EL REALISMO SOCIALISTA EN PLENITUD
Imaginemos que un manuscrito perdido de Jorge Luis Borges de 1950 titulado “Acerca de la injuria en el arte de las imágenes que se mueven” ha sido hallado unos meses atrás entre los papeles olvidados por el escritor en la casa de un amigo en Ginebra. Tal hallazgo sería motivo de celebración; la algarabía no recaería solamente en el pueblo argentino, sino en todos aquellos que valoran la literatura como un triunfo del espíritu frente a la mera supervivencia, pues una vida sin novelas, poemas ni tratados no sería muy distinta a una forma de vida desprovista de aquello que define nuestro modo de ser en el mundo.
¿Quién dejaría de contribuir con recursos económicos para editar esa obra perdida? Cualquier hombre o mujer, y, más aún, cualquier ministerio o secretaría de Cultura de un país cualquiera encontraría los recursos para hacer posible la publicación. ¿No es así? ¿Hace falta dar explicaciones?
El cineasta Raúl Ruiz es al cine lo que Borges es a la literatura universal: un milagro del sur, un fenómeno que enaltece la vida espiritual de un país y un horizonte que sus coetáneos vemos como una especie de pináculo de la cultura de un pueblo. Fueron genios, sin duda, pero su ostensible genialidad jamás estuvo desligada del país en el que aprendieron a pensar y sentir, o a filmar y a escribir. Ni a Borges ni a Ruiz el destino de sus respectivos países les fue ajeno.
Que las distintas oficinas que proveen recursos a los cineastas chilenos les nieguen ayuda económica a Valeria Sarmiento y su equipo para finalizar El realismo socialista, aquella película que no se llegó a ver como corresponde pues nunca conoció su tallado final, es inaceptable. ¡Es un escándalo!
No puede ser que algo así suceda y que ni siquiera la muerte le prodigue a Ruiz el respeto que se merece. Es rabiosamente inadmisible que algo así pueda ocurrir, aunque no resulta tampoco una sorpresa. El desprecio por la más alta vida del espíritu es un reiterado ademán por parte de quienes detentan el poder y deciden casi siempre las partidas presupuestarias para los artífices de la cultura y sus obras, que desconocen o apenas valoran.
Esperemos que las distintas oficinas gubernamentales revisen la decisión. Los chilenos, los argentinos, los franceses, los alemanes, los chinos, los taiwaneses e incluso los habitantes de Andrómeda estaremos felices de saber que El realismo socialista habrá de conocerse como fue concebida. Sería un acto de sensatez al servicio de la lucidez. Sería un acto de benevolencia hacia la libertad a la que Ruiz supo honrar en cada plano que filmó y en cada palabra que pronunció.
* Fotograma de encabezado: Las tres coronas del marinero (recientemente restaurada y vista en condiciones)
Roger Koza / Copyleft 2021
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