DOC BUENOS AIRES 2019 (01): CONTRA LA VIDA DEVALUADA, EL CINE
Dimitir, entregarse, bajar la cabeza, ese es el mandato de nuestro tiempo. El adoctrinamiento es ubicuo, insistente, por vías conocidas e inesperadas. ¿No somos nosotros los devaluados? La devaluación de la moneda es la zona visible de una devaluación más temible e inconmensurable: el deseo no cotiza y no tiene traducción en pesos, pero también decae, porque con la falta de recursos materiales su asfixia es inmediata, y quienes pelean por algo tan endeble y a la vez hermoso como el cine deben admitir la precariedad en la que siempre se ha estado. Es así como la mayoría de los festivales acatan, se ajustan, abandonan la grandeza y apenas consiguen subsistir en un orden económico hostil. ¿Quién puede hacer un festival de cine como corresponde con un dólar impredecible y mortífero que afecta el precio del aceite, el de los medicamentos y el de los pagos de los derechos de exhibición de películas para un festival?
Sortear la pobreza y administrar sabiamente lo poco que se tiene son dos requerimientos imprescindibles para no decir basta. ¿Es suficiente? De ningún modo, porque el arte de sobrevivir no alcanza para sostener un festival de cine; el deseo por el cine y lo que este puede hacer con nosotros no se circunscribe a la mezquina racionalidad económica, capaz de inmiscuirse en el corazón del cine contemporáneo, con las características prácticas de marketing que se infiltran en el vocabulario mismo con el que se habla de cine y que también se extiende al fetichismo de las competencias como una forma de organización estética de los festivales. ¿Qué hacer?
Nosotros, como todos los que vivimos en Argentina, hemos sentido el ajuste, pero no dejamos de intentar buscar desvíos y reunir propuestas menos frecuentes. Tratamos entonces de acopiar películas que expresen deseo, curiosidad, indignación, invención y cobijo. Es por eso que en esta edición apostamos a convocar a cineastas desconocidos entre nosotros, directores con una personalidad definida y proyectos estéticos nacidos de la convicción, como sucede con el cine de Bernd Schoch y Florent Marcie. Son cineastas que no siguen en líneas generales los dictámenes de la internacional burguesa del cine, esa liga global indefinida que suele moldear el cine contemporáneo en todos sus órdenes. La incorporación de Stéphane Göel, un cineasta de bajo perfil pero con una obra más extensa e idiosincrásica, está en sintonía con los otros dos elegidos, ya que tampoco pertenece a la elite de los cineastas de lo real. Desmarcarse del prestigio e ir por los autores que aún creen en lo que hacen fue una toma de posición deliberada. El Doc Buenos Aires no puede prescindir de ir en busca de lo desconocido.
El contrapunto a nuestra forma de entendimiento de la vieja tradición de “la política de los autores”, lo que explica la insistencia con las retrospectivas, fue hallar películas valiosas de nuestra región que funcionen como un contrapeso a la visión de los directores provenientes del primer mundo, como si se tratara de una fuerza contraria para equilibrar dinámicamente esa contingencia. Nos faltaron más cineastas mujeres, y esperamos, en el 2020, corregir esa asimetría que nos excede pero que no nos resulta ni indiferente ni menos aún secundaria. Como es de esperar, películas argentinas no faltan (incluso hemos organizado un pequeño foco regional dedicado al cine que llega desde Córdoba), y que Sofía Brito y Juan Villegas hayan confiado en nosotros para estrenar sus respectivas películas, nos compromete a responderles a ellos y asimismo a los próximos cineastas locales que decidan en el futuro mostrar sus películas en el Doc Buenos Aires.
No puedo dejar de mencionar la importancia que tiene para nosotros dar el puntapié inicial con un film de César González. Lluvia de jaulas es la película más irreverente del cine argentino de este año. González, el cineasta plebeyo, se apropia aquí de Wilkerson y Godard, entre otros, y con procedimientos formales de una modernidad insólita devuelve el inconsciente de Buenos Aires en imágenes y sonidos. Empezar con este film poco tiene que ver con vindicar a un cineasta que no lo necesita. Es más bien lo contrario: que él haya confiado en nosotros para mostrar su película significa que nosotros vamos por un buen camino. Los invitamos entonces a caminar juntos, a mirar y a escuchar los planos de lo real.
Fotograma: Commander Khawani.
Roger Koza / Copyleft 2019
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