SEMANA DEL 7 AL 13 EN CINECLUBES
LA CUMBRE: EN EL CINE LUIS BERTI, BELGRANO 470
PELÍCULA DEL MES
Érase una vez en Anatolia, de Nuri B. Ceylan, Turquía, 2011
158’ / +13
La sexta película del realizador turco (y extraordinario fotógrafo) Nuri Bilge Ceylan tiene un inicio formidable. Después de dos planos iniciales que transcurren en un bar, se ven unos autos en una zona montañosa. Es el atardecer. Allí van policías, sospechosos, testigos, un procurador, un médico y dos excavadores. Están buscando un cadáver y deben reconocer previamente el lugar donde fue enterrado. Sopla el viento, llueve, y después de una búsqueda infructuosa, al llegar a una aldea, la luz se cortará por la tormenta. Los relámpagos iluminan la oscuridad, y el médico y el procurador conversan sobre el caso de una mujer muerta, la pertinencia científica de las autopsias, la naturaleza de la mujer, y el suicidio como una forma de castigo a los otros. Ceylan trabaja en dos líneas: el suspenso de saber si se encontrará o no el cadáver, y una suerte de meditación sobre la soledad de los hombres y sus deseos incumplidos. En algún momento, un policía le dice al médico: “Si no tuviera familia y fuera más joven, tomaría mi mochila y me iría de viaje”. La formulación de ese deseo casi adolescente reverberará sobre las acciones que siguen. El final resulta un encuentro indirecto con lo ominoso, con la irrupción de lo siniestro. En un fuera de campo soberbio, el médico forense y su colega de la morgue practican la autopsia requerida. No se ve, se escucha, y entre el sonido de un cuerpo desmembrado Ceylan le impone al protagonista volver a pensar sobre su deseo. Por la ventana verá a unos niños jugando al fútbol. La vida está en otra parte. (Roger Koza)
que tal pasaba por aqui…
hay 3 adulterios en la pelicula, uno por cada mujer que aparece; aunque practicamente las mujeres no dicen palabra en la pelicula. Me pregunto si Turquia será una sociedad machista.
El adulterio del pasado, representado en la historia del procurador, el del presente, que es el del crimen que ocupa la trama. Y el del futuro, representado por el deseo de los hombres por la joven del pueblo.
Muy buen aporte amigo Boudu. Siga pasando por aquí. RK
¡Grata sorpresa la de este director que no conocía! Nos trae reminiscencias de Tarr y Kiarostami.
Este ¿policial? enigmático nos enfrenta a lo que podríamos llamar cine-metáfora, en donde la excusa de un tema determinado sirve para hablar de temas absolutamente distintos.
Es un film totalmente masculino; la mención del problema prostático nos avisa de la tónica.
Las mujeres están casi ausentes en figura; aunque su radical importancia se trasunta en los diálogos de esos hombres. Hasta la femenina luna se presenta discreta detrás de las nubes. El bellísimo pasaje de la joven campesina grafica el ideal masculino de virginidad y pureza.
El paisaje obra como eco del mundo interior de los personajes. Desolados horizontes, caminos de búsqueda; la soledad impregna esas vidas que, desorientadas, vagan por la noche en busca de un hallazgo.
Del mismo modo, la inminente entrada en otros modelos culturales, se hace patente en las incógnitas sobre el mundo que producirá, en donde objetos tan mínimos pero apreciados como un especial yoghourt, sufrirán cambios.
Una frase ya citada por Svankmajer: “En este mundo que viene ya no vale la pena engendrar nuevos hijos”, sobrevuela estas problemáticas masculinas. Vida y muerte rondan en ciclos interminables y a veces el humor es el escape necesario ante la precariedad humana.
Los personajes van rebelándose de manera magistral. ¿Cuál es la verdadera identidad de cada uno? Nadie es lo que aparenta y en los destellos de esas personalidades surge lo inasible de la realidad, del juicio justo, del desafío ante las culpas ajenas y propias.
Como en un espejo colectivo, cada uno se enfrentará a su propio universo y de ese reflejo, en apariencia, sólo el médico rescatará una luz para su camino.
El magnífico guión está apoyado por el impresionante trabajo de sonido fuera de campo, que le otorga una veracidad casi documental a las escenas. La autopsia está resuelta de una forma absolutamente respetuosa pero escalofriantemente veraz gracias al sonido.
La proeza de sostener una hora y media de rodaje en la oscuridad sin tornarse asfixiante, hace de este director uno de los grandes maestros de la fotografía.
Magistrales son además las actuaciones, sobresaliendo la impactante labor casi muda del asesino, digna del cine de Dreyer.
¡Bienvenido a mi canon, Ceylán!
AROKI
El comentario que figura como de Medonea es exclusivamente de AROKI(válida aclaración)