DESESPERADA / THE DESPERATE HOURS
SUSPENSO TELEFÓNICO
Bastan un celular, un dron, una actriz en buen estado físico, con oficio dramático, y una locación visualmente atractiva para hacer una película de suspenso. Que tales condiciones den como resultado una película magnífica es otra cuestión y depende del talento de quienes conciben un relato. Es indesmentible que la cualidad del suspenso ha sido laboriosamente labrada en Desesperada, no así las condiciones dramáticas que pretenden espiritualizar los 84 minutos del relato. El fondo dramático de la película del veterano Phillip Noyce es tan pueril como la visualización de autoayuda con la que comienza la película, un banal dechado de imágenes trascendentales que no es un buen augurio.
La viuda que interpreta Naomi Watts, madre de dos hijos, a un año de la muerte de su esposo, aún siente la ausencia. Sus hijos también, en especial el adolescente, cuya depresión y desaprensión afectan el vínculo madre-hijo. A pesar de todo, la madre tiene voluntad para salir a correr en las mañanas por un vasto bosque cercano, fotografiado como si fuera una historia para Instagram. Celular en mano, auriculares puestos, la protagonista puede estar en un paisaje encantado, pero con el teléfono inteligente organiza todo y está atenta a las necesidades de los otros; incluso puede seguir desesperadamente todas las instancias de una desgracia: un demente ha tomado una escuela secundaria y dispara a estudiantes y docentes.
El tiempo en el relato corresponde a la hora desesperada a la que remite uno de los dos títulos que tiene la película en inglés. La dosificación del suspenso es meritoria, más allá de que los giros narrativos evoquen la carrera de obstáculos de un videojuego que se complejiza a medida que avanza. La proliferación de planos detalle, primeros planos del rostro desesperado de Watts, los planos aéreos o rastreros se conjugan con los cientos de llamados telefónicos que proporcionan el apoyo dramático al suspenso.
Si la película se limitara a cimentar su acción a secas sería pragmáticamente consistente, pero los numerosos flashbacks en los que relucen una psicología estéril y un sentimentalismo ramplón entorpecen la tensión y banalizan, en vez de profundizar, la vida de los personajes. Los recuerdos pretenden traficar una sustancia dramática de peso circunscripto al duelo y el amor materno. La apelación a breves hits de la felicidad familiar puede ser útil para vender seguros, ofertar un modo de vida natural en un country o seducir a los espectadores para unirse a una comunidad religiosa. En una película, es pereza narrativa y extorsión emocional.
El gran problema del cine estadounidense contemporáneo es la codificación excesiva de sus temas y asimismo de sus poéticas. Los estereotipos rigen las conductas de los personajes, los relatos se desenvuelven bajo patrones reconocibles en demasía y las variaciones formales son surtidos de cuatro o cinco estéticas. Si la película es un remedo de un thriller de suspenso se debe a que la mayor parte de las películas actuales son remedos de remedos. El discreto ingenio de mantener en parte el suspenso restringido a una mujer que corre con un teléfono en su mano apenas neutraliza la insignificancia que acecha desde el plano inicial y jamás abandona los planos posteriores.
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Desperada / The Desperate Hours, Estados Unidos, 2021.
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*Publicada en La Voz del Interior en el mes de abri de 2022.
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Roger Koza / Copyleft 2022
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