LA AUDICIÓN / DAS VORSPIEL
A PROPÓSITO DE LA DISCIPLINA
El dominio de un saber requiere disciplina. Este saber puede ser el que se necesita para un oficio, un arte marcial, la ejecución de un instrumento o la resolución de ecuaciones complejas; en cualquier caso, el procedimiento empleado es el mismo: repetir una acción hasta conquistar precisión y seguridad. Y también una eventual plusvalía: de la repetición surge misteriosamente la diferencia, porque en el dominio se puede añadir lo propio y distintivo. Como sea, la disciplina es el precio a pagar para esa victoria del espíritu. Todo lo que vale cuesta.
En el segundo film de Ina Weisse, la actriz y ahora guionista y directora elige indagar en la naturaleza de la disciplina. Escoge la música como actividad en la que esta se ejercita y trata de delinear cómo afecta la personalidad de los músicos, la relación de estos con sus familias y las instituciones que militan la disciplina como una condición imprescindible en sus miembros. La audición reúne esas variables y despliega así un drama familiar indirecto. Lo que sucede con Anne Bronsky en todos los órdenes de su vida (interpretada por notable Nina Hoss) remite a la relación del personaje con la disciplina. Hasta su madre pianista, como le recuerda el no menos exigente padre ya envejecido, falló en su carrera por no haber sido disciplinada.
Virtud paradójica, no exenta de ser practicada por disímiles idiosincrasias, y reconocible más allá de toda nacionalidad, la disciplina revela el carácter y también el modo en el que este se amolda a una cultura. Que Weisse haya elegido al actor francés Simon Abkarian en el papel del marido del personaje de Hoss suma un matiz relevante. La pertenencia a una tradición y las formas de ser también definen una modalidad de ser. La severidad con la que aquí se aprende a tocar una pieza de Bach sugiere que la perfección está por encima del placer, por encima de la expresión singular del músico y su sentimiento puesto en cada nota. La escena en la que Abkarian le hace escuchar un fragmento de una pieza musical a su esposa sin que ella sepa que la ejecutante es ella misma, es clave. Lo que se dice ahí glosa el espíritu alemán, si existe algo semejante, y también su refutación.
Si bien todo el relato está al servicio de estudiar disciplinadamente la disciplina, el deber humanista lleva a repartir la tensión dramática entre otras cuestiones. Los subtemas no son menores, porque ni el adulterio ni el Edipo son circunstancias menores en la vida burguesa europea, acaso tensiones propias en el film que tienen resoluciones aceptables pero menos intensas y sutiles que la atención dispensada a la posición de los hombros en el sostenimiento del instrumento y el largo de las uñas en relación al tacto y la cuerda.
La audición comienza y termina con la invocación de su título. Lo que sucede con el alumno que intenta ingresar a la academia en la que enseña Bronsky y que ella protege como su elegido es el punto de partida para la “musicalización” de una partitura en planos destinada a retratar una experiencia idiosincrásica de la disciplina. Así la sienten los alemanes, o muchos hombres y mujeres nacidos en ese país al que se le suele adjudicar una propensión espiritual hacia el deber, otra demanda asociada a la disciplina.
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La audición / Das Vorspiel, Alemania-Francia, 2019
Escrita y dirigida por Ina Weisse
Roger Koza / Copyleft 2021
El camino a la perfección está plagado de malas decisiones
En lo personal, pienso que la peor decisión es desear la perfección. Saludos.