LA DISERTACIÓN ILUSTRADA

LA DISERTACIÓN ILUSTRADA

por - Ensayos
21 Sep, 2020 11:19 | Sin comentarios
Pienso en el final y Hechizo de tiempo, dos formas antitéticas de hacer filosofía en el cine

Pienso en el final promueve la misma gimnasia cerebral requerida para resolver un crucigrama de una revista cultural o un diario que aún esboza un cuidado por el idioma. Con un poco de conocimiento y algo de agilidad intelectual, las palabras se completan, los cabos sueltos se unen y el presunto laberinto narrativo se resuelve. Azuzar la concentración y permitir asociar dos o tres situaciones en forma de acertijo bastan para otorgarle inteligibilidad al juego de desplazamientos subjetivos que el relato del filme Charlie Kaufman emplea para cumplir con su atendible virtud: conjeturar honestamente sobre la relación de la identidad respecto de la memoria, y también delinear cómo el Yo no es otra cosa que un sinfín de palabras prestadas e impresiones ajenas que se adhieren a ese núcleo contingente por el cual alguien es alguien y no otro.

El relato es esencialmente lineal: un hombre y una mujer viajan en auto para conocer a los padres de él. He aquí el primer acto. El segundo: la visita en sí, instante en que todo se transforma en un teatro filmado en torno a la castración simbólica del hijo. El tercero no podía ser otro que el regreso, donde se abandona el grotesco freudiano y el relato se encamina a un epílogo en que se explica todo pretendiendo lo contrario. (Será cuestión de segundos adivinar quién es quién: ella, él, aun ese hombre mayor que trabaja como ordenanza en una escuela, protagonista de un contrapunto narrativo disperso que el filme necesita como punto de llegada final).

Descifrar las ausencias de un crucigrama es una acción lingüísticamente limitada. Algo similar sucede con el filme de Kaufman, una máquina de disertación con citas heterogéneas cuyo funcionamiento consiste en ilustrar cada idea que se enuncia. El pensamiento no nace en el plano, ni en las relaciones entre los personajes; hablan y enuncian, después se teatraliza y se muestra. Por cada frase, un gesto, por cada silogismo, una imagen. 

Un caso contrario y milagroso es el de Hechizo de tiempo. Nadie cita ni a Kierkegaard ni a Camus, menos todavía a Deleuze, pero en esa comedia luminosa de Harold Ramis el concepto de repetición emana de la trama y se despliega como tal hasta que el concepto encuentra su propia subversión en otro, el de la diferencia. Los efectos del plano despiertan la especulación filosófica. No se declaman los conceptos, sino que surgen frente a nuestros propios ojos en los planos.

Este texto fue publicado por Número Cero en el mes de septiembre 2020

Roger Koza / Copyleft 2020