Con sorpresa y tristeza me entero de la inesperada muerte de Federico de Cárdenas, veterano crítico de cine peruano. Su íntimo amigo, el querido Chacho León Frías –quien lo caracterizó como su compañero de batallas durante más de medio siglo- me dice que estaba activo y sin ningún síntoma preocupante y falleció durmiendo. Federico -una auténtica figura señera de la crítica latinoamericana- fue con Chacho, fundador en los años 60 de la mítica revista Hablemos de cine, un auténtico hito, notablemente influyente, dentro de las publicaciones especializadas del continente. Si bien lo leía en esa revista desde mucho antes, recién lo conocí  en el año 2002, en ocasión de compartir un jurado en un festival limeño. Después vino varias veces al Bafici donde daba rienda suelta a su pasión cinéfila desbordante (recuerdo sus carreras, demostrando un óptimo estado atlético, para llegar entre los primeros a conseguir entradas, en las épocas que había que hacer cola a primera hora para conseguirlas). En sus escasos momentos libres entre películas, varias veces nos encontramos a charlar y allí pude apreciar su don de gentes –era un auténtico caballero limeño- y su notable erudición cinéfila. Muy reticente a ver los films fuera de su formato fílmico, sin embargo, en los últimos tiempos había modificado ese gusto y ello provocó que no concurriera a las últimas ediciones del Bafici. Hay una anécdota que ya relaté en la revista El Amante pero que hoy como póstumo homenaje, vuelvo a repetir. Más de una vez, estando sentado al lado suyo en el cine, noté que se levantaba y se quedaba parado al final de la sala viendo la película. Cuando le pregunté si eso significaba algún tipo de homenaje al director cuyo film estábamos viendo me respondió que no sino que, como al ver tantas películas temía quedarse dormido, para no perderse ningún fotograma, prefería ver el film parado. Hasta cualquier momento, Federico.

Fotos: De Cardenas (encabezado); De Cardenas con Frías. 

Roger Koza / Copyleft 2018.