LA VIDA ÚTIL
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Dirigida por Federico Veiroj. Escrita por Inés Bortagaray, Gonzalo Delgado, Arauco Hernández y F. Veiroj.
**** Obra maestra
La segunda película de Veiroj constituye un salto cualitativo en su carrera como cineasta; una película de amor por el cine, una película cinéfila como pocas y un film oblicuamente político que dice mucho sobre el objeto amado de su relato.
“El cinéfilo es el que sabe que es un error pensar que, entre el espacio real de la sala de cine que representa la sociedad y el espacio imaginario de la pantalla, existe una línea o una frontera”. Hermoso veredicto del crítico Serge Daney, ideal para ver la pequeña obra maestra de Federico Veiroj, La vida útil, una película cinéfila como pocas.
Dividido invisiblemente en dos secciones, con un traspaso que se anuncia con algunos planos fijos musicalizados por un tema excepcional y semánticamente preciso de Leo Masliah, el relato de la segunda película de Veiroj empieza con el (imaginario) crepúsculo de la Cinemateca de Montevideo, que sufre un embargo y quizás pierda su sede, y termina con la nueva situación de existencia de uno de sus programadores, Jorge, que, tras décadas de trabajar en ese organismo de celuloide, empezará a vivir su propia película.
La cotidianidad de Jorge es metódica: programar, escribir sobre las películas, presentarlas, hacer la difusión, arreglar butacas, proyectar; los amantes del cine son todo terreno. La vida de la institución es problemática: recursos nulos, gastos fijos altos y una lucha secreta, más simbólica que económica: resguardar la experiencia que vive un espectador junto a otros en una sala oscura, allí donde la intimidad, el anonimato y el saberse con otros en una zona en común tienen lugar. No es otra que el cine como encuentro secreto del pueblo, un estadio del cine que aún persiste pero que en la era digital corre el riesgo de perecer.
Filmada en blanco y negro y en un formato que remite tanto al cine clásico de Hollywood como a la Nouvelle Vague, La vida útil resulta una elegía amorosa, quizás anticipada, acerca de una forma de ver cine. La inmortalidad es prerrogativa de dioses, y tal vez, como algunas especies, ciertas prácticas sociales también desaparecen, cumplen su vida útil. Pero la belleza y la fuerza del filme de Veiroj es que su perspectiva no se limita ni a la nostalgia ni al resentimiento.
Como si fuera un wifi viviente, Jorge sintonizará con la historia del cine. Suenan las bandas de sonido de westerns y musicales (y los acordes cinematográficos de Eduardo Fabini); todos los géneros del cine se le imponen: Jorge parece un detective en un ómnibus, luego protagonizará una comedia mientras simula ser un profesor de derecho que recita a Mark Twain, y finalizará bailando como Gene Kelly en un musical. ¿Qué significa este devenir cine?
Veiroj sugiere que el cine vive más allá de la pantalla; es una sustancia de nuestro imaginario, un código “genético” e histórico de nuestro ser en el mundo. Gracias a este filme libre y generoso sabemos que el cine todavía respira. Y de morir algún día no podrá ser sino una muerte heroica, acaso sonriente y temeraria.
Esta crítica se publicó en otra versión en el diario La voz del interior durante el mes de agosto 2011.
Roger Koza / Copyleft 2011
Escribí otra crítica sobre el film y se puede leer aquí.
Entrevista al protagonista del film se puede leer aquí.
Entrevista con Federico Veiroj, director del film se puede leer aquí.
La vida útil es una comedia? un drama? no se todavía de que se trata en cuanto al género que suscribe pero es como vos decis Roger: no se parece a nada! Todavía no se si se trata de una obra maestra (tendré que esperar en cuanto pasen los días como le sugiere el protagonista a un personaje en un pasaje de la película), lo que si creo saber es que es un film necesario para todo cinéfilo. Sólo aquellos que sepan comprender verdaderamente la historia del cine sabrán comprender mi entusiasmo. Un ejemplo : nadie sabe si Jorge gusta del cine de Costa, Kiarostami o incluso Godard. lo que sabemos es que aman el cine «clásico» (Martinez elogia a Einsenstein y a Welles como si fueran colegas de Costa o Hong Sang Soo en la actualidad). Lo cual es válido para legitimar toda la película.
La vi dos veces en el Hugo del carril, la vería 10 veces mas si la hubieran estrenado en fílmico.
Jorge Jellinek el protagonista es un caso aparte. Sólo la vida real nos da esos personjes en el cine: Hossain Sabzian (Primer Plano) o Santiago Badariotti («Santiago» de Moreira Salles).Saludos
Fue una gran alegría ver nuevamente este film, muy linda y muy pertinente la cita de Daney. Creo que la transformación de jorge luego del tema de masliah puede relacionarse de algún modo con la transformación de Alonso quijano en don quijote, lo que en el libro de cervantes ocurre con la literatura aquí sucede de una manera distinta con el cine. A su vez creo que no resulta casual que el monólogo de la mentira se de en la facultad de derecho ya que fue justamente fue un proceso judicial el que ultimó a cinemateca. Me fascinan todos los momentos de la vida útil, es muy interesante la clase que nos da Martinez en el programa de radio cuando diserta sobre la formación del espectador. El olvido deliberado del bolso en la peluquería posee un suspenso logrado a partir de elementos formales, ver llorar a jorge en el colectivo parte el alma y también es interesante espíar la ciudad en esta última parte del film.
Un abrazo.