MOSTRA DE CINEMA DE TIRADENTES 2020 (07): LA RETÓRICA

MOSTRA DE CINEMA DE TIRADENTES 2020 (07): LA RETÓRICA

por - Festivales
15 Feb, 2020 04:37 | Sin comentarios
Segunda carta. Desde otra perspectiva, se analiza el fenómeno de la recepción y de ahí nacen otros cuestionamientos y preguntas.

Querido Roger:

Gracias por la carta. Coincido con tu apreciación acerca del oficio de escribir: las piezas a cuatro manos se estudian en soledad y, al momento de la ejecución, no se tocan las mismas notas a la vez. Como si se tratara de una interpretación musical, no interesa tanto hurgar los orígenes del texto –esas contingencias que mencionabas– sino desplegar una coreografía a partir de discursos que se rozan, que se cruzan, que ensayan un juego de relevos, distancias y proximidades. Me atrae esa visión de la crítica de cine como un espacio de encuentro y de disputa en torno al teclado. Y si bien yo tampoco suelo creer demasiado en las telepatías: que las hay, las hay. Bienvenida, entonces, esta correspondencia.

En cuanto al asunto de la recepción de los films, la actitud del público es una de las cualidades del festival que más me sorprendieron. Tanto en los debates como en cada una de las proyecciones se respondía en voz alta a los saludos: “Boa noite a todas”, decía el presentador de las funciones vespertinas apropiándose felizmente del lenguaje inclusivo. “Boa noite”, se le contestaba al unísono. Este detalle tan elemental, tan alejado del esnobismo apático o, si se quiere mitigar, de las reacciones introspectivas del auditorio argentino (me permito la generalidad), revela de entrada una disposición favorable a la conversación que se trasladó a otras instancias: los debates programados, desde luego, pero también las charlas informales al salir del cine, como si algo del aura de la miscigenação barroca propiciara el intercambio generoso y abierto entre académicos, programadores, críticos, cineastas, curadores y el resto de los asistentes. (Por cierto, ¿viste que en ninguna de las funciones sonaron teléfonos celulares, ni tampoco cortaron el clima de respeto y entrega a la oscuridad?). La distancia entre la escena de Tiradentes y nuestras costumbres y percepciones amplifica, sin duda, las posibilidades de una mirada descentrada.

Precisamente, las repercusiones alrededor de Canto dos Ossos dan cuenta de ese abismo de un modo ejemplar. A propósito de los vampiros queer(una especie más bien rara de posvampiros), te diría que no sólo no me entusiasmaron sino que esa misma noche me desencadenaron pesadillas bañadas de sangre, lo cual no deja de ser llamativo pues la película no pretende despertar esa clase de estímulos, no apunta a conmover una dimensión pasional y carnal. Esto me recuerda el ensayo de Linda Williams, Film Bodies, donde se explora la retórica de tres géneros que tienen la misión de sacudir el cuerpo: terror, melodrama y pornografía. No conozco los pormenores de la literatura y el cine de vampiros, pero intuyo que cultivan el hábito de revolotear esas coordenadas sensoriales. En cambio, el film que ganó la última edición de Tiradentes busca interpelar a los espectadores desde una racionalidad reivindicadora de políticas identitarias basadas en demandas LGBTIQ+. Sin embargo, no perturba, no incomoda, ni mucho menos calienta.

Como clave de lectura me resulta curioso decir que Canto dos Ossos no esté interesado en conquistar una visibilidad, después de que el jurado decidiera otorgarle el principal galardón. ¿Bruce LaBruce, Stan Brakhage? Ex post facto, esas referencias totalmente insospechadas me dejaron igual de azorada que a vos. Antes que tirar por la borda el afán hermenéutico, frente a films como este convendría evocar a contrapelo el espíritu sesentista de Susan Sontag: quizá es tiempo de ir en dirección opuesta al rechazo de la interpretación para pensar la crítica de cine como una dialéctica entre erótica y hermenéutica.

En efecto, la extenuante languidez de la película de Jorge Polo y Petrus de Bairros parecería contener una pista con relación a la ausencia de escenas sexuales en una Muestra que postula la potencia de la imaginación (al margen del insípido goce sublimado por el film de qualidade cuyo título no puede ser más descriptivo: Natureza Morta). No lo atribuiría a un triunfo indirecto de la moral infundida por el puritanismo de los neopentecostales con sus asordinadas pulsiones de vida (las de muerte, por el contrario, reverberan a la orden del día), sino tal vez a una encerrona a la que pudo haber conducido el discurso bienpensante de la corrección política en colisión con el arte cinematográfico. No fueron muchas ni diversas las salidas que se aventuraron sobre la base del consenso, compartido por la cultura de Tiradentes, de que al cine finalmente le llegó la hora de conjurar su inconsciente patriarcal, racista, clasista. Quiero decir: el reclamo por hacer visibles otros cuerpos, otros afectos, otras emociones, otras razones, otros deseos, bajo la vigilancia atenta de no reproducir miradas insolentes, parece haber acorralado algunas producciones llevadas a la pantalla. Por suerte, el cine brasileño contemporáneo ya ha demostrado que hay alternativas fabulosamente creativasy disidentes que desbordan figuraciones salvajes, arriesgadas, vibrantes, tales como As boas maneiras, Boi neon o Sol alegria. Sin embargo, no fueron estos los caminos retomados por la mayoría de las proyecciones de la edición de 2020.

En este sentido, me parece problemático que el imperativo de “visibilizar” se transforme en una meta, cuando podría tratarse de un punto de partida (como en Tiradentes, de hecho, lo es). La preocupación por el rescate, por la visibilización, por querer pasar al frente es comprensible dada la historia de exclusiones sociales y desigualdades geopolíticas: una necesaria instancia comunitaria de oposición y de autoafirmación. Pero así y todo, aspirar a “ser a nova regra”, según manifestaron públicamente varios y varias cineastas, no debería sostenerse como gesto suficiente, sobre todo cuando sus películas terminan agotando, por ejemplo, el recurso de la mirada a cámara, o bien cuando sus tramas se tornan tan previsibles. Quizá estoy atravesando un período demasiado gramsciano como para confiar en la capacidad inmediatamente liberadora del encuadre o en el poder de ese lugar utópico llamado “contra-hegemonía”. El cine no está para obedecer consignas ni para agitar panfletos.

Te deseo una Gute Reise. Espero con entusiasmo tus noticias de la Berlinale.

Julia

P.S. Tu invitación, inspirada en la bajtiniana propuesta de Rosenbaum, a pensar dialógicamente me llevó a pedirle a Juliano Gomes su texto sobre Canto dos Ossosque escribió para la revista Cinética, aunque aún no tuve tiempo de mirarlo. Pero volviendo sobre el tema, el temadiría, de los discursos oscurantistas, el cine brasileño consiguió elaborar esas distopías que vos llamaste “ficciones proféticas” con un vuelo creativo inusitado. ¿Cómo ves este asunto hoy por hoy?


Fotos y fotogramas: Mostra de Cinema de Tiradentes, ceremonia de premios; 2) Sala principal de la Mostra; 3) Naturaleza Morta

Julia Kratje / Copyleft 2020