella a decir que solo les interesaba el “estudio de una personalidad”, tal vez un poco molestos porque una conservadora revista de internet como National Review alabó a la película con la claridad que ellos jugaron a opacar: “La película le da a Estados Unidos algo que hanecesitado desde el comienzo de la guerra: un héroe de guerra en una escala verdaderamente nacional y cultural”. (ver http://www.clarin.com/mundo/Francotirador-Clint_Eastwood-Irak-Navy_Seals_0_1290471331.html).
Aun creyendo en las intenciones de Eastwood o Cooper, no se que otra lectura se podía esperar de “sutilezas” como el taladro, que derrumban todas las que los críticos favorables se empeñan en leer. Esa sobreinterpretación condescendiente funciona también a la hora de evaluar la “pura” narratividad de la película, llena de agujeros, banalidades, e inverosimilidades (por no hablar de un increible bebé de plástico…)
Es hora de que en vez de negar la carga ideológica de las películas (solo posible en esta época posmoderna hasta la extenuación, aunque la Historia haya vuelto con violencia) los críticos empiecen a revisar sus propios presupuestos ideológicos. Pero claro: si no reconocen los de una película de propaganda, difícil que quieran ver los suyos.
Brillante texto Nicolás. Eastwood confirma, sin que le tiemble el pulso, lo que insinuó en Mystic River. En 2003 en pleno auge del paradigma de la «guerra preventiva» Laura Linney abraza a un poderoso pero apesadumbrado Sean Penn y lo reconforta diciéndole que todos son débiles excepto ellos, que él es un león, que lo que hizo (ajusticiar equivocadamente a un inocente y perturbado amigo de la infancia) fue para proteger a su familia y que eso nunca puede estar mal; del mismo modo nunca puede estar mal invadir países a miles de kilómetros para proteger a los tuyos, porque en palabras de Kyle mejor enfrentarlos en el desierto Iraquí que en Los Ángeles. Para Eastwood es mejor sufrir cuadriplejía que perder, morir que sufrir cuadriplejía, o morir que ser débil, como lo demuestran Million Dollar Baby y Gran Torino. Esta pulsión de muerte es el legado del Eastwood crepuscular. La debilidad es sencillamente inaceptable. En correlato con la casi inexistencia de imágenes de cadáveres del 11S, America Sniper niega la muerte del héroe al negar las imágenes de su asesinato para dar lugar al agite de banderas, al recogimiento y por supuesto a la convocatoria (¿Implícita?) a los aspirantes a «guardianes de ovejas». No se que faltaría para que no queden dudas de la voluntad de reclutamiento de esta película, ¿Tal vez una placa negra con el numero de US Navy?
Efectivamente, la moraleja de los «pastores de ovejas» (inversión del mandato cristiano, por otra parte) es propio de Eastwood (el gran Padre del neoclasicismo reaccionario). Creo que me quedé corto: esta pelicula, como las de Bigelow, es algo más que otra de reclutamiento. Son películas que, como su éxito demuestra, sirven para fortalecer la posición interna de los defensores de las guerras preventivas en los USA. Ese es su público y su voluntad hegemónica. Por eso a estos heroes no les tiembla la mano ni siquiera cuando están solos (aunque nunca lo están…), a diferencia del los capitanes de Saving Private Ryan e incluso el de Fury, que llora cuando nadie lo ve. Los guerreros de Clint no lloran, y matan al que haga falta amparados en esa bandera que llevan hasta en su ataud (junto con la marcas de los que mataron, como muescas en el rifle). Mientras tanto, los críticos solo ven moraleja en textos como este, pero no en la película… Quienes son las ovejas, finalmente?
Ah no!! de Eastwood cualquier cosa, pero el «increíble bebé de plástico» no se mancha ehhhhhhhhhhh!! 😀
Sería interesante (para quien quiera tomarse el trabajo) relacionar American Sniper con dos films: «Jardines de piedra» y «The Deer Hunter».
Con respecto al primero, creo detectar cierto diálogo en algunos detalles, como la cuestión cíclica en los ritos funerarios, y el uso del destino que se arraiga en una casta aparte. Pensar en el final de la de Coppolla cuando Caan decide ir a Vietnam, luego del entierro del amigo, y lo que sucede al final de la de Eastwood, con el plano del ataúd y sus «muertos» como medallas que el soldado clava, gesto simétrico con el de Kyle anteriormente.
Por otro lado, en «Jersey Boys» Eastwood revisa tangencialmente las sagas mafiosas, mas evidentemente las de Scorsese, pero también El Padrino tiene un eco visible. Por eso no me parece descabellado que Eastwood haya tenido presente «Jardines de piedra».
Y con «The Deer Hunter» hay referencias más directas. La escena del ciervo, claro.
Aclaro que en una primer mirada de la de Eastwood, los otros dos films citados me parecen ampliamente superiores en su densidad y textura.
También dejo la inquietud a los cinéfilos voluntariosos, de la revisión de «Rules of Engagement», vapuleada película de Friedkin que sin embargo plasma en forma muy clara las ideas de Maquiavelo trasladadas al mundo moderno.
abrazo
La historia del cine bélico es la historia del cine misma, no hace falta leer a Virilio para saberlo. Supongo que alguien ya estará estudiando todo este revival del cine bélico (y épico) post 2001, que marca una inflexión en el cine de «coming home» que se había iniciado con “The Deer Hunter”. Pero tampoco hay que olvidar qie en esa pelicula los vietnamitas son más sádicos que los irakies, y que en la última escena terminaban todos cvantando «Dios bendiga America»… iez años después Coppola dejo el nihilismo de «Apocalyse now» por la elegía glorificante de «jardines de piedra». En cuanto a Friedkin, no se donde está Maquiavelo en «Rules of Engagement», que debe ser la mayor pelicula de reclutamiento de los últimos veinte años, por sobre engendros como Black Hawk Down»: su gran película sobre el delirio paranoide norteamericano es «Bug». Y es parte de la esquizofrenia americana que sean las dos del mismo director. Aunque lo de Eastwood demuestra que haay método en esa aparente locura…
Si bien forma y contenido no deberían evaluarse por separado, ya que siempre se relacionan, hay casos en los que el estilo conservador (pienso en algunas cosas de John Ford) o la sofisticación visual (Riefensthal) responden a miradas ideológicas que nos indignan (o deberían indignarnos) pero al menos ese andamiaje formal nos seduce: es cine, con propósitos discutibles pero cine al fin. En este film de Eastwood ni siquiera ocurre eso: por momentos es torpe (las escenas con el bebé de plástico lo confirman alevosamente), los tipos de planos y el tratamiento de la luz responden a una estética de telefilm (incluyo la actuación de la actriz que hace de la esposa, cuyos reclamos parecen salidos de una telenovela), la música subraya innecesariamente, etc. Eastwood (más allá de lo que piense, a quién vote y qué imagen quiera darnos de su país) ha hecho muy buenas películas; ésta no lo es.
Y en cuanto a la crítica (argentina), creo que estamos en un momento en el que (por provocación o por diferenciarse de quienes miran con desconfianza a Hollywood por cuestiones ideológicas) suele ser mal visto el hecho de cuestionar una película estadounidense por cuestiones políticas, digamos.
Acuerdo. Lo que habría que evaluar (porque es preocupante como fenómeno cultural, más allá del cine) es porque «estamos en un momento en el que suele ser mal visto el hecho de cuestionar una película estadounidense por cuestiones políticas». Lo entiendo del antiprogresismo militante, pero no deja de resultarme curiosa esa resistencia cuando no estamos hablando de Alonso o de Szifrón, sino directamente de películas que son parte de la maquinaria bélica… Ahí el gesto superado o cínico muestra su destino final.
Aquí queda claro no solo como Eastwood y sus guionistas quitaron los rasgos evidentemente psicopáticos de su personaje (dignos del Kubrick de Full Metal Jacket), sino que la película es más que discutible (en Página12 también, visto que la crítica había sido favorable…):
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-34581-2015-01-28.html
Y más:
«The director may be entirely sincere in the doubts he expresses about the efficacy of war, but his ideological cluelessness and the gravitational pull of reactionary social forces have produced a work that legitimizes and glorifies one of the great crimes of the past half-century, the illegal, neocolonial invasion and occupation of Iraq. Those who sent Kyle and others there deserve to face war crime charges. (…) The director may be entirely sincere in the doubts he expresses about the efficacy of war, but his ideological cluelessness and the gravitational pull of reactionary social forces have produced a work that legitimizes and glorifies one of the great crimes of the past half-century, the illegal, neocolonial invasion and occupation of Iraq. Those who sent Kyle and others there deserve to face war crime charges.»
https://www.wsws.org/en/articles/2015/01/24/snip-j24.html
«Eastwood’s film relies on its audience knowing nothing about history, including the history of US support and financing for Islamic fundamentalism, and holding the most primitive, simplistic views. The viewer never learns why people are resisting the US in Iraq. In one scene, Kyle tells another soldier that “this [Iraq] is more than just this dirt.” The evil in Iraq could spread to San Diego or New York if they fail to stem the tide.»
Encuentro ahora algo que expresa claramente lo que quise decir. Un conocido crítico argentino (director de la FIPRESCI si no me equivoco) sostiene en su sitio que «FRANCOTIRADOR es una película que requiere, especialmente fuera de los Estados Unidos, a un espectador de mente abierta que pueda por unos momentos despegarse de prejuicios políticos absurdos, de esos que llevan a decir a muchos que odian tal o cual película por ser ‘pro-yanqui’ o banalidades por el estilo.» Todo dicho.
Defiende su tesis sosteniendo que Eastwood respeta el punto de vista del francotirador: no sólo elegir ese personaje y no otro no implica, de por sí, una toma de posición, sino que además el problema no es el punto de vista del personaje sino el de Eastwood.
El mismo crítico justifica, de paso, las escenas con el bebé de plástico diciendo «Para qué torturar a bebés teniéndolos horas en rodajes?» Parece que todo vale: es Eastwood.
Por error quedó un «no» que cambia el sentido de lo que escribí. Quise decir que elegir ese personaje y no otro implica una toma de posición (pienso en POTESTAD, la película argentina que se pone en la piel de un represor, pero no terminaba con homenajes y banderas) y que el problema no es el punto de vista del personaje sino el de Eastwood.
Una muestra de la doble cara es el mismo afiche de la pelìcula: el de USA incluye una enorme bandera que envuelve al hèroe como un dudario, en el que se ve en el exterior la bendera no està y vemos solo al heroe cabizbajo…
Si alguien cree que esta es una sutileza tan grande como la de la pelìcula, aquì una cita de autobiografia de Kyle, que a Eastwood se le pasó…:
«Me encanta matar chicos malos -incluso con dolor, yo amaba lo que estaba haciendo-«, (…) tal vez la guerra no es muy divertida, pero sin duda lo estaba disfrutando. (…) Salvajes, despreciables, demonios, eso era lo que estábamos combatiendo en Irak…»
Muy sutil y equilibrado.
Hola. Les dejo un link a mi página de fb, donde hablo de la película de Eastwood, desde básicamente el mismo punto de vista de Nicolás (pa’que vean que los críticos no son «los críticos»).
Como el comentario lo hice en cuatro partes (con interrupciones para cumplir con distintas necesidades fisiológicas), linkeo al primer post y de ahí, el que quiere sigue.
Saludos
https://m.facebook.com/horacio.bernades?refsrc=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2Fhoracio.bernades&refid=9&_rdr#_=_
Gracias por el link, Horacio. Aclaré que hablaba de «la mayoría de los críticos». Por suerte hay excepciones. Pero ver un 75% de aprobación en http://www.todaslascrítica.com es deprimente. (By the way, en dicho sitio tampoco están «todas las críticas», visto que sin ir mpas lejos no están ni la de García ni la mía…)
Querido NP, deberías hablar con RK ya que él es el encargado de subir las críticas de Ojos Abiertos a TLC así sube las tuyas y las de García, es más, podrías pedirle a él los datos del login del cargador de Ojos Abiertos y las cargas vos mismo, es un simple copy-paste, si RK está de acuerdo yo puedo pasartelos.
Un abrazo.
Java.
Estimado:
No se cual es el sistema que usa «todas las críticas», y menos cual es el criterio para poner porcentajes. Digo esto porque supongo que se toman algún trabajo en relación a los contenidos, y no depende todo de los usuarios. En todo caso, sería bueno que la página aclarara el funcionamiento a sus lectores. Por empezar para aclararles que no son «todas las críticas» sino las de quienes eligen subir sus propios textos.
Saludos.
Java, en el «acerca de» leo:»TodasLasCríticas reune todas las opiniones de los medios y críticos en un solo lugar (eso intentamos, ya que no siempre logramos que los medios nos abran sus puertas).» Acá hay copyleft, así que no tenés más que pasar, como acabás de hacerlo. De hecho tu perfil en la misma página dice que andas por ahí «cargando datos y críticas». Entonces? Ah, ya que estamos, lo de los porcentajes tampoco queda mucho más claro, así que también lo podrían aclarar…
Gracias.
NP, te paso el cargador. Recién RK me dió el OK.
Te cuento, la web se hizo grande, por eso, un grupo de cargadores y yo, nos encargamos de los medios gráficos (diarios y revistas) y a los blogs les cedimos la carga, se nos hacía muy dificil. Imaginate que un día de 7 u 8 estrenos, estamos hablando de 250 críticas.
Pensábamos que teníamos cubierto el blog de RK, no estábamos enterados de tu existencia ni de la de García (como críticos para este blog, para que no se malinterprete).
Estoy esperando que RK me pase tu correo y el de Garcia para enviarles las instrucciones, esperamos que puedan cargar siempre sus críticas, nada mejor para nosotros.
El puntaje se lo ponés vos, del 0 a 10 se transforma en 0% a 100%
Un abrazo grande.
Java.
Pues yo tambièn pensè que tenìan cubierto el blog, visto que he visto varias crìticas de Roger y Jorge (incluso mías hay 2…)
Entiendo que la wreb se haga cada vez más grande, pero si hubo un cambio no està explicadop en el «acerca de». Tampoco que el puntaje lo ponen los blogs (los de diarios y revistas supongo que sigue siendo de ustedes): eso también serìa bueno saberlo, visto las discrepancias que muchas veces hay entre porcentaje y contenido.
Saludos.
Nicolás, como para que se te acreciente la depresión te comento que 75 es la cantidad de críticas subidas de la película de Eastwood. El porcentaje favorable es el 90%.
No Jorge, eso debe ser en el sitio yanqui del que tomaron la idea. En «Todas las críticas» hay 40 críticas y el promedio les da 75% (35 positivas contra cuartro negativas). Igual mi depresión no la marcan los frios prorcentajes (evidentemente discutibles), sino las críticas en particular: incluso solo teniendo en cuienta las de los críticos más «respetables», la tendencia negacionista es alarmante. Se compraron el paquete con moño y todo.
Sr. Prividera, es la segunda vez que escribo sobre su crítica. Pero lo hago con la esperanza de que me responda. Todavía no puedo creer que haya críticos serios que solo hayan leído una sola lectura (y favorable) de esta casi por momentos hagiográfica cinta. Las cifras que el Sr. García y Ud. manejan al respecto son de terror.
P.D. : No hace mucho me acabo de enterar de que en Texas pretenden consagrar el dos de febrero como el día del sujeto en que se basaron para hacer la película. ¡Eso sí que es para deprimirse!