39 FESTIVAL DE 3 CONTINENTS 2017 (02): LAS PELÍCULAS ARGENTINAS: ARISTARAIN Y ECHEVERRÍA
La parte del león, Adolfo Aristarain, 1978
En su primera película, Aristarain elige el policial, y sin apartarse de las reglas del género pone en relieve un clima de época, lo que en cierta medida explica las conductas de los personajes, cuyos deseos han sido reducidos a la salvación privada. Un pobre empleado está a punto de divorciarse y sobrevive a su angustia en un cuarto que alquila en un edificio de segunda categoría. La oportunidad de su vida pasará por un fallido robo de un banco. El film es apasionante en tanto que su relato sugiere cómo el dinero organiza simbólicamente las aspiraciones de una clase social específica; no menos sorprendente es descubrir la ominosa Buenos Aires en 1977: las calles, las inmediaciones de un banco, una oficina o la vista desde los techos de los edificios reflejan indirectamente un período signado por el pavor.
Juan, como si nada hubiera sucedido, Carlos Echeverría, 1987
En 1977, en la ciudad turística de Bariloche, Juan Marcos Herman, uno de los 30.000 desaparecidos de la última dictadura cívico militar, es detenido y traslado a un centro de detención clandestino. Fue el único hombre oriundo de esa localidad con ese destino aciago. A 10 años del ominoso evento, Echeverría finaliza su indagación cinematográfica (que recién estrenará en el 2005), en la que despunta una época, sus discursos y la encrucijada política de todo sujeto: su relación con la verdad. Un periodista local, cuya astucia y conducta se asemejan a la de un heroico detective, reúne información, entrevista a familiares, amigos, intendentes y militares y va configurando qué puede haber sucedido con el joven estudiante, conjurando así el silencio y la complicidad general. Es un film clave sobre el período más oscuro de la historia argentina.
Roger Koza / Copyleft 2017
La película de Echeverría es una síntesis extraordinaria que se apartaba radicalmente de los filmes sobre el tema que se hacían en su contexto. La perseverancia del investigador conjura cualquier naturalización de la represión y esto confrontaba también con ciertos relatos que el cine de la posdictadura empezaba a consolidar como un nuevo sentido común de la época, que daría después paso a un silencio más ominoso durante el menemismo. También el hecho de que la película se haya estrenado recién en 2005 da cuenta de los varios niveles de historicidad que envuelven esta obra lamentablemente poco vista en el país y cuyo valor trasciende el caso terrible que la organiza para transformarse en una reflexión más amplia sobre la sociedad argentina que convivió con y avaló la dictadura y el terrorismo de estado, y más aún, con ciertas constantes estructurales de la represión estatal que se pueden ver muy claramente en la región ayer y hoy y que condensan ciertos imaginarios densos sobre la «argentinidad» que siguen vigentes.
Saludos
Nada para agregar de mi parte, estimado M.A. S. R