FICUNAM 2018 (10): ERA UMA VEZ BRASÍLIA
Era uma vez Brasília, Adirley Queirós, Brasil, 2017
El presente social y político de Brasil es casi intratable e inaprehensible. ¿Cómo filmarlo? ¿Cómo representar las falacias de la democracia? Queirós intuye que la realidad brasileña es propia del universo simbólico de la ciencia ficción, y así concibe una distopía militarizada en un tiempo impreciso aunque actual donde el mismísimo sol parece haber sido abolido; el fuera de campo de la estrella que nos ilumina materializa un estado de ánimo generalizado. Brasil es un país hundido en la oscuridad.
En este escenario casi apocalíptico, una mujer que estuvo presa, un músico y un viajero intergaláctico de un planeta llamado Karpenstahll con la misión anacrónica de asesinar a Juscelino Kubitschek son los protagonistas de un conjunto de episodios que delinea una situación anímica y política. El discurso de Dilma Rousseff sobre su destitución y las palabras de autojustificación jurídica y parlamentaria de Michel Temer como sucesor de la mandataria se incorporan orgánicamente al relato, en el que se profundiza la melancolía de los personajes y se detecta tardíamente una disposición a la resistencia.
El ingenio de Queirós para plasmar un escenario tan reconocible como a su vez desplazado de la realidad inmediata de Brasil es admirable. Los trenes y los subtes y las estaciones se aprovechan en la puesta de escena desbordándolos de su función habitual. Tan solo con un par de planos de varios prisioneros que viajan en el subte alcanza para enrarecer la percepción ordinaria; un edificio público en desenfoque puede transmitir el futuro; un personaje sentado en una silla de ruedas en la inmensidad de un parque nocturno en la noche sugiere un espacio público policíaco; una chatarra acondicionada e iluminada de cierta manera puede transformarse en una nave espacial. La austera ciencia ficción de Queirós está en consonancia con su posición de cineasta.
En el cine plebeyo de Queirós, la imaginación sustituye la escasez de recursos económicos y la impotencia política de un pueblo se conjura momentáneamente en un discreto llamado a la rebelión.
Roger Koza / Copyleft 2018
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