THE CAVE OF FORGOTTEN DREAMS / LA CUEVA DE LOS SUEÑOS OLVIDADOS
La cueva de los sueños olvidados / The Cave of Forgotten Dreams, EE.UU., 2010
Escrita y dirigida por Werner Herzog
*** Hay que verla
La primera película en 3D…
“Buscar paisajes que todavía no hemos ofendido, planetas que aún no existen, paisajes soñados”, decía Herzog hace un tiempo. Filmar lo que todavía no tiene una imagen ha sido uno de los vectores de su cine. Lo extremo y lo excéntrico son otras características ostensibles, pero Herzog es el cineasta de nuestra especie: entiende el costado poético materialista de Darwin y por tanto ve a la especie humana como una especie entre especies. Su especialidad son los hombres y, aunque por momentos un nihilismo juguetón es visible en sus películas, Herzog no es un practicante de la misantropía.
El eje de La cueva de los sueños olvidados es una anécdota de montaña y un hito evolucionista. En 1994, unos exploradores se encontraron con un pasaje angosto en una zona montañosa cercana al río Ardèche en el sur de Francia. Al adentrarse en la cueva descubrieron una suerte de museo de arte paleolítico. Entre cristales que parecen esculturas de parafina, había pinturas rupestres: leones, caballos, rinocerontes, bisontes, incluso las palmas de las manos de estos artistas inimaginables de hace más de 33.000 años podían verse sobre las rocas utilizadas como lienzo. Después del descubrimiento, el gobierno de Francia selló la entrada con una puerta parecida a la que se utiliza en los bancos. Preservar el hallazgo y a su vez estudiarlo fue la política adoptada. Ciencia sí, turismo no.
Son los científicos y algunos artistas, entre ellos Herzog y un equipo mínimo de rodaje (por un tiempo breve), los que han podido y podrán visitar este territorio encantado, aunque se proyecta una réplica exacta para que el público pueda ver la Cueva de Chauvet (Chauvet es el apellido del líder de la expedición). Quizás la mejor opción sea otra: visitarla a través del ojo mecánico y tridimensional de Werner Herzog.
El plano inicial es un travelling hacia adelante en un viñedo. Paulatinamente, la cámara se mueve y el efecto en 3D anticipa una intención: hacer partícipe a quien mira de un viaje. A menudo, en el cine 3D lo que importa, algo ya establecido casi como una regla, es que la imagen se escape de la pantalla física. Los objetos se salen del rectángulo blanco y los recibimos ópticamente a menor distancia; así los sentimos cerca, están con nosotros. El procedimiento de Herzog durante todo el film será inverso: serán los ojos los que se implicarán con el plano percibido en 3D. La profundidad de campo ampliada es un aliciente para el observador. Son los ojos los que deben encaminarse.
A partir de esto, incluso, se pueden adivinar las intenciones de Herzog cuando elige un falso plano de intromisión de la pantalla hacia la platea, un plano subjetivo desde un parapente en el que una persona frenará al camarógrafo volador. El modo como sucede parece ser un efecto de salida, pero en realidad es el mismo movimiento propuesto desde un inicio: se ataja la mirada, y las manos de quien frena el vehículo volador simplemente detienen al camarógrafo.
La estructura narrativa es sencilla: ver las pinturas, los espacios circundantes, escuchar las opiniones de distintos científicos, volver a ver las pinturas y propiciar nuevas preguntas. En algún momento habrá un viaje tridimensional a través de un diseño computacional de toda la estructura de la cueva; literalmente, es un viaje óptico inolvidable que funciona además como interludio de un esquema preciso que Herzog sigue y viene repitiendo en sus recientes documentales: cabezas parlantes, paisajes no discursivos y su intervención reflexiva (que oscila entre el sentido común y la indagación filosófica) se combinan de tal modo que sus filmes constituyen ensayos generales sobre la especie y sus creencias, películas que pueden ser tan cinematográficas como televisivas (de autor, según su compatriota Kluge), tan extremas como accesibles. En todas ellas preexiste un concepto que organiza secretamente lo que vemos.
Diríase que Herzog es nuestro cineasta darwinista por excelencia: su lente mira nuestra especie y las mil formas de adaptación, sin olvidar nuestra interacción con las otras criaturas que pueblan el mundo y la intersección entre lo artificial y la naturaleza. Jamás postula, si se mira con atención, ningún elemento transcendental que dé sentido al escenario del mundo constituido por materia: el límite es la inmanencia. En Herzog, el mundo no es jamás la expresión de un diseño inteligente y profundo. La Tierra y nosotros en ella estamos simplemente en una involuntaria travesía a la deriva, sin un origen que respalde nuestra empresa exploratoria. ¿Una cosmología conscientemente atea? Sí, y sin vacilación alguna, incluso si el objeto del documental es el Dalai Lama. Eso no oblitera ni el asombro ni el placer sensual de estar en el mundo, ni siquiera impide maravillase por la obsesión metafísica de postular entidades sagradas. El animal del lenguaje imagina, delira, inventa.
En Herzog ha sobrevivido una experiencia vital en extinción: la noción de aventura. Ir en búsqueda de lo desconocido. Lugares sin palabras, tierras sin imágenes, se trata de buscar siempre un antes de la civilización, el afuera del orden del discurso. Evidentemente, una experiencia erosionada por diversas prácticas cotidianas en donde todo está a la vista para devenir en mercancía simbólica. Herzog, todavía, consigue validar una experiencia moderna del movimiento ligada con la expedición. Trasladarse es moverse de un lugar que conocemos a uno que desconocemos. La experiencia del mundo todavía se resiste a una codificación total. En Herzog, el genoma de nuestra vida simbólica sigue siendo indescifrable.
La primera interpretación de las pinturas es de Herzog. En la figura de los leones y los caballos ve el inicio del cine, su prehistoria. En efecto, son pinturas que intentan dar cuenta del movimiento, y es ahí donde quizás habría que localizar a los primeros cineastas y animadores. Más tarde, Herzog se preguntará si la invención del alma humana no tendría allí su genealogía, declaración central de la película, pues se pronuncia en un estilo especulativo, minutos después de que uno de los científicos apela a un salto metafísico. Más que homo sapiens –dirá el hombre de ciencia– somos homo spiritualis, lo que Herzog niega dialécticamente minutos después y recupera en clave darwinista. Es que el alma, desde un punto de vista clásico y ortodoxo, jamás puede ser una invención. Que la genealogía del alma ha tenido lugar en esa cueva remota significa simplemente que en esas pinturas y algunas ceremonias sagradas que acompañaban su realización se estaba instituyendo un léxico poderoso en el cual se proponía un algo más allá del mundo. Ese más allá tendrá más tarde su correlato en la interioridad, otra invención, desde esta perspectiva, de lo que se predica la prehistoria del alma.
En un epílogo delirante y filosóficamente relevante, Herzog sugiere en una visita enigmática y cómica a un invernadero situado a pocos metros de las cuevas y más cerca de una planta nuclear, en donde viven unos cocodrilos albinos, quizás mutaciones vivientes frente a la exposición nuclear, que esas criaturas son nuestros dobles. ¿Qué clase de asociación es ésta? Una lectura posible de Un maldito policía en Nueva Orleans es que no es otra cosa que un cuento filosófico sobre nuestra condición animal, algo así como un film sobre el carácter dominante de nuestro complejo R, la zona cerebral que supuestamente compartimos con lagartos y serpientes. Ese giro cómico al final de La cueva de los sueños olvidados tiene una resonancia filosófica que excede la asociación libre y la tendencia al humor.
Finalmente, Herzog en 3D tiene (un) sentido. Los primerísimos planos del suelo de la caverna, los travellings sobre los huesos animales y los famosos dibujos son operaciones formales con un fin específico. El 3D en Herzog funciona como un dispositivo destinado a superar la representación cinematográfica, el plano dimensional que refiere a la pintura y a la fotografía, trastocado por el movimiento pero sin superar la distancia inconmensurable entre lo que es visto y quien mira.
La búsqueda parece ser muy diferente a la de Cameron y Burton, dos supuestos autores que han trabajado en tres dimensiones. Aquí no se trata de estimular sensorialmente la percepción sino de alterar la experiencia sustituyendo la representación (que, por definición, implica una distancia entre el observador y lo observado). Una exigencia ontológica se le impone a Herzog, y quizás también una difusa e inconsciente deontología respecto de un registro que, por ser histórico e irrepetible, debe reproducir más que representar una experiencia. La cámara debe ser literalmente una extensión de nuestra mirada, una experiencia óptica democratizada, tal vez fallida pero intensa, pues ni usted ni yo veremos por nuestros propios ojos las cuevas de nuestros antepasados, ese escenario primordial en el que nacieron los sueños y en donde Herzog creyó encontrar los primeros esbozos del cine.
Esta crítica fue publicada en otra versión por Good News revista de diciembre 2011
Roger Koza / Copyleft 2011
Roger, es interesante: escribiste por ahí que te hubiera encantado que esta película de Herzog fuera «masiva» en contraposición con «el gato con botas» porque su tema era, aparentemente, el principio del arte en la humanidad y un tema así, es IMPORTANTE DE VERDAD (y no mera diversión barata como la película con Banderas). Lo curioso es que Herzog en esta película ironiza de manera solapada al principio y casi grotesca al final sobre este sentido «intelectual» de «los temas importantes» (del «deber ser» de los temas importantes más bien para los intelectuales) lo cual me pareció la cosa más rescatable de, posiblemente, uno de sus documentales más flojos (y mirá que los ví a todos). A priori, esa caverna con las pinturas más antiguas de la humanidad encontradas por el hombre hasta la fecha deben o deberían guardar SECRETOS TRASCENDENTALES PARA LA ESPECIE HUMANA: al menos con ese grado de importancia son guardadas en esa «boveda» de alta tecnología con guardias de seguridad, puertas imprenetrables y guardianes (científicos) paranóicos que no te dejan estar adentro más de una semana al año. Herzog comienza su aventura con este entusiasmo por lo TRASCENDENTAL pero estando una vez adentro de la cueva, todo se (le) desinfla… Todo bien con las pinturas, pero, NO HAY NADA MAYORMENTE TRASCENDENTAL O SIMBÓLICO EN ELLAS salvo la típica expresión artística humana de intentar a través de un medio estético, (re)presentar la naturaleza que lo circunda (quizás para sentirse CENTRO de esa naturaleza; quizás para saberse rareza de esa naturaleza; quizás para saberse parte y contraste al mismo tiempo de esa misma naturaleza que lo precede y desborda). De un modo u otro, LAS PINTURAS NO DICEN NADA MÁS QUE «ESO»: es decir, tendrán 30 mil años de antiguedad pero dicen lo mismo que Picasso ahora y ahí creo, hay un punto de inflexión interesantísimo de la película: Herzog entiende que le están vendiendo humo (o que solito lo compró) y se pone a ironizar al respecto. Ridiculiza a los científicos (muy solapadamente dejando que solos hagan el ridículo justamente): el boludo pretendiendo tirar la lanza como hace 30 mil años es patético; igual que el payaso de circo devenido en antropólogo; el gilaso que tocaba el himno yanki en la flauta paleolítica; la que se enorgullece de haber descubierto que uno de los artistas de la cueva tenía el meñique doblado, o ni que hablar cuando mete en escena al ex presidente de la asociación de perfumes de Francia o algo así que huele montañas a ver si encuentra cuevas y se pone a oler la cueva por dentro diciendo que no huele nada raro. A lo que voy es que el mensaje de Herzog mayormente es que desde hace 30 mil años a la fecha los grandes misterios de la humanidad o son los mismos o ya fueron resueltos justamente a pesar de los «cambios» (culturales, históricos, tecnológicos) que en la misma acontecen (la metáfora final de los cocodrilos albinos es absolutamente genial); por lo tanto, la necesidad de «los grandes sentidos» para la especie son puro humo (en todo caso, la trascendencia es algo individual, no masivo): de allí que creo que Herzog iría a ver El gato con botas en vez de su propia película… o lo que es más interesante, iría a ver las dos.
Saludos
Me acuerdo de que hace unos meses conversábamos con Roger a propósito del 3d y él se preguntaba cómo sería una película de Sokurov en 3d. Todavía no lo sabemos, pero veo que la pregunta abría una dirección fructífera: la tecnología por sí sola no puede engendrar la maravilla, pero un autor puede abrir, desvelar, desencadenar o inventar (elíjase el verbo que se prefiera) usos, funciones y sentidos nuevos, Un autor puede expandir la ontología de la imagen, de una forma que un ingeniero o o un grupo de diseñadores no podrían hacerlo.
Herzog parece haber nacido para hacer esta película, podría decirse que la dirección de su autoría, desde hace 40 años, desde Fata Morgana, reclamaba llegar a esta película. El 3D no es acá solo una técnica (aunque obviamente ES la técnica). El 3D es el asunto mismo del cine. Me explico: solo desde una mirada desatenta el tema de la película son las pinturas rupestres o nuestros antepasados. Es decir: no se trata de un objeto exótico (pinturas rupestres milenarias) filmado con técnica 3D. La clave de Herzog es que la mirada cinematográfica (es dispositivo que vincula a una cámara, un camarógrafo, un proyector en una sala y un espectador, todos estos elementos alineados en una constelación y solo separables de mod abstracto) abre un mundo que de otra manera permanecería cerrado. Esta película solo puede hacerse en 3D, porque su asunto propio es la percepción humana; o el asombro entendido como experiencia de la mirada. Herzog no filma rastros de eventos ocurridos hace miles de años atrás, tampoco se trata del mero registro de una expedición realizada por un pequeño grupo de científicos acompañados por un cineasta. Así como las pinturas de estas cuevas han sido concebidas hace miles de años para constituirse desde una mirada (el artista desconocido usa la irregularidad de la superficie no como mero soporte de las imágenes, sino como que tiene en cuenta que las figuras mutan cuando varían la perspectiva y la iluminación) el objeto mismo sobre el cual reflexiona la película de herzog es la propia mirada del espectador: lejos de asombrarnos por la extrañeza de un hecho ocurrido hace 30.000 años, lo asombroso es el mundo mismo en tanto presente para una mirada.
No puedo más que discrepar, en este sentido, con el comentario de Gustavo Gross. Si durante décadas el problema de Herzog ha sido desnaturalizar las imágenes del mundo, recuperar la extrañeza no solo del reino natural y los paisajes agrestes, sino enrarecer también el aspecto de nuestra propia civilización, ahora, con la incorporación del 3D usado como extensión de la mirada humana en interacción con la intervención de estos artistas tan remotos en el tiempo pero tan cercanos en el pensamiento, ahora con el 3d Herzog puede extranarnos de la mirada misma.
Creo que la idea que se me está ocurriendo excede mi capacidad expresiva y por eso me salen oraciones demasiado largas y llenas de subordinadas. Hay ironía en Herzog, sí, pero es una ironía asombrada y no un sarcasmo. Mientras hay directores que tratan de recuperar el asombro de las primeras proyecciones del cine, cuando aún no se sabía lo que el cine podría ser, Herzog es mucho más ambicioso: trata de recuperar el asombro por la mirada, por este misterio insondable que significa mirar, como si fuéramos bebés, por primera vez.
Gustavo y Oscar: ni bien pueda les respondo; estoy con el tiempo justo, pero quiero hacerlo. Oscar: recorde nuestra conversación en reiteradas ocasiones. Abrazos y buen año a los dos. RK
Oscar Cuervo: ¿decís que durante décadas «el problema de Herzog ha sido desnaturalizar las imágenes del mundo»?, pues, perdón que te corrija, pero no entendiste nada del cine de Herzog. Por el contrario, el cine de Herzog ha buscado permanentemente NATURALIZAR las imágenes que parecen «extrañas», los paisajes que parecen «remotos, inalcansables», las historias que parecen más «inverosímiles» y los personajes que parecen «más raros». Siempre bajo un componente ÉPICO maravilloso: lo que naturaliza lo exagerado de la vida (como él mismo define a la selva o como es la ópera en sí del cual él es fanático o como lo era kinski por ejemplo) es justamente la condición de ÉPICA de esa naturalización (por más «inútil» que paradojicamente resulte tal naturalización, tal «conquista»: fijarse en el final de «Grito de Piedra»): de allí que la trascendencia para Herzog sea el acto mismo de trascender al márgen de los «resultados» (fijarse nuevamente en ese final: el amor verdadero es el que está al margen de la vanidad, por eso «el sin dedos» fue el primero en llegar a la cima): de allí justamente que la «trascendencia» sea siempre simbólica -hasta METAFÓRICA- y no necesariamente empírica. Lo mismo que le sucede al Viejo de «El viejo y el mar» de Hemingway (¡lo mismo!).
Y justamente este componente épico (la falta del mismo más bien) es lo que yo «critico» de la película: ¡NO EL 3D! Para mí el 3d es el futuro del cine sin dudas y no «Rosseta» (cuya estética ya ha sido archi gastada) como privadeira ponía por ahí hace unos años cuando salió «Avatar» y él estaba horrorizado al respecto. Me parece extraordinario que tipos como Herzog y Wenders comiencen a hacer cine en 3d… Imaginarse esas escenas larguísimas de Tarr en blanco y negro en 3d es maravilloso… inclusive, el cine de Zhang Yimou… El tema en particular de esta película y que yo «critico» es lo que me viene pasando con Herzog desde que se mudó a Los Ángeles y que es interesantísimo dentro de su obra: la «ridicualización» (bien yanki por cierto) en cierto puento de «lo épico» que siempre lo caracterizó: películas como «Mi Hijo, Mi hijo, que has hecho», «Un mal teniente», «Encuentros en el fin del mundo», y ésta película (ni que hablar del documental apócrifo del Monstruo del Lago Ness) muestran al Herzog de siempre (bajo estética yanki) ironizando el sentido de lo «trascendente» con el que él mismo se popularizó hasta ahora pues, todo «símbolo» o «metáfora» que levanta en estas películas, en cierto punto, se encarga de derrumbarlo. Fijate si no la diferencia con una película como «Lessons of darkness» donde toda esa locura bélica -mahler y wagner mediante- se vuelve una «ópera inmensa e infernalmente bella».
Lo que noto en esta película de la cueva es una cierta «desazón» (¿decepción?) por el «sentido» (y su correspondiente épica) de esas obras que están pintadas: Herzog lo que hace es intentar comparar permanentemente el sentido primordial que pudieron haber tenido esas obras con el que le pudiéramos dar actualmente y LA DISTANCIA ES NULA CASI: la interpretación de hace 30 mil años atrás es más o menos la misma que se le puede dar ahora. Es decir, EL MUNDO NO CAMBIÓ EN NADA (PARA EL HOMBRE, PARA EL ARTISTA) en estos últimos 30 mil años… y por eso RIDICULIZA muy brillantemente a esos científicos que creen «descubrir» significados trascendentes y resguardan el lugar con un recelo patético y altamente tecnológico por cierto. El científico vestido de neanderthal, tocando el himno yanki en la flauta a la que según él «le descubrió esas notas» o el tipo ese que olía cuevas metido dentro de la cueva entre esos super científicos re «serios» que estaban adentro es altamente simbólico al respecto.
Lo que sí reconozco y reconoce Herzog es la capacidad (¡EL TALENTO!) estético de los artistas de la cueva: Y PARA ESO USA EL 3D Y ES GENIAL: para mostrar ese arte, esa estética maravillosa que estos tipos hace 30 mil años desarrollaron dentro de esa cueva… ahora, a nivel «contenido», esas pinturas no dicen «nada nuevo» a pesar de lo viejas que son.
Y para terminar, mmmm, ¿qué es «ironía asombrada»?: esa sí que no la pesco. Mostrar al tipo ese queriendo tirar las lanzas como hace 30 mil años no es «ironía asombrada», es sarcasmo puro: de hecho, se le caga de risa con su propia voz en la película al verlo hacer ese papelón una y otra vez: pues, salvo el matrimonio de científicos (donde al marido lo presenta además como «artista») al resto de los científicos que presenta en el film no se los toma en serio a NINGUNO: quizás porque estos científicos son los que buscan «significados» y no artistas o la gente común en sí. Pero éste ya es otro tema.
Saludos y ¡feliz 2012!
Gross:
» de allí que la trascendencia para Herzog sea el acto mismo de trascender al márgen de los “resultados” (fijarse nuevamente en ese final: el amor verdadero es el que está al margen de la vanidad, por eso “el sin dedos” fue el primero en llegar a la cima): de allí justamente que la “trascendencia” sea siempre simbólica -hasta METAFÓRICA- y no necesariamente empírica. Lo mismo que le sucede al Viejo de “El viejo y el mar” de Hemingway (¡lo mismo!).»
A este berenjenal de simbolismo, metaforismo, trascendencia y empirismo no le encuentro ninguna relación con el cine de Herzog. Es más: no le encuentro ninguna relación con nada.
Por otro lado, no entiendo el uso que le das a la palabra «naturalizar» asociado a la palabra «épico». Por más que escribas todas esas palabras en mayúsculas, me da la impresión que te regodeás en frases carentes de sentido.
Mmmm, Cuervo, iba a explicártelo pero mejor no, dejalo así… seguí con tus oraciones con subordinadas: lo «sub» te queda bien.
(y no, no entendes la «metáfora», la «trascendencia» y la «épica» -ni «naturalizar» a través de la épica- en el cine de Herzog porque ¡no entendés, justamente, el cine de Herzog!: igual, es problema tuyo, no mío).
Y a «El Viejo y el Mar» de Hemingway leelo: un buen consejo que te doy para este 2012 (más material para subordinadas… y quizás para entender mejor a Herzog, que lo necesitás).
Chau
Recién puedo leer los dos comentarios. Más tarde, responderé a Gustavo. Oscar: lo que escribiste es exactamente lo que pienso del film y de Herzog (la ironía nunca ha sido en Herzog cinismo). Más allá de la discusión planteada por Gustavo, me sorprende la frialdad entre mis colegas sobre el film, y creo, no obstante, que las apreciaciones de Gustavo están vinculadas a cierta mirada crítica, la que expresan varios críticos conocidos. RK
Roger: me pregunto si la frialdad de algunos colegas se podrá explicar por el hecho de no incluir el 3D como un elemento inescindible del sentido la película, como si juzgaran el asunto, el tema, o inlcuso la forma de la película en 2D; y el el 3D fuera sólo un elemento accidental. En cuanto a la ironía o el humor, siempre lo hubo en Herzog y, como vos decís, nunca fue sarcasmo o burla. Quizá lo que hace su estilo tan singular es esa combinación única de desmesura y distancia irónica. Para mí es una de las grandes películas del año. Y además, creo que tiene un valor potencial (que no estoy seguro de que funcione de la misma manera en Pina, por ejemplo): es el de plantear una posibilidad nueva para la imagen: la de alterar la idea de realismo cinematográfico de una manera inédita. El realismo nunca fue un dato que se entienda de suyo, nunca fue un rasgo objetivo del cine, sino más bien una idea regulativa. Con The cave, creo, se abren nuevas posibilidades para plantearse una revisión del concepto circulante de realismo. The cave no es solo la película que es, sino también las que podrían ser a partir de ellas. Pero lo tengo que tratar de seguir pensando, no sé nada sobre esta idea, Habrá que ver si aparecen otras películas que sigan las huellas de Herzog. Creo que efectivamente Sokurov es alguien que puede sorprendernos con un uso inédito del 3D.
Gustavo: sé lo que significan las palabras “metáfora”, “trascendencia”, “épica” y“naturalizar”: lo que no hallo es que estén conectadas con sentido en tus oraciones. Debe ser que todos tenemos un límite en la comprensión de textos. Por ejemplo, leí con mucha dificultad la Fenomenología del espíritu y, con grandes esfuerzos, me pareció haberla entendido por momentos. En cambio, no tuve la misma suerte con tu comentario
Para Koza y Cuervo, «La cueva de los sueños olvidados» (o «The cave» según Cuervo… ¡qué cool suena así!) es «una de las grandes películas del año». OK. Todo bien. Pero decir que les sorprende que los demás no la consideren una gran película es caer en ese defecto de la mayoría de los críticos, de considerar que el que piensa distinto está equivocado. «¡¿Cómo pueden pensar distinto que yo?!» parecen estar diciendo.
No, amigo: sí pueden pensar distinto, simplemente me sorprende, y si estoy casi seguro que todo pasa por no considerar a fondo el tema del 3D y sus posibles derivaciones estéticas y, como Cuervo lo ha expresado, ontológicas.
En este blog suelen publicar personas que piensan muy distinto a mí. El blog en sí mismo es una prueba de que yo no comulgo con una perspectiva hegemónica de cómo deben ser las cosas. Pero sí tengo derecho a pensar distinto al resto, y explicitar mi sorpresa cuando observo cuestiones objetivables que van más allá del gusto y la perspectiva subjetiva de cada cual. Mi análisis del film intenta precisamente denotar cómo Herzog trabaja el registro sabiendo que se trata de un film en 3D.
No confundo creer en algo y dar las razones de porque así lo creo que creer que lo que creo es lo que todos deberían creer. En otros términos: yo creo que en la conversación como regulación infinita de las perspectivas, y lejos estoy, por consiguiente, de sentirme el pastor de la verdad. Saludos. RK
Cuervo: sí, quizás el problema es mi sintáxis, puede ser (de hecho, por eso odio el sistema de blogs): Lo que quise decir, fue lo siguiente:
Películas de Herzog como:
«Signos de vida»: donde un soldado después de ver un montón de molinos de viento se encierra en un castillo y pide audiencia con Dios para criticarlo.
«El gran éxtasis del escultor Steiner»: donde el campeón de salto en largo con esquí muestra su miedo a la muerte cada vez que arriesga su vida en esos saltos… y no obstante, sigue saltando cada vez más alto.
«Fitzcarraldo»: donde un tipo quiere pasar un barco por una montaña para cumplir el sueño de construir un teatro en el medio del amazonas para que carusso cante allí… mientras los indios que lo ayudan quieren pasar el barco por la montaña para apaciguar a los dioses.
«Tierra de tiniebla y oscuridad»: donde personas carentes de visión y oído, que sólo sienten y se comunican con el mundo a través del tacto, de repente son llevados por Herzog a un zoológico así tocan tigres y leones.
«La montaña nebulosa»: donde dos alpinistas deciden escalar sin parar dos de los picos más peligrosos del mundo sólo para probar que podían hacerlo
son películas que muestran una simbología (y/o metáfora) erigido a través de un «acto épico» en el más clásico sentido operístico del término.
A lo que voy, es que las películas de Herzog siempre muestran la «conquista» de situaciones por demás EXTREMAS donde lo trascendental es la conquista en sí y no el resultado que representa tal conquista (de hecho, por eso en el diario de filmación de Fitzcarraldo la llama «inútil»). De allí que la conquista sea «lo épico» y lo extremo se naturalice (haga ¿»normal»?) a través de esa FUERZA en sí: POR ESO AL BARCO DE FITZCARRALDO LO PASÓ EN SERIO POR LA MONTAÑA Y POR ESO DECÍA QUE SI PONÍA EFECTOS ESPECIALES O DE MONTAJE LA METÁFORA QUE QUERÍA TRANSMITIR, SE ROMPÍA (murió gente y otra tanta fue mutilada en el rodaje de esa película). Esa fuerza épica y el simbolismo y la metáfora que de ella se despierta, es lo que ha caracterizado los temas y las estéticas de Herzog siempre (y es lo que me fascina a más no poder de su cine).
Noto que en esta película, Herzog fue a esa cueva buscando sentir -y por lo tanto realizar cinematográficamente- esa misma FUERZA pero no hizo más que encontrarse con algo que, simplemente, no lo valía: a priori, ese lugar con pinturas de hace 30 años, custodiado con la más alta tecnología, sólo accesible a grandes científicos (elite de la elite) y estudiosos super especializados mínimamente debía contener un TEMA TRASCENDENTAL donde Herzog pudiera exponer sus habituales»conquistas» y en cambio, solo había pinturas con un relativo valor estético pero con un contenido no muy superior al de un grafitti en la calle. De allí que (¿decepcionado?) se ponga a ironizar (Y CON CINISMO: ese «asombro» que muestra herzog siempre por los «freacks» es mera mascarada: se viste de cordero para ser lobo… un tipo con el grado de sensibilidad de Herzog jamás puede ser tan «inocente»: yo al menos NO LE CREO NADA) sobre esta «elite» y de ahí también que al final de la película, a nosotros (¿nuestra mirada?) la compare con la de un cocodrilo albino nacido artificialmente de los desechos radioactivos de una planta nuclear. Esta es la razón por la cual creo que este documental es uno de sus más flojos: no hay «conquista» acá ni trascendencia (con su respectivo simbolismo y metáfora… TÍPICA DE HERZOG). Eso no quita que el 3D le siente muy bien y como película en sí, sea muy buena… pero «el contenido» del gato con botas -y he aquí mi crítica a Roger- no es menos trascendental que pinturas de vacas y caballos en una cueva cuidada por una mujer menospáusica que no te deja tocar un pedazo de piedra del suelo y que se enorgullece de haber descubierto que el pintor de la cueva, tenía el meñique torcido.
Saludos
Qué sé yo: para mi «De caravana» me parece una película estéticamente impecable pero a nivel contenido una mierda no muy superior a los «bañeros mas locos del mundo» por más que los críticos me la hayan vendido como «un gran documento antropológico moderno»… Con esta película de Herzog me pasa más o menos lo mismo: estéticamente muy buena (3d incluido) pero a nivel contenido me deja con las ganas en todo (y creo que a él, a Herzog, le pasó lo mismo: de allí su IRONÍA).
Gustavo:
vos contás los argumentos de varias de sus películas, pero yo no creo que en ellos esté todo. Sí hay siempre en Herzog un contraste entre pretenciones desmesuradas y resultados frustrantes, cuya frustración no le quita grandeza al intento, pero tampoco le ahorra finitud a la voluntad humana. Este contraste entre la inmensidad y la finitud siempre le dio un tono irónico a las películas de Herzog: nunca desprecia a sus personajes, como Aguirre o el talllador de madera, pero nunca deja de verlos con una cierta distancia. El mismo siempre está ahí para acompañarlos «hasta cierto punto». Mientras sus héroes por lo general fracasan, la película trasmuta el fracaso en otro tipo de triunfo. No veo ningún simbolismo ni metáfora en todo esto, no veo para qué haría falta recurrir a esos conceptos si lo que muestra se ve en forma directa.
Lo que vos no ves es la grandeza del artista de las cuevas: lo que ahí parece desvelarse es uno de los saltos más radicales de la historia de la humanidad, la posibilidad de atravesar decenas de miles de años mediante una comunicación que conserva todo su poder sujestivo, hasta llegar no a los científicos que hacen la expedición (algo chapuceros, es cierto, como lo son todos los cientítificos aparecidos en las películas de Herzog) sino a la mirada del espectador. Que a vos el tema de la percepción humana no te parezca un tema trascendental quizá explique que a las películas solo la comentás argumentalmente y no reparás en sus formas.
Por otro lado, creo que el término «naturalización» es completamente inadecuado a cualquier imagen producida por el cine de Herzog. Quizá empleemos la palabra en diferentes sentidos.
Javier:
yo no me asombré por la frialdad de muchos críticos. Releé lo que escribí.
Po otro lado lamento que te moleste que llame a la película por su título original. Hay cosas peores.
Estimado Koza: «sí pueden pensar distinto, simplemente me sorprende»…¿le sorprende que piensen distinto (o, digamos, que no se apasionen por el filme como usted)? Entonces, es lo que yo digo. Que Ud. y Cuervo se escriban diciéndo(se) «¿Viste Roger lo que piensan los otros» «Sí, me acuerdo lo que hablamos aquélla vez» etc. es el equivalente a decir «Los de afuera son de palo»
Y ya que estamos, Cuervo, lla película no se llama «The cave» sino «Cave of forgotten dreams».
Estimado Javier: tu lectura de lo que te dije solamente parece responder a un deseo beligerante; la cita no indica lo que vos predicas de ella, pues no se desprende de la sorpresa una anulación de lo que el otro sostiene. De todos modos, diga lo que diga, del modo en el que vos te expresas no hay, a mi juicio, ningún punto de encuentro posible en la diferencia. Me preguntás ya sabiendo y juzgándome. Si querés podemos empezar otra línea de discusión, así son afirmaciones en tono acusatorio, y de ahí nada puedo decirte. Sé que en otros blogs un intercambio así lleva a un combate verbal; en eso, personalmente, prefiero no participar. Saludos. RK
Cuervo: ¿así que vos no ves ninguna metáfora o simbolismo en una película donde «mientras sus héroes por lo general fracasan, la película trasmuta el fracaso en otro tipo de triunfo» porque según vos «para qué haría falta recurrir a esos conceptos si lo que muestra se ve en forma directa.»? Buéeeeeee, ¿ves que cuando te decía que no entendés nada de Herzog no me equivoqué?: ¿Es decir que para vos pasar un barco por una montaña, es, simplemente, ¿¡¡¡¡pasar un barco por una montaña!!!!: o sea, «una acción directa» y nada más? ¡Wow!: corto acá cualquier tipo de discusión porque es al pedo seguir: GRACIAS A DIOS QUE NO VEO LAS PELÍCULAS DE FORMA «DIRECTA» COMO LAS VES VOS. Y contame, ¿qué héroes han fracasado -en tu concepto MUYYYYYYYYYY OCCIDENTAL DEL TÉRMINO- en sus películas? ¿Roccia en «Grito de Piedra»? Hum, ¿para vos Roccia era el héroe de «Grito de Piedra» (y sí, como las ves vos de forma «directa» seguro que lo era; para mí con mi forma «argumental» (¿?) era el «Fingerless»)? ¿Aguirre es realmente un fracasado? ¿El soldado del final de «Signos de vida» lo era también? ¿Dexter? ¿Fitzcarraldo fracasóoooooooooo también en ese final con la orquesta en el barco cantando SU opera? Por eso te dije e hice la analogía con «El Viejo y el mar»: ¿el Viejo, para vos -si es que leíste la novela- es un fracasado porque volvió sin el pescado todo comido por los tiburones? Si lo son, efectivamente que para vos no hay metáfora ni simbolismo en sus películas y es al pedo seguir discutiendo sobre este punto.
¿Que no reparo en sus formas?: En lo único que reparé de la película ES EN LAS FORMAS. Decís: «lo que vos no ves es la grandeza del artista de las cuevas: lo que ahí parece develarse es uno de los saltos más radicales de la historia de la humanidad, la posibilidad de atravesar decenas de miles de años mediante una comunicación que conserva todo su poder sujestivo, hasta llegar no a los científicos que hacen la expedición (algo chapuceros, es cierto, como lo son todos los científicos aparecidos en las películas de Herzog) sino a la mirada del espectador»: JUSTAMENTE A ESO IBA, NO TE DAS CUENTA QUE ESE SALTO SUBJETIVO DE 30 AÑOS A LA FECHA ¡¡¡NO DICE NADAAAAAAA!!!: EL «ASOMBRO» DEL ESPECTADOR ES MÍNIMO: OK, TODO BIEN CON LAS VACAS EN LAS PAREDES PERO, ¿¿¿¿Y????: LA GRANDEZA DE LOS ARTISTAS DE LAS CUEVAS ERA ¡¡ESTÉTICA!!: BÁRBARO, POR ESO HERZOG FILMA ESA GRANDEZA EN 3D y a modo de homenaje (¡¡¡15, 20 minutos nada más en una película de hora y media!!!) PERO EL CONTENIDO (¡¡¡SENTIDO!!!) QUE TIENEN ESAS PINTURAS ES SUMAMENTE TRIVIAL, BAH, NO DICEN -revelan- NADA NUEVO (no me digas que te re emocionaron porque acá sí me empiezo a cagar de risa). Por eso mismo al «espectador» del que hablás (y no a los científicos que los ridiculiza toda la película), o sea, a uno como vos «admirado» por lo que dicen estas vacas en la pared 30 mil años después Herzog lo compara con ¡¡UN COCODRILO ALBINO NACIDO DE DESHECHOS RADIOACTIVOS CRIADO A LA VUELTA DE LA CUEVA!! Ah, no, pero ¡¡¡cierto que en las películas de Herzog la ironía es inocente y no sarcástica!!! De hecho, DEDICA LA PELÍCULA A LOS DESCUBRIDORES DE LA CUEVA, A LOS ¡AVENTUREROS! Y NO A LOS CIENTÍFICOS O AL PÚBLICO que ve esta película aparentemente «admirado».
De hecho y para terminar: si tenés «La conquista de lo inútil» de Herzog, fijate lo que dice acerca de la METÁFORA (que según vos sus películas no tienen) cuando el ingeniero brasileño le dice que deje de joder con pasar el barco… o lo que dice el escritor argentino Ariel Magnus, traductor del libro, al decir justamente: «Esa obsesión, que en la película Fitzcarraldo es erigir una ópera en la selva amazónica y en la filmación se concentró en la necesidad de cruzar un barco por encima de una montaña, adquiere para Herzog la forma y el valor de una metáfora (metáfora de qué, nadie lo sabe, Herzog tampoco). Un cineasta que basa en la metáfora la fuerza narrativa de sus películas más que cine parece estar haciendo literatura.»
Tenés razón, el cine de Herzog es muy directo… en fin. Me voy a ver el Gato con Botas.
Gustavo y Javier:
quizá la gente a fin de año se pone mal, como muestran estar ustedes, se los nota nerviosos, eso es todo. No resulta muy interesante debatir porque en lugar de decir algo revelador de la película, solo escriben rezongos. Si aparece algún otro comentarista que quiera hablar de la película y no retar a su interlocutor, sigo. A Gustavo y Javier les deseo un mejor 2012.
Gustavo y Javier: por el tono que nutre vuestros discursos para fundamentar sus posiciones sobre un tema, amerita que ambos escriban en el blog de Quintin. Allí, quien modera ese blog y muchos de los que escriben sus opiniones, usan idéntico «estilo» de expresión y perspectiva frente a quien piensa distinto, sea en temas de cine, fútbol o política. Esa forma de debatir ideas, es absolutamente estéril y carente de sentido. Suena a una lucha vacua, que no aporta nada. La discusión pasa a ser un combate yoico, que nada agrega al tema bajo tratamiento. En lo puntual que aquí se viene discutiendo, luce que ya no importa si Herzog esto o Herzog aquello. Sino, que pasa a ser mas importante lo que cada uno dice, que el aporte que se haga sobre la cuestión. Es imposible de esa manera, encontrar puntos de contacto que nos lleven a reflexionar sobre un tópico, para construir o deconstruir, lo que pensamos sobre un tema. Al menos, en esas lides, no me prendo. Pero en el blog citado supra, ese mecanismo, abunda. Disculpen. Es mi opinión. Jorge Rios.
Bueno, debido a que roger deja que sus amigos me puedan bardear pero yo no responderles (dado que no uso el tonito «claudio maría dominguez» que usan ellos… o no soy max de lupi que reputea como quiere en un post, pero como es «el jefe» que cuenta chistes k, no se lo «modera»), porque me borra y saca el comentario, para el «Laplace» -conste que no dije salame- de cuervo, un resongo final pero del mismo Herzog en su diario de filmación de Fitzcarraldo (dado que, según él, NO HAY METÁFORAS NI SÍMBOLOS EN SUS PELÍCULAS -¡dios!):
«Laplace dice que quiere aplanar tanto la cuesta que sólo quedaría una caída del 12%, lo que la haría verse como una brecha en el terreno de un istmo. Le dije que no la iba a permitir porque de esa forma perderíamos la metáfora central de la película. Metáfora de qué, me preguntó. Le dije que eso no lo sabía, sólo que era una gran metáfora. Quizás no era más que una imagen que dormita en todos nosotros, y yo soy apenas aquel que la pone en contacto con un hermano al que todavía no conoció.» (pág. 189)
No, en esta película a pesar del 3d y bla bla bla, NO HAY GRANDES METÁFORAS; por lo tanto, la «trascendencia» de su tema es sumamente relativa (tanto como la del Gato con Botas, de donde nació mi crítica); Herzog lo sabe y termina RIDICULIZANDO(¿SE?) a los que creen que es trascendente tal tema (las pinturas de las vacas en sí con todo su hermetismo científico que roza lo ridículo); homenajea en cambio, a los artistas pintores y su SENTIDO ESTÉTICO que perduró 30 mil años y lo hace con el famoso 3d de manera maravillosa. La película deja regustón a decepción si uno compara con sus documentales anteriores dado que no despierta esas «imágenes que dormitan en nosotros». Pero, al menos los Laplaces, no tendrán que preguntar (PENSAR) sobre metáforas. Quizás por ello se maravillen con el film: Cocodrilos albinos nacidos de desechos radioactivos.
Y jorge ríos, ni la menor idea de quién sos o podrías llegar a ser, pero gracias por aleccionarme sobre la vida y decirme justamente cómo tengo que expresar mis opiniones y dónde (con «vosotros» incluído y todo -conste que hasta ahora, tampoco te llamé salame… ni lo haré): mmmmm, ahora, con el mayor de los respetos que me despertás, ¿no es esta «lección» que me has dado acaso, un acto absolutamente altanero y desubicado -dado que ni me conocés- de «yoísmo» también más cuando en el nombre del post y al final del mismo figura el «jorge ríos» con una redundancia media patética…?
En fin. Gracias jorge reyes (redundamos una vez más)
Felices Reyes
Gustavo: no es la primera vez que borro un comentario tuyo, y como sucedió en otra ocasión, fue por pasarte, según mi entender, el límite de la ironía por la ofensa directa. Es cierto que Cuervo ha ironizado, pero no te faltó el respeto. A mí, me podés decir lo que quieras, siempre. RK
F Gros: realmente te felicito. Este debate debería quedar registrado en los anales de las Rompidas de orto mundiales. Sin ser un estudiante de filosoñfia fácilmente entendí cada uno de los puntos que señalaste. Y me deja perplejo la incapacidad de Cuervo a la hora de seguirte la trama. O bien esto demuestra cierto desdén de él hacia tu persona. Yo creo que su desdén es un disfraz y realmente no entendió. Como buen impostor (tipo por el que tengo cierta simpatía ya que es un militante K, y además me caen bastante bien los impostores, aunque paradójicamente la militancia la encuentro lejos de la filosofía donde impera el espíritu crítico) se ha visto desenmascarado. Lo que automáticamente me conduce a una leve intuición sobre el mundo femenino. Las minas son increíblemente aviezas y astutas en lso mundos prácticos, la política, elm hogar, lo que sea, la rompen. Pero son refractarias a la filosofía y cierta comprensión del angst existencial, blah blah… Sin ir mas lejos Betty sarlo y sus librejos Copy / Paste sobre postmodernidad robandole a 4 manos a Marc Angenot, Lyotard, Baudrillard etc. Como que agarran un vértice de algun probemucho con olor filo sociológico y te sacan un librito / paper de investigacióin con pretenciones pedagógicas sobre un problema que ni ellas mismas han logrado comprender del todo. Son reacias a la Totalización o síntesis teleológica. Y creo que los gays adolecen del mismo problema. Su circunstancia en la vida esta signado por lo político. Ellas piensan a partir del género (ellas mismas lo inventaron,) y los gays piensan y entienden el mundo a partir de su condición social. Por lo que no me resulta alocado que Cuervo oculte su ignorancia a tan simple problema, disfrazandose de desdeñoso. Y lo que me podría llegar a molestar es que sin ser realmente entendidos en la materia escriben y publican, convirtiendose en líderes de opinión, confundiendo aún mas a las almas incautas. Y lo peor es que no hay maldad sino simple vanidad. Tal vez cierta maldad a la hora de querer sacarle provecho a las horas de estudio. Dicen “ya que me rompo el culo estudiando todo esto, sobre la marcha y basado en mis subjetivos resúmenes, me armo y publico un libracho, que talco, no?”.
P/D y para que no me tiren con una larga lista de pensadores trolos como los griegos, aclaro que una cosa son los putos y otra los gays de reciente invención.
Falso Impostor, concuerdo con vos en un 200% acerca de lo que decís de «ellas piensan a partir del género (ellas mismas lo inventaron,) y los gays piensan y entienden el mundo a partir de su condición social» y en un 300% acerca de «aclaro que una cosa son los putos y otra los gays de reciente invención». Me parecen frases maravillosas a las que te las pienso robar -te citaría si supiera tu nombre- sin ningún pudor porque sintetizan plenamente lo que siento al respecto. La verdad, ni idea de quien es este oscar cuervo ni si condición sexual pero alguien que se la tira de intelectual progre-furioso (aunque sofisticado eh, por más que quede como sirupítico del «manual del buen nihilista-foucaultiano» que dice «maners» en vez de «buena educación») y no ve metáforas en el cine de Herzog Y OPINA ENCIMA CON CIERTA AUTORIDAD SOBRE EL CINE DE HERZOG me parece que ronda mucho lo que decís: ¡la vanidad! (cosa muy diferente, a lo pasional).
saludos y sigo insistiendo que la frase de putos y minas que dijiste son geniales
es una pelicula hermosa me encanto
hermosaaa me encanta el arte y este documental esta bellisimo