CRÍTICAS BREVES (51) / MES FICUNAM 2014 (04): LEGÍTIMAS RAREZAS

CRÍTICAS BREVES (51) / MES FICUNAM 2014 (04): LEGÍTIMAS RAREZAS

por - Críticas, Críticas breves, Festivales
10 Feb, 2014 09:45 | Sin comentarios

MPLa última película, Mark Peranson y Raya Martin, México, Canadá, Dinamarca y Filipinas, 2013

Por Roger Koza

Hoy todas las películas se parecen. Entre pitchings, labs y fondos de coproducción, las películas de hoy toman un poco de aquella, retoman la tradición tal, incluso moldean la extensión de un plano en búsqueda de aprobación y consenso. Existe un estilo internacional, que se clona hasta el infinito. La última película es una de las pocas cuya libertad es tan evidente como una idea simple de Descartes. Este film desconoce la condescendencia; su cinefilia es festiva e insolente.

Se dirá que es una lectura libre de un viejo film de Dennis Hopper que lleva el mismo título pero en inglés. El escenario no es Perú y la cultura precolombina es otra. Está situada en México, y el personaje principal es un director de cine que quiere hacer la última película. Su obsesión apocalíptica coincide con el delirio planetario que despiertan pretéritas cosmologías, ahora convertidas en mercancía espiritual. El calendario maya anuncia el fin de un mundo, o de una era de transformación de la materia, según entiende un transeúnte que visita las ruinas de Chichén Itza. El pasaje en el que el director y su guía (gran trabajo de Gabino Rodríguez; su personaje es la conciencia crítica del film) caminan alrededor de las pirámides y miles de extranjeros caucásicos meditan no sólo es hilarante: expone el malestar de una cultura global y el triunfo de la superstición. En cierto momento la cámara hace un giro de 180 grados: el mundo está dado vuelta.

La puesta en abismo es sistemática. La última película que se está filmando es la película que vemos y a su vez vemos cómo se está haciendo la película que vemos. Esto implica versatilidad de texturas, combinaciones poéticas, experimentos formales y citas cinéfilas. Si la angustia del director (Alex Ross Perry) pasa por hacer un film que trascienda su tiempo, como las pirámides, Peranson y Martin han lanzado una flecha al futuro. Algunos de sus planos merecen la eternidad.

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lukas-the-strangeLukas, el extraño /Lukas, nino, John Torres, Filipinas, 2013 

La gran novedad del quinto largometraje de John Torres reside en que está rodado en 35mm; el resto ya lo sabíamos: no sólo es uno de los mejores directores filipinos de su generación, es una de las promesas (ya cumplidas) del cine contemporáneo. El modelo onírico-trance de narración y la obsesión por la reconstrucción de la memoria se repiten aquí. El relato conjura el olvido, llena un vacío. El orden mítico se yuxtapone con la Historia y ésta con la institución familiar y su novela. Tal vez se trate de una poética alineada a una tradición vernácula, y en este caso hay un homenaje explícito a un viejo director filipino, Ishmael Bernal. Torres incorpora algunas secuencias formidables de My Husband, Your Lover (1974), uno de los tantos elementos de extrañamiento que introduce, como por ejemplo una voz profética femenina que trasciende a los personajes del film y aparece cada tanto. El casting de una película dentro de la película habilita una vía documental: los niños y los jóvenes posando frente a cámara o simplemente el retrato de algunos hombres y mujeres exceden a la construcción diegética de una ficción. La historia de Lukas se ve signada por el descubrimiento de que su padre es un tikbalang, una figura mítica cercana a la del centauro, e intentará descifrar qué significa y cómo lo determina. La otra figura excluyente del relato es el Río del Olvido, cuyas aguas remiten a la Historia sombría de Filipinas.

Roger Koza / Copyleft 2014