MES FICUNAM 2013 (13): TRISTES TÓPICOS
Once I Entered the Garden / Una vez que entré al jardín, Avi Mograbi, Israel, 2012
En un pasaje glorioso, Ali El Azhari, palestino, profesor de árabe, le dice a Philippe, el camarógrafo de Avi Mograbi, el famoso director judío e israelí: “Imagina si no hubiera conflicto. ¿Podrías vivir sin él? Después de 63 años, la música, la poesía, los rezos, la risa, las lágrimas, la ensalada, el Ramadán, Yom Kippur… todo pasa por el conflicto”.
La prueba micropolítica de que se podría vivir sin conflicto es justamente este film y la extensa relación de amistad entre Ali y Avi, los dos protagonistas: la fluidez de la conversación, el cariño que se tienen y la cantidad de puntos en común de sus respectivas vidas muestran que otra historia sería posible. El padre de Avi era judío pero toda su cultura era árabe, incluso su lengua. Del lado de Ali, su carta más poderosa es haberse casado con una mujer judía y haber tenido una hija. La aparición de Yasmin, la hija, trae frescura y lucidez; es acaso una encarnación utópica diferida de un estado binacional: hija de palestinos y judíos, habla hebreo y árabe y es consciente de lo que todo eso significa: “La mayoría de los chicos de mi clase son racistas”.
Este paradigmático documental reflexivo es, principalmente, una larga conversación (en una casa privada, en un auto, en una playa y en una zona “prohibida” de Galilea) entre dos amigos a quienes les ha tocado ser parte de un antagonismo perpetuo y agónico. El diálogo es siempre ameno y sin una direccionalidad precisa: de la fundación del Estado de Israel se puede pasar a un tema familiar y de ahí a discutir la situación política de Egipto o cómo debería ser la película que quieren hacer juntos. Además, Mograbi intercala tres cartas de amor entre una mujer árabe y un hombre judío, leídas por la actriz Hiam Abbas, acompañadas por material de archivo de las calles de Beirut en la actualidad.
El humanismo razonable del film puede parecer ingenuo, pero, mal que les pese al cínico y al radical, es la única vía política para un porvenir alternativo.
Three Sisters / Tres hermanas, Wang Bing, China, 2012
La obra de Wang Bing tiene una importancia capital. El documentalista más destacado de la Sexta Generación viene trabajando en una suerte de contrahistoria del siglo XX y principios del XXI. Sus películas insinúan y muestran un estado de cosas y una genealogía. El boom económico chino o las delicias de un comunismo de mercado podrán acelerar la construcción y modernizar un país demasiado grande, pero millones de personas quedan excluidas del desarrollo en un radical fuera de campo. No en las películas de Wang.
En esta ocasión Wang viaja a la provincia de Yunnan, a un pueblo perdido en las montañas. El frío es rotundo, la aridez una evidencia. Wang se dedica a seguir la vida de tres hermanas: Yingying (10), Zhenzhen (6) y Fenfen (4). Las tres tienen características diferentes; por su edad y por los roles que debe asumir, Yingying es el centro de este film tan seco como amoroso. El padre de las niñas está prácticamente ausente, pues debe viajar por trabajo a una ciudad cercana; la madre es una figura definitivamente ausente: los abandonó. Las chicas prácticamente viven solas, y que su abuelo y su tía vivan a pocos metros modifica poco la dureza cotidiana y el desamparo. Sobrevivir es un imperativo permanente, y la niñez es un estadio utópico para otro mundo.
El registro es observacional, lo que no significa una mirada distante y cómoda. Es extraordinario el esfuerzo constante de Wang en mantener una altura de cámara que coincida con el lugar de percepción de las niñas. El cuidado de las ovejas, la recolección de papas y estiércol y las condiciones climáticas obligan a Yingying a un movimiento permanente y veloz. La cámara de Wang a veces transmite el mismo tipo de urgencia que un film de los Dardenne: Yingying podría ser Rosetta, pero del siglo XII.
En una fiesta familiar en un pueblo cercano, alguien pondrá en palabras el punto de vista de Wang, legible en sus planos como un manifiesto. Igual que el desarrollo exponencial de una economía gigantesca y delirante, el famoso “revival rural” es para unos pocos.
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Ambas películas pertenecen a la sesión Trazos, Ficunam 2013
Roger Koza / Copyleft 2013
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