ADIÓS PARANOICOS: UNA RESPUESTA A JAVIER PORTA FOUZ
Por Nicolás Prividera
A raíz de las repercusiones de mi nota “Crítica política”, publicada en otroscines.com, Javier Porta Fouz responde con una titulada “Adiós Pizza, birra, faso”, que comienza con la siguiente frase: “La larga etapa delirante del kirchnerismo genera momentos realmente extraños”, tal como su misma nota ilustra… “Si la realidad niega tus creencias y tus emociones políticas, no importa, que se joda la realidad”, dice Porta Fouz que es el problema de los fanáticos, y estamos de acuerdo. De hecho a eso iba el texto que dio origen a todos estos. Pero el crítico parece no ver la viga en el propio ojo.
De todo lo dicho, lo único que cita Porta Fouz en su respuesta es una frase de Fernando Martín Peña (la última y más general de su precisa intervención) y un título-tuit de Oscar Cuervo (en el que este, una vez más, se despacha con munición gruesa), es decir: sigue en ese terreno facilista que elige para su simulacro de debate (cuando no esperaba respuesta, digamos). Pues no se ve qué tiene que ver el Indec, la inflación, y demás referencias a los “que se hacen los sotas ante el ultraje a toda lógica” con esta discusión: de hecho esto último se le podría achacar al mismo Porta Fouz ya que, después de mezclar una vez más los tantos, se desentiende de todo con una pirotecnia verbal que solo puede convencer a sus propios “fans”.
Como suele suceder en estos tiempos, es más fácil acusar a alguien de anti / kirchnerista que responderle. Yo respondí punto por punto su nota, pero Porta Fouz mete todo en una bolsa de gatos para escaparle a la cuestión de fondo. Ya que el tema central, para decirlo una vez más, no es aquello en lo que obviamente todos los interesados acordamos (es decir, que el INCAA debiera hacer «más por la distribución y la exhibición para apuntalar esa enormidad de estrenos») sino en todas las afirmaciones falaces o directamente brutales que hizo –además de abogar porque se apoyen menos proyectos–, sugiriendo entre otras cosas que buena parte de esas “decenas y decenas” de películas son “kirchneristas” –su incansable caballito de batalla–, sin aportar una sola prueba, no digamos ya un solo número (porque claro, supone que a sus lectores de La Nación o Hipercrítico no les hacen falta). Todo se reduce así a “un recurso de escritura dramático para que quede resonando en quienes lo leen”, como dice al final sin verse en ese preciso autorretrato…
Baste un ejemplo de su retórica: cuando habla de “constelaciones mentales de la derecha, el menemismo, el neoliberalismo y los nostálgicos de la dictadura” (el subrayado le pertenece) busca que la mención final desmerezca toda la serie: efectivamente, nadie –salvo tal vez Cuervo, a quien parece dirigirse la excusa de Porta Fouz– diría que el crítico-programador es un “nostálgico de la dictadura” (caracterización que no deja de ser exacta para la derecha más dura), pero sus ideas y propuestas condicen bastante con el resto de la “constelación”, como puede ver cualquiera que venga leyéndolo desde hace años, así como a quienes son parte de su universo ideológico (sin ir más lejos, este mismo domingo se publicó en La Nación una nota de Pablo Avelluto, productor de El diálogo –película avalada por Porta Fouz en el Bafici–, donde se vuelve a reivindicar la teoría de los dos demonios, como es usual en ese diario y sus colaboradores).
Terminar su nota con la obvia referencia a las películas sobre Kirchner (que curiosamente dieron cuenta de una disputa en cuanto a concepciones del cine), sin dar cuenta de las “decenas y decenas” que pretende que no existan con esa excusa, no es más que seguir simplificando la cuestión hasta extremos “delirantes”. Lo que hace que los extremos terminen por “abroquelarse”, que es precisamente lo que Porta Fouz dice criticar. Una mirada más distante podría decir, por ejemplo, que el “market share” (lo que tanto preocupa a Porta Fouz) no se mejora precisamente haciendo menos películas, ni tampoco dejando de lado los “nudos históricos”. Pero si así fuera, y de pronto la Argentina se convirtiera por milagro en el Bollywood latino (exaltando un cine de género de dudosa calidad), como lo fue de algún modo en llamada -por otros nostálgicos- “época de oro”, no sería más que una victoria pírrica. Al menos para los que nos interesa algo más que ese sueño “industrial” que parece ser todo el horizonte de ciertos críticos y funcionarios (sin distinción de ideologías…).
En definitiva, son esas y otras cuestiones de fondo las que bien debieran discutirse, pero “pocos en el ambiente” parecen querer hacerlo, pese a los cacareos para la tribuna. El mismo Porta Fouz cierra la cuestión con un portazo dando la apariencia de una respuesta, así como antes había dado la apariencia de un debate o la apariencia de una lectura seria de las estadísticas. Todo un estilo.
Posdata: Porta Fouz termina su nota diciendo que “falta una nueva Pizza Birra Faso. Una que transcurra en los noventa, claro, porque hoy ya no hay más miseria ni jóvenes empobrecidos y sin futuro”. Curiosamente, se trata de la misma lectura (invertida) que hizo Cuervo de Mauro, la película ganadora del último Bafici: “Roselli hace una película de los ‘90 en 2014 (…) al servicio de la tesis de que la degradación es un proyecto social inevitable”. La coincidencia habla menos de la película (mucho más interesante en su claroscuro de lo que dejan ver esas simplistas lecturas) que de un modo de señalar, in extremis, lo que según esa mirada ”sobra” en el cine argentino (y que usualmente es, claro, lo contrario de la política/estética que suele propiciar). Algo que es apenas motivo de polémica si lo expresa un crítico, pero que siempre es preocupante cuando lo hace un funcionario (aunque siempre sea preferible esa honestidad brutal al silencio de quienes ocultan sus presupuestos).
Nicolás Prividera / Copyleft 2014
Me parece a mí o el señor Porta Fouz tiene una indisimulable nostalgia noventista acorde con la linea editorial del diario que lo ampara?
Es cierto etiquetar de Pro o Anti como así también caer en la sentencia del «todo está mal» es más conveniente que dar un debate serio sobre la cuestión de fondo que deba modificarse.
Ausencia de argumentos y de voluntad analítica profunda, signo permanente del cotidiano discurso social.
Pero quien puede tener nostalgia noventista viviendo bajo un gobierno que no es mas que un rejunte de los gobiernos de Menem, Duhalde y la Alianza.
Sinceramente y con todo respeto me parece una apreciación reduccionista. Al margen de si se apoya o no al gobierno de turno (sin la intención de entrar aquí en un debate partidario) me parece dificil pensar que las condiciones socioeconómicos actuales se asemejen a décadas o gestiones pasadas y no creo que haya que ser kirchnerista para notarlo y expresarlo. Esto a tenido consecuencias directas en las políticas del Incaa, que como dice Fernando, algunas pueden ser contradictorias y merecen una discusión a fondo(las vías de exhibición por ejemplo), pero que de algún modo (si se tiene en cuenta el aumento en la cantidad y diversidad de la producción audiovisual local como así también el fomento y la inversión en el desarrollo de contenidos culturales en general) representan un claro avance respecto de tiempos anteriores.
Primero aclaro que en mi opinión un comentario como el tuyo se merecía una respuesta del mismo tenor.
Sobre las «condiciones socieconómicas actuales» no me parece que sea el lugar para discutirlo. El año pasado tuve una larga discusión en un foro por demostrar como los principales indicadores socioeconomicos no son mejores, y en algunos casos son mucho peores, que en otros periodos de crecimiento económico del país. Me acuerdo que puse todos los números sonre la mesa pero no sirvió de nada, el discurso aprendido de memoria pudo más.
Por último, sobre las políticas de distribución y producción sinceramente no puedo opinar. Es un tema que excede mis conocimientos. Sin embargo, hay cosas a las que no le encuentro explicación lógica. Me viene a la memoria la no renovación de la publicidad en la revista El Amante.
El tema central del debate es, a mi entender, la política del Incaa y sus diferentes consecuencias. Coincido con que los indicadores socioeconómicos merecen un análisis profundo y serio y no es aquí es espacio para tal fin.
La intención de mi comentario fué basicamente expresar lo que entiendo como avances en la gestión del Incaa en materia de fomento y desarrollo de la producción cinematográfica local. En éste y otros aspectos me cuesta creer que en ciertas etapas de los noventas y el inicio del nuevo siglo se hayan logrado concretar algunas metas y proyectos como los de los años recientes.
Desde ya habría que pensar y examinar tanto los parámetros como el marco y la metodología elegida para efectuar el análisis correspondiente y así desarticular «el discurso aprendido de memoria» evitando que a nadie le juegue en contra sobre todo en un momento en donde las agendas mediáticas configuran gran parte de nuestra matriz perceptiva.
a. Hola Nicolás: no hablé de decenas de películas kirchneristas así que te aclaro que no “sugiero” eso. Dije lo que dije, no lo que vos me querés hacer decir.
b. En tu supuesta respuesta «punto por punto» a mi nota http://www.otroscines.com/columnistas_detalle.php?idnota=8853&idsubseccion=11 a mi nota anterior derivaste para el lado del tuit del día de la aparición del nieto de Estela de Carlotto, Quintín, la revista Barcelona, la «propaganda negacionista», el «discurso (anti)kirchnerista», la «mención de la FIPRESCI local al mejor estreno nacional de 2012» para Tierrra de los padres, la «sensación» de inseguridad y unas cuantas cosas más.
Ahora no sabés qué tiene que ver el INDEC y demás en esta discusión: debe ser porque tenés razón, tenés toda la razón, como siempre.
c. Te paso, para que tengas más razón aún, una lista de películas de los nudos históricos que mencioné (el peronismo y sus diversas décadas y encarnaciones; la última dictadura), de un año: el 2012, ya que vos lo mencionaste, así no me desvío de tus respuestas. Son diez (es decir, una decena):
http://www.cinenacional.com/pelicula/memoria-para-reincidentes
http://www.cinenacional.com/pelicula/industria-argentina
http://www.cinenacional.com/pelicula/putos-peronistas-cumbia-del-sentimiento
http://www.cinenacional.com/pelicula/tupac-amaru-algo-esta-cambiando
http://www.cinenacional.com/pelicula/cuentas-del-alma-confesiones-de-una-guerrillera
http://www.cinenacional.com/pelicula/infancia-clandestina
http://www.cinenacional.com/pelicula/el-amigo-aleman
http://www.cinenacional.com/pelicula/el-dia-que-cambio-la-historia
http://www.cinenacional.com/pelicula/rawson
http://www.cinenacional.com/pelicula/nestor-kirchner-la-pelicula
d. Saludos.
Te agradezco la respuesta Javier, y te contesto “punto por punto”:
a. No pretendo “hacerte decir” lo que no dijiste. Escribí que estabas “sugiriendo entre otras cosas que buena parte de esas ‘decenas y decenas’ de películas son ‘kirchneristas’”, como lo hacés en el párrafo que cité largamente: “no deja de preocuparme una política cinematográfica desproporcionada, inflacionaria, poco racional, que subsidia cada vez más (…) decenas y decenas de documentales (y algunas ficciones) sobre los temas favoritos del gobierno: dos o tres nudos histórico-políticos (el peronismo y sus diversas décadas y encarnaciones; la última dictadura).” Sos vos el que confunde los “nudos históricos” (que sin duda te parecen sobredimensionados) con “temas favoritos del gobierno” y trazás una relación directa, como si los uniera el mismo interés… Y ni siquiera adjetivo ese “interés”, que se puede entender de modo malo o bueno, pero que en el contexto de tu nota es evidentemente deleznable.
b. Del mismo moso, en tu tuit no mencionabas a Carlotto pero la referencia contextual estaba clara. Toda esa “deriva” a la que referís no es caprichosa y responde a una argumentación, como queda claro para quien lea la nota Todos los temas están directamente relacionados, no tiene nada que ver con tus menciones al Indec, la inflación y demás. Es como si yo hablara del procesamiento de Macri… Digo: no tengo problema en hablar de todas esas cosas, pero no en un contexto en el que son más bien chicanas o axiomas ideológicos (ya que, como bien sabemos, hay sitios y lectores para los que basta eso para dar la razón a cualquier cosa que uno deslice después sin prueba alguna, como en este caso).
c. Decirme “tenés toda la razón, como siempre” no es un argumento en ninguna circunstancia o conversación: no es una ironía sino una muestra de poca voluntad de discutir lo que vos mismo trajiste a discusión… Ahora bien, dejando esas ñoñerías de lado, paso a la lista que por fin linkeas, sobre la que sí se puede decir algo más interesante. Aun asumiendo que todas esas películas tienen que ver con esos “nudos”, mencionás 10 en un año… Y como solés recordar en tus notas, se hacen más de 100 películas por año! El porcentaje no solo es muy bajo para sostener tu argumento: te diría que más bien se podría reprochar (al cine argentino más que al Incaa) que se hacen pocas películas sobre “nudos históricos” (sin ir más lejos, en nuestro querido cine norteamericano los tocan todo el tiempo, hasta en las de “género”…).
Por eso (para terminar) el problema de tu caracterización es doble. Por un lado, en vez de simplemente decir que había demasiadas películas malas (y en todo caso se te podría discutir cual es el porcentaje de “buenas” en cualquier país), elegiste disparar contra las que tocan esos “nudos históricos” (lo que precisamente discutí en mi primera respuesta), y no contento con eso se lo adjudicaste a la afinidad del kichnrerismo con esos temas (desde un discurso antikirchnerista que se hizo más que transparente en tu segunda nota, a la que esta de aquí responde).
Saludos.
Confío que Nicolás y Javier, de seguir una discusión por aquí (en la medida que tengan ganas), lo harán con altura y con argumentos. A todo aquel que deje comentarios le pido respeto y racionalidad. Todo, absolutamente todo, puede expresarse con altura. Nada más de mi parte. RK
Solo para ubicarme aclaro que en general estoy más de acuerdo con Javier Porta Fouz, pero quisiera recordar que la «revolución» (por darle algún nombre la búsqueda de un cambio social imporntante) NO PASA MÁS POR EL CINE DESDE HACER POR LO MENOS 3 O 4 DECADAS. Entonces estas discuciones de tono político me parecen totalmente inconducentes ya que el real impacto social que logra cualquiera sea la película, es mínimo. El cine pudo ser imporntante como portador de ideas en la primera mitad del siglo XX, pero ya con la irrupción de la TV en los ´60 perdió impulso y la última época imporntante pudo ser los ´70 debido a la proscripción de la actividad política talvez una pelicula clandestina podría ser un vehículo interesante de transmisión de ideología. Pero con el boom de los sistemas de video, la masificación del cable y sobre todo internet, el cine como vehículo de ideas para mi actualmente es casi inexistente. De manera que toda esta discusión y sobre todo la inversión de dinero del estado es para un producto que para ese fin, está caduco. Es como poner una indutria de casetes VHS, para que si nadie ya nadie lo usa. Luego está la cuestión de la expresión del director/escritor lo cual siempre va a ser importante, pero volviendo a comienzo la «revolución» NO PASA MÁS POR CINE, así que no se gasten, no vale la pena.
La «revolución» nunca pasó por el cine, mal que le pese a la vanguardia. Pero «el cine como vehículo de ideas» excede su relación con movimientos polítcos puntuales (triunfantes o derrotados), del mismo modo en que el cine no está atado a un soporte fílmico. Como ya bien explicó Peña en su respuesta a Porta Fouz: «el ‘mercado’ hoy ya no son solamente las entradas vendidas sino TODAS las otras formas de difusión (TV abierta, cable, DVD, internet)». Así que «no se gasten» los que insisten con estas ideas que atrasan, que «no vale la pena» (una vez más, no entiendo por qué alguien se «gasta» en dejar este tipo de comentarios -no digamos ya en leer algo con lo que está en desacuerdo desde el vamos-. porque lo curioso es que quienes sostienen que las «discusiones de tono político son totalmente inconducentes» no vean que su comentario es político, y del tipo más inconducente de todos).
Javier,
Denunciás la frase de mi texto como «Un recurso de escritura dramático para que quede resonando en quienes lo leen que yo abogo por la finalización del apoyo estatal al cine argentino» pero abrís tu nota con un párrafo de escritura dramático para que quede resonando en quienes lo leen que tu interpretación de la realidad ES la realidad y que quienes nos apartamos de esa interpretación somos unos kirchneristas delirantes. En definitiva, pedís que te lean, pero no leés.
Mi frase -la única de mi texto que elegiste discutir- no tiene ningún sentido sin lo anterior que cuestiona lo que vos entendés -acá y en tus otras notas- por «mercado», es decir: entradas vendidas. Y punto. Por desgracia para cualquier interpretación facilista, la política del INCAA en estos años no ha ido en una única dirección sino en varias al mismo tiempo, a veces con contradicciones. Con algunas ideas acuerdo y con otras no, pero con la que más acuerdos tengo es precisamente con el conjunto de decisiones tomadas en el sentido de la apertura de lo que se entiende por «mercado». Por las características del mercado argentino siempre me pareció inútil todo esfuerzo por imponer a los exhibidores privados una cuota de pantalla: nunca funcionó. Mercado era igual a entradas vendidas hace cuarenta años. Ya no es más así, por lo menos desde que ese concepto comenzó a abrirse desde 1994, cuando el INCAA comenzó a llamarse INCAA y el fondo de fomento comenzó a nutrirse con recursos del audiovisual en general y no sólo de la venta de entradas.
Vos sos el tipo que viene diciendo que la política del INCAA es un fracaso por la relación estrenos – entradas vendidas y has dedicado al tema excelentes ejemplos de escritura dramática. Lo que dice mi texto en la parte que vos no querés leer es que esa idea así planteada es falaz, primero por tu manera de hacer los cálculos pero sobre todo por ignorar esas otras zonas que el INCAA trabaja y que también son mercado.
fmp