28 FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE MAR DEL PLATA (18): DE TWITTERS, PAPERS Y BORDERS
A ver, la cosa es más o menos así: hay un tipo, llamémoslo P. No se considera crítico, aunque suele escribir sobre cine. Tampoco se considera cineasta, aunque ha hecho un par de películas. Cuando tiene que llenar un formulario pone “docente”, una palabra indecente pero cercana a lo que sabe hacer cuando no está escribiendo o filmando (es decir, casi siempre). A P le gusta compartir el cine, pero no tanto con los profesionales (salvo aquellos que no han perdido la pasión por lo que hacen). Tal vez por eso no va mucho por los festivales, lugares donde la cinefilia siempre está al borde de la necrofilia, o perversiones menos gozosas. Pero sigue las novedades en el blog en que escribe, donde su amigo K va dejando noticias de sus viajes por el país del cine, en ciudades felices y no tanto (P admira la dedicación de K, pero más admira que eso no interfiera con su amor por el cine y su espíritu crítico, que en otros cronistas se hecha a perder en cuanto les dan una acreditación y una vista al mar.
¿Nos estamos desviando de nuestro tema? No, estamos yendo al punto esencial). P se entera de que en una de las ya habituales charlas sobre la “nueva crítica” (que con cada nueva charla parece más un deseo que una realidad), sus tres jóvenes representantes lo mencionaron como referencia (sin que eso signifique pleitesía sino simplemente respeto intelectual, y eso también es tan esencial como poco frecuente). P intenta saber un poco más sobre qué se discutió en esa charla, y busca en sites y blogs con su habitual exceso de confianza: pero no encuentra ninguna reseña (entre otras cosas porque ninguno de los nuevos críticos escribió al respecto, y los viejos –que ni siquiera estuvieron en la charla, salvo el buen K–, menos).
Así que P. recurre a Twitter, donde siempre se puede encontrar opinión sobre cualquier cosa (incluso en menos de 140 caracteres). Allí un tal D, fue dejando algunas frases entresacadas de la charla, empezando por la esperable constatación del “pesimismo sobre el concepto: todavía no hay una nueva crítica”. A partir de esa serie de tuits, P trata de hilvanar una argumentación sobre el estado de las cosas: “Los tres jóvenes críticos acuerdan en una medianía general entre críticos, público y directores”. “La vieja crítica viene al festival a hablar más del hotel que de las películas”. “Vengo a los festivales y consumo, veo, veo y veo pero no intercambiamos nada”. “En este ‘ser unos cagones’, en el que nos convertimos, no estamos construyendo sino destruyendo”. Todo lo que resume el “tema picante: el crítico como recaudador y lobbista”… A P le gusta ese espíritu crítico antes que de cuerpo (ese que suele tener todo lo nuevo antes de ser viejo, a veces con pasmosa rapidez). También comparte (aunque no signifique que acuerde totalmente) en otras cosas: “Nos preocupamos más porque el texto esté bien escrito, bien estructurado, que por las ideas que haya en él” (una cosa no debería quitar la otra). “Cada sitio debería proponer un sistema propio de lectura o de recorrido, y así proponer una relación con el cine propia” (muchos lo hacen, pero eso no significa que ese sistema sea sólido). Finalmente, P encuentra su nombre: “El joven J. destaca a P como crítico que no quiere quedar bien con nadie y además escribe bien” El mencionado reconoce en el joven J a ese tuitero que lo menta seguido con más irreverencia, y le complace saber que comparten el no querer quedar bien con nadie. Pero no sabe que significa escribir “bien”, y cree que en ese equívoco se juega buena parte del destino de la crítica: tal vez la charla debió discutir eso (y tal vez lo hizo, pero los tuits no lo consignan).
Los únicos comentarios que P encuentra a continuación empiezan con los de la señorita A, que se resumen en lo siguiente: “Dejémonos de joder con que EL crítico es P. La gente normal no lo puede leer. Punto.” A lo que el ex critico N, director de la escuela de críticos a la que fue A., retruca: “Puede (pero) no (quiere)”. La señorita A. insiste: “Es un plomazo imposible, es para expertos no para el público”. N, innecesariamente aclara: “sólo me burlaba de sus paréntesis. Y tampoco para ‘expertos’”. Un tal señor S acota: “Es preocupante que P. sea el modelo de crítica… Escribe papers, no critica”. El crítico y maratonista G llega tarde, y pregunta: “¿Modelo de qué? ¿Dónde escribe? ¿Quién es? Hay algún texto reciente?”. El “escritor y cineasta” R (tal como se lo describe en su habitual deposición en un diario dominical), fiel a su estilo sentencia: “P es mogólico. ¿Quién podría pensarlo modelo de algo?”. Finalmente, la señorita A hace mutis por el foro con una de esas gracias que aprendió en Twitter: “Paren: voy a ver qué escribiría P sobre Drug War y vuelvo”. P esperaba sacar alguna conclusión sobre la charla, pero cuando la red le devuelve esta retahila de banalidades, comprende que es ahí donde se puede entender claramente lo que es la vieja crítica, y se propone escribir sobre eso: sobre su extraño maridaje con Twitter. Porque la vieja crítica (que no es, digámoslo de entrada, una mera cuestión de recambio generacional) siempre busca medios nuevos donde marcar la cancha con sus viejos vicios. Y Twitter es un lugar perfecto, ya que privilegia la cortedad y la inmediatez (lo que en ciertos sujetos resulta una mezcla letal, inmune al pensamiento). Desde ya, el “escritor y cineasta” R es un ejemplo demasiado obvio (alguien que usa la palabra “mogólico” como insulto se describe a sí mismo, si me perdonan la corrección política… Recordemos que además escribió con el ex crítico N un libro en el que nos descubren que el mal de la Argentina no es la extensión sino el “progresismo”. Lo más curioso es que el sufrido R vive hace años fuera del país, pero tal vez por eso gusta remedar sin suerte la viperina lengua del exilio antirosista). Porque aquí no nos interesan sus escasas dotes dramáticas, sino su condición de apéndice de esa turba virtual que se palmea la espalda mutuamente, a ver quien escupe más lejos: como toda tribuna (de doctrina), Twitter no hace más que reunir a los que piensan como uno, para cascotear al que pase por ahí y no sea del palo. Una “fiesta del monstruo” digna de Echeverría o Lang, pero en versión berreta.
Pero vamos a los (pocos y pobres) argumentos que se vislumbran entre chanza y chanza. (Dejemos también de lado al crítico maratonista que pide referencias sin temor a parecer desinformado: los periodistas completan su educación en público, decía Karl Kraus. Una pena viniendo de alguien que había hecho una película que no estaba mal, piensa P: hasta alguien como él, que ni siquiera ejerce la crítica a diario, conoce un poco su medio.) Vamos a la que tiró la primera piedra: a la señorita A. Y a sus conceptos sobre la normalidad: bueno, mucho concepto no hay, porque ya sabemos que la normalidad es una tautología. “La gente normal no lo puede leer a P. Punto.” El punto lo deja claro, y cierra. Sin embargo el ex crítico y ahora animador cultural N sugiere que “puede (pero) no (quiere)”. Si lográramos entender sus paréntesis tal vez quedaría claro, pero está visto que sólo puede ejemplificar su mal uso. Suponemos que quiere decir que la gente normal quiere otra cosa. ¿Qué? Lo normal, claro. Y así volvemos al “Punto”. Pero la señorita A no está para sutilezas: “Es un plomazo imposible, es para expertos no para el público”. Ojalá pudiera definir tantas cosas en once palabras, piensa P. Tal vez por eso es un “plomazo imposible”. El ex crítico N lo tiene claro: “Obvio, sólo me burlaba de sus paréntesis. Y tampoco para ‘expertos’”. Bueno, al menos la cosa va mejorando. O empeorando: habría que ver qué. Entiende el también ex matemático por “expertos”. Pero cuando el señor S. viene a resumir las alarmas de la señorita A., no obtiene respuesta: “Es preocupante que P. Sea el modelo de critica… Escribe papers, no crítica”, dice. Tal vez la señorita A. no responde porque ella misma ha escrito papers (entre otras, sobre una película de P que se suele usar para esos menesteres). Lo que parece molestarle a la señorita A no es tanto lo plomífero (que no deja de ser una normalidad, como sus propios textos atestiguan), sino más bien otra anormalidad: “Dejémonos de joder con que EL crítico es P.”
Y aquí volvemos a la pregunta que desató todo, cuando el moderador M preguntó en la charla a qué críticos seguían o leían: está claro que la señorita A diría el nombre de alguno de los que sigue en Twitter. Eso sería lo “normal” (es decir, lo que deberían haber contestado los jóvenes representantes), en vez de nombrar a alguien que escribe cada muerte de obispo, y que para colmo vive peleándose con los viejos críticos que la señorita A sigue con devoción. Por eso su último tuit al respecto no puede sino hablar de su propia forma de leer: “Paren: voy a ver qué escribiría P. sobre Drug War y vuelvo”. Lo normal es esperar a ver qué dice EL crítico, para luego alinearse y no quedar en off-side. Y no sólo entre los estudiantes aplicados como la señorita A: es algo que sucede incluso entre los críticos ya reconocidos, como sabe cualquiera que haya pisado una privada, u observe el fenómeno en vivo y directo en cualquier festival de cine: cuando una manada de críticos sale de una proyección y sigue al elegido como buen pastor, para saber aunque más no sea a través de un gesto de asentimiento o desprecio, si debe aprobar o no (cosa que ahora es más fácil y menos evidente gracias a Twitter, precisamente…).
P no imagina quien ocupa hoy ese lugar, que en otros tiempos le correspondía entre nosotros al inclasificable Q (seguramente a su pesar, porque muchas veces fue el primero en disparar contra sus propios colegas). Pese a sus formas estentóreas, Q no pretendía ser temible, pero indudablemente era temido (incluso hasta por los propios directores de cine, desde ya, como alguna vez testimonió el exaltado LL. a pesar de ser él también un peso pesado que no parece temerle a nadie). Lamentablemente hoy Q casi se ha convertido en otro ex crítico, que malgasta su talento en Twitter. Era un placer leerlo cuando se dedicaba a pensar el cine en vez de penar contra un gobierno, y su blog era un generoso espacio donde tenían lugar intercambios memorables. Porque no todos los que lo seguían y leían coincidían con él (como atestigua el mismo P), pero todos lo respetaban. Porque no se trataba de tener un gusto común por el estilo o programa estético o canon en común, sino de cómo se ponía en juego un sistema de lectura. Un método, digamos, aunque a Q no le guste la palabra y todo el tiempo juegue a contradecirse, para evitar ser encasillado (el máximo pecado que para él puede cometer un crítico y un cineasta). O sea: nunca podríamos estar seguros de qué opina Q de Drug War (y tal vez por eso generaba en sus colegas esa necesidad de estar atentos ante su inconstante oráculo). Pero esa imprevisibilidad termina rozando el sofisma, y da lugar (en críticos menos capaces) a una mera expresión de gusto personal. Algo que a P le place llamar “crítica-facebook”: todo empieza y termina en un “me gusta” / “no me gusta”. Cosa que el sistema termina normalizando: el crítico se confunde así con un espectador más, sin que se le exija más argumento que (la corrección o el desparpajo en) el estilo. Si la crítica es entretenida, no importa nada más: lo mismo que sucede con las películas, claro. Pero si el crítico pierde justamente su cualidad ídem, si no puede imponerse el deber de una argumentación consistente que vaya más allá de reproducir un modo de consumir, su labor no tiene densidad ni razón de ser. ¿Para qué tomarse siquiera el trabajo de leerlo?
No son los papers lo que alejan al “público” de la crítica, sino su propia nadería. Pero no se trata de enaltecer los papers: ese género suele estar burocráticamente vacío de hallazgos, y sólo encuentra lo que previamente escondió, después de un largo recorrido lleno de citas al pie. Tampoco de basarse en un gusto que parece responder más a la saciedad que provocan las medialunas de las privadas o los platos fuertes que trae el cine de Hollywood o el festivalero al mismo carnaval de las almas. Porque si la crítica académica termina justificando su existencia por mera necesidad de acumular puntos, la crítica periodística se entrega a ensalzar un cine reaccionario sólo porque está (técnica y narrativamente) “bien” hecho. Volvemos así al escribir “bien”, que no es muy distinto del filmar “bien”: cada tanto hay que repensar los términos. Para no terminar escribiendo sesudos opúsculos que nadie leerá, pero tampoco ensalzando al nuevo cine de Kazajistán o alabando películas de propaganda de la CIA (al grito de que la crítica no tiene porque preocuparse de la CIA…).
¿Cómo respondería entonces P a la pregunta de M., a quienes mencionaría entre sus lecturas? Tal vez mentaría una revista de cine que encontró su lugar entre la academia y la pura cinefilia, cuyo nombre remite a una vieja película argentina (una película popular, además, ejemplo de un cine que no pide un espectador “experto”, pero tampoco lo trata como idiota). Allí escribe el siempre interesante B., desgranando hace más de diez años sus notas sobre cine argentino, que son como el esbozo de un libro prometido y aún no realizado. O la señora S., que supo escribir en la revista del ex crítico cuando eso no era incompatible con su tesis de doctorado sobre Adorno (nombremos por fin un nombre propio, y sumemos al maestro de B. y tantos otros intelectuales –perdón por la palabra–: el gran Viñas, un formador de varias generaciones de críticos, que ojalá hubiera tenido su correlato en el empobrecido campo del cine argentino). Hablamos de nombres que a veces resultan arduos si uno no quiere hacer ningún esfuerzo, pero que siempre serán mejores que los plomizos animadores que, en defensa de un “publico normal”, propenden a escribir sus prejuicios en excesivos 140 caracteres.
Nicolás Prividera / Copyleft 2013
Solo te diré que el panorama es aun más penoso de lo que te figurás.
Buen balance del estado de las cosas. No tengo ninguna duda, Kilometro 111 es la gran revista de cine en Argentina. Algunos dirán que su frecuencia anual implica inadecuación al cine inmediatamente contemporáneo, pero es suficiente agarrar cualquiera de sus números y constatar la preocupación por pensar en profundidad eso que a veces parece tan difícil de conceptualizar, el cine del presente -y otras formas de ficción (ver el número sobre series). Y sí, tanto Schwarzbock como Bernini vienen del campo universitario, una enseña a Adorno y el otro va de Rosseau al cine clásico argentino, sin embargo, el que prefiere agarrarse de ese prejuicio es porque no tiene ganas de leerlos.
Pero esto denuncia una falta, seguimos sin tener una publicación interesante de cine de mayor frecuencia (hago la excepción de este blog, pero son pocas las firmas que participan, y tampoco es su propósito tener el modelo de una revista.). Claro que Kilometro 111 no es responsable de esta situación, a lo sumo es una cuestión de géneros discursivos. El tipo y longitud de los de ensayos que pueden leerse allí requieren tiempo, aunque, de nuevo, insisto en que esto no tiene nada que ver con su capacidad para pensar el cine del presente, sino con un modo diferente de abordarlo. Volviendo a la falta, sigue siendo manifiesta la ausencia de ese otro género discursivo, de una buena crítica que se ocupe del semana a semana, la cual sí creo necesaria y que es necesario que conviva con la reflexión más a largo plazo. Lo que existe actualmente en ese campo de la crítica diaria no genera preguntas, ni debates, ni propone problemas. Prefiere agonizar durante todo el año, hasta que llega el BAFICI endiosa o lapida un par de películas y vuelve a su letargo.
También lamento que Quintín hay preferido el personaje Carrió-con-barba-blanca sobre su versión de crítico cinematográfico incómodo, pero no creo que el mal esté en Twitter y sus 140 caracteres. Usar twitter no es privativo de escribir paralelamente en otros medios, como una charla de café no impide la posterior sistematización en un texto. Esto es un problema al interior del campo del cine. Miremos a su hermano mayor sino, la crítica literaria, en su tradición moderna, de Viñas para acá digamos: hoy día tiene a un buen twittero al mismo tiempo que un excelente crítico cultural del presente, me refiero a Juan Terranova. Y algunos otros buenos ejemplos escribiendo por allí.
(perdón si cagué los nombres en clave (?) , pero no se iba a entender un choto sino)
El gran problema, más allá de esta nota que me pareció al menos divertida, es que por twitter se van a: 1) Victimizar, 2) A regodearse de que fueron nombrados en esta nota, creo que la señorita A ya mandó a hacer la remera: «soy la señorita A». 3) Lo peor, no bancarse lo que muchos de estos personajes hacen siempre: la opinión.
se me cayo el pito en el segundo parrafo, es normal?
Sí, lo es. Suele suceder, y existen muchos tratamientos. No te preocupes.
absolutamente de acuerdo Sr. P. la crítica requiere esfuerzo. Un esfuerzo que muchas veces tiene que ver con poner el cuerpo, la cabeza y tener, previamente ideas formadas sobre la cultura en general. No es fácil. Y también veo, no sólo en cine sino en literatura un empobrecimiento que, en definitiva tiene que ver con que es absolutamente necesario leer literatura para ejercer la critica literaria y ver cine para ejercer la cinematográfica. Y lo que es mejor, hacer ambas cosas a la vez. No es fácil poner en palabras sensaciones mediadas por cierto «método». Los 140 caracteres -por poner un ejemplo- ponen de manifiesto chicanas, se hacen conocer, se regodean, pero no es la critica verdadera. Siguen siendo puras iniciales, sin sustento, sin sustancia.
M.
ahhh….. antes de retirarme a mis aposentos y leer un rato literatura; sería interesante seguir pensando acerca de estas extrañas rivalidades entre la nueva y la vieja critica, la cinefilia que suele ser errante y el nacimiento -será? ojala- de una nueva critica.
M.
Lo grave, sin contar con tanto ego lastimado, es que hayan usado el maravilloso adjetivo mogólico como un insulto. Si fueran humanos (no demasiado humanos) comprenderían lo sensiblemente sutil de ser un mogólico o como dice la corrección política un ser con sindrome de down y capacidades diferentes. Pero claro, ni A, ni Q, ni T, ni Z, ni siquiera P parecen reunir los méritos suficientes para notar la amorosa sincronía del término. Pura paja intelectual…perdonen la intromisión (aclaro que no soy de ninguna escuela ni Alta Escuela)
Estimado Juan: no me parece que se trate de pura paja intelectual. No lo es. Lo que sí me sorprende siempre es la facilidad para la ofensa de todos los que suelen escribir crítica y es allí en donde la cuestión narcisista toma las riendas. Pero no es todo una paja intelectual. Hay ciertas cuestiones centrales a trabajar. Espero poder hacerlo antes de fin de año. Hace tiempo que quiero escribir un artículo sobre la estructura de la crítica. Saludos. RK
«La nueva crítica» es solo un nombre en un programa de actividades de un festival, no existe en los hechos. No hay un nuevo paradigma en la crítica como lo fueron los cahiers y sus reproducciones a lo largo del mundo o la primera etapa de El Amante en los 90 (o la revista Contorno en literatura ya que Viñas anduvo sobrevolando por acá). Hoy día, es solo una expresión de deseo como dice NP. Entiendo su uso a los fines del festival, pero me hubiese parecido menos ambicioso y menos exigente hablar de «nuevos críticos» o «críticos jóvenes» (es lo mismo?), el criterio de formación de la mesa-debate parecía ser etario. Si la condición para hablar de una nueva crítica es el uso de twitter, le estamos pifiando a la cuestión, no solo porque todos «los viejos críticos» también hacen uso de éste, sino porque es otro modo de escritura, con otros objetivos y no excluyente. No creo que la discusión deba pasar por Twitter.
Por ahora no creo que haya una «nueva crítica» (y si existe ¿cuáles son sus características, sus métodos, su intereses, sus enemigos?) que se oponga a una «vieja».
El criterio de lo nuevo, tan modernista, tan ambicioso, aburre y paraliza.
Me salió un tweet.
Spoilers: todo conduce a que yo soy el joven J. D vendría a ser @tomasdotta, que reportó la charla en directo por Twitter.
Las preguntas del público y algunos tramos anteriores de la charla nos llevaron a explicitar qué entendemos por escribir «bien», pero reconozco que por algunos momentos, sobre todo del inicio, girábamos en círculo sobre la cuestión de los vicios de quienes establecimos como la vieja crítica.
Parece que ya circula el audio de la charla. Si no aparece o surgen más dudas podemos seguir charlando, ya con letritas digitales, pero si no me equivoco de los tres que hablamos fue Lucía Salas quien expresó su mayor adhesión a los argumentos y formas de Prividera en sus reseñas. Yo comenté que en la gran mayoría de los casos disiento con él (seguro usé términos más absolutos), pero que le reconozco una crítica zurcida, paciente y sobre todo consistente para exponer lo que piensa. No recuerdo qué dijo Martín Álvarez al respecto. Los tweets de la señorita A sobre un consenso absoluto entre los tres no se aproximan mucho a lo que verdaderamente dijimos, cosa que supongo habrá pasado por falta de caracteres.
podés dar señales de donde circula ese audio? estaría bueno discutirlo.
Me dijeron que alguien la grabó, no recuerdo exactamente quién. No tardará en aparecer, caso contrario se averigua y listo.
Leía hace poco este artículo de Emiliano Oviedo (http://hacerselacritica.blogspot.com.ar/2013/11/un-cristo-demasiado-humano-o-luke-ha.html) sobre Cool Hand Luke y pensaba que, tal vez, muchos no lo considerarían una crítica. Yo siempre me he manifestado a favor de un arte impuro, y puedo incluir a la crítica en ello. Quizás una nueva crítica auténtica tenga que ver con desafiar los límites de aquello que tradicionalmente sí consideraríamos como texto crítico. En el caso de la crítica de cine no es algo menor, tratándose el cinematógrafo de un arte joven que ha pasado buena parte de su historia en busca de una especificidad no contaminada por elementos de otras disciplinas artísticas (no usar el color de tal forma porque eso es propio de la pintura y no corresponde al cine, no usar actores/modelos de tal otra porque si no es teatro). Las artes más veteranas (quizás) hayan tenido menos pruritos en buscar esa hibridación (no tienen nada que probar): no creo que nadie haya puesto el grito en el cielo cuando la literatura se apropió del montaje cinematográfico.
Será interesante leer el futuro posible texto de Roger sobre la estructura de la crítica.
No se entiende nada.
Antes que nada, agradezco a NP por haber «levantado» la serie de tuits, en principio inocentes (no preví que iban a generar tantos comentarios), que armé como para dar un panorama de la charla para los que no pudieran estar.
En segundo lugar, me resulta llamativo, ahora que lo pienso, que fuera yo, que no soy cronista ni crítico, quien «cubriera» la charla, que a excepción de Roger Koza (quizás hubo alguno más) no contaba con ningún representante de entre los «viejos». Diego Battle mencionó que yo estaba siguiendo en vivo la charla y dijo algo así como que «a los viejitos nos están matando». Es raro eso: cuando Lerer escribió el artículo que Battle promocionó para generar debate, apenas empezó el debate muchos se ofendieron. Entonces eso ya no es un debate sino una provocación.
Acuerdo con Iván cuando dice que la categoría «nueva crítica», entendida desde parámetros estructurales no existe. Sí hay críticos jóvenes y que a partir de nuevos medios (el caso de mi amigo @Jotafrisco) proponen formas distintas de acercarse al mundillo del cine y los festivales. Entre toda la ironía, @Jotafrisco aprovecha para dar cuenta de lo que sabe de cine y música, por ejemplo. No es solamente un entusiasta (que lo es, en parte) sino un pibe que sabe, que puede producir ideas, y que lo hace desde un espacio (hasta ahora marginal y no muy respetado) como Twitter.
Y acá entra la importancia de NP y la razón por la cual fue mencionado. En lo que sí hubo acuerdo (al menos Lucía y Juan, @aelitademarte y @Jotafrisco, respectivamente) es en que para ambos, NP es un referente en el sentido de mantener una línea de discurso coherente, no sólo en lo que dice, sino en el cómo lo dice. Creo que ahí se resuelve el enigmático rótulo de «escribe bien». Lo que ellos quisieron decir era que NP es un tipo que mantiene una línea, sin importarle lo que puedan decir los demás y sin prestar atención a qué ventajas pueda sacar él de eso. Del tema de escribir a favor o en contra de algo para mantener el «kioskito» se habló bastante en la charla.
En este sentido, coincido plenamente con los dos. A quienes no les gusta NP lo descalifican por academicista o por rebuscado, por extenso en los comentarios o por los paréntesis, pero casi nunca por aquello que dice. Pero lamento que NP haya respondido al agravio ad hominen con un poco más de eso. Siento que prenderse en la discusión de vedettongas con Santiago García diciendo «¿y este quién es?» es totalmente al pedo.
Bueno, ojalá NP pueda seguir escribiendo e incomodando. En la charla se mencionó que el tipo de alguna manera es un imán: cuando Tierra de los padres no estuvo en BAFICI fue la película más comentada. Ahora él no estuvo en la charla de MDQ y pasó lo mismo.
Prividera: yo soy S. Lo aclaro porque en mi twitter esta mi nombre y no ningun seudonimo. Me parecio irrespetuoso de su parte, que no se digne a poner mi nombre dado que si va a comentar un tweet mio, al menos identifique de quien es. Por otro lado me parece que si mi comentario fue en twitter, su respuesta debia ser en twitter y no aca…
No soy critico ni periodista, solo amo el cine y por eso voy al BAFICI y a MDP a ver peliculas que no podria ver de otra manera, con amigos que tambien aman el cine… Nadie me paga el viaje ni nada por el estilo, todo sale del producto de mi trabajo burgues . Respecto a lo que tuitee, lo sostengo, me parece que lo que ud escribe tiene mas la estructura de un paper o ensayo que la de una critica periodistica que se puede leer en un diario o revista especializada. Eso no tiene nada de bueno ni malo, solo digo que es DISTINTO a lo que yo humildemente entiendo como critica. Eso no implica que no lo lea, sino todo lo contrario, leo sus textos repetidas veces
Lo ultimo: me parece que no se entiende que es twitter, es IMPOSIBLE hacer critica en 140 caracteres, dificilmente alguien pueda decir algo elaborado en tan poco espacio…. Sirve como herramienta para linkear cosas y hacer minimos comentarios. me parece que ud. Prividera le da demasiada importancia a ese medio…. Gamberini: me duele lo que escribis porque me conoces y sabes que no soy del medio y no soy mala leche, solo un espectador apasionado, nada mas
si Juan Pablo, como no voy a conocerte!!! Siento que tuve algo que ver en la formación de tu mirada sobre el cine y eso me enorgullece. Además te aprecio y te estimo como a otros de los twiteros que aparecen por ahi.
Y decimos lo mismo, no es critica cinematográfica lo que se hace en twitter, es otra cosa, no sé muy bien qué, pero si noto a veces muchas mezquindades, chicanas que tienden a levantar los egos, a reponer faltas, a buscarse un lugarcito. La mayoría de las veces se tiende al malestar sin mucho sentido. E insisto, y aquellos que me conocen bien saben que siempre doy la cara, que opino, que no me escondo en 140 caracteres; la mirada critica se aprende, leyendo a los demás, viendo, debatiendo, confrontando. No hay otro modo. En definitiva siendo generoso para con los demás y para con el cine mismo.
No te sientas dolido, compartimos la pasión por el cine bien entendido- si es que eso existe- Todo mi cariño, como siempre.
Creo que gran parte de los malentendidos y límites de la discusión (incluidos los de la charla, por lo que se puede leer aquí) parten por una percepción general errónea y bastante homogénea sobre lo que es la escritura académica (paradójico porque en su interior hay más diferencias -lean sino a Alberto Giordano, Sergio Cueto, Sandra Contreras, Analía Gerbaudo o Miguel Dalmaroni para comparar lo irreductible de la escritura de cada uno- que lo que se podría encontrar en eso que denominamos «crítica”). El problema o principal acusación al parecer es la de la ilegibilidad, ¿pero ilegibilidad para quién? De afirmaciones como “La gente normal no lo puede leer” se desprende subestimación, desprecio por el lector y por su capacidad de pensar por un lado, pero también toda una concepción de la escritura por el otro. Qué crítica se está imaginando A: ¿una que invite a pensar y dialogar con las películas o una que, atrapada en la vorágine de lo cotidiano, diga simplemente que ver o no ver (variante sutil de la simple calificación numérica)? Esta última posibilidad no está mal per se (en realidad para mí sí, pero cada uno es libre de hacer lo que quiera), pero está más cercana a la gacetilla o el periodismo de espectáculos que a una verdadera reflexión filosófica, sociológica, ética, estética sobre un objeto artístico (parece que algunos se olvidan que en el medio estamos discutiendo sobre arte). ¿Por qué creen que Nicolás Prividera o Roger son los únicos que rescatamos de la media de los críticos? Porque son los únicos que exponen (implícita o explícitamente) sus lecturas en sus escritos, que han leído, que han pensado y que no escriben desde el más llano sentido común o de aficionado. En ellos uno puede percibir una mirada macro sobre la cartelera diaria en la que aun las películas genéricas y olvidables sirven para hablar de otra cosa completamente diferente, en la que lo actual no se confunde con lo contemporáneo (lo de Roger es quizás un poco más estimable porque lo hace en cada una de sus reseñas y en medios de difusión masiva – aunque ello lo lleve a veces a una tenue e inevitable redundancia que Nicolás por la periodicidad estratégica de sus escritos se salve); ellos hacen de simples reseñas verdaderos ensayos filosóficos y académicos (en el sentido de profundos, argumentados y sistemáticos); a esto y no a otra cosa es a lo que debería tender la crítica.
Bueno, sí, eso de «tal crítica es ilegible» se parece demasiado a eso otro de «tal película es muy lenta» o «muy aburrida», terminamos en la cuestión de la instrucción del lector/espectador porque, empíricamente, ¿cómo determinar que una crítica es ilegible o que no es una crítica sino un paper o un poema en prosa? ¿cómo establecer si una película es aburrida? Si nuestra educación audiovisual desde niños estuviera a cargo de, por decir algo, las películas de Tarkovski y Tarr, y no de «Jumper», «El transportador» y demases que pasan por Telefé, Cinecanal, el 13, TNT, etc., habría menos chances, me imagino, que alguien encontrara ‘lentos’ los films del ruso y el húngaro (los nombro a ellos dos porque son paradigmas de lo que habitualmente se considera cine lento y, por extensión, porque rara vez se usa ese adjetivo como un elogio, cine aburrido). Entonces, una ‘nueva crítica’ muy posiblemente desate reacciones del tipo «es ilegible» o aún «eso ni siquiera es una crítica» porque propondría una variación respecto a la crítica establecida, respecto a la crítica que nos instruyó y para la que estamos ‘adiestrados’.
Hola, soy la chica de la charla. En primer lugar quería decir que el audio existe, lo grabó Pablo Acosta Larroca para GrupoKane.
En segundo lugar, no entiendo bien por qué tanto espamento con que dos personas sentadas en una mesa coincidan en nombrar a Prividera como referente, coincidan o no con lo que dice. Me da la sensación de que siempre hay una buena excusa para criticar a quien se dedica a hacer análisis sobre lo que ve, y el papel que juega en su contexto, porque con su escritura deja mal parados a los que se dedican analizar menos y describir más. Si no, no se me ocurre otra razón de enojo. Este enojo sin una superación en el diálogo no ayuda a pensar ni escribir mejor, y mucho menos al cine, que es lo que todos acá afirmamos amar y defender. Si tanto amamos el cine no entiendo por qué no podemos ser constructivos en vez de quejosos. Ser quejosos es un vicio que tenemos al acercarnos a twitter.
Yo dije en la charla: «al único que leo religiosamente es a Prividera». Se me fue la mano con la elección de las palabras y por ello me cargaron y cargarán por los siglos de los siglos. Lo que intenté decir fue que me parece lógico que al estar aprendiendo a escribir lea no sólo por el placer que me genera sino también para formarme. Todos leemos a mucha gente pero no por ello aprendemos de todos. Por eso mismo nombré este blog, Transit, Lumiere y demás, porque son las fuentes de conocimiento que elijo para mi formación.
Me arrepentí de no haber nombrado a Kilómetro 111. Coincido con lo que dice acá Prividera y con lo que dice Iván. Justo antes de la charla me había separado un fragmento del texto de Oscar Cuervo sobre los 10 años de la revista para discutirlo con mis compañeros, pero me carcomieron los nervios. Tenía que ver con pensar no en términos de crítica sino de escritura, y que «la escritura debe producir su propio fundamento en el trabajo con las palabras, entre las palabras y las películas». Como dice en ese texto, creo que la palabra crítica se usa como comodidad o convención. Pensamos el mundo a través del cine e intentamos escribir sobre eso. Y este es el tipo de escritura, como la de Cuervo o KM 111 que me ayuda a pensar el cómo. Una escritura que piensa el cine en relación con su tiempo, incluyendo en la reflexión a sus protagonistas de manera constructiva, sin conformismos.
En cuanto a si existe una nueva crítica, los tres coincidimos en que no en su momento. Yo creo que no, todavía. Existe es una nueva cinefilia que tiene que ver con una generación -la nuestra- que tuvo acceso total a una gran, gran cantidad de películas en su computadora. Existe es una búsqueda en cuanto a cómo relacionarse con la escritura, el análisis y su presente a través de los medios que surgieron con nosotros (de lo cual Jotafrisco es un exponente) y una gran cantidad de jóvenes críticos cinéfilos, como los chicos de Cinéfilo, que son los primeros que me vienen a la mente cuando alguien dice «nuevos críticos» (representados en la mesa por Martín Álvarez). Eso existe y es muy valioso.
Felicitaciones, Roger Alan Koza por extender este intercambio de ideas, excelente el texto del señor P y algunas intervenciones posteriores, hacia rato q no me enganchaba en leer sobre estos temas y que me interese hasta el ultimo comentario.
Lamento que muchos de los jugadores de este partido no estuvieran en ese salón escuchando interviniendo, era una gran oportunidad para plantear una discusión en serio , no un cúmulo de guerra de egos, q es muy fácil hacerlo luego desde un escritorio.
Les recuerdo q mi lectura de todo esto es de una persona q le interesa la crítica por su trabajo, pero mirada/ lectura es como casi cualquier hijo de vecino que ve quien escribió y que escribió pRa luego ir al cine, a veces se olvidan q la crítica es también para la gente y debe escribiese en un lenguaje claro y que construya, no en una demostración de poder y de quien la tiene más grande.
Les asombraría, saber los números reales, por mi trabajo sea el impacto real en las entradas
vendidas, mucha gente, muchísima no presta atención cuando escribe en ese detalle.
Ojo toda esta discusión tiene que seguir y construir si es posible una nueva forma de hacer critica,ya que los tiempos han cambiado y las herramientas también, y ojalá que en ese cambio dejen de ser un grupo de personas que sólo quieren develar cuanto ego tienen, cuánto poder ejercen desde ese minúsculo lugar, cuán grande la tienen olvidándose que escriben para la gente, sino al final del día no sirve.
He leído al señor P y quizás para algunos sea aburrido, pero para otros nos parece que suma con conocimiento y contenido, si tuviera la oportunidad lo invitaría cada tanto a escribir critica en diarios sobre tanques o películas de autor, sumaría muchísimo su mirada a la gente y al medio .
No participo aquí porque me parece mejor que la discusión siga (como la charla original) por otros caminos y abierta a más gente. Sólo voy a acotar un par de cosas (en principio, luego tal vez escriba algo sobre esta continua expectativa sobre la “nueva crítica”, necesidad no en vano ligada a un nuevo momento “conservador” del cine argentino):
No respondo agravios ad hominen, por eso no hay nombres propios… Y menos se trata de una discusión de vedetongas: todo lo contrario, es lo que se deplora. Los críticos admirados por este blog (y muchos de sus lectores) son los que van más allá del ego, el impresionismo, y el panteón populista. Todo eso que en este momento se le critica al Sr. Carnevale, que es sólo el exponente más retrógrado de la escuela del resentimiento (una versión degradada del modelo Kael). Pero ese estilo prescindente también le cabe al “ex” crítico que agradece “ya no tener que escribir sobre Campusano”, o el otro (de la misma escuela, literalmente) que tuitea «si Prividera es la nueva critica, Susana Giménez es la nueva Bardot» (ni en las pretendidas gracias son coherentes: piénselo un poco…). Esas idioteces son la única contribución que hacen a este tipo de debates, porque ya son parte de la “vieja crítica” (incluidos los jóvenes que les festejan ese brutalismo). Digo: no se si hay una nueva crítica (creo que no, por muchas razones), pero si hay gente que alguna vez creyó serlo y nació vieja. Ese es el primer problema que afronta la “nueva” crítica si pretende serlo (y no defeccionar de entrada). Y tienen que demostrarlo en la cancha, además de en las charlas (de festival o café). En el campo se ven los pingos, diría Bourdieu.
Gracias por la respuesta, NP. Esperamos ese texto, entonces.
Supongo que, como bien decís, los pingos se verán en la cancha en algún tiempo (o no) y así sabremos qué lugar le cabe a los jóvenes como los que estuvieron en la charla del otro día.
Lo que sí sabemos es que hay mucho medialunero que se mofa de todo con actitud de fin de fiesta, debe ser feo sentirse viejo habiendo «trabajado» de ser joven durante muchos años.
Abrazo!
Todos nos ponemos viejos tarde o temprano (algunos incluso muy temprano). No es un tema de edad, aunque a algunos evidentemente les pesa considerarse los inventores de la «nueva crítica» y que ahora nadie los mencione cuando se autojubilan… Ahora: que te lean los jóvenes siempre es buen signo, pero tampoco es garantía de nada (pregúntenle a Sócrates, sino…). Habrá que ver como se juega ese recambio generacional en los hechos (acá mismo, el que según los tuits habló en la charla de «este ‘ser unos cagones’, en el que nos convertimos» parece darse la razón). Si el modelo es hacerse los cancheros para terminar escribiendo en La Nación, van muertos.
Acá también hay «nueva crítica» y un uso inteligente de los espacios que habilita la web:
http://www.informeescaleno.com.ar/index.php?s=articulos&cat=27
Excelente dossier sobre cine y política (muy buenos los textos de Aguilar sobre los superhéroes, Choi y Jelicié sobre cine argentino, y Giorgi sobre Bigelow). Lo que demuestra como la «academia» puede escribir por fuera de los «papers», y profundizando hasta donde la critica periodística no suele hacerlo.
Puede ser otro aporte más a la discusión: Javier Porta Fouz habla de la crítica de cine: http://javier-porta-fouz.com.ar/entrevista-para-cinecriticos-com-br/
Otro aporte: Eduardo Russo:
Otro: Monteagudo:
Sergio Wolf:
La hiena Tsao:
Esperamos por la entrevista a Jotafrisco, entre otros nuevos valores.
Que suban el audio de la charla, para empezar. No se por qué tardan tanto… Están escribiendo un paper? Je
Aquí, algo más sobre la polémica que arrancó aquí: http://www.elamante.com/criticas/festival-de-mar-del-plata-2013-nota-9/
Me dicen que, tal como preveía alguien más arriba, la señorita A ya se hizo la remera, y desde su barricada tuitera convertida a ese nombre, al parecer discute sola (es un decir) lo que se comenta aquí. “Desmerecen Twitter” alega, criticando a los “nuevos críticos” que le piden que deje sus pensamientos por aquí, pero más tarde agrega “hay gente que se toma Twitter en serio”… Hay gente que no entiende la diferencia entre público y privado. Así que vamos a copiar aquí dichos tuits, para poder responder sus cortedades en más de 140 caracteres. Dice, textualmente:
“Me pregunto qué lectura tienen de los medios masivos. Qué registro de lo que allí puede escribirse. Del espacio. Del estilo./ insisto: quieren hacer crítica académica/ ensayo y les parece mediocre pensar en escribir en medios masivos / la clave no es qué puede o no le escribir es todo lo otro que puse: crítica – medios masivos – extensión como sinónimo de calidad / porque el punto es que si ese es su modelo: P y km111 no quieren escribir crítica y encima desmerecen los medios masivos”
Si alguien desmereció algo aquí fueron los que, como se puede leer en el post, dijeron que la “gente normal” no puede leer a críticos como P porque escribe “papers”… Ahora bien, ni yo ni mucho menos Roger (que escribe en un diario!) desmerecemos a los que escriben en los medios masivos. En todo caso, pensamos que en esos medios es cada vez más difícil salir de la urgencia, y ante todo de la “normalidad” que exigen (como bien ilustra la señorita A, cuando se erige en representante del público), es decir, del conservadurismo (y en este sentido mencioné a La Nación). Además esa batalla está perdida (pregúntenle a los que se fueron de los grandes medios): el espacio es cada vez menor, el estilo también, y ni hablar de lo «que puede escribirse»… Quedan las esporádicas notas en suplementos culturales, o las revistas de cine, o los blogs: pero nada de esto es de por sí sinónimo de bondad, claro. Se puede escribir con las mismas autolimitaciones. Por eso mencionamos el ejemplo de la revista KM 111 (podríamos mencionar también a Marienbad, por ejemplo), que apuesta desde su misma periodicidad a algo más meditado. Lo que no significa que neguemos la necesidad de lo periodístico, que es nuestro pan diario. Simplemente algunos preferimos no entrar en ese modo más que como lectores, ni vemos por qué debieran hacerlo los los medios virtuales (a menos que sea un site como el que alberga este blog, que es un portal). Algunos –incluida la “nueva crítica”, espero– leemos todo, y no proponemos un modelo excluyente: no hablamos desde la populismo de la “normalidad” ni desde la aristocracia del “gusto” (nada curiosamente compartidas por ciertos críticos). Queremos escribir sin rendir cuentas a los prejuicios. Y presuponemos un lector inteligente, que se cuestione -y nos cuestione- con armas más nobles que esos facilismos. Eso es todo.
Ahora la ofendida señorita A dispara en Twitter contra los “buchones de P” (este es el estilo de los que después dicen no entender por qué uno se siente agredido…). No se a quienes se refiere (al parecer son los “nuevos críticos”, que no le responden en Twitter). Sea como sea, como se queja de que recortamos sus tuiters (gracias que nos tomamos la molestia de cut&paste, señorita A!), buscamos los que señala como faltantes, y con esta respuesta nos despedimos de ella (si se nos escapó alguno déjelo usted misma por acá, y si precisa algo más aquí nos encuentra: nosotros si respondemos, no somos ninguneadores ni se nos caen los anillos…):
“Me pregunto, insisto, si quieren escribir crítica en diarios y revistas o en espacios académicos./ ¿Qué quiere escribir la nueva crítica si lo que lee como critica, como faro, no es crítica sino ensayo, ponele? / No crítico la escritura de Prividera sino que se considere eso crítica de cine y no otro género / insisto y me hice muy cargo: si veo la diferencia es porque yo trabajo escribiendo papers”
A esta altura, parece que la señorita A discute consigo misma: es ella la preocupada porque escribe “´papers”, o le preocupan los “géneros”, o no sabe bien que quiere escribir (más allá de sus indignados tuits, digamos). Yo -salvo cuando me pagan alguna colaboración pautada- sólo escribo cuando tengo ganas y como tengo ganas, y del mismo modo leo de todo sin despreciar nada (salvo lo que me parece malo, sea del género o extensión o medio que sea…) Ahora bien: en algo tiene razón la señorita A. Los “nuevos críticos” debieran responder por si mismos, si (tal como dice “cinefilo” en su tuit) lo de ella es una gran “confusión». Son ustedes los que estuvieron en la charla originaria, finalmente…
Por mi parte, una sola cosa más. En un tiempo se decía que no había que hacer “periodismo de periodistas” (lo que podemos asimilar a “crítica de críticos”): por suerte de un tiempo a esta parte se rompió ese prejuicio corporativo, y todos somos pasibles de que se nos responda. Entender esa crítica como algo personal, o como paternalismo, es tan errado como cuando los cineastas proceden de la misma manera y se la agarran con la persona del crítico en vez de discutir sus argumentos… Entiendo perfectamente el lugar del cineasta, y también la necesidad de la crítica (y también se que son dos mundos que pueden convivir, incluso en la misma persona –aunque no al mismo tiempo, claro). Sería bueno que, como cualquier cineasta, los críticos también curtieran su ego y supieran aceptar las críticas… O discutirlas sin atrincherarse.
Por lo pronto dejo la charla. Se escucha muy mal pero igual: https://soundcloud.com/cinefilobar/charla-nueva-critica-28mdq.
Si la gente de Kane tiene un audio más noble se agradecería que lo suban.
Es terrible como saltan si les pincharan los gluteos cuando se les menciona la revista «KM 111», ya salen con los prefabricados de «eh escriben para académicos, eh denostan a los medios masivos». Es muy pero muy difícil debatir cuando propones ejes como «urgencia de los medios masivos» o «crítica especializada» sobre todo porque desde dentro la crítica se atenta en forma centrífuga a discutir en serio. Hay críticos que atenta por varios flancos por el lado de las peores recurrencias de la vieja escuela (ver más que leer el papelón de George Carnival) y también por el lado de los críticos más cancheros que parece sólo se puede discutir por una red social, no es casual que también se trate de una que prioriza la inmediatez. El rigor periodístico es necesario, nadie habla de clausurar (bah quizá George C. sí lo tenga en mente) o no leer críticas de medios masivos. Dudar de KM 111 como publicación de crítica de cine es tener una capacidad de 140 caracteres. La crítica (en general, no importa el lenguaje) es ante todo reflexión, no es sólo un texto inmediato, es decir no se trata del crítico que reflexiona sino que promueve la crítica en el espectador sobre la obra que vio. Tan simple como eso. Les dejo una nota, que ya dejé en otro post pero aquí me parece más pertinente, sobre los dichos de George en Ñ http://asalallenaonline.com.ar/debate/332-debate/5528-sobre-la-nota-de-jorge-carnevale-en-revista-n.html
A pedido de Luciana Aon (o señorita A), va la lista completa de sus twetts:
a.k.a señorita A @lucianaaon
Si queres escribir para expertos escribí papers, no crítica.
2:13 PM – 20 Nov 2013
Crítica para expertos no es crítica. Eso.
2:12 PM – 20 Nov 2013
La gente normal no lo puede leer a Prividera. Punto.
2:12 PM – 20 Nov 2013
Sólo escuché el final de la charla de nueva crítica pero la seguí acá. Una cosa: Dejémonos de joder con que EL crítico es Prividera.
2:09 PM – 20 Nov 2013
Acabo de leer los nuevos comentarios en la nota del señor P. TODO lo que yo podría haber comentado lo dijo mi gran amigo @Jpsemino. Gracias.
9:24 AM – 25 Nov 2013
Iba a aparecer un pelotudo que entendiera ‘La gente normal no lo puede leer como subestimación. Pffffff.
9:25 AM – 25 Nov 2013
Se pierden en la importancia que el señor P le dio a 5 tuits y no hablan de lo importante. Mi pregunta de la que el señor P no dice nada.
9:29 AM – 25 Nov 2013
¿Qué quiere escribir la nueva crítica si lo que lee como critica, como faro, no es crítica sino ensayo, ponele?
9:30 AM – 25 Nov 2013
Me pregunto, insisto, si quieren escribir crítica en diarios y revistas o en espacios académicos.
9:32 AM – 25 Nov 2013
Me pregunto qué lectura tienen de los medios masivos. Qué registro de lo que allí puede escribirse. Del espacio. Del estilo.
9:33 AM – 25 Nov 2013
Me pregunto si en serio creen que el señor P podría escribir la crítica de los estrenos de los jueves.
9:34 AM – 25 Nov 2013
Pero claro, creo que desprecian esa posibilidad. Escribir en los diarios les parecería vacuo, urgente, mediocre. Así estamos, crítica joven.
9:36 AM – 25 Nov 2013
Y al respecto: nadie escribe crítica en 140 caracteres. Obbbbviiiiooooooooo.
9:44 AM – 25 Nov 2013
Pero déjense de joder con que escribir bien y tener pensamiento complejo es escribir 50mil caracteres. Gracias.
9:45 AM – 25 Nov 2013
“@aelitademarte: @lucianaaon creo que el espacio de discusión de todo esto que planteás es acá: http://www.conlosojosabiertos.com/28-festival-internacional-de-cine-de-mar-del-plata-18-de-twitters-papers-y-borders/ …” YO NO
9:53 AM – 25 Nov 2013
Ayer mientras manejaba me leyeron un tuit de @dmbatlle: que Twitter debería enseñarse como herramienta en las escuelas de periodismo. ESO.
10:05 AM – 25 Nov 2013
No la voy mucho con la subestimación a lo que se puede hacer y decir en las redes sociales. Dejemos de atrasar 50 años.
10:14 AM – 25 Nov 2013
«¿Qué quiere escribir la nueva crítica si lo que lee como critica, como faro, no es crítica sino ensayo, ponele?»
Esta es una pregunta interesante. ¿Cuáles son los límites de la crítica? ¿Hasta dónde estamos en presencia de una crítica y a partir de dónde de otra cosa? ¿Puede una crítica ser también ensayo, crónica, relato, poema (¿un género quita el otro? ¿No hay hibridez, no hay multiplicidad posible?)? ¿La música de Piazzola es tango?
¿Sólo es rock todo lo que suena como AC/DC?
Tocaste la fibra del tweet más incomprensible de la serie. Al parecer, dicen los que dicen, que Roland Barthes sólo leía ensayos y libros sobre fotografía.
La pregunta “¿qué quiere escribir la nueva crítica si lo que lee como critica, como faro, no es crítica sino ensayo?” es una muestra perfecta del prejuicio «normailzador»: además de suponer que la crítica no es ensayo, plantea que este sería un problema… No sabemos cual, claro, porque no hay «género» más abierto que el ensayo, que puede contener todo, en cuanto a formas, tamaños, etc: desde las mil variantes de la no ficción, e incluso la ficción en sus formas híbridas (tan en boga ultimamente, así en la literatura como en el cine), a reseñas, crónicas, y un largo etcétera (que incluye de textos escritos al salir del cine a «papers» meditados durante meses). De lo único que se trata es justamente de escribir con libertad, fuera de todo prejuicio, siempre más fácil de enunciar desde el encierro en 140 caracteres. Twitter será una buena herramienta para una cobertura periodística, pero en términos de escritura no deja mucho margen más que para los aforismos de Jodorowsky (en su versión amable) o el escarnio público al que no es del palo (lo que es más habitual).
Y a todo esto, me pregunto si ya están disponibles las planillas de solicitud para formar parte de FIPRESCI.
Depende: vos escribís crítica o ensayo? Eso es lo «preocupante», parece (usando las palabras del Sr. Semino). Y si (y sin chiste): es preocupante que personas que podrían ser parte de la «nueva» crítica piensen en términos que son vetustos hasta para la «vieja».
Lo de Fipresci fue una joda pero poniéndome un poco serio, me parece que escribo lo que puedo en un diario al que detestan la mayoría de los críticos, que por otra parte me ningunean no solo porque soy parte de ese medio sino porque hice una especie de declaración de principios (algo irónica pero no se entendió) que comprendía mi adhesión a este gobierno y lo que pienso de una película. Una de esas críticas que son «papa caliente» en algunos medios y que los colegas se corren para que caiga en algún cronista.
Volviendo al principio, celebro que aparezcan nuevos críticos pero mi esperanza está dirigida a que no tengan los miedos y vicios de los viejos.
Hago crítica, el ensayo me queda grande.
Lo que más me preocupa es que si no entienden pequeños posteos o comentarios ¿cómo pueden entender algunas obras? Esa pregunta, quizá primitiva, es más importante que si el crítico lee críticas, ensayos, «peipers» o libros de autoayuda. Yo planteaba como ejes potables de discusión «la urgencia» por ej. y ya lo están usando como un reproche de la «crítica joven». Discutir y criticar deberían ser -ya estamos grandes creo- metodologías y no malas palabras, digo son acciones que permiten pensar, algunos (o algunas) siguen tomando estas dos palabras como detonadores de agresiones y chicanas baratas. Ya estoy (casi) seguro que el twitter es para eso, para chicanear y ver quien se prende o no en mi chicana, quien está de mi lado y quién está en la vereda de en frente. En este caso veo que algunos quedaron medio solos, sin el apoyo de los cracks que parece en esta mesa de Mar del Plata no fueron nombrados y eso es lo que marcó la discusión. No un puñado de tweets sino la barrabasada de nombrar a NP como, nada, un ejemplo de crítico que le parecía bueno a alguien. Doy por terminada mi participación en este foro, disculpen si molesté a alguien con las intervenciones. Saludos.
Aclaro lo de «barrabasada» es una ironía… digo, aclaro, me parece.
Bueno, contesto acá porque prefiero la relación con el tiempo, con los demás usuarios y con la longitud de los comentario que tiene un blog con respecto a twitter. Es lo que más cómodo me resulta.
Interesante hubiera sido que estas preguntas se formularan en la charla ya que era el espacio inicial de discusión. Hubiera sido incluso más entretenido.
Como ya dijeron muchos, no estoy a favor ni en contra de ningún tipo de crítica: académica, periodística, intermedia, las que existan. Si creo que cada uno se siente más cómodo con algún tipo, o algunos tipos, eso es tema de cada uno.
Nunca desmerecí la crítica periodística. Si vamos a seguir midiendo a la gente por lo que lee o no lee, leo de todos los tipos y disfruto de todos los tipos también. No se en que me convierte eso. Todos los medios son valiosos, pero si creo que a veces la crítica periodística desaprovecha sus oportunidades por falta de análisis concreto.
Como hablamos en la charla, yo creo que tiene que ver con la relación que cada espacio plantea con lo inmediato. Hablo desde mi breve experiencia. En una revista de corte más académico como Marienbad escribimos (escribía, en mi caso) sobre estrenos de festivales, retrospectivas y eventos, la relación que tienen con el presente del cine y su tiempo, analizando el estado del cine actual y rescatando también documentos históricos para ponerlos a dialogar con este presente. A veces en términos académicos, a veces no tantos.
En el caso de GrupoKane la relación con lo inmediato es distinta. No nos consideramos un sitio de crítica, cito a mi editor: «lo que perseguimos en GRUPOKANE es reflexionar, explorar e investigar sobre la problemática del cine y otras artes audiovisuales desde distintos enfoques (producción y realización; enseñanza, formación y pedagogía; reflexión teórica, crítica y emocional) generando un marco de pensamiento sobre el objeto de estudio desde sus formas, sus lenguajes, sus estilos, sus estructuras y sentido». La idea es que permanezcan en el tiempo. A través de las entrevistas y las transcripciones queremos generar un diálogo con los integrantes de la comunidad cinematográfica que genere un material de constante reflexión y consulta.
A lo que voy con esto es que cada sitio propone su forma de escritura y su clave de lectura, que puede ser más o menos rígida pero, por lo menos en estos casos, no es arbitraria. Siempre que me siento a escribir pienso en la línea editorial del medio en el que escribo, pero sobre todo en las ideas que tengo sobre la película a analizar.
Nunca hice crítica de estrenos en su frecuencia semanal, me gustaría como me gustaría hacerlo todo, pero siempre es importante pensar en el espacio en el que se lo hace. Cada espacio cambia el tipo de escritura, y ninguna es mejor que otra.
Hice algo parecido durante el talent press que fue escribir en el Sin Aliento del Bafici algunas cosas. Es un ritmo complicado de mantener el de una publicación diaria, pero no por eso tiene menos responsabilidades en cuanto al análisis que cualquier otra publicación de internet que no esté ligado a lo estrictamente actual.
En las redes sociales se pueden decir infinidad de cosas. No quiere decir que se estén diciendo.
Creo que eso contesta a todas las preguntas, si no, ya saben (sabés en realidad, esta es una respuesta directa hacia Luciana casi por completo) como soy, si nos cruzamos en algún lado, lo charlamos en persona.
Saludos,
Lucía
«Si queres escribir para expertos escribí papers, no crítica»
Yo, personalmente, escribo (y escribo sobre cine, literatura y música alternativa y esporadicamente para un suplemento de una biblioteca popular, para distintos blogs y para revistas académicas), sin pensar en el destinatario; honestamente a la hora de escribir me interesa el objeto en sí de mí análisis y la coherencia y forma del texto; si no lo lee nadie me tiene sin cuidado. Uno escribe porque -como dice Blanchot- no puede no escribir, porque la escritura se le impone como un mandato, una necesidad que bordea lo irracional. A veces uno también escribe por plata (aunque todavía no gané ni un peso por escribir), pero nunca (nunca) escribe por los otros. Me parece valioso que uno quiera transmitir su conocimiento o pasión a los otros, hacer que Doña Rosa se interiorice en la obra de Miguel Gomes (¿no es “Tabú” una película que, a pesar de su complejidad, podría gustar a nuestras abuelas? -y no lo digo como crítica) o que Sarlo lo elogie en una charla en Eterna Cadencia, pero si uno quiere cambiarle verdaderamente la vida a la gente hay que ir hacer trabajo territorial a los barrios, no crítica. No se mientan, uno escribe por y para uno.
Me resulta llamativo además esa insistencia por la pureza de los géneros y por su adecuabilidad a cada contexto. Si hay algo que es realmente ilegible son los diarios, no los papers (no estoy hablando, claro, de complejidad), no entiendo porque uno querría que ese modelo caracterizado por la brevedad, la banalidad, la urgencia y la contingencia debería ser la ley. Lo que hay que cambiar además de la crítica son los medios muchachos, ¿les parece que nuestra escritura debería adaptarse a la mediocridad que se impone? ¿no les gustaría leer una nota de cinco páginas sobre Wiseman en La Nación? ¿no le gustaría que todo este intercambio sea en el cuerpo central de un diario y que además nos paguen, en lugar de hacerlo por vomitar reseñitas? Deberíamos intentar que nuestros textos sean cada vez más complejos, no menos; si se da todo eso ahí sí, quizá, podemos cambiar la vida en general.
Sr. Prividera: no soy critico, soy solo un espectador , no escribo critica, y si en algún momento pude tener ganas de hacerlo, esta polémica en la que me vi envuelto me las saco…
Vuelvo a aclarar algo, cuando yo me referia a la critica, me referia a la critica periodística que se hace en un medio masivo, con las condiciones y limitaciones dadas por las condiciones de producción, por eso decía que lo que ud escribe serian ensayos.-
Si eso que dije le molesto, le pido disculpas, dado que creo ser un caballero ( decir que lo soy seria una muestra de soberbia que creo no tener)
Dado que se toma el tiempo de leer mis irrelevantes twits, me permito recordarle que también escribi que Tarruella y Faretta, en mi humilde entender dos de los mejores críticos argentinos de la historia, escribieron en Diarios y eso no impidió que produjeran textos de gran calidad. Tambien puse que Faretta escribió en Fierro, una revista que por su periodicidad mensual, le permitia escribir textos mas profundos y en los que empezó a esbozar su teoría del cine que desarrollo en sus libros posteriores.-
La discusión sobre si es critica o ensayo en el fondo es irrelevante, lo importante, para mi, es que el texto producido sea valioso para el que lo lee.
He leído algunos comments llegar a conclusiones sobre que si se ve solo un tipo de cine y no otro, entonces la lectura de ciertos textos les parecerá imposible, etc, etc… Asi como llegan a la conclusión de que en twitter no se puede desarrollar una idea, deberían pensar también que tampoco se conoce una persona leyendo 5 – 10 tuits sueltos, y puedo afirmar que Luciana Aon ve mucho mas que cine americano, y que lee y mucho sobre cine, asi que el denuesto esta bastante de mas, me parece.-
En mi caso, espero que los que comentan en este blog hayan sido los mismos 11 que terminamos de ver la función de At Berkeley en Mar del Plata, asi me pueden demostrar la amplitud de criterios que dicen tener…
Ah, Roger, en todo caso arreglamos y te devolvemos los tres libros de Rosembaum sobre Kiarostami que te compramos, porque se ve que no nos gusta el ensayo y no los vamos a entender… ( Es broma, obvio )
Aclaro esto, corriendo el riesgo de que me acusen de pedante, dado que nos quieren hacer quedar como unos trogloditas lectores e Sendros o Carnevale, lo cual no es el caso.-
Me da mucha bronca que se juzgue a personas sin conocerlas, y mas si las mismas no tienen una producción publica de textos en la que basarse, me parece un Juicio Publico lamentable
J.P. Semino
«La discusión sobre si es critica o ensayo en el fondo es irrelevante, lo importante, para mi, es que el texto producido sea valioso para el que lo lee.» Quién no puede estar de acuerdo con eso…? Usted mismo, cuando antes dijo: “Es preocupante que P. sea el modelo de crítica… Escribe papers, no critica”.
Pero eso no me ofende, no necesita pedirme disculpas. Simplemente sería bueno que piensen antes de tuitear lo que después van a desmentir. O aclarar hasta que oscurece. O… En fin: al menos usted entra por acá y trata de explicarse, mientras otros que se hacen los bananas en las redes sociales, cuando no están en grupete y uno los invita a explayarse, «se comen los mocos» (por decirlo en términos de tuiter…).
Saludos.
Sr. Prviidera: le pido disculpas por si ud se ofendio por lo que escribi, no porque yo crea que lo que escribi sea ofensivo…
De nuevo, no desmiento nada, porque lo escribi y ahí esta, no voy a ir a borrarlo como hacen algunos famosos…
Lo de que seria bueno que pensara lo que escribo, es bastante ofensivo , pero vamos a dejarlo pasar…
Lo que si quiero es aclarar el contexto, porque como ud. No esta en twitter parece que no entiende la mecánica… El twitt en cuestión fue en una conversación con Luciana, y por la naturaleza del medio, la respuesta fue espontanea y no meditada en profundidad… Esto es porque, de nuevo, y ya lo escribi mil veces, lo que caracteriza a twitter es la inmediatez…
Yo también podría decir que seria bueno que Ud. No anduviera en twitter fijándose quien escribe un twitt sobre Ud. Especialmente cuando Ud. No tiene twitter y ni siquiera sabe quienes somos ni Luciana Aon, ni yo, con lo cual podría deducir que alguien le “ informo “ que nos referíamos a ud., pero bueno, dejémoslo ahí…
Ahora, si hubiera sabido que eso que twitee iba a generar esta polémica, me lo hubiera ahorrado, pero bueno, a partir de ahora twitteare pensando en que quizás ud. Lea mi twitt ( que tarea poco interesante, leerme a mi ) y cuidare mas lo que ponga, asi la policía del pensamiento no tiene que ocuparse de mi…
Respecto a la referencia acerca de “ comerse los mocos “, me sorprende de parte suya, dado que ud siempre pide respeto y se ofende por algún termino equivocado ( preocupante, seria el termino que lo molesto, no ? ) y la verdad, esta expresión es bastante ofensiva…
Dado que ella escribió en twiiter, me parece lógico y entendible que siga escribiendo en twitter… Por que tiene que intervenir aca ?… Si vamos al caso, se podría pensar que el que “se come los mocos “ es ud. , porque no le responde en twitter … Yendo a eso, por que no asume el desafio, se abre una cuenta en Twitter y debate por twitter ? Quizas puede ser un buen ejercicio limitarse a los 140 caracteres, no ?
Y con esto, dado los problemas que tengo con mi computadora para postear, me despido, no quiero seguir rompiéndole la paciencia a Koza, pidiendo que me publique el comentario…
Gracias Roger por la buena Voluntad.
Suerte Prividera con lo suyo , por aquí estare seguramente leyendo lo que escribe, generalmente disientiendo, mayormente enojandome, en silencio
Atte
P.D.: Lei ¡ EN TWITTER ! ( el horror, el horror !) que Koza dijo que le habian pedido la nota de Prividera para publicar en Mexico… Si es asi, y aparecen unos manguitos, creo que Luciana Aon se merece un porcentaje grande… Yo con el costo de un viaje en subte me quedo contento !
Estimado JP:
Prividera, como ninguno de los que suelen publicar en el blog, cobran dinero alguno por sus notas. Me gustaría poder pagarles a todos sin excepción. Prividera tampoco cobrará nada por la nota en México. Fue un pedido de la gente de Filme, unos pibes jóvenes que vienen cambiando y renovando la crítica de cine en ese país.
Algo más, y esto no te lo digo a vos sino a cualquier lector: alguien se preguntará la razón por la cual nadie recibe dinero, si el blog cuenta con publicidad. Mi respuesta: cobro una suma muy pequeña por esos ingresos. Todos los que participan en el blog saben exactamente el monto mensual. A menudo, cuando nos cruzamos en Buenos Aires o en festivales como Mar de Plata, «el blog» invita a sus redactores a cenar o cosas semejantes. Por ahora nadie se ha quejado por explotación. Por mi parte, me pone muy contento contar con distintos redactores que gentilmente apoyan mi trabajo en este espacio. Son miradas muy distintas entre sí, pero todas honestas y comprometidas. Yo soy el agradecido mayor por la generosidad de todos los críticos que aquí suelen publicar sus notas.
Nada más.
Saludos.
RK
Semino:
Todo lo que usted dice está ya respondido en la nota original, empezando por la «inmediatez» de twitter… Pero al parecer, ya faltos de cualquier argumento y asumiendo las pavadas que se vierten por esa y otras redes sociales, sólo queda excusarse en el repetentinismo. Y no: háganse cargo de que escriben en lugares públicos (aunque a veces no parecen otra cosa que la pared de un baño, con su ingenio módico y sus habituales bajezas).
En cuanto al argumento de que no puedo hablar de twitter porque no tengo twitter, es más absurdo que decir que los críticos no pueden hablar de cine si no filman (eso al menos tiene alguna lógica…). A mi no me interesa tener twitter, pero es una de las tantas cosas que leo para informarme, sobre todo si no encuentro lo que busco busco en otro lado, o quiero saber lo que opina la gente que abandonó la crítica de cine pero sigue «tuiteando» sobre cine… Curioso que para los que presumen de leer de todo y asumen que twitte res parte de su expresión, luego hablen de «policia del pensamiento» cuando uno levanta sus declaraciones. Pero qué les hace una contradicción más…
En fin: que la estrategia de hacerse los ofendidos no es más que otro modo de recular. Y no hizo falta que yo dijera que «se comen los mocos»: bastó con la nota posteada, donde no hago más que citarlos textualmente. Si no soportan verse en ese espejo, son los que tuitean esas estupideces los que no se toman en serio. Yo los analizo con la misma dedicación que cualquier otro texto que pueda caer en mis manos. Y quien tenga algo para responder lo puede hacer en estos generosos comments, que no se cortan a los 140 caracteres…
Ahora bien: si no quieren hacerlo (acá o donde quieran) es problema suyo. El que calla otorga. Y yo no pienso otorgarles a ciertos «críticos» que banalicen cualquier discusión, mucho menos si en el medio mencionan ofensivamente mi nombre (en twitter o donde sea que lo hagan). Porque parece que no hay punto medio entre la ofensa y el ninguneo: ese es el arco que manejan.
Vuelvo porque encontre la manera de comentar por el telefono y esto me parece urgente Roger: lo mio era una broma para distender un poco la discusion, nada mas, por favor no te enojes ni vos ni Prividera !! Como me voy a meter en ese tema ?! No tenes que explicarme nada de la economia del blog, ese es un tema privado de uds….Por favor, fue un chiste, nada mas !! Seria un caradura si dijera eso en serio…..
Esta discusión que se armò en una mesa de un festival, como las tantas y clàsicas mesas que se programan, hacen que uno se plantee varias cosas sobre la tarea que con pasión, y más allá del tipo en el que uno se sienta màs cómodo escribiendo, venimos desarrollando.
Creo que el descrédito no ayuda a seguir debatiendo y no avalo el ensañamiento con el que estàn apuntando a personas que diariamente y desde las redes sociales siguen pensando el cine. Me parece que no importa el medio, grande, chico, twitter, FBK, si importa generar textos que puedan ser consumidos de manera productiva por todos.
El texto original publicado abre el juego, los comentarios posteriores no. No hay una critica nueva porque los mismos medios, y los propios compañeros críticos/cinèfilos/gente que no se quiere definir como tales, aislan y evitan que los nuevos talentos se sumen al mundo de la crítica cinematográfica. Sino, vayan a las privadas y miren las actitudes de divas de muchos de los que hoy en día se estàn asombrando con la posibilidad que alguien se oponga a la creación de textos ilegibles.
Gallego:
«Ensañamiento» hay en lugares como twitter, que no permiten otra cosa más que linchamientos virtuales. Acá (o por cualquier otro medio que perita desarrollar una argumentación), lo que intenta haber es crítica, en el mejor sentido de la palabra. Esa que, como usted dice, no suele haber «porque los mismos medios, y los propios compañeros críticos/cinèfilos/gente que no se quiere definir como tales, aislan y evitan que los nuevos talentos se sumen al mundo de la crítica cinematográfica». Bueno, los nuevos «talentos» siempre deben luchar con eso, y es en la lucha donde esperamos verlos. Pero si creen que defendiendo una suerte de normalidad de lo «legible» les van a abrir las puertas, están doblemente errados: simplemente van a escribir lo que esperan (leer, ver) los Carnevales que cada tiempo va amasando, que de todos modos los seguirán despreciando. La definición de lo legible (o visible) es justamente lo que enfrenta cada «nuevo» cine o crítica con lo anterior, que es conservador por definición.
Querido Rolando: a pesar de cierto tono beligerante, a veces contenido y en ciertas ocasiones más visible, el contenido de la discusión sigue siendo relevante. Me gustaría mucho que quienes debaten apasionadamente pudieran no ofenderse frente a ciertos planteos. Eso incluye a todos, sin excepción.
Entiendo que la pasión conlleva a ciertos giros estilísticos en donde la agresividad discursiva merodea, pero aún así hay ciertos pasajes muy valiosos en los intercambios. Creo, sinceramente, que se puede aprender mucho en un intercambio como el que está teniendo lugar debido a este post. Hay que aprender a confrontar, y al hacerlo aprender también a incluir cierto gesto de amabilidad.
A menudo, se me tiene como alguien «políticamente correcto». No lo creo, pues pienso cosas que no lo son y no tengo problema en exponerlas. Sucede que para mí la forma de una discusión es tan importante como la discusión. Sé que el ejercicio de la discusión en Argentina es reciente. Faltan décadas para aprender a sostener un punto de vista sin el deseo de imponerlo. Saludos. RK
Roger, entiendo el punto y por eso recibo con alegría esta discusión generada. Gracias por tu respuesta.
Sr. Prividera: pavadas, bajezas, estupideces, todos esos apelativos utilzo en su respuesta hacia mi recien…. Esos son insultos hacia mi que no acepto…. Yo solo dije que era preocupante que ud fuera el modelo de critica, y eso no es un insulto…. Listo entonces, hasta aca llegue, yo siempre fui respetuoso y ud me responde asi…. Adios.-
Semino: usted es la ilustración del «hacerse el ofendido». Las «pavadas, bajezas, estupideces» se refieren a lo que suele encontrarse en tuiter. Pero yo no me ofendo, vea: lo de «preocupante» lo tomo como un insulto a la inteligencia, no a mi persona. Pero usted, que se precia de no ser más que un cinéfilo y hablar desde una suerte de neutralidad (a pesar de su «preocupación» inicial), tampoco puede evitar la discusión ad hominem que comenzó todo esto… Desda la nota a todos estos comentarios, cualquiera puede ver quien usó ese tipo de «argumentación», y no fui yo ni los «nuevos críticos» precisamente. Pero parece que no encuentran el punto medio entre ofender y ofenderse. Vaya con dios.
PD: Lo de los «manguitos» (como si acá especularamos por $) o que me «informan» (aún cuando no es algo reprobable, le comento que en todos lados existen los buscadores) son apenas una muestra del «respeto» que se manifiesta acto seguido de faltarlo… Pero no se si esa evidente contradicción es por cinismo, «estupidez», o que ya no les importa nada: supongo que depende del caso. Sea como sea, en cada caso se toman como de quien viene (nadie en su sano juicio se puede ofender con las evacuaciones del «escritor y cineasta» R, por ejemplo: algún dia incluso serán material de estudio, si algún antropólogo cultural se anima a desenterrarlo).
Hay ciertas cosas que no comparto con el autor de la nota, pero es otro texto que sigue en la linea de este texto de Nicolás: http://www.fancinema.com.ar/2013/11/mar-del-plata-2013-basta-de-ser-criticos-a-medias/
Hola Roger, gracias por difundir el texto que escribí. Me gustaría saber en qué estás de acuerdo y en qué no, para poder establecer un debate pertinente. Saludos
Estimado Rodrigo: ni bien pueda te responderé; si bien subo cosas por aquí y allí, hago eso mientras trabajo; es mi forma de descansar. Lo cierto es que estoy cerrando la programación de Ficunam y otras cuantas cosas. He leído el texto en dos oportunidades. Trataré de responderte en la semana. Saludos. RK
Seijas:
Me parece bien la declaración de principios, y que desde ahí hagas un planteo de abrir la discusión. Mi intervención nunca quiso (o pudo) ser más que «puntual», si bien dispara hacia lo que vos en general decís. Pero el no uso de nombres propios no es una «modalidad críptica» (cualquiera puede reconocer de quen se trata), sino un modo de evitar la discusión ad hominem. De todos modos, es la única vez en que he evitado las menciones directas, y dada esta repetida crítica, tal vez sea la última. En fin: acuerdo en que «el debate debe preguntarse qué rol juega (y debe jugar) la crítica como observadora de políticas de Estado, de la actualidad y el futuro del cine nacional, de cómo mirar hacia adentro y hacia afuera de nuestro país, y de la posibilidad de vincularse con otras disciplinas. Debe pensarse qué objetivos y metas -más o menos pequeñas, más o menos importantes- puede tener la crítica en la producción y reproducción de ideas y conocimiento.» Todo eso debería ser algo obvio: así que hay que habría que empezar por discutir por qué no es así…
Saludos.
Nicolás: me alegra que coincidamos en lo principal del artículo que escribí. Y es cierto lo que decís sobre por qué no se discute el rol de la crítica. Yo creo que en principio es porque es fácil, porque es cómodo no dar determinadas discusiones. Lo noté en cierta medida en la película «El crítico», justamente exhibida en mardel. El filme en sí me gustó, lo que no me gustó fue el retrato que hace los críticos, básicamente porque apela al imaginario que tiene la gente por fuera del ambiente: que los críticos somos directores fracasados, medio amargados por ver muchas películas que nunca nos gustan. Es una imagen con la que los críticos podemos lidiar cómodamente, sin demasiados problemas. Lo que no muestran ahí son las verdaderas miserias de los críticos: los acomodos, los lobbies, la pereza a la hora de escribir, la preservación a cualquier costo de los kiosquitos de turno, el desprecio hacia los colegas, etc. Que el filme sea dirigido por un crítico y que haya cameos de colegas cada cinco minutos dice mucho sobre cómo nos pensamos los críticos a nosotros mismos. Me parece que para dar las discusiones de fondo hay que discutir con las personas de fondo: con las autoridades estatales, con los directores y productores, con el público. Para dar esa discusión de fondo hay que prepararse a hablar de intereses de todo tipo, de virtudes y miserias propias y ajenas. Y si no estamos dispuestos a hacernos cargo de nuestras propias miserias, entonces es imposible salir al terreno de lo real, más allá de los lugares acostumbrados, para dar las discusiones de fondo. Los críticos, me parece, estamos muy, demasiado acostumbrados a nuestro diminuto espacio de poder, y no queremos arriesgarnos a perderlo en otras discusiones. Quizás me equivoque, es mi sensación, no sé qué pensarás vos. Saludos
«Hace muchos años trabajé todo un año haciendo un programa de tenis por Radio Del Plata. Esa fue mi mayor exigencia de lenguaje. Top spin, ¿qué es? Slice. Drop. Porque los periodistas deportivos nunca traducen. Cuando dicen drop te ponen a vos en situación de tener que aprender si te interesa entender lo que están diciendo. Entonces, personalmente, doy dentro de la universidad la discusión contra el falso hermetismo y fuera de ese espacio otra contra el antiintelectualismo antiacadémico que muchas veces uno encuentra, por ejemplo, en los suplementos culturales, donde con cierta frecuencia la palabra académico –palabra que por otra parte yo no uso, yo siempre digo ‘trabajo en la universidad’– aparece con un cariz peyorativo, situación que no deja de preocuparme. (…) Ahora me pregunto, ¿por qué mostramos una gran disposición a aprender cuando se habla de Federer-Nadal, a la hora de ver un partido de fútbol o entender una crítica cinematográfica, y cuando el objeto en cuestión es Benjamin, la actitud se repliega en un ‘ah, no, hablanos con lenguaje sencillo, no te hagás el complicado. Hablá para todos’?”
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-5185-2013-12-01.html
Nico: es muy bueno el artículo sobre MK. Más allá de la cita que vos has copiado, es muy bueno cuando cuenta lo de Feinmann, el pequeño. Ese lugar de intercambio con el radicalmente otro en términos ideológicos y la disponibilidad para ir a su encuentro me parece ejemplar. Es por ahí el lugar que he elegido para situarme, escribir y confrontar. Seguimos. RK