LOS OLVIDADOS: MANUEL MUR OTI
¿Cuántos cinéfilos (y críticos) conocen o le han prestado alguna atención a la obra del español Manuel Mur Oti?, un cineasta muy apreciado en España durante los años 50, al que luego se consideró en decadencia y que después de su retiro en 1978 tuvo un reconocimiento en 1992 a través de un ciclo de la Cineteca Española, que motivó un libro dedicado a su obra a cargo de mi amigo Miguel Marías (crítico free lance si los hay) y un premio honorífico en la entrega de los Goya de 1993, para ser luego casi olvidado.
Nacido en Vigo en 1908, pasó su infancia entre Galicia y Cantabria, acompañando a su padre, próspero comerciante. Con él fue a Cuba en 1923, donde permaneció diez años, escribiendo allí teatro y poesía. De regreso a España, escribió artículos para el periódico El Socialista y durante la guerra combatió en el bando republicano bajo las órdenes de Valentín González, “Rl Campesino”, un militar comunista. Allí conoció al cineasta Antonio del Amo, quien lo animó para que escribiera un guion, que fue premiado, aunque nunca se convirtió en película por los problemas con la censura franquista. Exilado en Francia, a su regreso fue detenido en Málaga, permaneciendo un tiempo en prisión. Entre 1947 y 1949 escribió cuatro guiones para Del Amo, fundando con él la productora Sagitario y luego la Celta. En 1949 debutó en la dirección con Un hombre va por el camino, desarrollando a partir de allí una filmografía a lo largo de tres décadas en la que cabe destacar como su período más fructífero el que va de 1949 a 1956, siendo su ulterior carrera más irregular, alternando encargos (films “alimenticios” diría Buñuel) con obras valiosas y exitosos trabajos para la televisión, como las series Cañas y barro y La barraca, ambas sobre textos de Vicente Blasco Ibáñez. Se retiró de la pantalla en 1975 con el que es su film más personal y arriesgado: Morir… dormir, tal vez soñar, no pudiendo concretar luego ningún nuevo proyecto. Manuel Mur Oti falleció en Madrid en el año 2003.
Se mencionaba más arriba que en la obra de Mur Oti pueden distinguirse claramente dos etapas, la que va desde su debut hasta 1956, con una serie de películas que están entre las mejores realizadas durante la dictadura de Franco, algunas de las cuales pueden figurar sin desmedro entre las más relevantes de la historia del cine español. En esos films aparecen los rasgos más característicos del cine del director, esto es un particular interés por penetrar en las oscuras raíces de la España rural profunda, un interés por el melodrama como género preferente para llevar a cabo sus historias, una infrecuente potencia visual –a la que por cierto no es ajeno el iluminador Manuel Berenguer, colaborador suyo en varias películas- y una tendencia a darle mucha importancia dramática a los personajes femeninos. Podía tratarse de una trabajadora rural viuda pendiente de su pequeña hija, una corajuda mujer que espera el regreso de su marido preso, una joven que enfrenta a su madre, enfrascada en una lucha sin cuartel con sus vecinos, una chica tímida y reprimida que está perdiendo la vista y va templando su carácter ante sucesivos sinsabores, la provocativa e insinuante muchacha que se casa por despecho con el hombre que no quiere, la sensual gitana perseguida por dos hombres o la enfermera asesina que quiere ayudar a un hombre a desembarazarse de su tía millonaria; todos en mayor o menor grado personajes retratados con gran vigor. Y a no olvidar una película como El batallón de las sombras, que es una suerte de homenaje general a la mujer. A estos elementos hay que agregarle la importancia que Mur Oti le otorgaba a la música, partituras notables de diversos compositores que colaboraban en la creación de los climas propuestos, la profunda religiosidad del director, presente en numerosos pasajes de sus films, su manejo de las tensiones que se producen entre las pasiones más primitivas con los códigos y costumbres que tratan de reprimirlas y también, su maestría en el uso del travelling (en ese terreno, la secuencia final de Cielo negro es memorable), la utilización dramática de los primeros planos y tampoco no debe olvidarse la manera en que varias de sus películas describen, de manera oblicua y sutil, aspectos de la vida cotidiana bajo el franquismo. Y hay que señalar, además, que Mur Oti fue guionista de sus mejores películas, ya sea a través de textos originales, adaptando obras de otros autores o colaborando con otros escritores. Pasemos entonces a recomendar varias películas de Manuel Mur Oti.
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UN HOMBRE VA POR EL CAMINO, 1949, es el muy interesante debut del director, narrando la llegada de un vagabundo al terreno rural en el que vive una mujer viuda con su pequeña hija, donde se queda a trabajar. Los resquemores iniciales se van modificando y luego de un inesperado giro melodramático, la vida de los tres personajes principales cambiará sustancialmente. Un film en el que ya aparecen varios elementos de su cine.
CIELO NEGRO, 1951. Si uno se guiara por los distintos ingredientes que componen el film (chica tímida y reprimida rechazada por el hombre que quiere, que va perdiendo la vista mientras su madre enferma se va agravando) se podría caer en el más escabroso folletín. Sin embargo, Mur Oti maneja con maestría y sensibilidad los diferentes sucesos, con una conmovedora interpretación de Susana Canales, y el resultado es un excepcional melodrama que culmina con un deslumbrante travelling final.
CONDENADOS, 1953, está centrada en una tenaz y voluntariosa mujer (la gran Aurora Bautista) que espera a su marido que cumple una larga condena en la cárcel y, mientras tanto, contrata a un forastero para que la ayude en su trabajo en el campo. La prematura liberación de su esposo desata la inevitable competencia entre los dos hombres hasta desembocar en el trágico final de claro cuño lorquiano.
ORGULLO, 1955, también transcurre en un ambiente rural, en este caso narrando el enfrentamiento entre dos familias de terratenientes. La llegada de la hija de una de las propietarias y la relación que entabla con el vástago de su rival parece que puede modificar la situación, pero la llegada de una sequía desata nuevas luchas. Una suerte de fusión entre la historia de Romeo y Julieta con el western, grandes momentos de acción y una excelente utilización de los paisajes áridos y agrestes. (Fotograma de encabezado).
EL BATALLON DE LAS SOMBRAS, 1956, es un film coral que transcurre en un edificio en el que desarrollan diferentes historias, con las mujeres siempre en un rol protagónico. La estructura del film tiene un tono general de comedia dramática y anticipa de algún modo la serie “nacional” de Berlanga, aunque sin su caústica virulencia y también se deslizan varios apuntes sobre la vida cotidiana en los años del franquismo.
FEDRA, 1956, es una muy libre adaptación de la tragedia de Séneca, aquí ambientada en un pueblo de pescadores, donde una muchacha provocativa y salvaje (excelente Emma Penellas) es codiciada por los hombres y odiada por las mujeres. Un rico armador se interesa por ella pero cuando aparece su hijo, del que la muchacha se enamora sin obtener respuesta, las cosas cambiarán radicalmente. Un poderoso melodrama con otra secuencia final inolvidable.
DUELO EN LA CAÑADA, 1959, es otro melodrama ambientado a fines del siglo XIX en una zona rural de Andalucía, en el que una sensual gitana al creer que ha cometido un crimen se escapa con el hombre que la acosa, al que abandona, refugiándose en la mansión de un rico hacendado. La inesperada llegada del acosador y de la madre del propietario con su ex novia desatará una vez más violentas pasiones, en una suerte de western, con un guion menos preciso que el de sus films anteriores, pero de gran intensidad.
A HIERRO MUERE, 1961, es la remake de A sangre fría, un film argentino de Daniel Tinayre y Luis Saslavsky sobre una novela del segundo. Coproducción con nuestro país, con Olga Zubarry y Alberto de Mendoza, narra el intento del sobrino de una millonaria postrada de asesinarla, para lo que cuenta con la ayuda de una enfermera recién salida de la cárcel. Con una primera mitad oscura y perversa, el film se diluye algo en la segunda parte cuando se centra en la investigación policial.
MILAGRO A LOS COBARDES, 1961 es la película más explícitamente religiosa de Mur Oti y de las más discutibles desde lo cinematográfico. Esta historia está centrada en un grupo de personajes beneficiados por los milagros de Jesucristo, que quieren intentar impedir su crucifixión. El film es teatral, pretencioso y bastante grandilocuente pero, sin embargo, el director consigue dotar algunas escenas de gran intensidad dramática.
MORIR…DORMIR, TAL VEZ SOÑAR, 1975 es la última película de Mur Oti, un film de un estilo muy diferente al de todas sus obras anteriores, en el que un hombre recuerda diferentes momentos de su vida en la vieja casona donde vivió. Con una estructura de gran modernidad, construida con flashbacks que saltan por diferentes etapas de su vida, una vida en la que las pérdidas (familiares, afectivas) y la muerte han signado su existencia, la película trasmite una intensa carga emocional impregnada de melancolía. El film más arriesgado del director.
Jorge García / Copyleft 2021
¡Enhorabuena, Mur Oti! Un pequeño apunte: el ciclo de 1992 fue en la Filmoteca Española, Madrid, pero también en la Cinemateca Portuguesa, Lisboa. La edición de la monografía de Miguel Marías, ‘Las raíces del drama/As raízes do drama’, es bilingüe, pero responsabilidad exclusiva de la Cinemateca Portuguesa y incluye un texto de João Bénard da Costa.