Lejos de ella

Por Roger Koza

Cualquier lector de filosofía (kantiana) lo sabe: el tiempo y el espacio son las dos categorías indispensables para toda experiencia; cualquier lector de teoría cinematográfica también lo sabe: ambas categorías son cruciales para el cine.

En el cine de Jia Zhang-ke el espacio es la superficie (y el palimpsesto) donde se percibe el tiempo y su duración, las transiciones de una época a otra y la propia Historia en su desenvolvimiento y con sus efectos sobre los personajes. Desde la grandiosa Xiao Wu (1997), Jia no ha hecho otra cosa que filmar todo lo que sucedió después de la Revolución Cultural en su país: la indetenible transformación de una nación maoísta a una nueva concebida como un comunismo de mercado, evidente oxímoron décadas atrás, indesmentible hecho de la actualidad.

Lejos de ella es primero un melodrama y después un drama familiar con heterodoxas connotaciones edípicas. En la primera parte, una empleada y bailarina (interpretada por el axioma dramático de Jia, Zhang Tao) debe elegir entre dos hombres, un minero y el dueño de esa mina; posteriormente, cuando con uno de ellos tenga un hijo deberá aceptar vivir separada de él, que ya de grande emigrará con su padre a Australia.

Dividida en 3 capítulos separados por fechas (1999, 2014, 2025), con un estiramiento de las proporciones de la imagen a medida que se avanza, la expansión literal del encuadre es aquí una indicación del crecimiento chino. El tema musical “Go West” que se escucha en el inicio (y en el final) es la cifra de todo el filme, cuyo tercer tiempo transcurre en Oceanía y la lengua de todos los personajes de ojos rasgados es el inglés.

Lejos de ella es en verdad un retrato real e imaginario de una mentalidad y una hipotética teleología de la Historia de una nación, pero con rostro humano. Nadie podrá olvidar a esa mujer que en el desenlace, en soledad y en la nieve, repasa coreográficamente el paso del tiempo. (Del jueves 16 al domingo 19 en el Cineclub Municipal Hugo del Carril, Bv. San Juan 49)

Stromboli

Tres recomendadas

Violent Cop (1989) no es la mejor película de Takeshi Kitano, pero este idiosincrásico policial en el que un policía lucha contra yakuzas y otros enemigos del orden (y de los débiles) es el debut del actor como director (un poco por azar, ya que tomó el proyecto que iba a dirigir Kinji Fukasaku) y contiene la mayoría de los elementos autorales que aparecerían, no mucho después, en notables películas como Sonatine y Flores de fuego: un ocasional lirismo sublime frente a la violencia explícita constante, planos frontales inusuales en escenas clave, un sentido del espacio formidable, como se puede verificar en el duelo de la escena de cierre. (Jueves 16, 20.30 h, cineclub La Quimera, en el Teatro La Luna, Fructuoso Rivera y Pje. Escuti, Barrio Güemes)

Stromboli, tierra de Dios (1950) es el primer filme en el que la gloriosa Ingrid Bergman trabajó con Roberto Rossellini. La estrella hollywoodense interpreta a una sobreviviente de la Segunda Guerra que contrae matrimonio con un pescador de la isla de Estrómboli. La incompatibilidad entre ambos se duplica entre las costumbres modernas de la protagonista y el conservador pueblo en el que vive su marido. Película misteriosa como pocas, en donde el deliberado cruce entre lo documental y lo ficcional (la escena de la pesca, antes del desenlace, es paradigmática al respecto) enfatiza lo que sucede con el personaje (y la actriz) en ese contexto. (Hoy, a las 18 h, Hugo del Carril).

El drama intimista que se despliega en 45 años (2014), de Andrew Haigh, con la magnífica Charlotte Rampling y Tom Courtenay, cuenta la historia de un matrimonio con más de cuatro décadas y media de existencia que a punto de celebrar el aniversario de esa unión, la cual ya parece indestructible, es puesto en riesgo con la llegada de una carta que liga a uno de los cónyuges con un amor previo que “vive” desde hace tiempo en el país de los muertos. (En Cine Arte Córdoba, 27 de abril 275, del jueves 16 al domingo 19).

Este texto fue publicado en el diario La voz del interior en el mes de junio de 2016

Roger Koza / Copyleft 2016