PERDIDOS EN NUEVA YORK

Después de unos años de casados, dos hijos, una carrera exitosa como escritora pero interrumpida por las exigencias de la maternidad, Laura cree que su marido quizás la engaña. La intervención del padre de Laura, un adinerado hombre de mundo y también exégeta del machismo para finos, agudiza el costado delirante de los celos. Cotejos, seguimientos y todo eso que pasa cuando se desata la desconfianza entre dos que creen que se aman. A ninguno les falta nada, más bien tienen de todo. Son los privilegiados de Manhattan, son los ricos de las películas. He aquí una síntesis del argumento. ¿Por qué insistir en esto? La obstinación por circunscribir una película a un problema, a su desarrollo y desenlace, es una convención exangüe. Que sea entonces una excepción.

Es que En las rocas no pasa de ser una comedia simpáticamente anodina, con dos escenas magníficas, un actor sobresaliente, una actriz sólida y un guion cuya esterilidad ni siquiera es neutralizada por los planos, muy alejados de las composiciones simétricas de la directora, que aquí solo ilustra las desavenencias del deseo en la vida matrimonial y un difuso vínculo edípico. Es cierto, Murray aparece y el film respira y se ilumina, incluso cuando el disparate ubica a los personajes en una playa en México, un segmento absurdo y a la vez conjurado por un diálogo tan triste como hermoso. Esa escena y otra, relacionada con policías, no menos ridícula pero salvada magistralmente por el genio del actor, no bastan para disimular que el film no es ligero del todo ni perspicaz para indagar lúdicamente sobre las relaciones amorosas y filiales. La mediocridad es mayúscula, más allá de que las escenas minúsculas contrarresten la evidencia.

El debut de Sofía Coppola en 1999 fue promisorio. Las vírgenes suicidas era una película misteriosa, con algunos pasajes casi experimentales y un tema inquietante. Cuatro años después, la cineasta estrenaba Perdidos en Tokio, una comedia romántica heterodoxa que posicionó a Scarlett Johansson como estrella y acentuó aún más la grandeza de Bill Murray. ¿No es acaso ya un clásico, quizás microscópicamente perverso, como Cita de amor primero y luego Algo para recordar? Esta aseveración puede irritar a los guardianes de lo clásico, pero a casi dos décadas de aquel film se puede predecir la supervivencia de este a medida que pasen los años. Como sea, Coppola no dejó de filmar desde entonces, a veces apostó mucho, como en María Antonieta: la reina adolescente, y siempre tomó riesgos diversos, como en El seductor, fallida relectura de un clásico de Don Siegel, cuyo registro y texturas eran sorprendentes. 

En las rocas es un remedo de un film de Coppola, como lo glosa el elegante plano fijo en el que Rashida Jones se sienta en la cama del resort mexicano canalizando el semblante de Johansson en Tokio. Ese plano evoca aquel momento en el que Coppola conquistaba un lugar en el mundo del cine; el resto adolece de la impersonalidad que tienen los productos audiovisuales destinados a ser consumidos en las plataformas de streaming, porque tampoco es, como se ha insinuado en algunas ocasiones, un intento de la cineasta por encaminarse a los territorios ocupados por Woody Allen a la hora de prodigar retratos de clase en una ciudad como Manhattan. El cinismo y el escepticismo del célebre cineasta neoyorquino están ausentes, como también la esporádica consolación que Allen vislumbra a veces en el amor o en una tardía restitución de la inocencia; en materia vincular, En las rocas prefiere asegurar las certidumbres y con estas las formas de representarlas. El epílogo está en las antípodas de Perdidos en Tokio. Ninguna ambigüedad, menos aún la aventura de incursionar sobre lo indeterminado.

Siendo este un film bastante edípico, en el que un padre y su hija se reconocen, es deseable que lo que sucede aquí con la directora no sea el inicio de lo que sucedió con su padre, Francis Ford. Ni los genios ni los talentosos pueden confiarse del todo. Como sucede en el amor, porque eso que se siente en el inicio como un acontecimiento decisivo puede disiparse con el tiempo, casi sin advertirse y pactando con las certezas y otras distracciones piadosas. 

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En las rocas / On the Rocks, Estados Unidos, 2020.

Escrita y dirigida por Sofia Coppola.

*Esta crítica fue publicada en otra versión por el diario La Voz del Interior en el mes de octubre 2020.