DOC BUENOS AIRES (03): VERSIONES DE LO REAL

DOC BUENOS AIRES (03): VERSIONES DE LO REAL

por - Festivales
28 Oct, 2021 09:15 | Sin comentarios
Sobre todas las películas internacionales.

Un experimento imaginario. Todas las películas de la sección son en verdad una sola. ¿Cómo se juntarían? ¿Se podría? ¿Qué equivalencias habría entre secuencias de unas y otras? Programar es siempre intentar conjugar experiencias de visión y sonido que siempre dicen algo del cine y del mundo. 

En esta edición se pueden establecer relaciones entre la geografía y el plano cinematográfico, el conocimiento, la fotografía y el feminismo, como también comprender las formas más abyectas de ejercer el poder por los canallas que sienten placer en el desprecio y la aniquilación. Las temáticas son diversas y tienen en cada caso una distinción singular que les añade justamente su dimensión universal. De todos modos, lo injusto, lo hermoso y lo inesperado no refieren a una cultura específica y un tiempo determinado, y en ciertos pasajes de las películas elegidas así se puede constatar. 

¿Qué es hoy una imagen cinematográfica? Hay respuestas heterogéneas sobre la naturaleza de la imagen, suficientes para poder pensar a fondo sobre el estatus de las imágenes. ¿Por qué gobierna en la transmisión y la producción de imágenes una estética de la transparencia y la nitidez? Algunas películas, sin proponérselo, llevan al límite la indagación sobre la ontología de la imagen. Acá se explicita una inquietud que la sección puede estimular en el espectador. Es un camino de diálogo en el interior de las películas. No es el único y, si se leen las entrelíneas de los párrafos precedentes, se notará que ahí se enuncian algunas otras vías de lectura. 

Quien decida viajar con las películas de la sección habrá de salir modificado. Permanecer igual frente algunos planos de las películas de Mograbi, Homen, Aljafar, por citar algunos casos, es prácticamente imposible. (Roger Koza)

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An Unusual Summer, Kamal Alfajar, Palestina, 2020

Nadie puede saber qué destino tiene una imagen, incluso aquella que está condenada a su inmediato olvido perpetuo, como sucede con una imagen de archivo que proviene de una cámara de vigilancia. Que un desconocido vecino del distrito de Ramla en el verano de 2006 tuviera una tara con el hecho de tirar piedras a las ventanas del automóvil del padre de Alfajar llevó a que el damnificado dejara grabando diariamente una cámara apuntando a la calle para descubrir al autor de ese acto menor de vandalismo. Tras la muerte del padre, el cineasta palestino se reencuentra con esos materiales, los interviene visual y sonoramente y erige un relato de suspenso extraordinario en el que la memoria familiar se entrecruza con la memoria política y en el que se descubre, en la repetición de los actos cotidianos de un barrio cualquiera, los instantes inesperados en los que el enigma del mundo se enuncia bajo la gramática del azar. La gran fuerza estética de la película reside en la defectuosa calidad del registro, presunta deficiencia trastocada por un concepto plástico de la textura de la imagen que saca provecho de la opacidad de la imagen de video como condición de hermosura y misterio. (Roger Koza)

La calle del agua, Celia Viada Caso, España, 2020

¿Quién fue Benjamina Miyar Díaz? Nació y vivió en un pueblo llamado Corao, en Asturias. Doce años antes del cambio del siglo, la joven entrevió que su destino era fotografiar todo lo que estaba a su alrededor: primero su padre, el relojero, luego su madre y sus hermanas, también los vecinos y los otros habitantes del pueblo, más tarde los soldados de la resistencia antifranquista. También intuyó que una mujer con una cámara ganaba autonomía. Benjamina permaneció soltera, sintió el fervor de la política y también conoció la reiterada humillación del encierro detrás de las rejas. Viada Caso exhuma la existencia de una mujer desconocida que estuvo en sintonía con su tiempo y emplea para hacerlo las huellas que dejó la retratada y que aún perduran y nos interpelan. La predilección por planos fijos evidencia un respeto ontológico por la imagen fotográfica, ostensible esmero estético entre otros por honrar la memoria de una mujer cuya única relación con la cineasta radica en que su abuelo y la fotógrafa descansan uno al lado de otro en el cementerio. Con razón, Viada Caso le atribuye un papel discretamente heroico ante el fascismo, porque Benjamina fue una valiente protagonista de lo que acá llama “la historia de fondo” de España. (RK)

*Fotograma de encabezado.

The First 54 Years: An Abbreviated Manual for Military Occupation, Avi Mograbi, Francia-Israel, 2021

Viejo amigo y compañero de ruta del DocBuenosAires, donde se vio la mayor parte de su obra y al que vino en 2008 para presentar personalmente una de sus mejores películas, Z32, estrenada al año siguiente en la Sala Leopoldo Lugones, Avi Mograbi retoma ahora el tema de aquel film en Los primeros 54 años – Un manual abreviado para la ocupación militar. Basado en testimonios recogidos por la ONG Breaking the Silence, en los que ex integrantes de las fuerzas armadas israelíes de distintas generaciones dan cuenta de las atrocidades cotidianas que cometieron contra la población palestina, Mograbi construye desde el sofá de su casa un relato satírico al modo de Jonathan Swift. Su “modesta proposición” consiste en la lectura de una guía práctica sobre cómo ocupar con éxito un territorio extranjero contra toda resistencia. El humor punzante con que Mograbi plantea el tema no hace sino incrementar la indignación que provoca una política de Estado concebida para someter y humillar sistemáticamente al pueblo palestino. (Luciano Monteagudo)

Suzanne Daveau, Luisa Homen, Portugal, 2019

El menoscabo por la ciencia cuyo objeto de estudio es la Tierra en tanto lugar habitado por nuestra especie se explica quizás por su tenue relación con los grandes intereses que mueven el saber. La película de Homen es el retrato de una mujer que dedicó su vida entera a la geografía, y como tal es también un panegírico de la curiosidad, una reivindicación apasionada de la disciplina y una legitimización del lugar de la mujer en el mundo de las ciencias. Daveau cuenta su propia vida, que está íntimamente ligada a los avatares del siglo XX. La extensa relación amorosa y heterodoxa con un admirado colega portugués descubre aspectos de su vida privada, cuya relevancia es incuestionable porque esa relación también cimentó un amor total por la geografía lusitana. El otro foco de interés de la científica fue el vasto continente africano, que la llevó a entender la importancia de ejercer su profesión en el propio campo de estudio debido al intercambio insustituible de saberes con quienes son parte de un hábitat. Las fotografías de Daveau empleadas por Homen son tan hermosas como didácticas, al igual que los planos rodados en súper 8 por la cineasta para reconstruir y contar la trayectoria de una mujer cuya amable voz es el principal hilo conductor del relato. (RK)

Veladores, Paz Encina, Paraguay, 2021

La memoria histórica y la voz humana son elementos constitutivos del cine de Paz Encina desde su celebrada opera prima, Hamaca paraguaya (2006). Lo fueron también en su trilogía denominada Tristezas de la lucha, que el DocBuenosAires presentó en su edición 2015. Y reaparecen ahora de modo muy especial en Veladores, un film epistolar en el que Encina vuelve una vez más -como en Ejercicios de memoria (2017)- sobre esa herida abierta que todavía sigue siendo la larga dictadura de Alfredo Stroessner. Realizada por zoom en plena pandemia, Veladores es quizás uno de los pocos films –sino el único- de este período que hace un uso orgánico, justificado, de las escasas herramientas con que los cineastas contaron durante el confinamiento. La rugosidad del film, su aspereza, su ausencia de belleza en un sentido convencional, hacen a la materia de lo narrado: la ausencia, la distancia, el exilio. Hay una tristeza, una impotencia, una melancolía en esas cartas que el plano fijo final de Asunción, con la noche cayendo sobre la ciudad, no hace sino acentuar con una infrecuente intensidad poética. (LM)

Mikrophonie II, Philipp Hartmann y PHØNIX16, Alemania, 2021

Una pieza musical de Karlheinz Stockhausen titulada Mikrophonie II de 1965. El grupo PHØNIX16 la interpreta en plena pandemia (lo que explica la distancia entre los cantantes); la obra en cuestión desdeña la organización melódica de las notas y la amalgama de ritmos en un patrón reconocible; algunas palabras sueltas dichas por los intérpretes pierden sentido o lo infligen reduciendo el lenguaje al absurdo. Hartmann y los músicos saben que sincronizar el movimiento de los labios con los sonidos que emanan de las bocas es imposible. Ese impedimento, una vez reconocido, lleva a situaciones cómicas, porque el intento de una representación no podría ser otra cosa que una farsa. La solución no puede ser otra que investir el delirio sonoro de Stockhausen con giros cómicos y oníricos matizados magistralmente a través de un contrapunto enigmático de fragmentos de películas familiares de la misma década de la pieza musical en los que se entrevé un relato inconcluso. El montaje lúdico e inteligente emplea cada signo y sonido en una perspectiva de conjunto que se revela en dos bromas brillantes sobre la sincronización, en la repetición de un plano con el rostro de un niño y asimismo en la misma resolución de la pieza, cuando algunos músicos en compañía de un perro viajan por el espacio cósmico. (RK)

virar mar / meer werden, Philipp Hartmann y Danilo Carvalho, Alemania-Brasil, 2020.

Años atrás, Hartmann sintió la necesidad de conjurar su cronofobia e hizo una película sobre el tiempo para curarse. En esta ocasión, no tuvo que deshidratarse para convocar a su viejo amigo y colega brasileño Carvalho para elegir el agua como tema esencial de una nueva aventura cinematográfica; le bastó su inteligencia al comparar la falta de agua en el Sertón y el exceso de esta en regiones del norte de su país para trabajar sobre un ensayo lúdico y dialéctico en el que geografías y personajes plasman y encarnan la relación existencial entre el elemento indispensable para la existencia de la vida y estilos de existencia que pueden invocar a Bach y el Apocalipsis, como también depender anímicamente del acto de filmar y hacer cine independiente en un pueblo perdido de Brasil. A la habitual cadencia narrativa propia del realizador y su precisión en los encuadres se suma aquí un riguroso trabajo sobre el sonido, el cual se devela sin hacerse notar durante toda una secuencia en la que se incluye una broma (sonora) en la que Cristo no consigue repetir la proeza de caminar sobre el agua. (RK)

El film justifica los medios, Jacobo del Castillo, Colombia, 2021

Valiosa película sobre los orígenes del cine documental en Colombia que no difiere demasiado de los comienzos del género en distintos países de Latinoamérica. Una generación de jóvenes en la década del 60  logra una configurar otra mirada, acaso más atenta, sobre cómo documentar aquello que sucede en las calles, en las casas, en los carnavales y en la religión. De esta manera deciden fundar un cine que refleja los márgenes de una sociedad, siempre convulsionada, siempre olvidada. Los cineastas proclamaban –y aun lo hacen- la necesidad de arriesgarse a buscar desde los márgenes otro cine deslindado del cine oficial. El film justifica los medios es un lento proceso de recuperación, restauración de imágenes que suelen perderse en el maremágnum de cintas siempre derruidas y olvidadas en algún viejo arcón. El trabajo artesanal y amoroso dispensada en cada cinta revela la necesidad de pensar de otro modo la función de las  imágenes en la composición de la memoria colectiva y presente. (Marcela Gamberini)

Ventana de tiempo, Nicolás Ordoñez Carrillo, Colombia, 2021

La extrañeza de este bello documental no sólo radica en la composición de sus gélidas imágenes donde la tierra y el cielo se confunden en la borrosa línea del horizonte, sino en el modo en que la voz de una mujer que busca y no encuentra, que a veces es autorreferencial, articula su propia experiencia personal en un viaje comunitario a la Antártida. Natalia Jaramillo es cartógrafa, historiadora y geógrafa; acá se embarca en la cuarta expedición desde Colombia a la Antártida. Una mujer en territorio de hombres pone en tensión diferentes discursos institucionalizados, como por ejemplo el de la ciencia. En ese ecosistema blanco y misterioso, donde la nieve es tan blanca que a veces lastima la mirada, Jaramillo se permite reflexionar sobre el estatuto de la ciencia contrastándolo  con otros relatos que hablan sobre “otras energías”, la pregnancia de los sueños y  la posibilidad de escuchar el silencio. El espacio bello, tan brutal como inabarcable, se conjuga con la experiencia del tiempo, no menos inabarcable y además inaprensible. (MG)

Wolverine CAMERA

Pacaman, Dalissa Montes de Oca, República Dominicana, 2021

Un tiempo atrás conocí a un grupo de dominicanos que contaban que en Santo Domingo el pueblo le tiene resentimiento al mar. Las postales turísticas son para los extranjeros; la mirada dominicana ve al océano como un escollo titánico para escapar de la isla. Eso puede no ser extensivo a lo que piensa toda su gente, pero es cierto que lo mejor del cine dominicano actual se hace con pulso urbano, a espaldas del mar. Es el caso de Pacaman, que transcurre en la Avenida Duarte, la principal arteria comercial de la capital. La cámara flotante consigue puntos de vista sorpresivos mientras sigue a un grupo de carismáticos vendedores callejeros que se pavonean y compiten por la atención de la clientela desde lo alto de (literalmente) montañas de ropa. Una segunda parte compuesta de imágenes fijas recupera lo mejor del fotoperiodismo, con el plus de que experimenta con las voces de los vendedores para crear una original música callejera. El tríptico se completa con un registro nocturno donde la igualmente hermosa y agresiva textura de video se funde con la hostil filosofía de la selva urbana. (Santiago González Cragnolino). 

Instantáneas, Diego Ercolano, Carla Valdés León, Pau Martí, Cuba, 2021

Mujeres y hombres de distintas edades, incluso niños y niñas, expresan qué les da felicidad y qué anhelan. Las respuestas no son originales, sí idiosincrásicas en algún caso y siempre honestas. Pero lo hermoso de este brevísimo film que es realmente fiel a su nombre reside en los primeros planos de la cara de todos sus participantes: fragmentos del rostro del pueblo cubano. La fugacidad de la propuesta apenas permite imaginar a los isleños y poco se puede descubrir del presente de Cuba, pero en menos de cinco minutos se puede intuir una forma de ser, una forma de vida. (RK)

El olor de las hircanias, Vicky Medina, República Dominicana, 2021

Un duelo filmado es siempre muy parecido a un sueño traducido en planos cinematográficos. Alguien ha muerto. Alguien le pregunta a la hija de la muerta qué se siente ante el hecho de seguir viva. Tal vez la respuesta es la película, tal vez no, pero algo parece indesmentible: la índole experimental del montaje (pantalla dividida en ocasiones, desinterés continuo por hilvanar un relato transparente) y la naturaleza del registro (en súper 8) provocan un clima entre ominoso y volátil, propio de una pesadilla que no llega a ser o de la conciencia extrañada ante los primeros días de atravesar la pérdida de un ser querido. El título en ese sentido señala todavía más la intersección paradójica entre la vida y la muerte, en tanto que las flores siempre están para negar el olor de la putrefacción del reino de lo inanimado sacrificando entonces la autonomía de su hermosura para quedar asociadas en su destino a los cementerios. (RK)

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