LAS PELÍCULAS DEL BAFICI 2019 (02): NUESTRO TIEMPO
Nuestro tiempo, Carlos Reygadas, México-Francia-Alemania-Dinamarca-Suecia, 2018
La confianza y exposición de Carlos Reygadas (atrás y frente a cámara) en su quinta película es ostensible: su esposa en la vida real asume el rol protagónico y el propio director interpreta al marido, aquí un terrateniente y también reconocido poeta que decide poner a prueba el amor de la pareja introduciendo a terceros. Este melodrama de clase, autoconsciente de los materiales simbólicos que se disponen en el relato, no desconoce ni el hastío ni la supremacía económica de los pudientes, que pueden explorar los meandros del deseo sin otro temor que el de separarse, pues el estilo de vida está asegurado para todos. Si los hermosos planos generales del comienzo con niños jugando y adolescentes entregados a la seducción propia de esa edad, en un paraje natural paradisíaco, sugieren un tiempo en el que el deseo todavía resulta comprensible, lo que sigue a continuación es su reverso dialéctico: el deseo en la vida adulta es tan indescifrable como complejo, más aún cuando la abundancia material impide experimentar cualquier sentimiento de falta. Como sucede en todas las películas del director mexicano, a Nuestro tiempo no le faltan secuencias virtuosas, como aquella en la que se resuelve a través de un montaje paralelo el contraste entre un concierto de címbalo en el oneroso Teatro de la Ciudad y el ritmo propio del Zócalo, por el que pasan miles de transeúntes que nunca podrían entrar a ese recinto prestigioso de la alta cultura. Pero nada es comparable a los últimos minutos de la película. En el epílogo, Reygadas observa detenidamente la violencia de los toros en la lucha entre dos machos y los filma desde una perspectiva lo suficientemente misteriosa como para instar a vincular las similitudes y diferencias entre las bestias y los seres presuntamente inteligentes que no solo se mueven por instinto sino que también desean.
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