MORIR COMO UN HOMBRE / MORRER COMO UM HOMEM
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Por Roger Alan Koza
HUMANO, DEMASIADO HUMANO
Morir como un hombre / Morrer como um homem, Portugal, 2009.
Dirigida por João Pedro Rodrigues. Escrita por J. P. Rodrigues, Rui Catalão, João Rui Guerra da Mata.
Una de las grandes películas de la última década; después de su paso por el BAFICI 2010, en donde ganó el premio de la competencia “Cine del futuro” (merecido galardón, pues no hay antecedentes precisos de una película semejante), se estrena Morir como un hombre y constituye una oportunidad única para verificar que el futuro del cine recién empieza y no es precisamente el cine en 3D.
Como si se tratara del rostro de un yanomami, un soldado se maquilla para ir al frente. Es una guerra imprecisa, casi onírica, cuya batalla transcurre en un bosque de noche. Dos soldados tendrán sexo, y uno de ellos morirá como un hombre. Inmediatamente, vienen los títulos de presentación que se intercalan con una original explicación médica sobre la transformación genital. Es una escena absolutamente genial, pues condensa el dilema filosófico del film.
Del resto del metraje se predica otro sentido de morir como un hombre, y, paulatinamente, Tonia, una estrella del musical, travesti que vive con su enamorado mucho más joven, y que tiene un hijo de la edad de su pareja y ama profundamente a su perro diminuto, irá articulando un relato esencialmente poético de carácter trágico, no desprovisto de humor, sobre la subjetividad travesti. Son 20 años de carrera, y un extenso período de tiempo para convencer al mundo de que es una mujer. Profesión e identidad simbólica y biológica definen los días de Tonia.
Estructuralmente rizomática, a pesar de que el título indica un telos ineludible, Morir como un hombre es siempre impredecible: un paseo por el bosque deriva en una estadía delirante en una casa de campo con dos travestis. Una de ellas es capaz de recitar a Celan en idioma original, mientras que la otra es una especie de ama de llaves, o, como se autodefine en algún pasaje, compañera de “claustro”. En algún momento, irán a cazar duendes en plena noche (americana que deviene en noche rojiza), y con un médico amigo de la casa terminarán juntando hongos.
En efecto, la libertad de Morir como un hombre es soberana: Rodrigues, entre otras cosas, reinventa el color en el cine, o más bien nos recuerda que existe un régimen de color dominante con el que nos hemos acostumbrado a codificar las imágenes cinematográficas. Redescubrir la luz sobre los objetos y los sujetos no es una virtud menor. Véase la escena en la que a través de una sobreexposición de luz se pinta el plano de un solo color: es sencillamente un triunfo de Rodrigues sobre el lenguaje del cine, y no se trata precisamente de la invención de un mundo metafísico habitado por entes celestes con rabos extensos. Morir como un hombre es también demasiado humana para ser reducida a un film paradigmático de festivales gay, como se sugirió en la ridícula crítica de Variety durante Cannes 2009, cuando tuvo su première mundial.
Es que la grandeza de la tercera película de Rodrigues va mucho más allá de la creación de una forma cinematográfica. Se trata de una larga preparación hasta alcanzar esa misteriosa elegía materialista con la que se cierra la película, uno de los funerales más hermosos de la historia del cine, musicalizado con una canción popular y que culmina con una panorámica de Lisboa. Los colores de Morir como un hombre, como ya se dijo, son inolvidables, pero no son sus tonos de color su mayor grandeza, sino los múltiples matices y tonalidades por los que se define la vida humana.
Esta crítica fue publicada por la revista Good News en el mes de febrero 2011
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Un soldado se prepara para la guerra. Como un guerrero primitivo se pinta la cara. En el bosque y por la noche camina junto a otros miembros del pelotón en una misión imprecisa. En vez de matar tendrá sexo con un compañero, aunque posteriormente habrá un disparo, una reacción desmedida de Zé Maria, cuyo padre es un travesti.
La secuencia siguiente es fascinante. Un plano sobre las manos de un médico explicando la mutación quirúrgica del sexo, que se intercala con los títulos, funciona como un preámbulo filosófico: la identidad (sexual) es maleable, como si el mismo modelo de la materia (humana) fuera el origami. Así, plegando un papel, el doctor simplemente subscribe el deseo de Tonia: “vivir en lo plural”.
La tercera secuencia no es menos magistral: un extenso y elegante travelling lateral hacia la derecha va descubriendo el microcosmos multicolor del personaje de Morir como un hombre. Mientras caminan por un vivero Tonia y una amiga hablan sobre su posible operación genital, una decisión trascendental, quizás un gesto demasiado radical si sólo se trata de satisfacer a su joven novio Rosário, a veces hijo más que amante, un junkie caprichoso que indudablemente ama a Tonia.
Estas tres escenas consecutivas sintetizan la totalidad del filme, una ostensible obra maestra cuyo título cierra y anticipa literalmente la trama. Tonia, que vivió como mujer toda su vida, morirá como un hombre, pero lo que importa aquí no es el destino fatídico del personaje sino las coordenadas simbólicas de una vida. El catolicismo de Tonia, el amor por sus mascotas, su hijo y su amante, su fama como gran estrella del musical (siempre en fuera de campo, pues jamás veremos a Tonia sobre el escenario, aunque sí escucharemos a sus fans aplaudir) y su rivalidad con la bellísima Jenny.
La tercera película de João Pedro Rodrigues demuestra el potencial del lenguaje cinematográfico. Aquí, Rodrigues reinventa el color. Los planos al ras del suelo sobre zapatos, un paseo frente al lago, una caminata por un cementerio, un corte de pelo son pasajes en los que Rodrigues invita a percibir el color como un fenómeno medular de la experiencia humana. Una salida nocturna a un bosque para cazar duendes, liderada por Maria Bakker, un travesti que recita a Celan en alemán, es el momento más sublime y cómico del filme. Lo que vemos deviene rojo, y junto a todos los personajes escuchamos un tema musical.
El plano secuencia final también viene acompañado de una canción. Tonia le canta a Lisboa y a los hombres y mujeres libres del mundo. “El intento de estabilizar una identidad es en sí mismo un proyecto disciplinario”, decía Leo Bersani. En el cuerpo de Tonia y en su fe en lo plural Rodrigues revela el precio de la desobediencia.
Esta crítica fue publicada en La voz del interior durante el mes de marzo 2011
Copyleft 2011 / Roger Alan Koza
Muy bueno lo que escribiste.
Hace casi un año me la recomendabas en el BAFICI y yo lamentaba no poder verla ya. Finalmente la vi en el Cosmos este año, antes de que la exhibieran (con bastante éxito, según me contaron) en el cine El Cairo, de Rosario.
Lo único que me hace un poco de ruido en la película son esos personajes con los que salen a buscar hongos, que, como escribió un conocido crítico de un diario argentino (con quien pocas veces coincido aunque me gusta leerlo), «parecen salidos de CHA CHA CHA».
Un abrazo.
Fernando: si salieron de Cha Cha Cha, quizá no esté mal que así sea. En efecto, es un instante humorístico, libre, el que culmina con la canción completa. En esto no puedo acompañarte: para mí no es ruido, es música. Bakker, la novia de Bakker, el médico, Rosario y Tonia en el bosque, lo recuerdo como un momento en el que sentí más libertad. Un abrazo para vos.
PS: pronto va lo de Eastwood. Y te adelanto: cuando la vi por primera vez, me resultó muy difícil el tono metafísico del film, aunque sí reconocí su tiempo clásico y cierta delicadeza para sugerir algunas cuestiones. La volví a ver y ahora le encuentro más méritos que la primera vez. Me pasó un poco como con Luz silenciosa. Mi incredulidad y cierta antipatia por las temáticas transcendentales no me permitieron ver del todo la película que tenía ante mis ojos. Pronto. RK
Bueno, un ruido también es música… Aunque, fuera de broma, obviamente yo me refería a otro tipo de ruido (me parece que las escenas en la casa de Bakker -no en el bosque- sacan un poco de clima). El mes pasado escribí sobre la película, podés leerlo cuando quieras.
Y ya que estamos con la música y pasando a «Hereafter»: encontré ayer en youtube la secuencia del tsunami en esta película, y me parece significativo -no lo recordaba- que Eastwood no la haya adornado con música (ni sentimental ni estridente).
Exactamente, Fer, es una secuencia notable en muchos sentidos, pero lo que vos señalás, justamente, es su mérito principal. no adornas, y entender que en ese momento mueren miles de tipos. Y en ese sentido, los noticieros no dejan de musicalizar. RK
Ps: siempre leo tu blog, y ya había leído tu comentario, de lo que se predica: que respeto (y aprendo) de tu perspectiva.
Me puse colorado. Gracias maestro… Y claro, la falta de música en esa secuencia de la película de Eastwood yo la señalaba como un mérito. Estaré atento entonces a la aparición de tu crítica sobre «Hereafter» (esos adelantos de tu blog son como los trailers en los cines, aunque a veces uno espera el estreno y éste se pospone).
Nota: el texto que se expone a continuación fue escrito a fines de julio de 2010 con motivo de la proyección de esta película en la “Semana de la Crítica” y publicado en este blog en otra sección
Retrato de una sociedad invertida
Debe haber pocas películas que adopten un punto de vista tan coherente en su puesta en escena. Es que no hay dudas que el director Joâo Pedro Rodrigues está con Tonia (el personaje principal). Mira al mundo con sus ojos, y lo hace de una manera pasional, desbordada. Se trata de un verdadero melodrama.
Es de esas películas que parecen agarrarnos de las solapas, y abofetearnos para que tomemos conciencia de la existencia de un mundo al que ignoramos o miramos de costado. Es que podrá haber muchas personas que se declaren progresistas y manifiesten el respeto por los derechos de los transexuales, pero debe haber muy pocas que comprendan sus sentimientos. Para todas, tolerantes e intolerantes, es una gran lección el visionar esta película.
Los interpretes de todos los papeles en que aparecen transexuales, lo son en la vida real. Esta es otra muestra de la coherencia de la puesta en escena y la identificación del director con esta minoría.
El contraste de personalidades es bien marcado. Mientras todos los transexuales muestran una sensibilidad sobresaliente, manifestando su ternura y tolerancia a cada paso, alejados de todo tipo de violencia, la mitad de los hombres (heteros y bisexuales) son agresivos e indolentes. Es el retrato de una sociedad invertida, donde los transexuales encarnan los mejores valores humanos.
No obstante, no hay ninguna simplificación en el retrato de los protagonistas. La angustia de Tonia es a la vez contagiosa y compleja, y se basa en gran parte en el permanente bascular entre su cuerpo de hombre y sus deseos de asumirse como mujer. Este conflicto respecto a su identidad sexual, se muestra en detalles llamativos: el uso permanente de zapatos con tacos altos, aún en los lugares y momentos más inapropiados, como por ejemplo el paseo por el bosque.
Un hecho extremadamente curioso es que no aparece ninguna mujer en toda la película. ¿Será un problema de misoginia del director? No lo creemos. Pero es un misterio a develar.
La escena en que un médico ilustra a su paciente sobre la forma en que se hará una operación de cambio de sexo, debe estar entre las más creativas de la historia del cine. Es que recurrir a la práctica del plegado en papel para explicar como un pene se transforma en vagina, es desopilante y seguramente no se encuentra en ningún libro donde se enseñe esta técnica (la del plegado). Esta escena es un muy buen ejemplo, de como el cine puede y debe hablar a través de las imágenes.
El final es uno de los cierres más emotivos que se recuerden y hace que el espectador no quiera abandonar la sala de proyección por un buen rato, evocando, una y otra vez, los versos y la música de la canción que interpreta Tonia.
Así es Jorge. RK
Morir cono un hombre es una obra maestra del cine . En una cartelera actual y en una entrega de premios Oscar totalmente decadente por la pobreza de creatividad y tematicas que hay , morir como un hombre salva al cine , al verdadero Cine. Fellini debe sentirse feliz en el mas alla de tener directores como Rodrigues que aun hoy continuan sus pasos, en algunos momentos , en el paseo en el bosque , Rodrigues logra magistralmente generar un realismo magico digno de fellini. .Es ademas un musical hermoso con canciones preciosas cantadas intensamente y con el corazon , algo que le falta al cine actual
Y aquello que mas me gusto es la profundidad y la intensidad del sentir de Tonia y de su realidad . Estamos acostumbrados a ver ultimamente un cine trivial que no trasmite nada o solo quiere lograr un sentir desde la superficialidad .La vi en el cineclub municipal , felicito a los encargados de la grilla y ojala siguan trayendo peliculas de tanta calidad . Los espectadores de cine les estaremos muy agradecidos.
Un saludo para todos.
Marco
Brillante crítica.
Coincido totalmente con lo que planteas en la introducción. A pesar de tener todo el marketing a favor, es evidente que el cine del futuro no pasa por el 3D, sino por películas como ésta que permiten pensar en las nuevas perspectivas que ofrece el cine contemporáneo.
Morir como un hombre posee el espesor de las grandes tragedias asociado a una propuesta plástica de excepcional riqueza. Rodrigues derrocha inventiva y emprende una búsqueda narrativa y formal asombrosa para mostrar el devenir de los cuerpos, la transformación y la putrefacción. El bosque y la noche (rostros, siluetas, líneas de luz, tensión y sensualidad latentes) nunca estuvieron tan bien filmados desde la segunda parte de Tropical Malady. Y la ejemplar, magnífica y conmovedora secuencia final en la que cohabitan los dos cuerpos de Tonia en un mismo plano, es uno de los grandes momentos cinematográficos de la década.
Saludos.
Anibal
NO SOY CRITICO DE CINE PERO ESTA PELICULA ME DESLUMBRO, LAS ESCENAS EN CASA DEL PERSONAJE CASI BURLESCO DE MARIA BAKKER EN SUS DIALOGOS CON TONIA CASI DOSIFICADAMENTE LE DA CREO UNA PEUEÑA LUZ A LA INCERTIDUMBRE QUE ESTA LLEVA
PODRIA ALGUIEN, POR FAVOR DECIRME EL TEMA QUE CANTA EL PERSONAJE TONIA AL FINAL DE LA PELICULA EN EL SEPELIO CON IMAGENES DE LISBOA, GRACIAS
la verdad que la peli me encanto, nunca vi una peli parecida… me gusto mucho la musica, y quisiera saber el nombre de la cancion cuando estan en bosque, me mato ese tema, si me podes decir de quien es voy a etar infinitamente agradecido, gracias.
Quedé deslumbrado que esta pelicula que muestra la cruel realidad de tantos como Tonia. El final? Hermoso!! al que lo quiera revivir http://youtu.be/zJizjMBHp6w , se vé un poquito mal pero vale la pena. besos!!
me estremecio totalmente friooo y lleno de moralejas de la vida de un gay de cualquier indole,,,
el final con el fado y el cortejo …genial