CRÍTICAS BREVES (115): VALDENSES
*** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Por Roger Koza
Valdenses, Marcel Gonnet Wainmayer, Argentina-Italia-Brasil, 2015 (***)
Posición incómoda, visibilidad tenue: Valdenses duplica el objeto de su representación, la historia de una comunidad religiosa nacida en la herejía, diez siglos atrás. Como la fe y los fieles que retrata, el propio filme debe luchar por un lugar en el mundo del cine. En el circuito de estrenos, es una herejía destinada al fuera de campo. El tema indirecto de Valdenses pasa por cómo una minoría sobrevive física y simbólicamente. En 1173, Pedro Valdo, un mercader francés, experimentó, tras la muerte de un amigo, una especie de insight teológico, lo que significó finalmente entregarse a una vida religiosa determinada por la austeridad y la cercanía a la naturaleza. El fundador del movimiento de los “Pobres de Lyon” fue sospechado de herejía y recién con el advenimiento del protestantismo los valdenses, precursores de la reforma, obtuvieron su tardía legitimidad. En buena medida, lo cautivante del filme recae en las secuencias incorporadas de una película silente de 1924 comisionada por un pastor italiano en la que se cuenta toda la historia de los valdenses. Wainmayer entiende que ahí reside la representación oficial y a través de varios testimonios de pastores e historiadores de Estados Unidos, Italia, Uruguay y Argentina (donde todavía existen iglesias valdenses), además de otras citas visuales (algunas pinturas de época, un archivo televisivo y escenas de una obra de teatro de una compañía religiosa), va trabajando sobre cómo una comunidad religiosa va constituyendo y preservando su propia imagen en el tiempo. La gran revelación de la película pasa por constatar una sabiduría que proviene del hecho de haber sido siempre una minoría. Quizás entrenados por sus antepasados, que tuvieron que lidiar con hogueras y otras formas de castigos divinos, los valdenses de ayer supieron darle un lugar distinto a la mujer y los de hoy no sienten ningún espanto por el deseo homosexual. No se trata aquí de tolerancia, virtud mezquina y asimétrica, sino de una forma de asimilar amorosamente la vida de los otros.
Esta crítica fue publicada en el diario La voz del interior en el mes de diciembre 2015
Roger Koza / Copyleft 2015
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