LAS PELÍCULAS SECRETAS (61): PESTILENCE CITY

LAS PELÍCULAS SECRETAS (61): PESTILENCE CITY

por - Críticas, Las películas secretas
09 Abr, 2020 11:56 | Sin comentarios
15 minutos extraordinarios sobre Nueva York. Así empezaba Goldman su enigmática (y fallida carrera).

Pestilence City, Peter Emmanuel Goldman, EE.UU., 1965.

Nueva York, primeros meses de 1965, apenas 15 minutos. Goldman camina por la calle 42 de Manhattan atendiendo a los transeúntes y sus movimientos, deteniéndose con respeto en los gestos y conductas de todos esos hombres y mujeres anónimos, relacionándolos a estos con el presente, el que se puede leer en los letreros de los cines y los teatros, y también en los periódicos. El granulado del 16 mm, los ocasionales ralentís y asimismo el empleo de imágenes en negativo (que en el plano final constituye una admirable decisión ética), las elecciones musicales funcionan estéticamente en conjunto para establecer un efecto de desnaturalización permanente. De ese modo, un día cualquiera en el espacio público se transforma en el escenario en el que despunta un microcosmos desolado, la glosa fidedigna de una sociedad definida por el desempleo, el femicidio, el aislamiento y la represión policial. Un alcohólico en la vía pública, la indiferencia de los pudientes frente al espectáculo de la pobreza, el breve descanso de los asalariados en los bancos de las plazas, la soledad de un hombre sintetizada en un viejo que camina hablando con nadie, los policías vigilando desde puntos estratégicos constituyen los signos de una ciudad que luce como la gran metrópolis del nihilismo, a contraposición de todo aquello que supieron filmar (y mitologizar) cineastas tan disímiles como Allen y Mekas. Ni un ápice de ese mito transmiten los planos de Pestilence City, porque nunca resultó tan nítido, excepto en On the Bowery (1957), que Nueva York podía ser también el epicentro de la tristeza y la decadencia. En el mismo período, Goldman estrenó el cortometraje Night Crawlers, acaso un complemento nocturno de Pestilence City, sobre Times Square en la noche, hasta estrenar en ese mismo año la extraordinaria Echoes of Silence de 75 minutos, bajo procedimientos formales no muy diferentes a sus dos cortos precedentes pero en clave de ficción. Con esos tres films solamente, el cineasta ya tiene un lugar en la historia del cine, porque sus retratos de Nueva York son imprescindibles, como también originales y devastadoramente honestos. Y, misteriosamente, en pleno 2020, esas olvidadas imágenes del pasado vuelven como una pesadilla que jamás dejó de existir.

Roger Koza / Copyleft 2020

Aquí se puede ver Pestilence City