28 FESTIVAL DE CINE DE MAR DEL PLATA (22): ENFRENTADOS Y MALHERIDOS

28 FESTIVAL DE CINE DE MAR DEL PLATA (22): ENFRENTADOS Y MALHERIDOS

por - Críticas, Festivales
27 Nov, 2013 05:36 | comentarios
La-Bataille-de-Solferino-Extrait-3-VF_reference

La batalla de Solférino

Por Marcela Gamberini

La batalla de Solferino fue, en 1859, un cruento enfrentamiento entre las tropas de Napoleón III y los austríacos. Esta masacre duro más de nueve horas y dejó muchos, varios miles de heridos y muertos; tantos que los servicios sanitarios no alcanzaban a atender. Este acontecimiento  fue el punto de partida para la creación de la Cruz Roja internacional.

Justine Triet juega con las connotaciones que implican el hecho histórico acontecido en 1859, para mostrar los resultados de una batalla, una guerra, un enfrentamiento entre un padre y una madre en relación a la tenencia de sus hijos. Como si la base histórica a la que se alude con el título no fuera suficiente, Triet ubica su película en la noche del 5 de mayo de 2012 en la que Sarkozy y Hollande se disputan la presidencia voto a voto en una segunda vuelta.

El concepto de batalla, en un amplio sentido del término, remite sobre todo a una cuestión política. Político es el enfrentamiento entre los candidatos a la presidencia, política es la referencia al enfrentamiento entre Napoleón III y los austríacos, y política es la relación entre esos padres con sus hijas. Una película que se desarrolla en varias capas, que va desde lo general  (la política de Estado) a lo particular (la política casera, la cotidiana) y ve cuáles son los modos, inefables y explosivos en las que estas macro y micro políticas se conjugan. La esfera de lo público incide en la esfera de lo privado de manera clara y precisa y en general los resultados son apabullantes.

La madre, una periodista encargada de cubrir los sucesos multitudinarios del acto electoral, debe dejar a sus hijos con un niñero inexperto. El padre, ex marido de la mujer, asume que ese es el momento para visitar a sus hijas. Problemas legales de por medio, la pelea, feroz, se avecina. El montaje sonoro de esta película es lo que lleva la acción, el llanto constante de los chicos, el ruido de la multitud en la Rue de Solferino, los ladridos del perro y finalmente los gritos de la pareja; todos estos elementos hacen que el clima de la película sea cruento, insoportable. La película misma es una verdadera batalla. La rapidez de las imágenes que se suceden desde una cámara nerviosa y atenta dejan percibir el estado de alto nerviosismo de los protagonistas que con mucho tino se transmite al espectador. Todos queremos que la pareja se aquiete, que la beba se calle y que la multitud se calme.  Que la batalla cese por fin.

Con un trasfondo documental que hace pivote en los sucesos de la noche de la segunda vuelta por la presidencia, el relato de la ficción aparece naturalmente, estableciendo un efectivo paralelismo entre los dos sucesos. Contar la histérica y caótica historia de esta familia, en la que ninguno es culpable a priori -o todos lo son- es también poner en escena el relato de un país, en un presente complejo, eufórico y traumático. La batalla de Solferino fluye con un ritmo efectivo y agotador; va de las historias privadas, caseras, intimas, físicas a la gran Historia; sin grandes saltos, con naturalidad, este, seguramente, es uno de los grandes méritos de la película que, como en la batalla de Napoleón, todos saldrán malheridos, traumados.

La batalla de Solferino destila política desde donde se la mire; desde los sucesos que cuenta hasta las decisiones formales que asume su joven directora. Habrá que seguir la carrera de Justine Trieb, que trae ecos del cine físico de Cassavettes y de la magnífica y nacional Por tu culpa de Anahí Berneri.

Marcela Gamberini / Copyleft 2013