FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE MAR DEL PLATA 2019 (06): TEMAS SOVIÉTICOS
State Funeral (Sergei Loznitsa)
El título no es solamente una metáfora, sino también una perspectiva política que anuda toda la implacable deconstrucción del culto a los líderes, en este caso aplicada a Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, más conocido como Stalin, en una narrativa histórica superior que necesita ser problematizada y vuelta a pensar en tiempos de conmoción como el actual. Como sea, Loznitsa vuelve una vez más sobre la historia de la Unión Soviética y elige el episodio “trágico” de la muerte del “padre” de la nación. A juzgar por el notable y diverso material de archivo acerca de la recepción de la muerte de Stalin, a lo largo de todas las naciones que constituían la Unión Soviética, la noticia hundió a todos los pueblos soviéticos en una tristeza infinita. La transmisión radial y directa desde Moscú hacia todos los hogares y pueblos de la Unión, las publicaciones del día después, la llegada de los estadistas y funcionarios de todo el mundo para participar de las ceremonias funerarias, las marchas mutitudinarias, la despedida interminable al camarada y la confección del panteón demuestran en apariencia un democrático sentimiento de aflicción en el que nadie parecía siquiera exteriorizar una mueca de duda o un contenido alivio frente a la defunción de un hombre todopoderoso (y cruel). Pero las imágenes mienten, o en todo caso, los hombres y las mujeres pueden vivir felices en una mentira absoluta, porque frente al acopio de gestos de desgarro Loznitsa los contrasta tardíamente con datos puros: 27 millones de habitantes exterminados, otros 15 empujados a morirse de hambre. Apenas 3 años después de la muerte de Stalin, y mistificación mediante de su persona (lo que es en sí el principal material del film), el líder fue condenado por el Partido y la desestalinización comenzó su curso; no pasaron ni 10 años para que se removiera el mausoleo del Kremlin. Los datos llegan al final, y es por eso que el meticuloso montaje empleado por Loznitsa consigue transmitir el poder de la superstición laica en su mayor esplendor y eficacia. Los archivos son espeluznantes debido a la precisión del registro y el poder sensible que de este se desprende: la expresión de los miles de rostros compungidos, como la evidencia de la extensión territorial y por ende la multiplicidad cultural, permiten acceder a la magnitud de un delirio colectivo. Pero el título elegido por Loznista sugiere asimismo una homologación del dictador a la experiencia soviética en cuanto total, proponiendo difusamente que la muerte de Stalin fue también la lenta muerte del comunismo, una yuxtaposición interpretativa en la que se torna equivalente un proyecto político emancipatorio en sus orígenes con su traición perversa; un punto de vista tan legítimo como potencialmente reaccionario, y bastante funcional para cierto revisionismo en boga que carece del arte de hacer distinciones.
Space Dogs (Elsa Kremser y Levin Peter)
La hermosa perra Laika fue el prime ser viviente que viajó en una nave al espacio. Los estadounidenses no podían ser menos que los rusos, y entonces enviaron un mono bautizado como “Número 65”. Kremser y Peter se ciñen a los perros del espacio, y con el pretexto de una vieja leyenda, según la cual el espectro de los perros cosmonautas anida en Moscú, ensayan una meditación sobre la vida de estos observadas al ras del suelo mientras repasan dialécticamente algún que otro material de archivo de la carrera espacial soviética en el que los cuadrúpedos más queridos son protagonistas. El rigor con el que siguen a tres perros callejeros es sorprendente, no menos que el material que emplean para retomar un período no tan lejano en el tiempo, cuando se soñaba con colonizar el cosmos sacrificando primero perros, monos e incluso tortugas.
Fotogramas: State Funeral; 2) Space Dogs.
Roger Koza / Copyleft 2019
Hola Roger, ahora que leo esto sobre el film de Loznitsa, vuelvo a pensar en El proceso, su película anterior, sobre la base da material documental sobre los primeros procesos del estalinismo en 1934: me pareció en su momento un film perezoso y reaccionario, que desaprovechaba un material muy valioso o lo ponía al servicio del más vulgar de los sentidos comunes de la hora. Sin matices ni preguntas interesantes y cosido con imágenes de la calle de forma reiterativa y convencional. Un desperdicio. No pude dejar de preguntarme qué habría hecho Marker con semejante material. En todo caso, su funeral, en torno de la figura de Medvedkin en La tumba de Alejandro, sigue desafiando los modos en los que nos representamos la historia y el lugar de los hombres en y ante ella y sigue abriendo toda una serie de interrogantes en diferentes niveles, sobre la causa soviética y sobre su trayectoria. No vi State funeral, pero los acercamientos a la obra de Loznitsa me han resultado decepcionantes.
Un abrazo
Estimadísimo Scotti:
Este film es mejor que aquel, por lejos, pero no por eso es menos reaccionario; se necesita muchísima clarividencia política para hacer distinciones entre la Revolución y la impregnación perversa sobre esta de este hombre llamado Stalin y sus múltiples modos de alterar un paso inicial y sangriento asociado a la emancipación.
El material de archivo de State Funeral es sencillamente fascinante, y aquí este desborda cualquier deseo de corrección del propio cineasta frente a los materiales ajenos con los que ha trabajado.
Loznitsa tiene alguna películas notables: Poselenie es para mí su obra maestra y asimismo una película que nunca deja de emocionarme. (Vi llorar al propio director a mi lado viéndola en México. La copia era en 35mm. Pensé que él se emocionaba por volver a verla en ese formato original. Pero no. Algunos de los retratados habían muerto en un incendio. Él lloraba porque entendía que en la película en sí había aún algo de ellos; pervivían en el celuloide).
Quiero añadir: cuanto más cercano está su cine a cuestiones puntuales o a experiencias humanas más sujetas a la supervivencia, el cine de SL es resplandeciente y de un rigor formal ostensible. Cuanto más se acerca al siglo XX, y en especial, a la experiencia posterior a la Segunda Guerra, es ahí cuando todos su cine se desestabiliza: la relación entre forma y objeto, representación y crítica, ideología y estética entran en disonancia y no siempre las decisiones ayudan siquiera a trabajar contradicciones creativas. Esto se ve muy bien en sus trabajos sobre los campos de concentración y los otros con archivos de experiencias soviéticas. Saludos. R