SUEÑO FLORIANÓPOLIS

SUEÑO FLORIANÓPOLIS

por - Críticas
19 Ene, 2019 05:58 | comentarios
Otra comedia secretamente incómoda en la filmografía de una directora, siempre sagaz para sugerir, no subrayar y reflejar conductas propias de una clase y en este caso de una época.

 EL INTERVALO DE TODOS LOS AÑOS

Enero y febrero designan una tradición en el imaginario argentino. Es tiempo de descanso, no del todo asimilable al turismo o los viajes, acciones que pueden exigir algo más que dejarse estar.

En una remota época, la clase media —tipo sociológico elegido por Ana Katz en este caso— podía tomarse un mes y así ausentarse de las obligaciones y la rutina. El obligado intervalo de una forma de vida estaba pautado por una incursión en otro modelo de vida. Ir a la playa significaba adentrarse en un tiempo improductivo y signado por los placeres naturales. La playa podía estar en Punta del Este, Pinamar, Cariló, Buzios; también había otros destinos posibles, como Villa Gesell o Florianópolis, que, en la década de 1990, tenían una implícita connotación, acaso inconfesable, de paraje de segunda categoría. Las clasificaciones son odiosas, pero existen y evocan una representación social.

Sueño Florianópolis, Argentina-Brasil, Francia, 2018.

Dirigida por Ana Katz.

Escrita por A. Katz y Daniel Katz

La magnífica secuencia de apertura explicita una versión de la familia argentina de clase media porteña aún lejos de una eventual decadencia económica, pero sintetizada en un adjetivo propio de una época: gasolero. La Renault familiar en la que Lucrecia y Pedro, una pareja de psicoanalistas en crisis, y sus dos hijos adolescentes se dirigen hacia Florianópolis revela una economía. En viaje, lo que sucede ahí también trasluce una dinámica familiar. La presentación de los personajes es admirable: gestos precisos, roles bien determinados, situaciones reconocibles esbozan un momento de esa familia. A su vez, la escena remite a un tiempo ya superado del ocio compartido. Ya nadie se va de vacaciones sin conocer su paradero, y menos aún desconectado de sus intereses y obsesiones cotidianas. Estas vacaciones pertenecen a una era en la que un hombre o una mujer no viajaban con la extensión digital de su yo.

Tras resolver algunos inconvenientes, los veraniegos llegan a destino. De ahí en más, los días pasan y el deseado momento de descanso se impone. En el dilatado tiempo que suponen las vacaciones, una instancia en la que suele preferirse (sospechosamente) dejar de pensar y disfrutar, Katz trabaja sobre un conjunto de estereotipos otorgándole a cada personaje su propia singularidad y sin desatender la idiosincrasia que los define y las angustias que los aquejan. Que estén en Brasil significa asumir involuntariamente un contraste, pues el vernáculo prejuicio positivo suele adjudicar a los brasileños una preferencia existencial por los placeres inmediatos. Aquí también Katz es muy justa al respecto. El hedonismo brasileño y la neurosis reflexiva de los argentinos son un punto de partida, un lugar común horadado a través de dosis humorísticas dispersas y algunos apuntes sensibles de los que se puede inferir la vulnerabilidad de todos los protagonistas.

El gran momento del film es aquel en que el verbo de su título se escenifica, en los últimos minutos del relato. Hay una preparación sensible para ese momento, porque en todas las escenas precedentes que involucran el mar se verifica un laborioso cambio de perspectiva que transmite extrañamiento y placer. El sonido es otro, y la elección formal de registro padece un cambio ligero. En esa notable secuencia, Lucrecia accede a un espacio de intimidad del que nacen los deseos. En vacaciones o en el mundo de todos los días, lo que en última instancia hace una diferencia es saber lo que se desea. Esto lo saben ambos psicoanalistas, uno lector de Puig y el otro de Eco, un saber que no conlleva garantía alguna, porque incluso si se sabe lo que se quiere, responder a eso ya pertenece a otro orden de cosas.

Esta crítica fue publicada por Revista Ñ en enero 2019.

Lectura sugerida: Ana Katz habla sobre Sueño Florianópolis (leer aquí)

Roger Koza / Copyleft 2019

Críticas 2019

Introduzione all’ oscuro (leer aquí)

Las veredas de Saturno (leer aquí)

La mula (leer aquí)

3 rostros (leer aquí)