Jesús López (Maximiliano Schonfeld)

A toda velocidad el motociclista viaja en su moto en la noche. El plano lo revela como si fuera una bola de fuego en la oscuridad. En el prefacio inolvidable de Jesús López ya se anuncia el poder cromático de toda su estética y la velocidad como deletérea cualidad simbólica en el destino de los protagonistas. Que la secuencia posterior a la del joven en la moto sea un entierro lleva a pensar de inmediato en la relación causa y consecuencia respecto de una escena a otra, que no es otra cosa que un accidente fatal que determina la totalidad de la trama y el drama del protagonista: el primo del fallecido empieza a reemplazarlo sin darse cuenta ni desearlo, y se convierte paulatinamente en una especie de muleto existencial del hijo muerto para sus tíos. Todo sucede en una región rural de Entre Ríos ligada a los inmigrantes de fin del siglo XIX llegados de Alemania que Schonfeld viene sumando a todas sus películas. El lento perecer de un estilo de vida es el secreto costado documental de este duelo fetichista. Por otra parte, no resulta ninguna novedad que lo fantástico se introduzca abiertamente en las ficciones de Schonfeld, aunque acá esta dimensión especulativa propia de la literatura tiene una injerencia absoluta a mitad del relato. Que Selva Almada haya coescrito el guion se percibe tímidamente, pero no por eso deja de ser menos decisivo, porque la precisión narrativa es incuestionable, las elipsis son muy eficaces y el sonido de las palabras es pura hermosura. 

Roger Koza / Copyleft 2021