LOS OLVIDADOS: CURTIS BERNHARDT
Nacido en Worms, Alemania, en 1899, Curtis Bernhardt, hijo de padres israelíes, debutó como actor en 1913, perfeccionando luego sus estudios de actuación en Maguncia, siendo luego reclutado para participar en la Primera Guerra Mundial. En 1922 se unió a una compañía de teatro, debutando como director de cine en 1924 y trabajando en el período mudo hasta 1929, siendo su último trabajo de esa etapa, Flor de pasión, uno de los primeros papeles importantes de Marlene Dietrich y de las pocas películas a las que se puede acceder de su etapa europea. Arrestado por la Gestapo debido a su condición de judío, al salir de prisión en 1933 se dirigió a Francia, realizando en ese país, y también en Inglaterra, varios films. En 1940, contratado por la Warner, se instaló en los Estados Unidos, donde desarrolló la parte más (relativamente) conocida de su carrera, en la que se mostró como un director ecléctico y eficiente, transitando varios géneros, aunque nunca ocultó sus preferencias por el melodrama. También en ese país cambió su original y muy alemán nombre de Kurt por el de Curtis, dirigiendo a varias de las estrellas femeninas más rutilantes de Hollywood, siendo su período más relevante el que va entre 1940 y 1952. En los últimos años de carrera, se retiró en 1964, sus películas mostraron a un director en franco declive. Curtis Bernhardt falleció en California em 1981.
Tal vez por el dato antes señalado, el haber dirigido a varias de las estrellas femeninas más destacadas de Hollywood (Bette Davis, Joan Crawford, Barbara Stanwyck, Ann Sheridan, Rita Hayworth, Olivia de Havilland, Ida Lupino), Curtis Bernhardt fue algo apresuradamente calificado por algunos críticos como “director de mujeres”, cuando en realidad la potencia de los personajes femeninos se debía más a la personalidad de las actrices que a la posición del director frente a los personajes que representaban. En cambio, las características más salientes del director hay que buscarlas en otros aspectos, como su gran capacidad para otorgarle una gran fluidez a sus movimientos de cámara, un rasgo ya apreciable en alguna película muda. Otro elemento a señalar es su predisposición para enfrentar procesos mentales alejados de la normalidad (esquizofrenia, amnesia, sustitución de personalidad) en los cuales se pueden detectar la influencia del psicoanálisis, que comenzaba su auge en esos años. Si bien Bernhardt dirigió films noir, comedias, algún drama rural -en el que es conmovedor ver a Ronald Reagan defendiendo a granjeros explotados-, fue el melodrama el territorio en el que logró mostrar sus mejores virtudes. Utilizando con sabiduría los clisés del género, consiguió relatos perturbadores, a los que el casi siempre inevitable final feliz no les quitaba fuerza. Como se señaló, la mejor etapa de su filmografía fue entre 1940 y principios de los 50, espaciándose luego su obra y perdiendo inspiración. De todos modos, varias películas de Curtis Bernhardt merecen atención y, como siempre, recomendaremos algunas de ellas.
FLOR DE PASIÓN (Die Frau, nach der men sich sehnt, 1929) es la última película muda de Bernhardt, un cargado melodrama en el que una sensual y provocativa Marlene Dietrich asume el rol de femme fatal, complicada con su amante en el crimen de su marido y, a su vez, utilizando a otro hombre para crubrirse. Brillante trabajo con la cámara y una gran secuencia, la de la fiesta de fin de año.
PIES INQUIETOS (Juke Girl, 1942) es un atractivo relato ambientado en un poblado rural de los Estados Unidos, en el que una cantante sin destino a la vista (Ann Sheridan) se enreda con un recién llegado (Ronald Reagan) quien, para sorpresa de muchos, encabeza la defensa de los campesinos recolectores explotados por un inescrupuloso terrateniente. La película cuenta con una notable secuencia de un intento de linchamiento.
LA HUELLA FATAL (Conflict, 1945). Un médico simula un accidente para asesinar a su esposa, pero varias situaciones le hacen pensar que ella está viva. Algunas reminiscencias de Crimen y castigo en un interesante film con algunas vueltas de tuerca, que cuenta con el bienvenido plus de la presencia del gordo Sidney Greenstreet, aunque es de lamentar que esté desaprovechada una actriz tan atractiva como Alexis Smith.
TORMENTAS DE PASIÓN (Devotion, 1946). Bernhardt convierte este biopic sobre la familia Bronté en un atrayente melodrama de época con una excelente iluminación de Ernest Haller, en el que Emily y Charlotte son presentados como caracteres contrapuestos y su hermano como un alcohólico inadaptado. Seguramente no demasiado rigurosa, pero muy entretenida y con muy buenas actuaciones de Ida Lupino y Olivia de Havilland.
MI REPUTACIÓN (My Reputation, 1946) está centrada en una mujer viuda (excelente Barbara Stanwyck) que es víctima de los rumores y cotilleos alrededor de su vida y sus relaciones a los que finalmente decide enfrentar, en un film con algunos toques de misoginia y en el que una vez más deben destacarse el excelente trabajo de cámara y la precisa iluminación.
UNA VIDA ROBADA (A Stolen Life, 1946) le permite a Bette Davis uno de sus habituales tours de force, interpretando a dos hermanas gemelas, como corresponde, de caracteres contrapuestos que pugnan por el mismo hombre. Cuando una de ellas muere en un accidente, aparecen las dificultades ya que la otra intenta sustituirla, en un film de un tono perturbador e inquietante.
POSEÍDA (Possessed, 1947). Una enfermera rechazada por el hombre que ama y con sentimiento de culpa por el suicidio de la mujer que cuidaba se casa con el esposo de la suicida, en un matrimonio sin amor y va entrando progresivamente en una espiral de esquizofrenia. Joan Crawford asume con brillantez el protagónico en un film que seguramente indignará a ciertos sectores de la crítica pero que es muy disfrutable.
MURO DE TINIEBLAS (High Wall, 1949). Un hombre al que secuelas de la guerra le provocan momentos de amnesia cree haber asesinado a su esposa que le era infiel mientras estaba ausente. Otro relato influenciado por el psicoanálisis, con buen uso de los flashbacksen el que, a pesar de que se conoce al verdadero asesino a la mitad del relato, el director consigue un creciente suspenso.
LA EGOÍSTA (Payment on Demand, 1951) es un interesante relato sobre la crisis de un matrimonio de clase alta, con una mujer dominante y autoritaria (desde luego, Bette Davis) y un marido hastiado, con una amante que también lo aburre. El personaje de Davis va progresivamente pasando de una actitud soberbia a la incapacidad para asumir la soledad, en un film al que el forzado happy end no le elimina cierta dosis de incomodidad.
INTRIGA EN DAMASCO (Sirocco, 1951). Humphrey Bogart en un personaje a su medida, un mercenario cínico y desencantado que juega a dos puntas en una película ambientada en Siria durante el enfrentamiento con los franceses. Una obra que fusiona elementos del cine bélico, el film noir y el relato de aventuras, en el que, curiosamente, no hay una actitud paternalista y racista hacia los que enfrentan al ejército blanco.
Jorge García / Copyleft 2022
Vale la pena recordar el maravilloso ensayo que sobre Bernhardt escribió Alberto Tabbia, recolpilado en el libro «Imitación de vida». Allí menciona algunos films de la etapa alemana.
abrazo
Y si somos un poco más democráticos, a mi también me gusta su versión de la «La viuda alegre» que tenía todo el oropel, pero también el encantamiento del Hollywood de esa época, con Lana Turner (el la cumbre de su belleza y sugestión) y nuestro Fernando Lamas.
En su momento un éxitazo de taquilla.