CRÍTICAS BREVES (52) / MES FICUNAM 2014 (09): EL CORAZÓN ES ENGAÑOSO, POR SOBRE TODAS LAS COSAS
Haewon, hija de nadie / Nugu-ui ttal-do anin Haewon, Hong Sangsoo, Corea del sur, 2013
Por Roger Koza
El comienzo es casi un bofetada irónica dirigida a los fans puristas de Hong que se quejaron cuando en una de sus películas recientes incluyó a una estrella francesa. El film arranca con Jane Birkin pidiendo ayuda para encontrar un lugar en alguna calle coreana. Haewon le responde, pero además la reconoce. Es un encuentro feliz, a tal punto que Birkin le dará su teléfono por si la joven visita París. Haewon confiesa que admira a su hija, y Birkin hasta la ve parecida a ella. La anécdota es simpática, pero en el cine del director coreano la descripción y el elogio de un otro es una acción que determina la construcción de la identidad.
El gran tema explícito de todas las películas de Hong es la (im)posibilidad de amar. Los hombres y las mujeres tratan de entenderse, y rara vez lo consiguen. Justo cuando su madre parte a Canadá para seguir con su vida, Haewon, estudiante de cine, siente el vacío de la soledad y llama a su último gran amor, un profesor de la universidad llamado Seongjun, que está casado. El reencuentro y varias copas de soju llevan a revivir el romance. Es evidente que no es un buen momento para Haewon. Su madre la ve fuerte y decidida; sus amigos, frágil; un nuevo candidato (profesor en Estados Unidos y amigo de un gran director de cine de ese país), valiente por dentro y fría por fuera.
Como siempre, los zooms hacia adelante suelen advertir cambios en el flujo de una conversación o alguna mínima variación en la perspectiva sobre algo que sucede. En cada escena en el Fortaleza Namhan, donde los personajes suelen ir de paseo, los encuadres iniciales ostentan una elegancia sobria. El formalismo de Hong es formidable.
La puesta en abismo es una regla. ¿Lo que vemos son distintos sueños de Haewon? Poco importa: despiertos o dormidos, la vida amorosa resulta siempre un conjunto de malentendidos. Amarga clarividencia expresada con delicadeza y cariño.
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Nuestra Sunhi / U ri Sunhi, Hong Sangsoo, Corea del sur, 2013
No hace falta ser “profundo” para ser lúcido, porque la ligereza puede ser la virtud de quien mira a fondo sin extraer de su examen un decálogo para todos; no hace faltar despreciar a los personajes si la clarividencia indica que los vínculos amorosos son tramposos e imposibles. El sinsentido del amor no implica necesariamente cinismo y resentimiento. Esto se aprende en las películas de Hong.
Como en casi todas sus películas, aquí los personajes son cineastas o estudiantes de cine de clase media. Sunhi, una joven hermosa, quiere proseguir sus estudios cinematográficos en EE.UU. y necesita una carta de recomendación de uno de sus profesores. Mientras espera por la carta, Sunhi se encontrará con un viejo amor y más tarde otro profesor que no ve hace tiempo se sentirá atraído por ella. Todos los hombres involucrados sienten algo por Suhni, pero nunca queda del todo claro qué siente ella. El deseo de la mujer es un misterio y, si bien todos intentarán describir quién y cómo es Sunhi, la perplejidad se impondrá sobre el género masculino, como puede constatarse en el magnífico plano general final en el Palacio Changgyeong con los tres hombres en el fondo.
Los planos extensos a veces modificados parcialmente por un uso abrupto del zoom para reencuadrar una secuencia y denotar un ligero cambio en el sentido de una conversación, las escenas donde los personajes beben y charlan como un hábito constitutivo de su psicología y un trabajo magistral sobre el discurso y el lugar del lenguaje en relación con la intimidad alcanzan aquí una humilde perfección. Los gags discursivos son geniales y sugieren siempre cómo los otros y el lenguaje modifican la percepción de lo que somos.
A esta altura Hong es sin duda el gran cineasta del deseo y el desentendimiento entre hombres y mujeres, y su cariño por los personajes egoístas y complejos se mantiene incólume.
Roger Koza / Copyleft 2014
QUIERO VERLA! AMO EL CINE COREANO
Este director, junto con Lee Chang-dong y Bong, son los mejores directores del cine coreano contemporáneo. Es muy interesante comparar los films de Hong con los de Allen. El modo de tratar a los personajes marcan una diferencia. ¿A favor de Allen? Naturalmente, no. Saludos. RK