CANNES 2019 (06): GUERRERAS DE HOY Y DE SIEMPRE

CANNES 2019 (06): GUERRERAS DE HOY Y DE SIEMPRE

por - Festivales
20 May, 2019 01:38 | Sin comentarios
Dumont vuelve a hacer la diferencia. Solanas ilustra una lucha vigente

El misterio de Juana de Arco, esa joven de 19 años llevada a la hoguera en 1431 por herejía, después de conducir al ejército francés, oír la voz de Dios dictándole tácticas y afirmando su rol en la batalla, es uno de los enigmas más insondables de la Historia. De no existir registros precisos de su vida se podrían equiparar su figura y su derrotero a la vida de Cristo, de quien nadie duda de su existencia concreta, pero sí de los innumerables episodios de su vida transmitidos por siglos y que nunca prescinden de tener la connotación del mito.

Bruno Dumont vuelve sobre Juana de Arco en Jeanne,pero ya no se trata de un musical minimalista y lunático cono en La infancia de Juana de Arco, sino de un relato que sí incluye algunos momentos musicales increíbles, algunas insólitas coreografías de danza equina y que se dedica, no sin comicidad y momentos numinosos, a seguir los últimos años de la heroína hasta conocer el ardor de su piel. Sobre esto último, Dumont entendió mejor que nadie –incluso que Dreyer y Bresson– cómo se tenía que filmar la perversa purificación de las llamas en el cuerpo de la santa: a la distancia, a favor de Juana, injuriando a los verdugos y sus prácticas crueles al servicio del alma.

Al momento, la película de Dumont cumple con la expectativa que cualquier cinéfilo puede tener en un festival: encontrarse con una película que lo sorprenda, que no se parezca en nada a lo que conoce y que a su vez esté en consonancia con la gran historia del cine. Eso es Jeanne:en un segmento del juicio uno de los religiosos se pone a cantar en clave de música melódica; en otro los carceleros discuten sobre el día de la ejecución como si fuera una comedia de Hawks; en otra secuencia, los caballos y sus respectivos jinetes participan en una danza que parece dirigida directamente por el Altísimo y para su delectación.  Hay que ver para creer: desde un plano cenital los movimientos de los jinetes van de aquí para allá, una secuencia que permanecerá como lo mejor de este festival. El film de Dumont es la gloria.

Las famosas hijas de la ola verde de la República Argentina llegaron hasta aquí. La convicción de todas las mujeres que claman por sus derechos, enre ellos, el de decidir sobre sus cuerpos, es de la misma naturaleza de Juana, y, sorprendentemente, uno de sus oponentes es el mismo: la teología medieval. Lógicamente, los siglos separan a las chicas de verde de la adolescente nacida en Domrémy, lo que acentúa la curiosidad por el anacronismo y la rigidez de algunos discursos del Senado argentino que se incluyen en Que sea ley,el documental de Juan Solanas, hijo de Fernando Pino Solanas, cuyo histórico llamado al goce en el recinto gubernamental durante su discurso en las sesiones de agosto se recupera en el film.

Thierry Frémaux, el director de Cannes, tuvo la gentileza de prestar la alfombra roja para que el padre, el hijo y los protagonistas estuvieran sobre la entrada principal del festival antes de la presentación. A los espectadores se les ofrecía el pañuelo verde, y muchos no comprendían el sentido de esa “bufanda”, como explicaba la agente de prensa que recibía a los periodistas. El film, por cierto, lo esclarece enteramente, porque si tiene un valor evidente es el carácter didáctico de todo lo que se juega en la lucha aquí retratada.

En efecto, películas como la de Solanas tienen una misión pedagógica, y si bien el registro y el montaje son cuidadosos, lo que se impone siempre es una voluntad de exposición orientada al entendimiento y el compromiso. Los testimonios son plurales: pueden hablar los padres de Ana María Acevedo, una de las tantas víctimas anónimas de la tara religiosa que detiene las intervenciones médicas, reconocidos miembros del Parlamento, gente heterogénea de la cultura argentina, sacerdotes progresistas y militantes conocidas y desconocidas del movimiento. Sobre los testimonios, Solanas los contrapone con diversos momentos de la toma de la calle en Buenos Aires, durante junio y agosto de 2018. También hay secuencias en las que se pueden observar las marchas celestes de los mal llamados “provida”. Al hacerlo, no editorializa ni tampoco condena, aunque basta con dejar la cámara prendida para asistir a un evento de signos vetustos.

El tema de fondo en Que sea ley apenas se enuncia y poco es investigado y problematizado. Las consignas sobre destituir el patriarcado y la asociación acrítica de este con el capitalismo, si bien no son un slogan, sí son vaguedades que, aunque desbordan a la película, la arrastran con ellas. Para ir hasta el tuétano del asunto se requieren otras películas y una lucha en la calle combinada con el estudio y los esfuerzos directos por modificar la jurisprudencia. Lo que comenzó con la ola verde es indetenible, más allá de que nadie pueda predecir los alcances y el sentido final de este complejísimo, necesario y vital movimiento.

Fotogramas: Jeanne (portada); 2) Que sea ley. 

*Este texto fue publicado por el Diario La voz del interior en el mes de mayo 2019.

Roger Koza / Copyleft 2019

CANNES 2019

1. Dead Man o la muerte del autor (leer aquí)

2. El planeta de las balas (leer aquí)

3. Los infelices de Ken (leer aquí)

4. Deseo (leeer aquí)

5. Vida y diseño (Leer aquí)