CONSTRUCCIONES
Los hombres invisibles
La vida de un sereno no parece ser un tema cinematográfico, sobre todo si el paso del tiempo, siempre muerto y sin ningún evento que funcione como promesa de una aventura, se mantiene uniforme en su repetición. Una gran mayoría se acerca al cine para olvidar y evadirse. Un cuidador de edificios en construcción en pleno ejercicio está en las antípodas de las peripecias y las sorpresas que se anuncian en el cine. Sin embargo, Fernando Restelli cree que la vida de Pedro irradia un drama universal y que este sí puede ser parte de una película. En principio, la experiencia del tiempo en el trabajo le pertenece a cualquiera, como el contracampo de ese tiempo productivo, el tiempo del afecto, el descanso y el ocio. ¿Cómo filmar entonces una experiencia tan conocida y a la vez poco filmada? ¿Cómo transformar en un hecho estético los tiempos de una vida común?
Construcciones, Argentina-Qatar, 2018.
Escrita y dirigida por Fernando Restelli
Basta ver los planos finales para comprobar la conquista del cine sobre lo cotidiano: la lectura de un cuento, el acto de escuchar el sonido de los grillos o fumarse un cigarrillo antes de descansar, vistos por una cámara que reconoce la hermosura de la noche, alcanza. La cámara le prodiga visibilidad a lo que no es evidente: el mundo y lo circundante es mucho más que un hábitat y un recinto de trabajo. Así, los planos en picado para filmar un edificio en construcción o los primeros planos de un rostro conjuran la insignificancia. De pronto, Pedro y su hijo Juampi son criaturas del cine. Podrían estar en un film de Rossellini, de Costa o de Kiarostami. Es la tradición que filma a los hombres invisibles. Reconocer el fulgor estético en la vida de seres comunes ha sido siempre una virtud de algunos cineastas. Y Restelli lo consigue con paciencia; detecta vínculos y los recoge con su cámara, observa actos cotidianos en el encuadre, los muestra como la manifestación de un evento único.
Construcciones se limita a tres cosas: observar a Pedro trabajando, ejerciendo su paternidad como padre soltero y yendo de La Calera a la ciudad de Córdoba para trabajar. No hay indicios de por qué está solo, pero la suplencia afectiva en los momentos en que trabaja les corresponde a un tío de Juampi y su novia, otra modalidad de construcción. Es que el trabajo afecta la intimidad y condiciona el tiempo del padre con el hijo, porque un sistema económico conforma un sistema afectivo. Eso exige construir y reconstruir los tiempos del afecto.
Construccioneses un film hermoso. Le confiere a un hombre invisible para la mayoría una existencia reconocible. Filmar es aquí dignificar, porque no hay nada tan necesario como el reconocimiento. Existir es ser visto por otro. Todo esto sucede, además, en una etapa de transición. Es 2015, Pedro escucha la radio y ahí le informan que habrá un cambio político. Para los que viven como Pedro, esa retórica y esa noticia, como tantas otras, pertenecen a un universo de ruidos lejanos que solamente sirven para atenuar la percepción de horas eternas de soledad.
*Esta crítica fue publicada en el diario La Voz del Interior en el mes de agosto 2019.
Roger Koza / Copyleft 2019
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