Les salauds

Por Marcela Gamberini

Si en 35 rhums el grupo familiar y social era el eje del relato, con sus figuras de fuga en el mundo del trabajo y la amistad, la recesión económica y los suburbios, en Los bastardos, la magnífica Claire Denis impone su mirada, siempre femenina, en una historia de traición, de violencia familiar, de sexo, de abusos. Los bastardos es el contraplano perfecto de 35 Rhums, todo los que allí era silencio, juego de miradas, seducción contado a partir de una estructura lineal y sosegada, en esta nueva película son cuerpos, sangre, distintas formas de la violencia, engaños planificados narrados a través de una estructura de relato confusa y alterada, con planos más cortos, que encierran y envuelven a sus personajes y a sus locuras.

El tema de Los Bastardos tiene tal carga traumática que el relato se vuelve en sí mismo traumático. Abierto, como la herida que sangra, la narración deviene en una mezcla casi irracional de sucesos que realmente acontecieron y algún tipo de predicción o sugestión onírica. En el comienzo de la película el dinero es central, su circulación afecta y afectará a los miembros de una familia y tal vez esta sea una de las claves del relato, cómo y dónde circula el dinero, pegado, pegoteado siempre a la circulación de los cuerpos, sanos y dañados, viejos y jóvenes, sobrios o borrachos, pobres o ricos. Si en 35 rhums la clase eran los trabajadores de los suburbios, acá Denis traslada su universo al mundo de la clase alta, a los que le aplica, como una entomóloga, una mirada implacable. Las mujeres son esencialmente las víctimas, las sangrantes, las drogadas, las enfermas, las engañadas en cualquiera de sus roles, madres, esposas, hijas, amantes, sobrinas.

Marco – el siempre magnífico en la economía de sus gestos, en la dinámica de su cuerpo, en la profundidad de su mirada que de tan llena parece vacía-  capitán de barco, recibe una llamada de su hermana. Tras el suicidio de su marido la empresa familiar está en quiebra y su sobrina ingresada en un psiquiátrico. Más adelante entra en escena la bella Chiara Mastroiani que será el eje de la venganza (placentera) que llevará adelante Marco, sin medir las consecuencias.

Como una grave herida emocional, el relato se entierra a fondo en la mirada del espectador y sobre todo en la piel y en la carne. El cine de Denis es un cine de texturas, de densidades, de fluidos y Los bastardos forma parte de este microcosmos palpable y profundamente femenino.

Marcela Gamberini / Copyleft 2013