MES FICUNAM 2016 (23): ACORDES INTEMPESTIVOS

MES FICUNAM 2016 (23): ACORDES INTEMPESTIVOS

por - Ensayos, Festivales
01 Mar, 2016 08:07 | Sin comentarios
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Sangue del mio sangue

Por Roger Koza

Al momento de escribir suena en mi mente, como un estribillo irrecusable, el más famoso aforismo de Bresson acerca del sonido: el cine sonoro inventó el silencio. En el cine contemporáneo, en todas sus expresiones, el silencio es un enemigo, una anomalía que corroe la imagen, una entidad invisible y muda por domar.

¿Cómo filmar el silencio? ¿Qué tendrán que aprender los ingenieros de sonido, que ahora cuentan con miles de sonidos a su disposición, para rellenar el sigilo de toda imagen que no habla? ¿Qué hacer con la música que suele pegarse a la imagen para resguardar su insignificancia o compensar su poca convicción en su registro y encadenamiento con otras imágenes? En el sonido y el silencio se descubre la falsedad de una imagen. También su verdad.

Seis minutos en silencio frente a un plano único de una pecera. El sonido permanece en fuera de campo. Nada, absolutamente nada suena. La intensificación de la mirada es entonces inevitable. Hay que mirar a fondo, a los costados, al centro; mirar sin dirección: los peces y sus movimientos, un detrás lógicamente borroso en el que el mundo de los hombres transcurre en su inevitable insipidez cotidiana, contrapunto visual que pone en mayor evidencia la inconmensurable vida de los peces y reenvía a su vez la existencia de los hombres a una pecera cósmica en la que deambulan de un mismo modo. La ausencia de sonido obliga a escuchar inmediatamente cómo se mira desde el propio ruido. La banda sonora es el cerebro de quien mira. Pero de pronto una obra musical irrumpe y permanece en toda su duración. La música se despega enteramente de lo que está a la vista. Su aparición impone otra experiencia de la sensibilidad. En el cine de los Straub, mejor dicho, al menos ahora, en el cine de Jean-Marie Straub, la disyunción entre ver y oír es una poética y también una política (de la sensibilidad). Ese inicio de L’Aquarium et la nation es quizás la mayor lección sobre el tema en toda la programación.

Hay otros segmentos gloriosos en las películas del festival para pensar el sonido, la música y la imagen. El magnifico inicio de July Rain, de Marlen Khutsiev, los tres volúmenes de As Mil e Uma Noites, de Miguel Gomes, y toda la realidad sonora y musical de Sangue del mio sangue, de Marco Bellocchio, el gran maestro del uso musical en el cine contemporáneo. Tan solo lo que sucede en ese film con Nothing Else Matters de Metallica en versión monástica alcanza para entender la poca astucia y elegancia.

Roger Koza / Copyleft 2016