CANNES 2010: LAS ILUSIONES PERDIDAS (06)
Por Roger Alan Koza
El gran acontecimiento del día (y del festival) fue el estreno del último filme de Jean Luc Godard, el casi octogenario cineasta suizo, el más lúcido de todos y quien más a fondo ha pensado el cine como arte paradigmático del siglo XX. Su nueva película, Film Socialisme es una intrincada (y paradójicamente accesible) obra maestra que viene a cuestionar el estatuto de la imagen en el siglo XXI y la asociación secreta de las imágenes con un sistema socioeconómico global, el capitalismo. El socialismo del título es lo que falta, lo ausente, la promesa no cumplida; en otras palabras, una dimensión de la vida humana que pudo haber sido. No es estrictamente un sistema político aquello que despunta entre las imágenes y a través de éstas. En todo caso, se trata de la esencia del socialismo, si se entiende por ello, un modo de subjetividad en donde el mundo no empieza ni termina en uno.
Film Socialisme es inclasificable: divido en tres secciones (Así las cosas; Quo Vadis Europa y Nuestras humanidades), los momentos más poderosos transcurren en la primera parte: el plano inicial propiamente dicho es un plano nocturno general en picado sobre el mar. La luz de esa imagen persistirá en la memoria de cualquier espectador sensible. No será la única.
Previo asa epifanía breve, un chiste cognitivo: pasan los títulos a una velocidad incompatible con la lectura. Allí se dice algo impreciso sobre la música que se escuchará y los textos que se citarán, pero es imposible retenerlos. Más allá de eso, obras de Pärt, Kancheli, Stanko, Chet Baker, entre otros, y citas de textos de Heidegger, Braudel, Genet, Benjamin, entre otros (hay un extraño plano general en picado de Alain Badiou disertando ante un público invisible sobre la ontología de la geometría) acompalan los planos del filme. Como de costumbre, hay varias citas cinematográficas: de Octubre a Las playas de Agnés, que, el fragmento elegido (unos trapecistas toman sus brazos y pasan de un lado al otro de la plataforma de descanso) -según Godard- remite a la situación entre Palestina e Israel. (En un tráiler del film que se puede ver en Internet, Film Socialismo se puede ver en su totalidad, pero en cuatro minutos, una provocación fina en la época en que las imágenes viajan en microsegundos: la rapidez no necesariamente permite ver)
En la primera parte, Godard retrata la ridícula y obscena cotidianidad de un transatlántico. La belleza del mar y el cielo contrastan con la fealdad de las discotecas, las piletas, los casinos, lo que constituye una práctica general planetaria, un imperativo sociocultural global y una micropolítica jamás cuestionada sino asumida como una cuestión de naturaleza: hay que divertirse todo el tiempo, mimetizarse con el entretenimiento, pasarla bien . El barco es una metáfora de nuestro mundo: una máquina a la deriva en donde el consumo consume todo los rastros e indicios de estilos de vida que no estén definidos por la moneda y un sensualismo berreta.
En esta sección, hay una plano inolvidable: mientras los pasajeros prueban suerte en los slots, en fondo del plano se divisa el mar como un monstruo incivilizado, un afuera glorioso que nadie elige mirar. Es que la lógica del barco de pasajeros es olvidar que se está en un navío en pleno altamar. En efecto, una fuerza centrífuga niega al inmensidad del mar por una superficie insignificante en la que se puede practicar jogging, tostarse, jugar a la ruleta, bailar al unísono junto a otros que repiten mecánicamente las indicaciones de un atleta, y atragantarse con diversos manjares. Godard muestra la cara del poder y su reverso: una camarera, probablemente inmigrante, le sirve champagne a los pasajeros. Éstos gozan e interpretan el papel del señorío; quien sirve solamente actualiza la (y su) servidumbre. Es un pasaje breve que se repite dos veces. Luego, ni mucho después, se verá al capitán del barco posando para la foto con los clientes que viven por unos días junto a su flota.
La segunda sección es enigmática: una familia, una estación de servicio y un casa, un burro, un (quizás la reencarnación de Baltasar de Bresson) funcionan como una comedia filosófica y una mirada sobre los vínculos primarios. Debido a que Godard decidió inventar un sistema de traducción (minimalista), las frases, los intercambios verbales, los letreros no están traducidos en su totalidad. Tres palabras indican de qué se está hablando. El idioma suele ser francés, pero cada autor se cita en el idioma original y algunos personajes hablan en inglés y en alemán. Es una decisión cuestionable, pero detrás de ello palpita una confianza en la imagen y su poder simbólico. En algún pasaje se afirma que el cine es un pensamiento en el que hay imágenes móviles y en el que brilla la luz. Un niño agrega que el cine se vincula al espacio y luego concluye: “pero ya no hay espacios”.
La tercera parte es la más breve y la más parecida a lo que Godard viene haciendo desde sus Historia(s) de cine en adelante: una compaginación de textos e imágenes, a veces ficción o registro documental, discuten, deconstruyen, recomponen la Historia o muestran a su vez cómo la historia del último siglo es principalmente una historia de imágenes. En el desenlace se verá y leerá el cartel característico del FBI en contra de la piratería y la exhibición fuera del hogar. Entonces aparece una inscripción paulatinamente que dice: “Quand la loi n’est pas juste, la justice passe avante la loi”. Las imágenes no tienen dueños.
Posteriormente, en la misma sala Debussy, en donde se ven las películas de Una Cierta mirada, sin asientos vacíos, al igual que con Godard, Carancho, de Pablo Trapero, tuvo su debut. A la noche fue la función de gala, y Trapero y compañía estuvieron. Lo cierto es que la recepción del film fue magnífica a la mañana, pero en la tarde aparecieron algunas voces críticas sobre el film. No obstante, cualquier observador atento podrá darse cuenta que ni la historia de amor, ni las convenciones del policial son lo que realmente importa en el filme: es una crítica precisa (y universal) sobre la decadencia de las instituciones y una clase magistral de cómo asimilar los espacios urbanos en términos cinematográficos.
Hoy fue también el día de Kitano y el de Iñárritu. Outrage es el regreso de Kitano al cine de género, tras un par de años de películas autorreferenciales, una de ellas notable. Outrage no es ni Hana Bi, ni Sonatine. Carece del lirismo lúdico de aquellas películas, lo que no significa que esta mirada nihilista sobre el mundo de la mafia japonesa urbana (una secularización capitalista de los clanes feudales de samuráis) no posea algunos atributos interesantes: el sonido del film, en ese sentido, es magistral. Si bien las escenas de violencia extrema y en primerísimos planos (hay mutilaciones para todos los gustos), la máxima concentración de violencia pasa por su dimensión sonora. La trama es tan lineal como previsible: una lucha entre clanes se llevará muchísimas vidas.
Biutiful debo decirlo, a pesar de que mis colegas ya la impugnaban antes de haberla visto (el costado negativo de las políticas de los autores), tiene unos primeros 30 minutos interesantes. Luego el film decae, se estrella y deviene en una representación abyecta de todos los males de este mundo, sin por ello evitar o privarse de un espiritualismo difuso, el costado esperanzador de la tragedi. La película puede bien ser vista como una segunda parte de Babel, aunque aquí el mundo se miniaturiza en Barcelona y son los españoles el principal foco de escrache.
Grandes temas, como siempre, pasan por la mirada del realizador mejicano, pero no sucede como con Godard, quien propone una puesta en escena capaz de producir pensamientos y emociones inclasificables en sus espectadores, Iñárritu, en verdad, cree que las imágenes deben portar un discurso-mensaje y no que las imagen habla por sí mismas. Un predicador no es un pensador.
Esta historia de un padre de familia moribundo, indirectamente traficante y ocasionalmente brujo, no es otra cosa que un film sobre la redención como fantasía culpolsa de una clase pudiente. Cuando en una escena una doble docena de chinos (madres, padres e hijo) pasen al otro mundo, en el costado derecho del plano hasta se podrá verificar la presencia de un alma flotante. Espiritualidad que no le resultará incongruente con un festival de culos y tetas en una discoteca ibérica, en donde el Diablo mete su cola y termina la película. Iñarritu, probablemente.
Fotos: 1) Film Socialisme
Copyleft 2010 / Roger Alan Koza
Muy buena la cobertura. Tanto que aunque las notas son diarias dan ganas de más. Y lo dice alguien que no suele desesperarse ni por los últimos descubrimientos ni por las últimas obras de los consagrados del cine contemporáneo (salvo contadas excepciones, como en este caso la de Apichatpong: cuando se presenta, Roger?). Godard, en cambio, representa la paradójica potencia de los viejos paradigmas (hasta la última de Polanski es una lección de lo que puede ser el cine moderno…).
En cuanto a las argentinas: no vi “Los labios” (y no discuto sus méritos), pero los reportajes a sus directores que pude leer me dejan un sabor ambiguo (tan ambiguo como lo que se valora –aquí y allá- de una película que parece expresar una culpa en relación con lo real).
Y Trapero, bueno, creo que por fin encontró (desde “Leonera”) un calculado equilibrio, aunque demasiado calculado tal vez. Digo: si a campanella se le perdona (o se le enrostra) el yeite porque no lo oculta, en “Carancho” se ven demasiado los hilos. Y tal vez se le perdona porque la voluntad de ser popular se conjuga con lo artie (en ese sentido, Trapero me parece un cineasta mil veces más “cerebral” que Martel…): algunos planos tomados de Scorsese, el uso del digital nocturno a lo Mann, un plano secuencia a lo Cuarón… Todo bien dosificado, listo para esa mezcla de género y auteur que propone Cannes (algo que Inarritu representa muy bien, aunque en ese caso en el peor sentido posible…).
Querido Nico: si pensé en alguien mientras veía la película de Godard fue en vos,. Me gusta lo que decís. No sé cuáles han sido las declaraciones de Loza-Fund. Lo que sí sé que su película se desmarca de muchas otras: descubren un mundo desde un punto de vista, pero no le imponen ese punto de vista a todos aquellos que no pertenecen al mundo de los directores. Es un mucho menos consciente que Santiago, pero en el fondo, inconscientemente, están parados en ese lugar de distancia y reconocimiento mutuo. Sobre Trapero y Campanella: estoy por escribir sobre eso. Creo que hay semejanzas y difernecias notables. Creo que tenés razón que si la firma no fuera la de Trapero, las cosas podrían ser menos benevolentes. No obstante, con las dos primeras es su mejor película. La peli de Joe Weeraseethakul es el film más esperado por miuchos, después de Godard. La veo seguro. Aparentemente, hay un film que es muy bueo: De hmobres y Dioses. No sé si lograréverlo. Yo estoy trabajando para los alemanes bajo una regla estricta y un plan definido. Parta ver lo que quiero tengo que pasar por 4 pelícuas por días que no elegí y ver dos más. Luego escribir, y los tiempos son cortos. Como tengo bateria en la compu -una adquisición en México-, escribo mientras hago cola y termino por la noche. Si me da corrijo, y si lo subo como puedo. Te mando un gran abrazo, enorme. RK
Lo de que «dan ganas de más» era una expresión de deseos. Si alguien hace lo (in)humanamente posible a la hora de ver y escribir todo lo posible, ese sos vos Roger. No conozco a nadie que te pueda seguir el training…
Espero poder ver algo de todo esto (Godard, ante todo) y lo que me perdí en el bafici, para poder discutir con fundamento. Ya veo que el paralelo Campanella-Trapero (Darín mediante) va a dar para otra polémica…
Un gran abrazo!
Ah, y desde ya que “Carancho” es la película más redonda de Trapero (y junto con su par inicial la más rica en cuanto a una mirada filosa sobre lo social). Pero yo sigo prefiriendo más “Nacido y criado”: me parece su película más honesta (entre otras cosas porque hay una cercanía con su protagonista, que claramente es el más cercano al propio Trapero de todas sus películas): retrata (con fisicidad, miedo y aliento reales) la pesadilla de “perderlo todo”. Algo que inquieta a cualquiera, pero más aun a un burgués (no solo pequeño) y/o cineasta (de éxito…).
Tampoco quería dejar de comentarte (y ya que estamos hablando de Cannes lo hago por acá) que finalmente vi “La cinta blanca”, y me decepcionó profundamente (a pesar –o por- mi interés por el cine de Haneke). Hasta me atrevería a decir que es su peor película: la resolución formal no esté a la altura de su planteo (su demostración de “la ética protestante y el espíritu del nazismo” es de una puerilidad infantil: si al menos la hubiera hecho desde el punto de vista de los niños…). Encima se le ven todos los yeites artie (esos que uno perdona cuando el film respira con alguna libertad, pero que aquí caen plomizos, asfixiados de gravedad). Por todo lo cual resulta casi un bodrio bochornoso (aunque no tanto como su canonización), un film artero y sin alma (que pone a Haneke más cerca del cura estricto y el doctor perverso que del maestro ingenuo y los niños pervertidos), tan laborioso como intrascendente (sobredosis de Bergman –salvo el de “El huevo de la serpiente”, justamente!- y b&n al tono): todas razones de peso para haber ganado la Palma de Oro!!! (Por lo menos no le robó el Oscar a Campanella, je). Me juego a que este año la gana Iñarritu… (y entiendo por qué Godard no quiere posar para la foto).
Hola Roger: Acabo de ver Film Socialisme en un cine club de San Telmo. Oscar me pide que escriba para la revista una suerte de «impresión primera»; qué otra cosa se puede escribir sino una impresión primera ante cada nuevo objeto-cinematográfico de Godard? Imposible esbozar otra cosa que no sea meras impresiones. Como si el viejo-joven JLG confiara en sus espectadores como una especie de espectador inconciente, o mejor dicho apuntara justamente al inconsciente del espectador, y al efecto residual que allí nos dejan sus imágenes, sus reflexiones, sus enigmas, sus múltiples sonidos
( nuestra música), o la fuerza del mar, el poder de las» asociaciones ilicitas» del arte audiovisual.
Buscando un poco de data que iluminara mis balbuceos «impresionistas» ( como un cuadro de Renoir/ o como diría Pasolini : «Como en un film de Godard» y yo como Moravia, «perdido entre las valijas») y después de navegar por sandeces de gentes varias «que debe decir algo para la net»- y en general despreciar a JLG por “viejo”- y ni siquiera logra expresar su propio desconcierto ante el desafío – principio de la crítica lúcida- llego a tu página y es «descubir el mar que los pasajeros del barco ignoran». No se cómo hiciste para retener tanto de la película habiéndola visto con los subtítulos de» ingles- navajo» que el propio JLG autorizó para Cannes. Yo he visto un copia podría decirse estaba hasta sobre-subtitulada : había una aclaración en los diálogos multilingües, expresada con la indicación entre paréntesis de en que idioma se le respondía a una pregunta ( Por ejemplo: si la pregunta o el epigrama de una personaje estaba expresada en francés y la réplica estaba en alemán, o ruso , el siguiente subtitulo contenía la aclaración entre paréntesis del idioma en que se le contestaba) Pero creo que si bien gana mucho del “citaje”, si uno está atento a los textos ( sobre todo en la primera y la tercera parte) se pierde gran parte de la asociación de imágenes, texturas, y sonidos. Me gusta lo que decís sobre el plano de la servidumbre y el capitán del barco.
Y la señalización de los equilibristas de la Vardá, como el conflicto de Isarel- Palestina ( que remitiéndome a la “teoría del Stéreo” de JLG “AutoRetrato de de diciembre” y lo de Badiou en ésta, pienso que cada vez más Godard entiende los conflictos políticos del sigilo XX y los del siglo XXI y reflexiona sobre ellos en términos visuales que se vuelven más abstractos y ala vez concretos: como en la geometría Después de todo se trata de Espacios.
Saludos, esperando los cafes ente películas en el próximo Bafici!
Ale Ricagno ( alias, “el intolerante con la Fipresci-línea “comedia democrática” -sea lo que sea lo que ello signifique-)
Hola Alejandro: te leo con una sonrisa, y con ganas que lleguen los cafés. Aquí Luciana está mi lado y te manda mucho cariño. Hoy por la mañana, aquí en Ficunam, el festival de México, vi por primera vez las pelìculas de Peleshyan en pantalla grande. Ha sido una experiencia muy parecida a esa función histórica de Film Socialisme. Inolvidable. Falta poco para el Bafici, falta poco para los cafecitos entre películas, para mí tan importante como un plano justo. Abrazo. RK
Un Abrazo a ambos.
Nos estaremos viendo en el Bafici.
Ah: la nota- apuntes sobre Filme Socialisme, se convirtio en una suerte de poema collage godardpasoliniano que va a salir en La otra. Después te lo mando
Por supuesto, un cafecito es equivalente a un plano justo. Pero mejor..
No es mi intención sembrar cizaña, pero en el último número de El amante, Noriega critica duramente a Ricagno y a Koza («no muy respetuoso de la voluntad de sus colegas»).
Javier: no puedo leerla porque estoy en México, no entiendo muy bien lo que citás. Está todo bien, ojalá sea respetuoso, y si no lo es, está todo bien. RK
Ahora sí lo he leído. Todo bien. Veré si escribo o respondo conceptualmente. Desde el punto de vista gremial, ya lo hice privadamente. RK
Yo tengo la misma copia sobre-subtitulada que menciona Ricagno. La bajé de Arsenevich, el gran blog de Scalisto (http://scalisto.blogspot.com)
Ya la vi varias veces y pasé de la obsesión por querer retener el mínimo detalle, hasta el placer de obviar los subtítulos y dejarme llevar por la composición visual, sonora y textual. La película posee una musicalidad disonante capaz de transmitir el caos del mundo. Y seguro que me estoy perdiendo una infinidad de matices por verla en DVD. Me consuela saber que falta poco para el Bafici y finalmente la podré ver comme il faut.
Roger: hablando del Bafici, tengo papel y lápiz en mano a la espera de tus recomendaciones que, como siempre, usaré de guía.
Gracias y saludos
Anibal
Estimado A: ya salió la lista; espero que sirva. Saludos. RK