POLVO DE ESTRELLAS / MAPS TO THE STARS

POLVO DE ESTRELLAS / MAPS TO THE STARS

por - Críticas
24 Oct, 2014 02:57 | comentarios

**** Obra maestra  ***Hay que verla  **Válida de ver  * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor

Por Roger Koza

PSICÓTICOS DEL ESPECTÁCULO

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Polvo de estrellas / Maps to the Stars, Canadá-EE.UU.-Francia-Alemania., 2014

Dirigida por David CronenbergEscrita por Bruce Wagner. 

** Válida de ver

Una de las películas menos lograda (y misteriosamente anacrónica) de uno de los mejores directores en actividad. 

En El camino de los sueños, David Lynch ya había señalado magistralmente el nudo secreto entre la psicosis y el mundo del espectáculo. La famosa fábrica de sueños físicamente situada en Hollywood incita al delirio, y basta con mirar algunos discursos de los ganadores del Oscar para observar cómo despunta una insana disparidad entre lo real y su representación. La exposición del delirio se cifra como espectáculo.

El gran David Cronenberg vuelve sobre el mismo tema, en una película menos abstrusa y misteriosa, acaso prosaica y despareja, que remite tanto a la locura del film de Lynch como también, por momentos, a la degradación moral de las películas de Todd Solondz, con registros emocionales quizás no del todo compatibles con la sensibilidad del director de Spider. Lo que aquí resulta enteramente propio del director es su lectura de la abstracción como un modo de experiencia. En este sentido, Polvo de estrellas bien podría leerse como un bonus track menor de Cosmópolis, pues como aquel inversionista millonario interpretado por Robert Pattinson (que en este film tiene un papel secundario como chofer y guionista sin suerte), aquí las estrellas de cine acumulan fortunas sin participar a fondo de una economía real de producción.

La fauna de personajes de Polvo de estrellas sintetiza una comunidad y un estado psíquico: una actriz exitosa llamada Havanna Segrand desea encarnar a su madre (una vieja estrella de cine) en una futura película; una joven llega de Florida (o de Júpiter) al corazón de la industria para encontrarse con Carrie Fischer, a quien conoció por Twitter; más tarde, trabajará como asistente de Havanna, aunque el film revelará que tiene una agenda secreta; y un gurú del bienestar espiritual (capaz de citar al Dalai Lama y a Jung como miembros de una misma elite metafísica) y su esposa cuidan obsesivamente la carrera de su pequeño hijo actor, un cretino de unos 15 años que gana millones de dólares por semana en la televisión y mira el mundo como si se tratara de un chiquero.

Todos estos personajes estarán ligados entre sí por motivos distintos y, como entidades de un axioma, paulatinamente les tocará su turno para encarnar el malestar narcisista de los millonarios del espectáculo. Algunos alucinan, otros desconocen el límite de sus caprichos, todos sufren y el egoísmo es un gen dominante.

¿En qué mundo viven las estrellas? Cronenberg descubre una galaxia abstracta. Desde la arquitectura y el decorado de interiores hasta los presuntos momentos de esparcimiento y placer, las estrellas viven en una realidad suplementaria sin puntos de fuga hacia lo real. El rumor del ambiente, los contratos y los traumas familiares constituyen la vida anímica de las estrellas. El orden social es el gran fuera de campo. En una escena de una vileza incómoda, ni siquiera una niña desahuciada en un hospital conmoverá a una de estas criaturas.

Si bien algunos temas preferidos de Cronenberg, como el complejo de Edipo y el incesto, asoman cada tanto, es la abstracción como forma de vida lo que organiza la puesta en escena. El sonido de exteriores suele alcanzar un grado cero de existencia, una ecualización que implica concebir el espacio público como una mera figura de fondo sin peso específico. El sonido encuadra el espacio y potencia la abstracción. De ahí la dudosa verosimilitud de ciertas escenas, sobre todo las violentas, en las que Cronenberg puede exagerar la falsedad de la sangre en la frente de un personaje o la incineración de un cuerpo. La propia identidad es una abstracción, a tal punto que la muerte es un acto entre otros, tanto la propia como la de los otros.

Cronenberg: no apela ni al desprecio, ni a la compasión. Se limita a contemplar a sus criaturas sumidas en un sistema abstracto en donde pueden existir en la medida en que son imaginariamente otras criaturas, lo cual es una forma más de abstracción. Es así como el entomólogo que rodó alguna vez La mosca mira con su cámara un mundo que conoce y al que pertenece. Lo ominoso acecha, los monstruos están en todas partes.

Esta crítica fue publicada en otra versión por el diario La voz del interior en el mes de octubre 2014

Roger Koza / Copyleft 2014