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Retomando lo antedicho en otro post:
Temo que el “Arte Termita” se ha convertido en otro “Arte Elefante Blanco”, gracias -entre otras cosas- a la canonización de Farber (tan nefasta como la del cahierismo, porque se lo reduce a mero manual de estilo): los cineastas y los críticos producen textos atados a esa prescripción canónica. Y así terminan haciendo pasar elefante por termita (e incluso gato por liebre…). Necesitamos textos nuevos, así en el cine como en su crítica: esa es la única lección perdurable de Bazin y Farber (resumida mil años antes en un haiku de Basho: “No busques en tus antepasados/ Busca lo mismo/ que ellos buscaron”).
Está bien lo que decís Nico, y me gusta el cierre nipón. Bazin, Agee, Daney y Farber son referentes muy precisos para mí, pero trato de repetir el gesto de ellos y no parecerme, lo que probablemente sería imposible. Son demasiado grandes. Pensé en la Semana de la crítica como posibilidad de abir un foro de discusión permamente, uno que no dependa de Buenos Aires. Es el inicio, y veremos qué pasará. Creeme, de mi parte, seguiré los consejos de poeta zen. Es lo que intento semana a semana, aunque tengamos diferencia sobre Campanella, Hadewijch, Alonso y otros. Un abrazo. RK
Roger: Ojalá subas acá parte de las discusiones o conclusiones que formen parte de esta Semana. Felicitaciones por la iniciativa y la energía puesta en tantas cosas (de paso: cuidate, te queremos!).
Un abrazo.
Fer: veré si puedo. Mis tiempos cada vez son peores, y mantener el blog es por momentos muy difícil, aunque no renunciaré a él. Espero que en un mes, la prometida conexión de Arnet llegue ante 5 años de espera y tratativas. Abrazo. RK
El film MORIR COMO UN HOMBRE fue presentada ayer viernes 23/07 y debo decir que ha sido un gran acierto y un orgullo para Córdoba el proyectar esta película. Felicitaciones a Roger Koza por su infatigable trabajo, en este caso como traductor de los subtítulos.
Una película que merece ser comentada y debatida, porque como dijo Quintín, en una de sus intervenciones de ayer, escribir sobre una película es una forma de terminar de verla.
“Morir como un hombre” de Joâo Pedro Rodrigues
Retrato de una sociedad invertida
Debe haber pocas películas que adopten un punto de vista tan coherente en su puesta en escena. Es que no hay dudas que el director Joâo Pedro Rodrigues está con Tonia (el personaje principal). Mira al mundo con sus ojos, y lo hace de una manera pasional, desbordada. Se trata de un verdadero melodrama.
Es de esas películas que parecen agarrarnos de las solapas, y abofetearnos para que tomemos conciencia de la existencia de un mundo al que ignoramos o miramos de costado. Es que podrá haber muchas personas que se declaren progresistas y manifiesten el respeto por los derechos de los transexuales, pero debe haber muy pocas que comprendan sus sentimientos. Para todas, tolerantes e intolerantes, es una gran lección el visionar esta película.
Los interpretes de todos los papeles en que aparecen transexuales, lo son en la vida real. Esta es otra muestra de la coherencia de la puesta en escena y la identificación del director con esta minoría.
El contraste de personalidades es bien marcado. Mientras todos los transexuales muestran una sensibilidad sobresaliente, manifestando su ternura y tolerancia a cada paso, alejados de todo tipo de violencia, la mitad de los hombres (heteros y bisexuales) son agresivos e indolentes. Es el retrato de una sociedad invertida, donde los transexuales encarnan los mejores valores humanos.
No obstante, no hay ninguna simplificación en el retrato de los protagonistas. La angustia de Tonia es a la vez contagiosa y compleja, y se basa en gran parte en el permanente bascular entre su cuerpo de hombre y sus deseos de asumirse como mujer. Este conflicto respecto a su identidad sexual, se muestra en detalles llamativos: el uso permanente de zapatos con tacos altos, aún en los lugares y momentos más inapropiados, como por ejemplo el paseo por el bosque.
Un hecho extremadamente curioso es que no aparece ninguna mujer en toda la película. ¿Será un problema de misoginia del director? No lo creemos. Pero es un misterio a develar.
La escena en que un médico ilustra a su paciente sobre la forma en que se hará una operación de cambio de sexo, debe estar entre las más creativas de la historia del cine. Es que recurrir a la práctica del plegado en papel para explicar como un pene se transforma en vagina, es desopilante y seguramente no se encuentra en ningún libro donde se enseñe esta técnica (la del plegado). Esta escena es un muy buen ejemplo, de como el cine puede y debe hablar a través de las imágenes.
El final es uno de los cierres más emotivos que se recuerden y hace que el espectador no quiera abandonar la sala de proyección por un buen rato, evocando, una y otra vez, los versos y la música de la canción que interpreta Tonia.