UN MÉTODO PELIGROSO / A DANGEROUS METHOD
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Dirigida por David Cronenberg. Escrita por Christopher Hampton.
**** Obra maestra
Como sucedió con Spider en su momento, la nueva película de Cronenberg es mucho más de lo que parece y con el tiempo se la reconocerá como la gran película que es.
¿Cómo filmar un discurso, una idea, el inconsciente? En una escena extraordinaria, quien fuera primero paciente, amante y discípula de Carl Jung y luego paciente de Sigmund Freud, Sabina Spielrein, tras dosificar sus arranques de histeria, colabora con Jung en su “laboratorio”. Es un test: una mujer (la esposa de Jung) debe responder con una palabra a otra palabra pronunciada por Jung. Sus manos reposan sobre un soporte metálico, lo que permite medir las asociaciones inmediatas de sus respuestas. Sabina desconoce el vínculo entre Jung y el sujeto del experimento, pero, por la pausa en dos respuestas, deduce que esa mujer está en crisis con su esposo. “¿Es su mujer?” le preguntará a Jung. En el habla se descifra algo más allá del sentido ordinario, entre las palabras repiquetea el inconsciente. Hoy lo sabemos, 108 años atrás ni lo imaginábamos.
Esta iniciación accesible al psicoanálisis freudiano y amable pero contundente crítica al oscurantismo jungiano, más allá de su tema, es caligrafía cinematográfica del más alto nivel. Lo que sucede desde 1904 en adelante pasa frente a nosotros con suma delicadeza e imperceptible precisión. Las elipsis son exactas, los diálogos justos, el sentido del humor pertinente, las interpretaciones perfectas, y a quien le moleste la elongación mandibular de Knightley y sus gestos corporales hiperbólicos puede revisar el material de archivo de la época. Más que una aproximación distante y canchera al nacimiento de un saber, Cronenberg intenta viajar en el tiempo y convertirnos en testigos del génesis de un discurso que alteró nuestro modo de nombrar nuestras conductas.
Los acontecimientos son lineales: del viaje inicial en carreta donde Sabina grita desesperada al travelling hacia adelante sobre la figura de Jung con el que cierra el filme, veremos desde la transformación de la histérica en teórica y sus prácticas masoquistas con Jung hasta las disputas entre el padre del psicoanálisis y uno de sus “hijos” transgresores. Paciente y amante, Sabina es el vector de dos triángulos amorosos: con Jung y su esposa, y con Jung y Freud, en términos simbólicos. Objeto del deseo y sujeto teórico, será ella quien le permitirá a Freud pensar el instinto de muerte. La represión sexual no sólo se explica por cuestiones morales: subyace un temor a perder la sensación del yo en la experiencia.
Un método peligroso oscila entre una historia de amor fallida y una confrontación con los límites del saber psicoanalítico. El pragmatismo de Freud, según Jung, reduce la experiencia humana a la sexualidad. Para Freud, la telepatía y el esoterismo y sus variantes ponen en peligro una ciencia en formación, demasiado judía para la ortodoxia científica. Causalidad versus casualidad, necesidad versus azar, darwinismo tardío versus sabiduría perenne, biología versus metafísica, pero también una tensión discreta entre el judaísmo secular de Freud y la espiritualidad difusa de su discípulo ario. El antisemitismo no se nombra, pero se intuye en la desmedida atracción de Jung por Sabina.
Quienes esperen algunas escenas escandalosas tendrán que revisar Pacto de amor o Crash. En verdad, la película de Cronenberg más cercana a Un método peligroso es Spider, y si allí el director intentaba materializar la experiencia esquizofrénica en un expresionismo contenido y paradójico, además de problematizar el complejo de Edipo, aquí la propuesta es más clásica y lo que importa no es mostrar las piruetas físicas de la libido sino los esfuerzos discursivos por encontrar un vocabulario que en su descripción de nuestros deseos y actos inconfesables atenúe la represión y el sufrimiento.
El montaje, como en Spider, es casi invisible, pero hay una inteligencia selectiva y dialéctica entre las escenas. De una “paliza” se puede pasar a una escena familiar, y ejemplos así abundan. En varios pasajes se refuerzan las contradicciones, y en los pasajes terapéuticos, donde la palabra es la protagonista, el lente utilizado trastoca las proporciones entre quien escucha y quien habla: el modo de registrar el cuerpo implica también una modalidad de expresión; el cuerpo es parte de la palabra, física de letras.
Un método peligroso es una de las grandes películas del año. Sólo un distraído puede pensar que Cronenberg está aquí circunspecto y reprimido. La elegancia ostensible de la puesta en escena y la gentil lucidez de Cronenberg para exponer la invención de un léxico que cambió nuestro modo de interpretar la conducta humana son notables.
Esta crítica fue publicada en otra versión por el diario La voz del interior en abril 2012
Roger Koza / Copyleft 2012
Yo no vi «una contundente crítica al oscurantismo jungiano». Los dos polos de la película (Freud y Jung) mantienen una tensión, una especularidad, que la llena de matices y la enriquece de significaciones, y lecturas. Este Freud cinematográfico es un revolucionario extrañamente conservador, y el Jung de Cronenberg es un burgués extrañamente radical y audaz. En esa dualidad, aparentemente contradictoria pero que tiene más lazos y contactos de los que a primera vista se evidencian, hay antes indagaciones que – eso creo – críticas contundentes. Y el sueño que Jung le cuenta a Sabina (una ola de sangre que baña Europa, unos meses antes del estallido de la primera guerra mundial), y que es casi el epílogo del film, bien podría resultar una constatación (particularmente impresionante) de las teorías junguianas sobre el inconsciente …
Estimado Fabián: tuve la impresión que tenés del film cuando lo vi por primera vez, pero en el segundo visionado vi otro balance entre cómo Cronenberg piensa a Freud y a Jung. El sueño de Sabina no me resulta una constatación de las teorías de Jung sino de los prejuicios mudos pero insinuados del discípulo metafísico de la tribu analítica. Saludos. RK
Tenes razón, una película como esta reclama más de una visión, y probablemente mis impresiones sean otras después de ello. Lo dejo en suspenso; aunque igual lo de «oscurantismo jungiano» me suena medio fuerte, algo así como una consideración extra-fílmica, un ajuste de cuentas. Abrazo.
Estimado Fabián: es posible que existan razones extracinematográficas; tendré que pensarlo. Dame un tiempo. Abrazo. RK
Me gusto la critica. Pero que pensas del texto del final? En particular de la referencia a Jung como el mas importante psi de postguerra (¿?) y la omisión de la relación con el nazismo, que marca la referencia a Freud y a Sabina?
Hola Fernando, antes que anda, un abrazo. 1) Tengo la impresión de que DC deja en claro su posición frente CJ, y no tengo la impresión de que sea justamente positiva su idea de Jung. Naturalmente, los acólitos y amantes del esoterismo de Jung, creen lo opuesto, pero es del orden de lo objetivo que el tratamiento de DC sobre Jung no es ni celebratorio, ni apologético. Por otra parte, sí es ostensible, la importancia de Jung como psicoanalista (heterodoxo, un término demasiado cariñoso) en la historia intelectual del Siglo XX, algo que sospecho le hubiera resultado insoportable al gran escritor de Psicopatología de la vida cotidiana. 2) Es cierto que no hay algo explícito sobre la cuestión nazi, pero sí se sugiere, y no creo, al mismo tiempo, que DC desconozca el tema.
Segundo abrazo.
RK