DOC BUENOS AIRES 2022: LAS PELÍCULAS DE GERD ROSCHER
El ritual del sol negro / Ritual der schwarzen Sonne, Gerd Roscher, Alemania, 2000.
En el norte de México el famoso poeta creyó entrever un destino y una posible iluminación. Así, en 1936, Antonin Artaud se dirigió hacia “el país de los Tarahumaras”. Fue una peregrinación intensa, físicamente ardua y culturalmente desafiante, en la que pudo ver a través de los ritos y sus experiencias con el peyote otra realidad. El resultado fue una forma radical de descentramiento, un movimiento interior en la conciencia que deja huellas. Varias décadas después, Roscher emplea fragmentos del texto de Artaud mientras recorre el mismo camino buscando verificar cinematográficamente las descripciones minuciosas y alucinadas del escritor, pletóricas de observaciones filosóficas que dejan entrever los límites de la propia perspectiva occidental para comprender el despliegue de un mundo radicalmente otro. La recolección de planos funciona como una evidencia tardía de la precisión de las anotaciones del poeta, que le confiere a la puesta en escena deliberadamente observacional la distancia justa para que el texto no resuelva lo que la imagen no propone ni para que los planos luzcan como una mera ilustración de las visiones del escritor. Es una buena decisión, un viaje nuevo sobre otro anterior, en consonancia, yuxtapuestos, pero sin confundirse del todo ni tampoco en relación de dependencia.
Más allá de la frontera / Jenseits der Grenze / Beyond the Frontier, Gerd Roscher, Alemania, 1990.
El 26 de septiembre de 1940, Walter Benjamin se quitó la vida. ¿Las razones? Era demasiado sensible para poder seguir viviendo con el nazismo al acecho y en pleno apogeo. Intentó escapar y no pudo. Justamente es el recorrido de los últimos días en la vida del filósofo el que retoma Roscher en Más allá de la frontera. Para hacerlo emplea citas del filósofo alemán más lúcido del siglo XX, y también utiliza algunos pasajes de Le Chemin Walter Benjamin: Souvenirs 1940-1941 de Lisa Fittko y Edwy Plenel, donde Fittko, la heroína de la resistencia, cuenta cómo intentó ayudar a Benjamin para que cruzara la frontera, abandonara Francia y llegara a España. La inteligencia de Benjamin resplandece en cada palabra de su autoría; la sensibilidad de Roscher también brilla en el ingenio para visualizar el trayecto y añadir narrativamente archivos diversos que se combinan con las ideas y descripciones del filósofo. Hay detalles casi imperceptibles de una discreta hermosura, como cuando una mujer canta y desde una un pasillo angosto se logra observar las sábanas colgadas; hay decisiones formales de inobjetable precisión en los archivos elegidos para situar la época, con las calamidades de entonces y los padecimientos que atravesaron los que no pudieron huir del fascismo europeo (que no es solo el alemán, sino también el español); hay también algunas ideas visuales ingeniosas, tomadas de una descripción de Benjamin en torno a las puertas giratorias, de tal modo que en varias ocasiones los planos giran como si fueran puertas móviles. Se han hecho varias películas sobre Walter Benjamin; el decoro y la gloria de Más allá de la frontera radica en no sacar provecho ni traficar prestigio por la materia elegida, y es por eso que la película puede dejar relucir el aura de una desgracia y el fantasma de un genio.
Sombras breves / Kurze Schatten, Gerd Roscher, Alemania, 2013.
Tras estudiar medicina y geografía, el joven Albrecht Roscher de 22 años viaja a Zanzíbar con un objetivo: hallar el origen del río Nilo. El calendario gregoriano dice 1858; las expediciones científicas y las anexiones políticas están al orden del día. Roscher, no obstante, desdeña el colonialismo; su interés es otro, acaso insólito. El viajero sabe que su empresa tiene riesgos ineludibles. En tales regiones de África, en aquel entonces, se desconocía a los muchas veces inescrupulosos europeos, por lo que las condiciones de un viaje como el que deseaba emprender el geógrafo de Hamburgo podían acarrear enfermedad y muerte. En efecto, en marzo de 1860 asesinan al explorador. Roscher, no Albrecht, sino Gerd, regresa a la ruta olvidada del explorador y recupera su historia para adentrarse con su cámara en la misma región en donde todavía viven los nyau con sus secretos y ritos, en donde todavía se danza como antaño, a pesar de que las vestimentas de muchas mujeres y hombres indiquen la penetración occidental en la región, y en donde África como signo sigue cobijando formas de saber y prácticas ancestrales que solamente al occidental prejuicioso se le puede ocurrir adjetivar como primitivas.
De lo contrario, también el fin acabará malogrado / Sonst ist auch das Ende verdorben, Gerd Roscher y Barbara Kusenberg, Alemania, 1989.
“En Hamburgo, dice Dagerman, habló con un tal señor Schumann, empleado de banco, que llevaba ya tres años viviendo bajo tierra. Los rostros blancos de esa gente, según Dagerman, parecen exactamente el de un pez cuando sube a la superficie a tomar aire”. Este pasaje aterrador sobre el final de la Segunda Guerra Mundial –los hay peores– se puede leer en Sobre la historia natural de la destrucción de W. G. Sebald. Nadie puede imaginar esta descripción y tantas otras que se leen en ese libro clarividente al caminar por cualquier barrio de la ciudad de Hamburgo. Solamente quien mire el suelo constatará en distintas cuadras los nombres de los judíos detenidos y deportados a los campos de concentración. En sí, la ciudad destruida no tiene memoria fáctica, es un palimpsesto en el que se ha erigido una sociedad disimuladamente opulenta. No hay imágenes de ese pasado, y los cineastas de Hamburgo de las últimas décadas le han dado la espalda, excepto Roscher y Kusenberg, quienes en un año decisivo en la historia de Alemania trabajaron sobre materiales de archivo del Ejército británico y de un sobreviviente de un campo para restituir en imágenes y por tanto volver a pensar qué sucedía en Hamburgo unas décadas atrás. En menos de 20 minutos, el instante de transición que conlleva el final de la guerra, en el que los vencidos tienen que recomponer un territorio signado por los escombros y al mismo tiempo deben reconquistar la dignidad perdida, acá no solo por la derrota sino también por la deshonra de un pueblo que creyó en el proyecto del nazismo, se despliega por la eficacia de un montaje en el que colisionan simbólicamente la muerte y el renacimiento, la indignación y la complicidad, las pérdidas y los reencuentros. El poema de Ingeborg Bachmann que da el título a la película prodiga el tono espiritual y admonitorio, al igual que los fragmentos musicales de Nono, Stravinski y Gonella, y, más todavía, la recurrente combinación de discursos anónimos en contradicción que sobrevuelan el espacio sonoro. Notable pieza que poco tiene de testimonio de un pasado remoto, porque la Historia nunca se termina. (RK)
Un, Gerd Roscher, Alemania, 2015
Ambos han vivido en Hamburgo, los dos residen hoy en el norte de Alemania. Roscher y el organista Johannes Kirschbaum salen a registrar una inundación colosal en la región que habitan concibiendo un contrapunto entre travellings hermosos y armonías más hermosas aún de Johann Sebastian Bach. No la llaman una película, sino una idea. Pero es una idea suficiente para componer una secuencia; es una idea suficiente para elaborar esta pieza breve de imágenes y sonidos, materia básica del cine.
Roger Koza / Copyleft 2022
DOC BUENOS AIRES 2022
1. Los viajes del cine (leer acá)
2. Retrospectivas y focos (leer acá)
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