EL LECTOR
**** Obra maestra ***hay que verla ** Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Por Roger Alan Koza
EL MONSTRUO QUE ME AMÓ
El lector/The Reader, EE.UU.-Alemania, 2008.
Dirigida por Stephen Daldry. Escrita por David Hare.
* Tiene un rasgo redimible
Este mediocre film de Daldry, basado en un libro que no lo es, se soporta por la fuerza equilibrada de un elenco, en ciertos casos, con interpretaciones notables.
Quizás en un futuro no muy lejano, en algún claustro de Estudios Culturales, surgirá una investigación perspicaz sobre cómo Hollywood ayudó a reescribir la historia de Alemania en tiempos aciagos como los de Hitler. El lector, seguramente, será objeto de escrutinio.
Basada en la novela ligeramente autobiográfica de Bernhard Schlink, El lector cubre un período de tiempo extenso: de 1958 a 1995; su trama se ordena en torno a una historia de amor entre un joven de 15 años (que tiempo después se convertirá en abogado) y una mujer que lo duplica en edad. Tras un encuentro azaroso, ella habrá de iniciarlo en los placeres de la carne mientras que él, un buen estudiante, colmará el placer intelectual de una mujer solitaria y bastante rudimentaria. Homero y Eros es una combinación más que estimable. Pero un día, tras ser ascendida en su trabajo, Hanna escapa.
En una clase, un profesor sostiene que la literatura siempre administra (y oculta) la información al lector. Los personajes siempre guardan secretos, a veces por causas nobles, otras por motivos perversos. Le llevará unos 10 años al joven Michael acceder a los secretos de su primer amor, y toda su vida reparar los efectos del mismo sobre su atribulada alma. No es fácil descubrir que se ha amado a un miembro de la SS.
Habrá un juicio, algunas disquisiciones jurídicas y morales y un intento de redención. Tímidamente, la dirección de Daldry consigue sugerir lo que Schlink evidenciaba en su libro: los niveles de responsabilidad y culpabilidad del pueblo alemán respecto del Holocausto. En un segmento del juicio uno de los personajes habrá de argumentar honestamente que, por evitar el desorden y obedecer a sus funciones, dejó morir carbonizadas a más de 300 mujeres en una iglesia. Aquí se trasluce una mentalidad, que también puede verse cuando el joven Michael, abatido, antes de nadar en un lago para reparar sus heridas, deja su ropa prolijamente ordenada sobre un muelle.
El exceso musical de Daldry es un síntoma de que el material es demasiado complejo para urdirlo con elegancia. La mejor secuencia cinematográfica es la que sigue al primer coito y algunos momentos de lectura, no, precisamente, los primeros. El trabajo de Winslet es muy bueno, y Ralph Fiennes parece haber nacido para interpretar al Michael adulto. En otras palabras, la solidez dramática sostiene la película.
El riesgo de El lector es transmutar al verdugo en víctima. Juzgar a los responsables, como se sugiere, implica asumir el marco legal de un tiempo pretérito. Pero lo que la película evita es dilucidar cómo el pasado sobrevive.
Copyleft 2009 / Roger Alan Koza
Esta crítica fue publicada en otra versión por el diario La Voz del Interior en el mes de junio de 2009
Una interpretación interesante, Mr. Koza. A mí Schlink me parece uno de los grandes autores que surgieron en los últimos 20 años. Uno de esos tipos capaces de explicar un poquito de qué va esto de la condición humana. Sus historias son muy, muy complejas, no sólo en “El lector”, sino también en sus demás novelas y libros de cuentos. Se mete con temas complicados, que hablan de un trauma que trasciende fronteras y generaciones, y siempre se corre el riesgo de caer en eso de lo que vos hablás, victimizar al verdugo. Pero supongo que ése es un riesgo que hay que correr cuando se quiere salir del kitsch tradicional de ver las cosas de una manera que a todos nos cierre, políticamente correcta. Precisamente, me parece que en ese elemento (sumado a cómo lo narra) está la genialidad de Schlink.
Un abrazo.
Es una lástima que no hayas comprendido medianamente el mensaje de esta película.
Quizás en un futuro no muy lejano, cuando las experiencias de vida o las que te dejan ciertas películas hayan madurado, surgirá la necesidad de revalorar esta obra como una de las más notables, inteligentes y cargadas de sensibilidad que se hayan filmado.
Como dices, es un material bastante complejo que sólo un director como Daldry podía llevarlo a buen puerto.
No se trata de compararlo con otras películas relacionadas con la Segunda Guerra Mundial o con el holocausto. No sólo porque su calidad técnica y la profunda interpretación de los responsables hagan de éste un producto prolijo, sino porque, sencillamente, esta es una película más trascendental y que no se centra específicamente en estos aspectos.
Es una historia de amor, y de cómo a pesar de situaciones adversas y muy cuestionables, marcan la existencia de un hombre que tiene que lidiar con cuestionamientos morales, por lo tanto, de orden racional, frente a los sentimientos y emociones hacia una mujer de pasado oscuro, perverso, pero no por ello satanizable.
Es increíble que a pesar de tu experiencia en estos menesteres puedas pensar que Daldry hizo de esta película una historia de redención para Schmitz. Muy por el contrario, es abordada con justicia y lo más valioso es que consigue su objetivo de transmitir esa necesidad de autocrítica a la sociedad en su conjunto, que perfectamente puede extenderse hasta nuestros tiempos, porque de alguna forma, todos nosotros somos responsables de las desgracias del mundo pero preferimos voltear la cara y hacer de cuenta que no es problema de nuestra competencia.
En fin, cada quien es una isla, y en estos asuntos es imposible deslindar con la subjetividad. Sin embargo, considero que hay películas que merecen predisposición para visionarse, y nos conminan a la reflexión y tal vez a sucesivos visionados para comprender de la mejor forma posible su verdadera magnitud y significado.
Como comunicadores estamos comprometidos con ello.
Saludos.
La he visto hace unos días. Es una historia del encuentro de dos humanos, hombre (muchacho) mujer (adulta) con distintas soledades, uno por recién comenzar sus vínculos por fuera de su familia, otra por su historia de cierta rusticidad y de partícipe de un momento sociohistórico complicado.
No leí el libro en el que se inspira pero el problema para mí estuvo en la sensualidad de la intérprete, me hubiera sido, fundamentalmente al comienzo, más fácil si la actriz estuviera más acomodada en su físico, a mis prejuicios de lo que «debe ser» una mujer rústica. Fuera de ello cumplió en interesarme y en hacerme pensar.
Gracias por dejar sus comentarios. No he podido responder antes. Insisto: es una película mediocre, y carece de rigor cinematográfico. No hay duda que el tema importa. Veré si mi perspectiva cambia en unos 20 o 30 años. Ante ese tipo de argumento es muy difícil decir algo. RK