MES FICUNAM 2016 (19): EL DESEO DE FICCIÓN: EL CINE DE MIGUEL GOMES

MES FICUNAM 2016 (19): EL DESEO DE FICCIÓN: EL CINE DE MIGUEL GOMES

por - Ensayos, Festivales
24 Feb, 2016 08:33 | Sin comentarios
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Miguel Gomes

Por Roger Koza

En A Cara que Mereces, la ópera prima de Miguel Gomes, asistimos a las consecuencias de una enfermedad de sarampión en un joven que está por cumplir 30 años: una asociación casi onírica de situaciones bastante delirantes que constituye fundamentalmente toda la segunda parte del film. El inconsciente del personaje principal invoca a siete Doppelgänger suyos, los cuales habitarán su casa y deberán cuidar de él. Lo que sucede de ahí en adelante transgrede cualquier imperativo realista que se le que quiera adjudicar al cine. Otro sistema de selección de acontecimientos se pone en marcha y lo interesante se desplaza a una modalidad de conexión de hechos que la propensión de la conciencia no suele fijar en su funcionamiento diario.

Antes de que Francisco, el protagonista de A Cara que Mereces, se enferme, él y su novia participan de una obra teatral interpretada por niños. Literalmente, él se pasea de aquí a allá disfrazado de cowboy, como si fuera una encarnación lusitana viviente de Woody de Toy Story. El sarampión, por otra parte, no es una enfermedad de adultos.

Primer postulado, o intuición para situar el cine de Miguel Gomes: la infancia es una edad que trasciende a la propia niñez en sí, aunque es en ese estadio concreto de una vida donde se aprende a reconocer el deseo de ficción. ¿En qué consiste ese período? En la infancia es posible desarrollar una cierta aptitud perceptiva y espiritual por la cual todo lo que está presente en el mundo concita interés y asombro. En la indesmentible edad del no saber, preguntar implica poner en funcionamiento una voluntad de saber que está ligada principalmente al relato.

As Mil e Uma Noites: Volume 3, O Encantado

En un pasaje menor pero fundamental de As Mil e Uma Noites: Volume 3, O Encantado, Scheherezade se encuentra con Paddleman, un joven hermoso y semental sensible que ha tenido mas de 200 hijos. Ni bien se conocen los posibles amantes se cruzan con unos niños, quienes empiezan a formular preguntas de todo tipo. Los hijos de Paddleman quieren saber sobre el origen de los bebés, la naturaleza del viento, el vigor de los animales y aquello que se desconoce del mundo porque se está muy lejos. Scheherezade no responde científicamente, sino a través de lacónicas soluciones parciales en forma de relato. La escena es magnífica y en cierta medida sintetiza la intuición acerca de la infancia como edad de iniciación al hábito de construir relatos. La escena también deja constancia de que esa es también la edad de creer en las creencias. Es decir, creer en el mundo en ese estadio es fácil; el escepticismo adviene tardíamente. Todo esto es algo que se puede ver muy bien en la primera carta de Redemption, el capítulo correspondiente a la infancia de Pedro Passos Coelho, cuando este, de niño, se siente desolado y le escribe a sus padres ausentes.

¿Qué es una ficción? ¿Qué es en el cine hacer ficción? A diferencia de la ficción literaria, en la que la palabra no tiene que confrontar directamente con su referencia, operación inconmensurable respecto del cine debido a que el espacio literario prescinde de la presencia de lo real, Gomes advierte para el cine una relación consustancial e insustituible entre lo que se entiende por ficción y documento. La evidencia fugaz de esa intersección se puede observar en una secuencia muy placentera de As Mil e Uma Noites: Volume 3, O Encantado, cuando Scheherezade y su padre conversan despegados del suelo en un asiento de la rueda de la fortuna. Ellos pertenecen a otro siglo y son figuras propias de un universo puro de ficción, pero el contexto elegido remite de lleno al presente y todo lo que se divisa por detrás y hacia el fondo poco tiene que ver con ellos. Este ejemplo, en verdad, es menor, un indicio circunstancial, pues la extraordinaria Aquele Querido Mês de Agosto trabaja sobre esos elementos en su propia poética de construcción, de lo que se predica la naturaleza documental de la ficción como a su vez la afirmación contraria, la naturaleza ficcional de lo real. Con ese registro amoroso que Gomes dedica a todos los habitantes de Arganil, la primera parte del film no es otra cosa que la preparación de ese film que se va a rodar y que será presuntamente el film en sí. Así es que la segunda parte será el film prometido, o algo parecido a lo descripto con anterioridad. La paradoja es que esa segunda parte, curiosamente, no será del todo distinta a la primera. He aquí una cierta circularidad virtuosa entre el mero registro de lo real y su imitación lúdica.

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As Mil e Uma Noites: Volume 1, O Inquieto

Una vez más, ¿qué es la ficción? Un personaje de Gomes en As Mil e Uma Noites: Volume 1, O Inquieto recorre las fauces de una ballena con una antorcha diminuta en sus manos. Allí será atendido por una médica y su asistente, como si el interior del inmenso animal fuera una clínica. En la conversación que mantienen, la médica dice: “Esta poderosa máquina, que fue pagada por el pueblo y ofrecida para usted, es una contadora de historias. Y contará la historia de sus próximos días. Va a contarla a través de los registros de la aceleración del pulso, los gráficos de taquicardia y las sinapsis de las arritmias. Y para que la historia sea menos árida, usted va a escribir en un cuaderno una descripción de sus acciones”. Más allá del escenario inverosímil y del lenguaje metafórico de la médica con el que se refiere al electrocardiograma, la metáfora puede ser reapropiada para emparentar la ficción con una máquina (popular) de contar historias, acaso con efectos medicinales sobre el cuerpo, por la que el paciente o narrador, al poder redescribir y establecer ciertas causalidades entre los distintos eventos de su vida, conjura la repetición inerme de los hechos sin teleología alguna, como también hace frente al deletéreo efecto de los relatos del poder desprovistos de ingenio que reducen la vida de un hombre a su desempeño económico. Es por eso que el gran gesto político de Gomes en su reciente trilogía sobre la crisis portuguesa es vindicar la ficción, la mayor aventura de la inteligencia sensible y el remedio insustituible por excelencia. El abandono de la ficción es una abdicación espiritual tan irreparable como la pauperización del trabajo en todos sus órdenes. Rabia e imaginación, documento y ficción, he aquí las coordenadas simbólicas de As Mil e Uma Noites.

Para terminar, un comentario al paso, un breve señalamiento acerca de una de las más hermosas marcas del cine de Gomes: las transiciones. Los cambios de un escenario a otro, el pasaje de una historia a otra, los cambios de tiempo en el relato son tan singulares como encantadores en su cine. Se podrían citar varios ejemplos, como el travelling inicial en Entretanto, en el que el salto de los jugadores de rugby culmina en el cielo, o la perspicacia narrativa para introducir el pinzón en As Mil e Uma Noites. Pero la transición más sobresaliente del cine de Gomes es aquella que tiene lugar en Tabú en el momento en que Santa, Pilar y Ventura se encuentran en un shopping después del entierro de Aurora. Sentados en ese lugar, casi imperceptiblemente, los sonidos del África colonial van entrometiéndose en el espacio visual, enrareciendo la relación entre el tiempo y el espacio. Ventura empieza su relato del pasado acerca del amor prohibido vivido con Aurora y esa edad pretérita llega primero en forma sonora. Sin saberlo, ya estamos en África, y cuando la imagen lo confirme, el bienestar que producirá ese pase mágico es indescriptible. Esas transiciones en el cine de Gomes son gloriosas, pues identifican el momento exacto en que la ficción empieza a hacer su trabajo sobre el imaginario y sus efectos de encantamiento quedan a la vista.

Roger Koza / Copyleft 2016