30 FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE MAR DEL PLATA 2015 (22): MARLEN KHUTSIEV: MUCHO MÁS QUE “CINE DEL DESHIELO”

30 FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE MAR DEL PLATA 2015 (22): MARLEN KHUTSIEV: MUCHO MÁS QUE “CINE DEL DESHIELO”

por - Ensayos, Festivales
13 Nov, 2015 12:25 | comentarios
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Marlen Khutsiev

Por Jorge García

Después de la muerte de Stalin se produjo en la antigua U.R.S.S. una módica liberación de la censura imperante (luego veremos que las cosas no variaron demasiado) que dio lugar a una serie de películas que rompieron con el molde hegemónico hasta ese momento del llamado “realismo socialista”, caracterizado por films que exaltaban de manera casi incondicional los logros del gobierno sin permitirse ninguna crítica hacia el modelo social imperante. Títulos emblemáticos de esa llamada “era del deshielo” fueron films como Pasaron las grullas, El 41 o La balada del soldado, todos estrenados en nuestro país (¡Qué tiempos aquellos!). Dentro de ese contexto, aunque con algunas variantes sustanciales, hay que ubicar la obra de Marlen Khutsiev, de quien se exhibió una excelente retrospectiva –casi en su totalidad en 35 mm.- en el reciente Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

Nacido en Tiflis, Georgia en 1925, hijo de un militante comunista que fuera víctima en 1937 de las purgas del también georgiano José Stalin y de una actriz, Khutsiev estudió cine en Moscú, trabajando luego hasta 1958 en el Odessa Film Studio, produciéndose su debut como realizador en 1956. Poseedor de una filmografía escasa y espaciada, con algunos títulos muy exitosos en su país, su obra es prácticamente desconocida en estas pampas y con sus lozanos 90 años continúa filmando (actualmente una película sobre el encuentro entre Anton Chejov y Leon Tolstoi).

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Primavera en la calle Zarechnaya

Si su primer film Primavera en la calle Zarechnaya, visto por millones de espectadores, responde de algún modo a las características del “cine del deshielo”, en obras posteriores su lenguaje aparece como mucho más original y personal y su mirada sobre la vida política, social y cultural de su país es más crítica y desesperanzada (más allá de los finales impuestos en algunos de sus films), lo que provocó las iras de Nikita Khrushchev, quien odiaba algunas de sus películas, que fueron censuradas y/o remontadas. Una rápida mirada sobre los rasgos estilísticos del cine de Khutsiev encontrará en sus películas una sorprendente fluidez de los movimientos de cámara y una notable utilización de los espacios, ya sean estos interiores o exteriores, a lo que debe sumarse un excelente trabajo de montaje dentro del plano. En lo temático es recurrente la influencia del pasado y las consecuencias de la guerra sobre la conducta de varios de sus personajes y también una idea que también aparece en varios directores occidentales en un contexto diferente: la “falta del padre”. Pero posiblemente lo más perdurable de la obra de Khutsiev sea la profunda desilusión que invade en muchas ocasiones a sus protagonistas, la melancolía de muchos de sus planos y la “ausencia de optimismo” que -más allá de algunas forzadas codas- impregna sus películas, que seguramente fuera el motivo principal de las iras de Khrushchev y la censura. Pasemos entonces a reseñar brevemente las películas de Marlen Khutsiev vistas en el festival.

Su primer film es, como se dijo, Primavera en la calle Zareschnaya (1956), codirigido con el fotógrafo y luego realizador Feliks Mironer y está centrado en la llegada de una maestra a una escuela nocturna para obreros y las relaciones que entabla con distintos personajes. Con elementos provenientes del melodrama y la comedia romántica, y una frescura que anticipa rasgos de la nouvelle vague francesa, la película –seguramente a partir de la empatía que provocan sus protagonistas, la frescura y ligereza del relato y la apertura temática que proponía- fue un formidable éxito, visto por millones de espectadores.

Tengo veinte años, (1965), a con participación suya en el guion es probablemente la más importante película de Marlen Khutsiev. Tres amigos cuyos padres murieron en la guerra buscan encontrar un sentido a sus vidas y a su futuro en una Moscú en la que abundan las calles solitarias y desoladas. Con un trabajo de cámara notable (por momentos recuerda al del gran Max Ophüls) que le otorga a varias escenas un carácter casi coreográfico y un notable aprovechamiento de los espacios exteriores, el film es una mirada cargada de desasosiego sobre la juventud soviética en la década del 60 y cuenta con varias secuencias memorables (vg, la del encuentro del protagonista principal con el fantasma de su padre). La versión vista fue la censurada, con media hora menos que la original recuperada en 1988, pero aun así y con el lastre de la improbable coda final, la película contiene varios pasajes que rozan la maestría.

JULY+RAIN

Lluvia de julio

Lluvia de julio, (1967), también tras su estructura, en apariencia, menos desesperanzada, ofrece una lúcida y aguda mirada crítica a través de la experiencias de la protagonista que descubre que su conformista y poco atractivo futuro marido dista mucho de las imagen que se había forjado de él. La aparición de otro personaje, casi en permanente fuera de campo, desestabilizará sus sentimientos y la obligará a tomar decisiones. Un film con claros ecos del cine de Antonioni pero en el que también se percibe una mirada claramente personal.

Era el mes de mayo (1970) es la única película de Khutsiev que se refiere de manera directa a la Segunda Guerra. Ambientada en un poblado rural alemán, donde un grupo de soldados convive en una casa con un matrimonio de ese país, elude los maniqueísmos habituales. El tono sereno y apacible de la primera parte del film, de un tono casi “fordiano” se quiebra bruscamente cuando se encuentran con la dura realidad de un campo de concentración, algo que irá modificando paulatinamente sus conductas. Un film que se va cargando progresivamente de amargura y tristeza y en el que aparece, una vez más, una coda evidentemente impuesta.

Infinitas, 1992, es la obra más ambiciosa de Khutsiev, una suerte de recapitulación de toda su obra en la que, a partir de la experiencia personal del protagonista, quien, como una manera de intentar liberarse del pasado, se despoja de casi todas sus pertenencias y emprende un viaje hacia su pueblo natal. En ese periplo cargado de recuerdos, comparte espacios con una suerte de “alter ego” que bien podría ser él mismo en su juventud. Una obra profunda y melancólica sobre el sentido de la existencia y el paso del tiempo, en la que los elementos personales se funden de manera notable con diversos aspectos de la historia de su país y en la que no alcanzo a percibir las resonancias “tarcovskianas” que le encuentran algunos.

La retrospectiva vista en Mar del Plata de Marlen Khutsiev permitió acercarse a la obra de un importante realizador casi desconocido del que los interesados en conocer al menos parte de su obra podrán rastrear en internet algunas de sus películas.

Jorge García / Copyleft 2015