BASTARDOS SIN GLORIA (2)
**** Obra maestra ***hay que verla ** Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Por Roger Alan Koza
ÉRASE UNA VEZ LA BARBARIE
Bastardos sin gloria / Inglorious basterds, EE.UU., 2009.
Escrita y dirigida porDirigida por Quentin Tarantino. .
*** Hay que verla
La última película del ícono del cine norteamericano de los ’90 se parece a sus títulos precedentes, pero una mirada más atenta habrá de verificar algunos cambios decisivos, aunque Bastardos sin gloria ostenta una importancia que excede a su responsable.
“El cine es un historiador sensacionalista”. La declaración pertenece a Godard, y más allá de que Quentin Tarantino la conozca o no, el realizador de Kill Bill parece apostar a conjurar este señalamiento en una apuesta hiperbólica. No se trata, entonces, de pretender rigor histórico, sino más bien de hacer una finta a la verdad histórica y fantasear sin restricciones: matar a Hitler, Goebbels y una caterva de nazis en una sala de cine es un permiso lúdico, o quizás Quentin ha inventado algo nuevo: violencia kosher.
“Érase una vez… Francia ocupada por los nazis. 1941”. Así empieza el primer capítulo de Bastardos sin gloria, el primer guiño cinéfilo, en este caso a Sergio Leone. Pero lo que importa aquí no es el saber enciclopédico pop de Tarantino, presente en toda la película, sino la perfección de esta introducción: un campesino y sus hijas trabajan en la campiña francesa. Mientras las hijas cuelgan la ropa recién lavada se divisa a lo lejos un jeep nazi. ¿Es un western?
La llegada del “Cazador de judíos”, el políglota coronel Landa (Waltz), es la presentación del villano más odioso en el bestiario de Tarantino. Este Sherlock Holmes ario, que dice saber pensar como judío, y, como un etólogo, intuye el comportamiento de estas “ratas”, sabe que el campesino esconde a una familia de judíos. La precisión del diálogo, sus pausas, un vaso de leche, los encuadres, un movimiento semicircular de la cámara y la decisión de dejar en fuera de campo la ejecución, es decir, no mostrar a las víctimas, constituyen el mejor pasaje de todo el cine de Tarantino, y este pasaje explicita, sesgadamente, una tesis: la violencia es primero un discurso, luego una acción física. De esta matanza surgirá una sobreviviente, Shosanna, quien se convertirá en dueña de un cine de arte.
Los cuatro capítulos restantes se articulan en torno a dos planes simultáneos para matar al Führer, que asistirá a la première de “El orgullo de la Nación”, dirigida por su ministro de propaganda, Goebbels. La cinéfila Shosanna planea convertir el celuloide en pólvora y el cine en cámara de fuego. Mientras tanto, los “bastardos sin gloria”, la pandilla secreta liderada por el descendiente de apaches Aldo Raine (Pitt) y sus secuaces judíos también sueñan con asesinar en el mismo escenario al obsceno mandatario de bigote.
Tarantino es un auténtico transgresor. Mientras Hollywood consolida un nuevo género, el cine del Holocausto, y reescribe y normaliza el Holocausto en sus propios términos, Tarantino se resiste a este gesto reconciliador entre el pasado y el presente. De La lista de Schindler a Desafío, se trata de instaurar un relato humanista del horror, y es por eso que Spielberg y sus seguidores son meros historiadores sensacionalistas.
En su libertad irresponsable, Tarantino no apuesta por la reconciliación, y, como si canalizara el espíritu combativo e intolerante del Viejo Testamento, ametralla y carboniza en 1944 a un sujeto histórico cuyo fantasma todavía sigue merodeando.
***
Nota: escribí esta crítica antes de leer la nota de Nicolás Prividera que publicó aquí y precede a esta crítica. Solamente sabía que no le había gustado y que su crítica sería negativa. Sinceramente pensé que mi recepción del filme habría de ser igual; siempre me ha molestado la estetización de la violencia en el cine de Tarantino, rasgo que no deja de estar ausente en Bastardos sin gloria, aunque el gore esté menos presente en este film. Si bien creo (críticamente) en la política de los autores, no obstante siempre pretendo pensar la película con cierto grado de autonomía, más allá de la firma que siempre condiciona, mucho más de lo que pensamos. Nunca me he ha interesado el cine de Tarantino, y su influencia en la escena contemporánea no me parece precisamente edificante. Sin embargo, Bastardos sin gloria es un film importante, y en la crítica, más breve que la de Nico, intenté explicitarlo. Aunque creo que la posmodernidad es un macguffin, como solía decir un filósofo acusado de posmoderno, entiendo muy bien el señalamiento de Nicolás, y no deja de ser pertinente y necesario discurrir sobre la distancia irónica respecto de la crueldad que Tarantino le regala a sus fans a lo largo del film.
Copyleft 2009 / Roger Alan Koza
Esta crítica fue publicada en otra versión por el diario La Voz del Interior en el mes de septiembre de 2009
Cuatro «películas» en cinco renglones.
F: gracias, apreté aceptar sin corregir; cuando llegó tu comentario ya había subido el cambio. No obstante, gracias. RK
Creo que coincido en eso de que el cine no es un buen historiador y apruebo la incorreccion politica de Tarantino. Peor es la solemnidad o la seriedad del otro Hollywood. Pero la pelicula me resulto vacía, previsible y efectista. El unico dato cierto sobre la «naturaleza humana» que entrevií, resulto ser aquel que deviene del tipo de vida que lleva su director, quien parece moverse en circulos cada vez mas snobs, entre gente poderosa y cosmopolita, que se divierte sacandole la ficha al de al lado y nada mas que eso. Resaltar la distición a partir de los detalles (la tonada) y muy probablemente el villano del film no sea otro que el mismisimo Quentin, paranoico luego de la segunda raya, intentando dilucidar vaya a saber que cosa de sus compinches de esa noche…
Bastardos sin Gloria es un antídoto más que necesario para el mainstream actual. Me parece que barbáro que cualquiera espectador que haya visto este año Valkyria, Desafío, etc.. y empiece a tomarse en serio ciertos discursos holywoodenses se encuentre con el chiflado de Tarantino prendiendóle fuego al cine en una película donde Myke Myers hace de militar británico y Daniel Bruhl hace de un buen soldadito alemán. Además de ser muy divertida, te hace más desconfiado.
JC: eso es un poco lo que quise decir. Ghostdog: más allá de lo que decís, siempre me pregunto por qué la categoría previsible se torna importante a la hora de ver películas. Todo es previsible en el film, en términos de relato, pero lo imprivisible, si tiene sentido el término, pasar por ciertas decisiones formales y los tiempos irregulares de las escenas. De todos modos, la apertura dél 5 capítulo, mientra suena David Bowie, es absolutamente impredecible. Saludos. RK
Ah, estabas editando «al aire». Está muy bien.
Todavía no vi Inglorious basterds, pero supongo que me va a gustar, no sé qué tanto pero más sin duda que Defiance con todos sus símbolos atemporales, tan servidos como poco fumables.
F: gracias, otra vez, por «editarme». Sí, Defiance es muy mala, a pesar de que la historia extradiegética es interesante. Pero el Holocausto según Hollywood es verdaderamente abyecto. Saludos, y tu blog me sorprendió. RK
Roger: Tenés razón en lo que decís de la primera escena (y si hubiera dejado de verla ahí tal vez compartiría tu aprobación), pero las dos horas siguientes lo único que hacen es negarla. Y esa es para mi la importancia de la película (por el lugar simbólico que ocupa Tarantino): al enfrentarlo con la Historia, desnuda la endeblez (ética y estética) de su cine.
Nico: toda la película dialoga con ese principio. Se apoya allí, luego lo niega, después retoma el espiritu de su prólogo y otra vez lo vuelve a negar. Ese vaivén dialéctico, entre un Tarantino abiertamente posmo y otro en un devenir post-posmo, considero debilita el film, y también por ese compromiso de darle a los fans lo que ellos quieren. Si Tarantino no hubiese mostrado ni una gota de sangre, excepto la escena final en el cine, la película hubiera sido verdaderamente sorprendente. Insisto, lo que me interesa del film es cómo entabla un contrapunto con este reiterado ejercicio de escritura del Holocausto en manos de Hollywood. Abrazo. RK
Roger: Entiendo que lo que te interese sea «cómo entabla un contrapunto con este reiterado ejercicio de escritura del Holocausto en manos de Hollywood», pero me parece que no alcanza para redimirlo… sobre todo porque el contrapunto que genera termina siendo falso. O sea: tan nefasto como esa estetización, aunque la desnude de su humanismo ramplón. Son dos caras de la misma moneda.
Abrazo.
Roger: El principio no sólo parece un western, sino que además el primer plano es un homenaje a Los Imperdonables de Clint Eastwood.
Saludos
Hernán: tenés razón, gracias y saludos. RK
Roger: A mi modo de ver, Tarantino llega a esa lectura histórica del Holocausto de forma accidental. O mejor dicho no lo hace de una posición ética o moral precisa, no es autoconsciente de eso. Creo que Tarantino está mas interesado en el sadismo cool. Y No es dato menor que haya reclutado en su casting a Eli Roth (director de Hostel) para la secuencia abyecta del asesinato del oficial nazi con un bate de beisbol. Por otro lado, hay que darle el mérito de estar interesado en algunas cinematografías del mundo (como decías vos) y el uso de bandas sonoras. Después de eso, Tarantino no es mas que un «hacedor» de películas y no un cineasta. Gracias
Roger, algunas impertinencias.
«… el mejor pasaje de todo el cine de Tarantino»
¿Será de Tarantino?
¿No será esta «Bestia Pop» un «trademark» en/de la maquinaria educativa de norte?… (ejemplo espantoso…: esa naturalidad con la que un grupo de soldados deviene psicópatas morbosos, nos dice que vos, yo, cualquiera puede convertirse en cruel y despiadado si nos recluta Raine… Un horror!!)
Siendo el cine USA la escuela de pensamiento por antonomasia que es, y siendo Tarantino un cineasta clave de su producción: llamativo, díscolo, irreverente, original y exitoso, que cautiva (principalmente) a las nuevas generaciones… ¿cabe pensarlo un suceso libre de sospecha?
¿Por qué creer ciegamente en una “dignidad” de autor, como algo imposible de domesticar, de negociar? ¿Por qué no puede ser Tarantino un bastardo? ¿Que lo impide?
¿Es intelectualmente tentador pensar la dupla “Director-Obra” como una unidad?, ¿tanto que un crítico no estaría dispuesto a pensarla de ninguna otra manera? ¿No es ingenuo hoy? ¿Pesa tanto la “mística” del cine?… (ejemplo -pequeño pero revelador: ¿por qué si el mismo Tarantino declara: «Robo de cualquier película alguna vez hecha.» a eso después se lo llama «homenaje»?
En mi humilde opinión, el futuro nos depara una crítica política del cine, no ya de “auto-obra”, no en el cine para la grandes masas; eso es hoy una ilusión.
Un abrazo.
Estimado Pablo: es muy probable que no sea consciente, y comparto contigo que el sadismo cool que se ve en sus películas es un gesto gratuito. Pero creo que hayq que pensar la película más allá de él y la filmografía que le precede. Dicho en otros términos, ir más allá de la poítica de los autores. Por otra parte, es un director, hacedor, realizador, o como quieras llamarlo. Lo que tengo claro es que no se trata de uno de los grandes maestros del cine contemporáneo, lectura hiperbólica y canonización veloz, propia de nuestro tiempo diseminado de jueces y arbirtros de todo tipo. Saludos. RK
Edgardo: Ni bien pueda te respondo. Lo quiero hacer. A diferencia de otros blogs, yo tengo poco tiempo para atenderlo. Hago lo que puedo. Ya te contesto, ni bien encuentro el tiempo. Me interesan tus «impertinencias». Abrazo. RK
Buenísimo, me encantaría saber cómo lo ves, y cómo lo afrontás, porque, imagino, te estará ocurriendo: ¿qué hace un crítico al sospechar que -de lo cual yo no tengo ninguna duda- el autor de las obras más taquilleras no es una persona, sino un grupo de expertos al servicio del mercado y/o colonización ideológica?
Misión que necesita, por supuesto, la presencia de esa «estetización de un mercenario» que se requiere sean las estrellas, o el nombre de un director de vanguardia, para que la gente (pagando!) vaya a la escuela. Perdón, al cine.
Estaré exagerando?
Abrazo.
Estimado Sr. Koza: Su blog es muy interesante, pero le sugiero que renueve y cuide más el diseño de bogspot, que no le hace honor a los contenidos. Saludos cordiales.
Roberto: gracias por el elogio y la sugerencia, pero debo confesarle que no entiendo lo último: ¿se refiere usted a la vieja página del Blogspot o a ésta? El viejo sitio ojos-abiertos.blogspot.com lo he dejado de utilizar hace ya más de 2 años. Respecto del diseño de este blog, quizás me gustaría saber más de software y todo eso, con lo mínimo que entiendo el resultado no suele ser insatisfactorio, a mi entender. Saludos. RK
Fui el sábado pasado al cine a ver «Bastardos…» , preparado para darme un gustazo. Desde los títulos (un repaso de las diferentes tipografías de filmes anteriores), quedó clarito de qué se trataba: un capricho autocomplaciente, onanista, un ejercicio de estilo, una evidencia de la banalidad y la reiteración serial y decadente de los autores «de culto» americanos (R. Rodríguez, Woody Allen, el mismo Tarantino, etc.).
He leído los comentarios anteriores. Adhiero con muchos, especialmente con la necesidad de leer políticamente la obra.
Me referiré a no más de 3 tópicos:
-Tarantino pretende ahora mostrarse como un gran dialoguista, no el celebrador de la violencia y el trash que es. Los diálogos que en Pulp Fiction eran aire fresco, kitsch gozoso, puro pop, en Bastardos… es retórica vacía con algunas frases efectitstas: Waltz-Landa se salva por su peso específico; los monólogos de Brad Pitt son vacuos. (Recordemos el largo y tedioso diálogo en el bar del último bodrio: Death Proof)
-Bastardos… aborda -sin ningún reparo- la historia y la cultura de manera irresponsable e infantil. Los nazis eran todos malos-malos; los franceses toman vino y leen en bistrós; los franceses ven cine-arte; los americanos son los únicos capaces de sacrificarse en la guerra por el bien de la humanidad.
-La última, la menos reflexiva: Bastardos… es tremendamente aburrida. Es tediosa.
Saludos.
Tomás
Y si, ninguna película de guerra puede mostrar la realidad, por mucho que se asimile a lo que nos cuentan los norteamericanos de lo que supuestamente sucedió en la 2º guerra mundial, Tarantino lo sabe.
Aunque para mi opinión se centra mas en satisfacer a sus fanes (haciendo uso de lo llamado «homenaje») que en hacer una obra maestra.
creo que estare en disconformidad con la mayoria de ustedes. Yo defiendo a Tarantino porque el amerito que esta obra-(o-b-r-a)- es meramente para entretener al publico, no una revision historica de lo acontecido. Se que suena horrible la idea de »burlarse» de alguna manera de un hecho donde murio mucha gente, es como si hicieran una parodia de lo que ocurrio aca en la decada mas nefasta. Pero creo que tambien debemos mirar el lado que el nos transmite que es lisa y llanamente el entretenimiento hollywoodense. Todos sabemos como es hollywood, una industria prolifera con el simple hecho de vender y quedar como heroes frente a todos los villanos que vendriamos a ser todo el resto. Yo disfrute la pelicula como cualquier otra de sello tarantinesco, y vere la secuela si es que sale.
Tamara: No sé quiénes son ustedes; supongo que los críticos. El entretenimiento es siempre un entrenamiento. Jamás es inocente. He defendido este film de Tarantino en particular. Nunca creí que QT fuera uno de los grandes maestros de cine contemporáneo, pero, sí creo que su última película es valiente, a pesar de que su sadismo me sigue pareciendo como mínimo estúpido. Sin embargo, si lees algunas entrevistas (Cahiers du cinema, Sight and Sound) él no parece pensar el cine como mero entretenimiento, y tampoco parece estar burlándose del Holocausto. Más allá de Tarantino, una película es autónoma. Y una lectura atenta del filme invalida la burla; todo lo contrario. Eso intenté escribir en esta crítica. Es más: una película que se burla «seriamente» del Holocausto es La vida es bella y en esa línea, un film espantoso como El niño del pijamas a rayas. Saludos.
Sería interesante que profundizaras sobre la estetización de la violencia. ¿no son prácticamente estetizantes todas las «miradas» del cine? Aunque no lo parezca, tipos como Herzog o Carpenter (en las antípodas de, por ejemplo, Tarantino o MTV) tienen/generan una estética (bastante alejada de los griegos, por cierto). Además ¿por qué no se le cuestiona esto a Scorcese? En Los Infiltrados se muerde la cola y no se sabe si se autohomenajea o plagia a Tarantino.
Suerte
Pancho:por estetizar habría que entender una operación formal destinada a embellecer ciertas accciones que, en el caso de Tarantino, sin dudas, naturalizan un tipo de representación de la violencia. No tengo dudas que Ferrara, Carpenter, Herzog, Haneke, Denis, Scorsese promueven una estética y un modelo de representación. He cuestionado una y otra vez a Scorsese. Los infiltrados es fácil de desestimar, pero cuando se señala que Taxi Driver es una película fascista, como lo hizo en alguna oportunidad Rosenbaum, entonces los apologistas se enfurecen. En efecto, no hay que rendir pleitesía alguna a nadie, y menos aun asentir al murmullo del consenso: hay pasajes en el cine de Scorsese extraordinarios, pero el problema de la violencia en sus films merece ser problematizado. El plano secuencia cenital de la masacre al cierre de T.Driver y el descubrimiento del Dalai Lama de una matanza en Kundun (un tracknig shot hacia atrás que larga en un primer plano y finaliza en un plano cenita)l demarca un sesgo autoral de Scorsese respecto de cómo filmar lo violento. Es su tema, y sus resoluciones son paradójicas. La estética no es inconmensurable de una ética. Las decisiones formales siempre responden a un tipo de posicionamiento respecto de aquello que se registra y filma. Saludos. RK
Justamente, lo que yo cuestiono es qué se entiende por «belleza» o «embellecer». De ahí que ponga el ejemplo de Herzog o Carpenter. Tal vez G. Romero también. En cuanto a lo que yo suelo considerar bello, estos directores parecen evitarlo. El que estaría realmente en las antípodas de ellos es Zhang Yimou, y no hablo de violencia. Sus películas parecen un comercial de perfumes. No se si es la composición o el lugar donde ponen la cámara, pero a algunos directores pareciera tenerlos sin cuidado la cuestión estética, lo que no impide que mi mirada si lo sea (en cuanto a buscar un sistema de representación). Para ser más claro: hay una estetización obvia, del cine que se alimenta de la publicidad y videoclips (Hollywood en gral, el cine de acción, Bruckheimer, etc) y otro que no lo parece (los ya citados H y C).
El tema es, si a mi no me parece bello no tengo porque suponer que el director tiene una mirada estetizante.
Y debe ser la primera vez que veo a alguien cuestionando lo de Scorcese.
Saludos desde Roca.
Acabo de leer tu comentario sobre «Vals con Bashir». Si por estética entendemos belleza, debo decirte que me pareció muy estética. Me refiero a dibujos, encuadres, música (¡la música es buenísima!).
Y para ser más hichapelotas ¿qué pasa con Kubrick? ¿y con la estetización de lo demás? No sólo la violencia sufre eso: la lluvia, las personas, la noche, el mar, el disierto, los objetos y un interminable etc. Por ejemplo: My blueberry nights, que me resultó bastante insoportable. Tal vez su modelo fue el Scott de «El ansia» filtrado por Wenders. Pero no hay nada feo (feo como «no hermoso») en esa película. Empezando por sus protagonistas. Y perdón por ser tan molesto. Pero veo en vos una vocación «didáctica» que no encuentro en NP.
Pancho: te respondo ni bien pueda. RK
Pancho: tenés razón respecto de mi uso reduccionista del término estético. Por estética, entonces, habría que estimar las operaciones formales que un director entiende necesarias para registrar y mostrar (o no) algunas acciones, sujetos y objetos que pueden verse en un plano. Los modos de registro implicarían una posición del director sobre aquello que muestra. En Tarantino la violencia suele ser festejada. En Kill Bill, efectivamente, se trata de ejercer un embellecimiento disperso sobre ciertos momentos de lucha. En Perros dela calle, la elección es opuesta: se pauesta por un realismo extremo de choque en donde una oreja cortada está orientado a un shock sentitivo de lo real, como si se tratara de mostrar que es más real allí que en lo real. El problema es que el contexto en su cine suele ser siempre irónico, y eso produce un efecto complejo en la recepción: Joda y verosimilitud, una paradoja en la codificiación.
Respecto de Kubrick: en él parece haber una voluntad de conjurar la violencia (el libro sobre la Violencia y el Cine, de O. Monguín intenta decir esto). Creo que Full Metal Jacket, como supo decir de este film el gran Sam Fuller sigue siendo uno de reclutamiento, aunque no mostrar el rosto del enemigo hasta casi el final y que éste sea el de una mujer implica una decisión formal destacable y notable de cómo representar al Otro amarillo. En eso, siempre pienso que la Delgada línea roja es una película importante. La naranja mecánica, por otra parte, sigue siendo un film problemático, pero no tengo dudas que no existe ningún tipo de distanciamiento irónico respecto de lo que el film muestra. El resplandor es inquietante, pero no precsiamente por sus aditivos metafísicos. a mi modo de ver, rídiculos y proveniente de la fuente literaria.
Finalmente: es cierto lo que decís. La lluvia, el sol, las hormigas, las nubes son entidades que el cine registra. En ese sentido, las últimas películas de Michael Mann son imprescindibles para volver a pensar el cielo y su registro, aunque 10 skies de Benning me resultó unas de las grandes experiencias audiopercetivas en una sala en toda mi vida. En otros términos, no hay cosa más espantosa que los códigos de belleza para mostrar la vida natural en el cine contemporáneo. Hay un modo de encuadrar los atardeceres, el mar, los campos verdes. Respecto de Wong, creo que allí Wong se copia a sí mismo. Sin embargo, cuando uno ve Happy together, el modo en el que él muestra Buenos Aires es sencillamente magistral. He aquí un gran ejemplo: las calles de la Boca, los sucuchos para cenar, las habitaciones para alquilar, todo parece redescubierto por su cámara. Abrazo. Y Nicolás, a mi entender, cuando no lo insultan, tiene una voluntad enorme para responder. Creo que él y yo tenemos tiempos muy limitados. Saludos enormes para vos y la gente de Roca. RK
Como seguidor de Tarantino, me atrevo a decir que la primera parte, la hizo para demostrar lo que es capaz de hacer (Y así callar a muchas personas), y las siguientes partes para complacer su gusto, el de sus admiradores y burlarse, burlarse de los que creían que él cambiaría su estilo para complacer a otro grupo de personas.
Ale B: no sé si QT lo pensó como vos, pero no tengo duda que la película posee esas dos líneas que vos mencionas: para sus fans y para los que creen que puede dar más. Saludos. RK
¿por qué esta película?, ¿por qué comprar esta propuesta sanguinaria? ¿es este un discurso propio del imaginario de muchos? ¿matando a los altos mandos de los nazis, en una escena de ensueño, se cumple un deseo universal? ¿o un deseo norteamericano y francés, europeo, de unos, de uno, del paradigma de los absolutos? ¿con esa brutalidad, empeño, cizaña e ira, presente en los ojos de uno de los bastardos sin gloria y en su metralleta que distara una y otra vez sobre el cuerpo del Führer, nos vemos reflejados? ¿esa es nuestra posibilidad de mirada sobre el holocausto y sobre nuestro presente? ¿es la justicia sanguinaria, en manos de unos pocos salvadores, la posibilidad de que no se repitan más holocaustos? ¿no abre más a pensarnos y hacernos humanos, deseosos y amantes de la vida, ver al Führer en una barbería y a un barbero hablando al mundo con la emoción y la afectación de quien no se piensa único y absoluto?
PS: es muchas cosas. Personalmente, no he comprado jamás el cine de Tarantino. La venganza es precisamente el problema del film y la admiración que el nazi hijo de puta va secretamente despertando en el espectador es todavía más repudiable, no obstante, creo que el valor del film pasa, como lo he dicho en esta crítica, por desmarcarse de escribir seriamente el Holocausto. Es un gesto extraño. En ese sentido, La lista de Schlinder, más allá de su humanismo ramplón es mucho más peligrosa, como ha sucedido con varias otras películas desde el film de Spielberg. Saludos. RK
Vi ya la peli 2 veces y es muy buena, sino excelente, quiza la unica contra es el retrato de Hitler que da, el unico personaje unidimensional de la pelicula. Quizas. No se me ocurre otra forma mejor de hacerlo, y tampoco me convence Downfall (a la que Inglourious Basterds es la mejor respuesta, por cierto).
En cuanto a la admiracion por el nazi hijo de puta, yo creo que lo muestra no como un politico, sino como un tecnico muy eficiente, una herramienta al servicio de sus locos jefes. El dejar vivir a Shosanna muestra un matiz en su personalidad, solo es un trepador, no es un perro sediento de sangre. Cuando la guerra termina, la herramienta pasa a manos de los vencedores, como muchos cientificos nazis hicieron en la realidad, quien puede juzgarlos severamente sin haber vivido el estar atrapados en semejante barbarie.
Igual me sigue gustando mas la gran ‘Death Proof’. Las 2 utmas estan por arriba de todo el resto que hizo QT.
Boudu: como vos, creo que las dos última son las mejores. El problema del nazi seductor (y el perdón que le concede a S no es menor) no es tanto la película sino el tipo de recepción, algo que QT puede desenderse, aunque no puede ser ignorada la recepción del film. Cuando la califiqué en el diario le puse excelente, y aquí, como verás, sería un muy buena. Estoy convencido que lo mejor del film se ve en los primeros 12 minutos. Eso sí es magistral. Saludos. RK
en cuanto a la recepcion del film, es divertida el reporte de QT a la distinta reaccion del publico en Israel y Alemania (el estuvo en las 2 funciones): Mientras q en Israel la gente acompaniaba con furia la famosa escena final de Hitler, en Alemania habia como una sensacion de complicidad y alegria en la q mas de uno parecia querer hacer lo mismo. No se si QT se lo imaginó o lo vivió, pero igual un buen relato.
A mi lo mejor del film me parecio la muerte de S, mientras otros personajes (el bastardo aleman, el critico de cine, la actriz) son despachados sin mayores tramites, QT sabe que el publico esta del lado de S, q es un personaje central, y por eso la liquida con mayor respeto, por asi decirlo, al son de la excelente ‘Un Amici’ de Morricone.