WELCOME TO NEW YORK (02)
BIENVENIDOS AL CAPITAL
Por Roger Koza
En su magnífico y exigente libro sobre Abel Ferrara, Nicole Brenez dice: “La obra de Ferrara, en su afán de capturar el mal moderno, puede ser concebida como una descripción cuidadosa del capitalismo entendido como catástrofe“. En el clímax de Welcome to New York, el personaje que interpreta Gérard Depardieu hablará sobre un tsunami simbólico llamado capitalismo que arrasa con todo, incluyendo sus viejos sueños de antaño, cuando él era un universitario y creía que la justicia distributiva era una empresa humana posible.
Esta reconstrucción lúdica y conscientemente grotesca del escándalo que protagonizó Dominique Strauss-Kahn, quien en el mes de mayo de 2011 fue detenido en el aeropuerto JFK de Nueva York por un presunto abuso de una mucama de un hotel, no es otra cosa que un striptease del alma capitalista en la expresión de sus vencedores.
Welcome to New York, Abel Ferra, EE.UU., 2014
El otrora mandatario del FMI y también candidato clave del socialismo francés, en apariencia, vivía en una fiesta permanente. Aquí, rebautizado como Georges Devereaux, el funcionario no se priva de nada. Las primeras escenas se circunscriben a registrar ese hedonismo obsceno del pudiente: los VIP del Capital gozan de sus secretarias y sus furcias; beben, aspiran, penetran y dan nalgadas. En cierta ocasión, Devereaux seguirá de largo durante toda la noche y, cuando vaya a darse un baño, mirará a la mucama del hotel como a otro cuerpo femenino al servicio de sus placeres. El abuso que tendrá lugar no es distinto de otras formas de abuso. ¿Quién puede pagar una fianza de un millón de dólares y costearse un arresto domiciliario por 60.000 dólares al mes en Manhattan?
El capitalismo es visto aquí como un sistema económico y una forma de vida asociada al poder de los machos. La forma en la que Ferrara filma los edificios sugiere una arquitectura eréctil, o el falo arquitectónico del capital, una modalidad patriarcal de (in)sensibilidad. Que la extraordinaria escena en la que Devereaux pronuncia su monólogo shakespereano tenga como contrapunto los rascacielos vistos en contrapicado (pasaje que remite a la secuencia inicial después de lo créditos en la que edificios, monumentos, oro y dinero son los signos de un sistema) no es una casualidad. Tampoco que esta escena inesperadamente sublime esté precedida por un plano en el que se ve a un grupo de mucamas abandonando su protesta del día frente al departamento del monstruo en cuestión.
Pero este filme no sería lo que es si no estuviera Depardieu. Ferrara lo sabe: en la primera escena el actor francés habla en su nombre frente a unos periodistas afirmando su desprecio por todos los políticos. Que esta criatura anarquista e individualista del cine, que aquí se pasea desnudo con su panza como si se tratara de un trofeo del desenfreno, encarne a un personaje que odia, le otorga a su composición una contradicción creativa: el tipo de vida de Strauss-Kahn no es muy diferente al de las estrellas de cine. ¿No es la Realpolitik de hoy un puro espectáculo?
La clarividencia de Ferrara puede parecer rústica, pero es mucho más certera de lo que parece. Welcome to New York es otro retrato de la decadencia festiva del capitalismo financiero, en consonancia con El lobo de Wall Street, pero a diferencia del filme de Scorsese, no celebra la astucia de su antihéroe, ni deja en fuera de campo a los que por distintos medios padecen los abusos de estos hombres infames.
Aquí se puede leer otra crítica de las tres que he escrito sobre Welcome to New York
Este crítica fue publicada en otra versión en el diario La voz del interior en el mes de noviembre 2014
Roger Koza / Copyleft 2014
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