30 FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE MAR DEL PLATA 2015 (09): STRAUB, OSKMAN Y NAISHTAT
Por Roger Koza
Kommunisten: La última película del gran Jean-Marie Straub, y no se trata de un cortometraje, sino de un filme de larga duración. Un enemigo general: el fascismo, como en un momento se enuncia con claridad en el fragmento que tiene lugar en la campiña italiana. Un ideal difuso pero omnipresente: el comunismo, pero nada tiene que ver aquí con la experiencia soviética, incluso con la tradición marxista ortodoxa; el comunismo como tal es lo que no se dice pero sí se trata del lugar desde el cual se mira. Dividido en 7 fragmentos, solamente los primeros dos constituyen estrictamente una novedad, pues el resto proviene de antiguos filmes del director, de la época en que filmaba con su mujer (Danièle Huillet, a quien se la ve en el hermoso plano final). Lectura de textos clásicos y modernos, antinaturalismo interpretativo, planos perfectos de escenarios naturales y la austeridad radical en todos los órdenes de expresión. El inicio es contundente: inspirado en La época del desprecio de André Malraux, el episodio se ciñe sobre un interrogatorio a dos comunistas en la era de Hitler. El cuerpo del poder no se ve, más bien se oye, y la cámara permanece con los condenados.
O Futebol : el realizador Sergio Oskman, que ha vivido por 20 años en España, regresa a su tierra natal para reencontrarse con su padre Simāo en Sāo Paulo y ver juntos el (último) mundial de fútbol que se disputa en Brasil, una buena estrategia para desandar un largo tiempo de desconocimiento mutuo. La propia puesta en escena revela de inmediato la distancia entre el padre e hijo, en la medida en que los planos medios y generales se imponen, como si un pudor consciente e íntimo sobrevolara el relato, por lo que no sorprende la sobriedad por parte de Oskman, que prefiere en general quedar en fuera de campo. Un evento inesperado coincidirá con la paliza futbolística propinada por Alemania a la escuadra nacional, instante en el que Oskman se las ingenia magistralmente para filmar lo infilmable y seguir adelante con su notable película.
El movimiento: la segunda película de Benjamín Naishtat (Historia del miedo) incitará al debate y dividirá aguas, pues este filme situado en la segunda presidencia de Juan Manuel de Rosas –a quien prácticamente no se lo ve excepto por un retrato en una pulpería–, si bien ancla su historia en el siglo XIX todo remite directamente a la Argentina contemporánea, acaso en clave falsamente alegórica, algo que en los minutos finales se evidencia por completo cuando el realizador permite que una motocicleta y un automóvil se divisen en el fondo de dos planos durante una misma escena. Pablo Cedrón, en un trabajo magnético y desconcertante, lidera el movimiento aludido en el título, y va junto con su ejército, en una nación todavía en proceso de construcción y aún amenazada por la anarquía, en busca de riquezas y nuevos partidarios de la causa. Deudora de la extraordinaria La comuna de Peter Watkings, y no precisamente por ser en blanco y negro, la fuerza de El movimiento pasa por el cruce entre los estados de ánimo del personaje de Cedrón y el misterioso contrapunto que se establece con los espacios abiertos, no menos asfixiantes, paradójicamente, en sintonía con el constante paroxismo psíquico del líder.
Roger Koza / Copyleft 2015
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