28 FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE MAR DEL PLATA 2013 (06): LA LAGUNA Y LOS VIAJEROS DEL MEDITERRÁNEO
Por Roger Koza
Una ópera prima cordobesa, La laguna, de Gastón Bottaro y Luciano Juncos, ambos egresados de La Metro, será una de las tres películas cordobesas que participará de la nueva edición del inminente Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, uno de los pocos festivales en el mundo que ostenta la clasificación A. No resultó una sorpresa que La laguna sea una de las dos películas nacionales en la competencia internacional. Es un dato más que confirma el muy buen momento del cine cordobés.
La laguna es una película misteriosa. Su título es casi una trampa elegante, pues el filme se desarrolla a partir de una larga cabalgata seguida por una caminata en zonas montañosas. El destino es la famosa laguna del título, a la que se le atribuyen poderes curativos. ¿Llegarán hasta ahí los dos viajeros que son los protagonistas exclusivos del relato? Lo que le importa a Bottaro y Juncos no es el destino sino el viaje, y también lo que sucede entre el baqueano y quien lo ha contratado para llegar a la famosa laguna, un hombre que dice haber estado muy mal.
La laguna tiene elementos propios del western. Una panorámica de los hombres con sus caballos en pleno atardecer evoca un plano de John Ford o Budd Boetticher, de lo que también se predica una interacción constante entre la naturaleza y los hombres. La película puede ser leída como una road movie: los personajes viajan y en el periplo sufren transformaciones. Pero su fuerza reside en su poder visual y sonoro. El argumento es mínimo, pero el modo como se materializa el relato es contundente (el diseño sonoro es de Martín Sappia, curiosamente el encargado del sonido de las tres películas cordobesas en Mar del Plata). Bottaro y Juncos jamás pierden de vista la exigencia formal de su propuesta: si los personajes hablan poco es porque los planos cinematográficos son los que tienen la palabra. Un debut promisorio, un filme que viajará por muchos festivales.
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Roger Koza: El primer mérito de La laguna es su título, que funciona como un MacGuffin hitchcockeano, en el sentido de que ese espacio natural, presunto destino del relato, a medida que la narración avanza se posterga como destino. ¿Por qué ese título y qué buscaban con él, pues el filme elige negar sistemáticamente la referencia de la laguna?
Gastón Bottaro y Luciano Juncos: Siempre pensamos en un fin que motive el viaje, que sea la razón de ser del viaje. Sin embargo, ese objetivo, a medida que se va transitando, viajando, queda en segundo plano. Pasa a ser el viaje mismo lo importante, y no su destino final. Además, La laguna funciona como una metáfora para nuestro personaje, que no sabe hacia dónde ir pero que necesita escapar. Es por eso que emprende un viaje hacia un destino, para él desconocido, que justifica ese escape.
RK: ¿Cómo fue la concepción del filme? Por momentos, debido a ciertos elementos de la puesta en escena, parece un western minimalista.
GB y LJ: Creemos que tiene algo de ambos, además de muchas otras influencias que tratamos de hacer converger en esta nueva búsqueda. Nos gusta el western y lo utilizamos como referencia, sobre todo para ver cómo ubicar a los caballos en escena. Además, en algún punto interpretamos este viaje de dos personajes como una situación de un sutil duelo entre ambos.
RK: También parece una heterodoxa road movie a caballo en la que la piedra y la montaña sustituyen al asfalto y la ruta.
GB y LJ: Esta película también tuvo algo de road movie. Mas allá del viaje que realizan los personajes, también en su realización. Un equipo de 15 personas, viviendo 15 días juntos, viajando por la montaña, yendo a distintas locaciones que muchas veces requería de mucho esfuerzo físico, viviendo de alguna forma lo que el personaje principal del film estaba viviendo. Este planteo de producción no sólo fue implementado por una cuestión de reducir costos, sino que principalmente nos interesaba que los actores pudiesen instalarse en la montaña, conversar mucho con nosotros, respirar constantemente esta historia, meterse realmente en los personajes y vivir en carne propia en alguna medida lo que los personajes viven en la ficción, y por supuesto alcanzar una mayor sinergia de parte de todo el grupo que también se vio obligado a vivir este viaje.
RK: El guión suministra algunas indicaciones acerca del pasado de un personaje y prácticamente no dice nada del otro. ¿A qué responde esta arriesgada pero justificada táctica de escritura en la que se retiene la información sobre los personajes? Una cadenita, un cuchillo, las propiedades curativas de una laguna casi mágica, la declaración de una dolorosa experiencia reciente vivida por parte de uno de los personajes es todo lo que se puede saber.
GB y LJ: La laguna presenta dos personajes que se ven obligados a ser parte de una misma historia. Ellos son sujetos históricos, cargados de un pasado que refleja sus formas de ser. En el largo proceso de la realización de la idea y luego el desarrollo del guión, trabajamos mucho en extensas y detalladas descripciones de los personajes. Los contextualizamos dándoles un marco de alguna manera rígido. Sobre esto los actores construyeron los personajes. Siempre les pedimos a ellos que reflejen esa forma de ser de cada uno en sus respectivas interpretaciones, ese contexto y ese pasado.
RK: Una virtud del film reside en su fuerza física, que conjura la inmediatez de la interpretación e impone un ejercicio de contemplación. ¿De qué creen que trata su filme?
GB y LJ: Es acerca de la responsabilidad que tiene cada uno sobre su propia vida. Es decir, cada uno es responsable de elegir su camino, de elegir estar bien o no, de elegir cambiar o seguir igual, en definitiva de elegir. Es una mirada existencialista que compartimos.
RK: ¿Creen que es un film tanto sobre la confianza como sobre la importancia del acto de viajar? El camino parece ser más importante que el destino. En ese sentido, el desenlace abre varias lecturas posibles.
GB y LJ: El film, mas allá de la idea principal que sostenemos como tema central, también abarca muchos otras subtramas como la confianza, el viajar, el relacionarse entre seres humanos, que siempre es una acción de ida y vuelta, la relación del hombre con su medio (con la tierra).
RK: Los trabajos de Germán De Silva y Gustavo Almada son magníficos. ¿Cómo trabajaron con los actores?
GB y LJ: Con ambos actores tuvimos largas conversaciones acerca de sus personajes, del guión y de la historia en general. Siempre nos mantuvimos abiertos a escuchar sus opiniones, sus sugerencias y sus críticas. De su lado siempre percibimos un ánimo por empujar por la película como objetivo máximo, y siempre los escuchamos sabiendo que ése era el verdadero interés. Como dijo Gustavo Almada: “La estrella es la película”. Así, tanto con Germán como con Gustavo, durante el rodaje seguimos trabajando en los personajes, y la idea siempre fue que esas descripciones de ambos sean sugeridas a partir de la forma de actuar de cada uno de ellos. Fue un ida y vuelta muy enriquecedor logrado gracias al fuerte compromiso de ambas partes.
RK: Es evidente que el ecosistema es algo así como un tercer personaje. Las panorámicas son precisas y funcionan como una cartografía incomprensible que guía el itinerario de búsqueda que supuestamente el baqueano va siguiendo. En algún sentido la montaña dictamina la puesta en escena. ¿Por qué eligieron la montaña como principal referencia natural?
GB y LJ: Siempre pensamos a la naturaleza como ese tercer personaje que condiciona al viaje y a los viajantes imponiendo sus reglas. Lejos de ser una postal turística de Córdoba, nos interesaba buscar geografías austeras que se distancien mucho del mundo ordinario de nuestro personaje principal. La montaña invita al silencio, a la reflexión, al respeto y a la solidaridad para la supervivencia. La montaña exige la adaptación al medio y no ofrece otra alternativa. Para acceder a la montaña es necesario alcanzar un estado de armonía con ese medio.
RK: Si bien el espacio natural se impone visualmente, el diseño de sonido no es menos importante. La fuerza sonora de la película es ostensible y evita de ese modo la típica torpeza de la mayoría de los directores debutantes de introducir música cuando no se necesita. ¿Qué buscaron sumar con el diseño sonoro?
GB y LJ: La importancia del sonido en La laguna es de un calibre enorme. Le dedicamos muchas horas de trabajo a estructurar el diseño sonoro. Pensamos que si vamos a realizar una película sobre un viaje en una geografía austera, lo mejor era hacer sentir al espectador parte. Y para ello el sonido debía introducirlo a este mundo nuevo que vamos construyendo y en el cual podemos tener el control de qué suene lo que queremos que se escuche o interprete. Construir nuestra propia naturaleza sonora rescatando lo que queremos mostrar, generando inquietudes, desorientando o inclusive orientando. Y para ello nos ayudamos de la teoría sonora de Tarkovski quien piensa que el realizador debe exagerar los sonidos, estructurarlos, entresacar o resaltar aquellos más importantes y eliminar otros que en la vida real seguramente se oirían.
En La laguna cada palabra como así cada silencio justifica su existencia en el lugar que fue puesto. Porque buscamos siempre el equilibrio a la hora de diseñar el viaje que queremos que cada uno experimente al mirar la película.
RK: El film no cuenta prácticamente con primerísimos planos. La interacción verbal, en cierta ocasión, se filma en un plano-contraplano canónico, pero casi siempre los diálogos se registran en un plano medio o general; sin duda el plano de apertura es muy ambicioso, pero el instante de mayor destreza en todo el film pasa por una secuencia brillante que implica seguir el derrotero de un accidente. Al ser una película dirigida de a dos, ¿cómo resolvieron este tipo de decisiones formales?
GB y LJ: Siempre supimos que el hecho de filmar en la montaña, sin posibilidades de controlar el clima, la luz y hasta los decorados, implicaría el tener que improvisar y reajustar el guión técnico en algunas ocasiones. No obstante, hicimos muchísimas visitas a las locaciones, a cada una de ellas, escribimos y planificamos allí, y dejamos un guión técnico bastante rígido con estipulaciones de modificaciones en caso de ser necesario. Por esta razón filmar las escenas no nos llevó tanto tiempo, siempre estaban muy bien cocinadas previamente. Pero lógicamente hubo inconvenientes y hubo tiempos que se terminaron extendiendo mas de lo esperado. La toma inicial del filme nos llevó una jornada completa, media de un día, y por desperfectos en la grúa que se solucionaron esa noche, también nos tomó media jornada del día siguiente. A su vez, nos llevó media jornada hacer una toma aérea desde un avión que terminamos sacrificando por la vibración de la cámara.
El hecho de dirigir una película entre dos personas fue para nosotros muy positivo. Siempre trabajamos de mutuo acuerdo, y siempre estuvimos muy confiados a la hora de rodar. Antes de filmar cualquier toma, si uno no estaba del todo seguro no lo hacíamos, y nos sentábamos a conversarlo y resolverlo para que ambos estemos absolutamente convencidos. Eso ayuda mucho a sumar confianza, aunque obviamente es importante que exista previamente un gran entendimiento y muy buena onda. Creemos firmemente que dos miradas siempre van a aportar mucho mas (mientras mas heterogéneas mejor aún). Por supuesto, no debe ser dificultoso el consenso y debe alcanzarse siempre, jamás debe haber imposiciones.
RK: En cierto momento, y con las diferencias ostensibles de cada caso, La laguna puede remitir a Dead Man, de Jim Jarmusch, donde dos hombres viajan por la montaña y quizás a uno de ellos le espera la muerte. ¿Reconocen ésta o alguna otra influencia en La laguna? ¿Qué cine les gusta?
GB y LJ: Sin dudas nos gusta Jim Jarmusch, pero como anteriormente dijimos La laguna no podría reducirse a una sola influencia estética. Trabajamos con una enorme lista de referencias, muchas de las cuales nos inspiraron para ciertas situaciones concretas. Sin detallar en profundidad, esta extensa lista va desde Apichatpong Weerasethakul (El hombre que podía recordar sus vidas pasadas) pasando por Jens Lien (El inadaptado), hasta llegar al cine argentino con películas concretas como Las acacias o Los muertos, pero siempre manteniendo como guía estética y narrativa a Tarkovski. También nos inspiramos tanto en Veiko Ounpuu como en el cine mas clásico del western e incluso Herzog y Wenders.
RK: ¿Cómo ven su película en el contexto del llamado Nuevo Cine Cordobés? Tres años atrás, De Caravana participaba de la competencia internacional del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Ahora son ustedes. Por otro lado, Almada era una figura clave del film de Ruiz. ¿Cómo se ven? Su película, por otra parte, no se parece a ningún filme cordobés que se haya hecho recientemente.
GB y LJ: Estamos muy contentos con la explosión que se viene dando desde hace algunos años en el cine cordobés. Creemos que hay gente muy capaz y que todavía hay mucho por crecer. Pensamos que nuestra película, si bien difiere en términos narrativos y estéticos de las películas que se pueden englobar en este fenómeno llamado Nuevo Cine Cordobés, comparte la misma tonada y las mismas condiciones de producción.
Creemos que Gustavo es un gran actor. Sin embargo también sostenemos, como alguna vez nos dijo Quique González (una persona que ayudó a la gestación, el desarrollo y la concreción de este proyecto) que además de actuar aporta mucho detrás de la cámara.
Roger Koza / Copyleft 2013
Esta entrevista fue publicada en otra versión por el diario La voz del interior en el mes de noviembre 2013
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